NIÑA DE CUATRO AÑOS Y EN LA UNIVERSIDAD

Por Fernando Vallejos y Flor de María Escobar

 

Ella es Demesia Aburto, originaria de la comunidad de Jocote Dulce, tres kilómetros al suroeste de la capital, es afanadora en la UNAN-Managua desde hace quince años.

 

No sabe leer ni escribir. Quiso ingresar a educación de adultos en un programa especial para trabajadores de la universidad, pero la vista se le nublaba y un dolor en el cerebro la perturbaba.

 

Abandonó los estudios.

 

Acaba de finalizar su diaria tarea de limpiar los inodoros y los pasillos del pabellón catorce y dieciséis, está cansada y agotada, es morena, de rasgos indígenas y su rostro está surcado de arrugas que la hacen aparentar más años que los que tiene: cuarenta.

 

Siempre la acompaña su nieta Selena Aburto de cuatro años, desde que daba los primeros pasos se acostumbró al ambiente universitario de la mano de su abuela, que para ella es de trabajo.

 

Esta es su historia.

 

"Ella es pegada conmigo y desde que creció le gustó venir aquí", dice Demesia sonriendo, mientras Selena saluda a los estudiantes que pasan presurosos a sus aulas.

 

Es hija de María Aracely Aburto del primer parto a diez y siete años.En Nicaragua esta es un realidad que golpea ya que según el informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD del año 2000, somos el país de América Central con la Tasa de Fecundidad Adolescente (TFA) más elevada, aportando en el área urbana, uno de cada cuatro nacimientos anuales y en el área rural uno de cada tres, para un estimado de 152 nacimientos de madres adolescentes por cada 1000 mujeres.

 

Eso significa que los embarazos en edades tempranas imposibilitan que las adolescentes sigan estudiando y el espiral de la pobreza se agrande.

 

María Aracely, sólo aprobó primer grado y le dijo adiós a los cuadernos.

 

Detrás de la afirmación feliz de Demesia que la niña viene a la universidad "porque hasta amigos y amigas tiene que le regalan caramelos", subyace una realidad terrible que no fue capaz de ocultar, su mirada se puso triste y las lágrimas rodaron por su cara.

 

"María Aracely no la quería, era grosera con ella, le pegaba, la agarraba y la arrastraba cuando iba para donde el marido, la niña lloraba por falta de chineo, los vigilantes de aquí saben de ese maltrato".

 

Fue entonces que Nemesia puso fin a ese tormento y le pidió a su hija que si no quería a Selena se la diera para criarla y darle toda la ternura posible. Con voz quebrada confiesa que le dolía ver tanto sufrimiento "me la traje a la universidad para que me acompañara en todos los quehaceres y poder cuidarla como se merecía".

 

Es por eso que desde que tenía un año, apareció por los pasillos del Alma Mater, la que sería conocida más tarde y bautizada por los estudiantes como la "niña universitaria".

 

Demesia vive desde hace siete años en Managua , a escasos metros del portón principal de la UNAN-Managua en una casa de tablas de pinos, que como dice ella "me guarecen del sol y de la lluvia". Atrás quedaron los sinsabores que pasó en la comunidad que le vió nacer: Jocote Dulce.

 

Y es que Demesia es madre de cinco varones y dos mujeres hoy dispersos, sólo Jacinto pudo aprobar la primaria "pero como se robó a una muchacha tiene sus obligaciones y tuvo que hacer su rancho y trabajar en lo que le salga". Juan José está en un centro de rehabilitación para jóvenes con problemas de drogadicción y "se está recuperando poco a poco".

 

Y el resto de la familia cogió el camino sin rumbo cierto. Es por eso que Selena representa para Demesia más que una nieta: los cariños acumulados, el estímulo que le permite sobrellevar esta dura vida de la capital, aunque como afirma ella " es mejor que estar en el monte".

 

Selena es su tesoro y le brinda una protección sin límites.

 

A comienzos de año, los muchachos de computación y de Física que son los mejores amigos de Selena y que juegan con ella "y le regalan sus cositas", le sugirieron a Demesia que matriculara a la niña en el preescolar que queda cerca de la universidad, pero no pudieron convencerla ya que "me parece que nos los cuidan bien y me la pueden maltratar, o se puede caer".

 

El temor de Nemesia, ha impedido que Selena ingrese al preescolar y como ella, según un Documento Base PRONIÑEZ, Foro Trabajo Infantil-Educación , más de 500 mil niños y niñas quedaron fuera de esa modalidad educativa este año. Sólo el 17% de la población total infantil tiene acceso a ese privilegio.

 

A pesar de los compromisos del Foro Mundial de Dakar, Senegal, 26-28 de abril de 2000, sobre "La Educación Básica Para Todos", que establece en unos de sus objetivos que hay que "extender y mejorar la protección y educación integrales de la primera infancia, especialmente para los niños más vulnerables y desfavorecidos", en Nicaragua siguen habiendo miles de niños y niñas en edad preescolar que por diversas razones no ingresan a las aulas.

 

Nemesia está lejos de esas conceptualizaciones, no es su culpa, es un problema superestructural y de cambio de mentalidad, ella por intuición y el amor sobredimensionado de abuela no se da cuenta que le está negando un derecho fundamental a su nieta.

 

Un grupo de estudiantes encabezados por Francisco Acevedo del tercer año de Geografía se han encariñado con Selena y realizan una serie de actividades para que la niña tenga una buena navidad.

 

Pero además de eso se han propuesto una meta: convencer a Nemesia para deje que el próximo año su nieta empiece el preescolar. Ya están recogiendo dinero para la compra de mochila, lápices de colores, ropa, calzado y todo lo que necesita Selena en su primer incursión en la educación formal que sentará las bases sólidas para lograr el éxito que le permitirá a la vuelta de los años convertirse en verdadera universitaria.

 

 

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