LA IMPRENTA MECANICA

Fernando Vallejos Suárez

 

 

 

"Todo el mundo reconoce sin vacilar, y está de acuerdo en que el invento de Gutenberg es, sin comparación el mayor acontecimiento de la historia"

Mark Twain

 

Confieso que al escoger este tema, una alegría inmensa se apoderó de mí, ya que los recuerdos afloraron a mi mente al evocar una época reciente en Nicaragua: urgidos por la necesidad de divulgar las verdades revolucionarias y no contando con otros medios disponibles, dada la situación de clandestinidad, los activistas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), utilizaron en su momento, los mimeógrafos de mano para imprimir sus proclamas,

volantes, etc.

Y esa simple máquina que tuve la oportunidad de maniobrar a principios del triunfo revolucionario, cuando los entusiasmos desbordaban todo límite y era necesario trabajar arduamente para estar acordes con la dinámica de las transformaciones sociales, despertó en mí una curiosidad insaciable por obtener conocimientos y el olor a tinta que desprendían los stencils se quedó en mi imaginario.

 

Y si no fuera por Juan de Gutenberg que nació en Maguncia, Alemanial, antigua colonia romana, que en el siglo XIV, era una floreciente ciudad quien inventó ese pequeño aparato de tipos móviles conocido como imprenta en 1456, en plena época del Renacimiento, en el despegue de la Edad Moderna, seguramente no estuviera intentando abordar un tema tan interesante, un descubrimiento sensacional que representa uno de los avances más importantes en la historia de la humanidad.

 

Anterior a 1456, es decir, en pleno siglo XV se habían intentado reproducir dibujos en bloques de madera, esto mismo se inició con los textos, pero el bloque de madera no producía al imprimirse más que una página con dibujo e inscripción explicativa. Los libros así producidos no podían ser muchos, puesto que para cada página se urgía un nuevo bloque de madera, se necesitaba que cierto número de letras móviles pudieran juntarse para formar una palabra y luego, las letras o tipos pudieran distribuirse y usarse nuevamente para formar otras páginas, y eso fue precisamente lo que hizo Gutenberg: con unos punzones de acero que tenían grabada en un extremo una letra en relieve, preparaba los moldes que debían servir para la fundición de las letras sueltas, éstas debían ser de metal fácil de fundir, ni demasiado duro que no rompiera el papel, ni demasiado suave para que no se aplastara.

La industria de las primeras impresiones de libros se dividía en tres secciones: la fundición de tipos(letras), y la sala de cajas(donde se ordenaban las letras) y la impresión. La prensa de que se valía Gutenberg para sus impresiones era una manual de madera.

La imprenta ayudó a expandir el conocimiento por todas partes, ante una inmensa mayoría de analfabetos, ésta ayudó a abrir brechas e iluminar los horizontes oscuros, por cierto abundantes en ese período histórico, e hizo posible la introducción del saber acumulado en los siglos precedentes.

Y sirvió de marco para su propagación (hablo de la imprenta por supuesto), del gran movimiento intelectual y cultural que movió los cimientos de la sociedad europea: El Renacimiento, ya que al florecer las artes, las ciencias, se necesitó de un instrumento que propagara todos esos adelantos y nació así un público ávido de conocer.

El gran movimiento religioso impulsado por Martín Lutero, conocido como la Reforma, no hubiera sido posible su gran difusión sino hubiera contado con la colaboración de la imprenta.

Las ciencias en general, las artes, la literatura obtuvieron un gran triunfo, al ocurrir un hecho dentro de la esfera de la Mecánica ( la invención de la imprenta con caracteres móviles de metal), ya que permitió la divulgación, el intercambio de experiencias, la asimilación de verdades hasta hacía poco desconocidas y sólo presentes en pequeños círculos intelectuales.

La imprenta se introdujo a Europa a mediados del siglo XV y se difundió con extraordinaria rapidez poco más tarde, ya en el siglo XVI, la imprenta se convirtió en medio para los grandes intercambios científicos y técnicos, ya que presentaba de modo fácil las descripciones del mundo, de la naturaleza.

Cree usted amigo/a que lee esto, que el hermoso acto de comunicarnos hubiera sido posible si no estuviera de por medio el gran descubrimiento de la imprenta? Eso hubiera sido imposible, porque usted y yo recurrimos a los libros, a los centros de documentación, a las bibliotecas para educarnos, instruirnos, en última instancia, el libro es el aliado fiel de nosotros, despertador de conciencias, es antorcha encendida que no se apaga nunca.

Piense por un momento y retroceda mentalmente años antes que se inventara la imprenta de Gutenberg, qué es lo que abundaba?, había la sociedad avanzado lo suficiente?, el oscurantismo reinaba por doquier, acaso la arcaica fase de transmisión oral y de artesanía manuscrita podían darles esperanzas de desarrollo al hombre?

O era alentador el hecho de que el monopolio del conocimiento que se ejercía en el interior de los monasterios y reducido a una minoría cultural que tenía acceso, podían desembocar en propagar la educación en todas partes?, creo que no y la imprenta fue y es un suceso trascendental en la historia de la evolución de la sociedad.

 

Y no se crea que ésta maravillosa obra (la imprenta), se quedó allí nomás en la confección primitiva, los hombres cada vez van perfeccionando el instrumento que más lo ha beneficiado, el que más a despertado sus fuerzas espirituales, sus apetencias intelectuales y como muestras de las conquistas que se han obtenido en el arte de la impresión mencionamos: la prensa rápida, la litografía, la linotipia (aparato para fundir líneas enteras), esto ha propiciado una revolución total en la industria de la imprenta.

 

 

 

 

Me atrevo a pensar que los cambios sociales que ha habido desde la invención de la imprenta hasta nuestros días han sido influídos poderosamente de una u otra manera por la presencia de la palabra escrita, por la facilidad de intercambios de ideas, por los hechos culturales que resultan al poner el hombre en práctica su instinto imaginativo, Galilei, Newton, Copérnico, Pasteur, Darwin y tantos otros pensadores que han aportado al desarrollo de la ciencia son conocidos e hicieron posible formular sus teorías gracias a la palabra impresa.

El tener un libro en nuestras manos, es una antorcha encendida, un pequeño volcán en erupción que echa lavas y cenizas dejando la tierra fértil.

 

Ciudad Darío, 9 de julio de 1988.

 

Bibliografía consultada:

  1. Enciclopedia Labor Tomo II
  2. Editorial Labor S.A.

    p. 583-585

    1977

     

  3. John D. Bernal
  4. Historia social de la ciencia

    Barcelona, editorial Península, 1976

    P. 270-271

     

  5. Enciclopedia Universal Espasa-Calpe

Barcelona, Editores, 1975

Tomo IV, p. 513

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