Diseño De Un Modelo Educativo
Acorde A Los Escenarios Actuales En
América Latina
Martha Patricia López
Garza*, Agustín Delgado Fernández**
Universidad
Autónoma Metropolitana
AZCAPOTZALCO
México D.F.,
México
La educación es como un
árbol:
se siembra una semilla y se
abre en muchas ramas
José Martí
El siglo XXI se presenta hoy como
una época de cambios constantes que ocurren cada vez en menor corto plazo. Los
avances tecnológicos han tenido una vertiginosa evolución en los últimos años.
La globalización ha traído consigo diversas exigencias en muchos aspectos de la
vida de los educandos y de las instituciones que los forman. De ahí que éstas se
vean obligadas a evolucionar paralelamente a la tecnología en la medida que sus
recursos lo permiten.
El presente trabajo tiene como objeto diseñar un modelo educativo que
esté acorde a los escenarios actuales que estamos viviendo en América Latina y
que nos permita estar a la vanguardia tecnológica en el entorno educativo, pero
con plena conciencia que la parte más importante dentro de este proceso es
formar a los alumnos en el aspecto humano, ético y social.
En la primera parte del documento se plantea de manera general las
repercusiones de la globalización en la educación; posteriormente continua con
una reflexión acerca de las ventajas y desventajas del uso cada vez más
frecuente de la tecnología en el terreno educativo, y finalmente se presenta el
diseño del modelo.
REPERCUSIONES DE LA GLOBALIZACIÓN EN
EL CAMPO EDUCATIVO
La influencia de las condiciones
sociales, políticas y económicas en el campo de la educación es sumamente
compleja y contempla múltiples dimensiones.
La globalización ha generado un mayor sometimiento de los países
periféricos como ocurre en América Latina, donde han tenido que subordinarse a
las políticas de las metrópolis. El modelo de desarrollo que se está enfatizando
está provocando alteraciones no solo en términos económicos, sino también
culturales, específicamente en la identidad.
En estos momentos en que el mundo se ha convertido en un mundo unipolar,
el subcontinente se debate en buscar su propia identidad cultural como base de
una necesaria integración económica y eventualmente política, frente a una
tríada de poder integrada por Estados Unidos, Japón y la Comunidad Económica
Europea.[1]
Toda sociedad debe definir su identidad y responder preguntas tales como:
¿quiénes somos? ¿dónde estamos? ¿qué deseamos? ¿qué nos hace falta? En la medida
en que esta identidad se consolida, se podrá impactar a la educación y ésta
plantearse nuevos desafíos: ya que en estos momentos la educación está orientada
a formar sujetos pragmáticos, donde la razón y la creatividad se reducen a la
eficiencia, a formar personal más calificado para satisfacer los requerimientos
de la producción y los avances tecnológicos del nuevo orden internacional, por
esta razón la educación cobra una especial importancia dentro de la estrategia
económica desarrollista.[2]
Así las grandes compañías trasnacionales altamente calificadas que
laboran bajo la lógica de producción flexible; requieren de personal
“polivalente” cada vez más calificado.
De ahora en adelante, solo tendrán más posibilidades de conseguir un
empleo, en condiciones más o menos aceptables, aquellos que hayan logrado
especializarse y logren ofrecer sus
conocimientos para insertarse en los nuevos procesos tecnológicos de
producción.
Ante estas condiciones los egresados de las universidades presentan dos
actitudes diferentes:
·
Los
jóvenes pasivos, que se resignan a vivir cada día, frustrados por la enorme
dificultad para capacitarse y buscar mejores oportunidades;
y
·
Los
jóvenes activos que emprenden una carrera desenfrenada en búsqueda de una
formación cada vez más especializada, para estar al día con el desarrollo
tecnológico. Ellos tienen mejores posibilidades de obtener un empleo, pero son
víctimas de la enajenación del trabajo.[3]
Así, la imposición del proyecto
educativo neoliberal, que privilegia los intereses del sector empresarial, pone
en entredicho la institucionalidad de la educación superior, la autonomía para
definir sus proyectos, donde la educación es valorada, bajo la óptica
utilitaria.[4]
Bajo este proyecto hay una marcada
relación de dependencia a la que se ha sometido a la educación, a la ciencia y a
la tecnología: un modelo que somete todos los dinamismos sociales a la lógica
del mercado, cuyo único fin es competir en vez de colaborar, así como la
ganancia individual de quienes pueden invertir.[5]
En México, años de rezago
educativo respecto a las naciones
de mejor nivel de desarrollo no nos permitirán aprovechar “las ventajas” que la
globalización del conocimiento ofrece. De acuerdo a estadísticas de hace tres
años, el gasto en la educación en relación con el porcentaje del PIB fue apenas
del 4.1%, mientras que Estados Unidos y Canadá, gastan el 7.2% y el 6.6%
respectivamente, de su PIB. Además de que las cifras muestran un gran abismo,
las asimetrías de las economías la profundizan.
Asimismo, si comparamos la inversión
en ciencia y tecnología que hace México y algunos otros países de América Latina
comparado con grandes naciones se observa que México alcanza el 0.3% del PIB,
Brasil el 0.89%, Argentina el 0.45% y Chile el 0.78%; mientras que Estados
Unidos el 2.40% y Japón y Alemania el 2.48%.
Las nuevas tecnologías en educación están
transformando las formas de producción y reproducción de la cultura en los
espacios universitarios; está propiciando que se requieran nuevas destrezas y
habilidades; está provocando cambios fundamentales en la orientación y contenido
de los programas de estudio y en los métodos de enseñanza y evaluación de los
resultados; se están creando nuevas formas de socialización a distancia con
interlocutores cibernéticos.[6]
¿ventajas o desventajas?; pregunta que en este momento no tiene una respuesta
acabada, pero que permite hacer reflexiones al respecto.
Desde un punto de vista educativo, la tecnología amplía considerablemente
la posibilidad de aumentar las practicas del autoaprendizaje y la
autoevaluación, las de la información por muchos medios, las del diálogo a
distancia, las practicas de visitas a museos imaginarios, las de trabajar en
experimentos virtuales y en equipos electrónicos cuyos integrantes eventualmente
se juntan en un sitio.[7]
Si bien el uso de la tecnología informativa es un medio efectivo, es
impersonal, se están debilitando las formas de organización tradicional de los
profesores y entre profesores y alumnos, que limita la convivencia, el trabajo
grupal, la vida colegiada y aísla cada vez más al ser humano de una comunicación
cara a cara, donde la educación pudiera llegar a convertirse en un proceso
robotizado, ajeno a los valores humanos.
Morin[8]
al respecto señala:
Hay por
principio de cuentas una presión sobreadaptativa que empuja a conformar la
enseñanza y la investigación a las demandas técnicas económicas y
administrativas del momento, conformarse con los últimos métodos, con las
últimas recetas del mercado, a reducir la enseñanza general, a marginalizar la
cultura humanista, ahora bien siempre en la vida y en la historia, la
sobreadaptación a condiciones dadas es, no un signo de viabilidad sino un
anuncio de senescencia y de muerte, por la perdida de la sustancia inventiva y
creativa.
La tecnología esta orientando a los alumnos más a los
aspectos técnicos que a los aspectos de construcción del conocimiento, y ello
puede a la larga generar personas acríticas.
Los discursos educativos siguen dominados por los
criterios de eficiencia; las formas de producir conocimiento siguen en la línea
de los patrones reconocidos de realidad tecnológica y vinculación
productiva.
La universidad cada vez más esta incorporando “la
virtualidad” en la enseñanza, carreras cortas y currículos flexibles para
ajustarse a los mercados emergentes; énfasis en el desarrollo tecnológico, venta
de servicios como nueva vía de financiamiento, adopción de conceptos de
excelencia y competitividad, para estar acorde a la globalización, sin tomar
mucho en cuenta a donde nos lleva, lo importante es no quedarse fuera de la
competencia, de la sociedad del conocimiento[9].
De acuerdo a todo esto, es necesario poder ver a la
tecnología como una herramienta, como un medio que facilite y mejore la calidad
académica y formar la capacidad reflexiva de los alumnos y fortalecer la de los
docentes acerca de los problemas de la realidad virtual e ir quitando la idea
del culto a la informática como fin.
Ir trabajando en la transformación de la universidad, pero a través de
identificar primero cuales serían los retos e ir construyendo un modelo propio
desde la visión de personas reales, no virtuales.
Y complementar la educación técnica con una educación integral que
contribuya a la formación humana de los actores que intervienen en el proceso
enseñanza-aprendizaje.
A continuación se presenta un modelo que de acuerdo a los autores
contempla si no todos, diversos elementos y acciones a emprender que permitirán
estar más acorde a las necesidades educativas en América
Latina.
La educación desde hace varios años se ha convertido
en un ámbito en el que se concentran muchas demandas sociales con el anhelo de
que a través de ella las sociedades cambien, por lo que debe de reconsiderar su
papel y actualizarse para hacer frente a los escenarios actuales propios de la
posmodernidad, tales como:
·
El neoliberalismo y la
ola de privatización que ello representa.
·
Tensión entre lo
mundial y lo local: convertirse poco a poco en ciudadano del mundo sin perder
sus raíces.
·
Tensión entre lo
universal y lo singular: la mundialización de la cultura se realiza
progresivamente y lleva a olvidar el carácter único de cada persona, su vocación
de escoger su destino y realizar todo su potencial.
·
Tensión entre tradición
y modernidad: implica poder adaptarse sin perder
identidad.
·
La tensión entre la
indispensable competencia y la preocupación por la igualdad de oportunidades: no
olvidar la misión de dar a cada ser humano los medios de aprovechar todas sus
oportunidades; conciliar la competencia que estimula, la cooperación que
fortalece y la solidaridad que une.
·
La educación tiene la
misión de permitir a todos desarrollar sus talentos y realizar su proyecto
personal.
·
La educación debe
impulsar el conocimiento y la comprensión de sí mismo, para así poder comprender
al otro en su particularidad.[10]
Elementos del Modelo Educativo
ACCIONES
Las instituciones educativas deberán diseñar el
modelo que necesitan, evitando asumir patrones extranjeros, incompatibles con la
realidad latinoamericana.
Deberán por ello, definir políticas educativas
amplias, plurales, encaminados al beneficio de la sociedad. [11]
Para que realmente pueda darse un cambio, las
universidades deberán preguntarse y analizar como está su estructura y como
están reaccionando a las demandas internas y externas. La transformación
universitaria no es accidental, no sucede porque un emprendedor solitario
adquiere fuerza y maneja todo de arriba hacia abajo; sino porque un grupo de
personas, por medio de iniciativas organizacionales se reúnen por varios años
para realizar dicha transformación.
Así en el nuevo modelo, la educación tendrá que ser
repensada en su función cognitiva: qué y cómo enseñar, para qué formar, que
investigar y cómo generar conocimientos.
Deberá encontrar el sabio equilibrio entre el uso de la tecnología como
una herramienta de gran utilidad, pero sin descuidar las relaciones afectivas y
sociales que se deben cultivar en la relación profesor-alumno y que son vitales
para que se logre el aprendizaje significativo.
Asimismo complementar la educación científica y técnica, con la parte
humana y artística como parte de su repertorio personal ya que como señala
Morin:[12]
“ La vida humana esta entretejida de prosa y poesía.
La poesía no es solo una variedad de literatura, es también un modo de vivir en
la participación, el amor, el fervor, la comunión, la exaltación, el rito, la
fiesta, la embriaguez, la danza, el canto, que transfiguran efectivamente la
vida prosaica hecha de tareas prácticas, utilitarias y
técnicas”
(Morin y Kern,
1993:213)
Otro elemento clave será como señala la UNESCO[13]
fortalecer valores tales como respeto, libertad de pensamiento, cooperación,
autonomía, ética en la actuación profesional que la sociedad necesita hoy más
que nunca. Promover el desarrollo integral de los estudiantes, reforzando sus
funciones críticas a través del análisis de las nuevas tendencias sociales. De
la misma manera mantener en una actualización permanente al docente, que deberá
innovar en los modos de enseñanza, favorecer la creatividad a través de nuevos
pensamientos pedagógicos y didácticos.
Con respecto al desempeño de los profesionales cada
vez es más urgente que esté guiado por un criterio de actuación que respete
aspectos fundamentales como son: la vida humana, la salud, la conservación del
medio ambiente. Esto puede ser factible ya que el ser humano no ha sido nunca
solamente un producto del mundo que le rodea, ha sido capaz de luchar y
transformar.[14]
La naturaleza humana es constructiva y las personas tienden a su desarrollo
integral.
En el momento histórico que estamos viviendo es
necesario que las instituciones de educación superior identifiquen y analicen
los valores que están en crisis y tratar de rescatarlos; la educación debe
reformar la dimensión personal de sus quehaceres, profundizar en el crecimiento
de la persona. A su vez, el maestro en su ejercicio y la relación cotidiana en
el alumno inculca valores. El comportamiento que tenga dentro del salón de
clases es fundamental para la enseñanza de los valores, ya que estos se observan
desde la experiencia vital de los sujetos y no solo se escuchan en discursos,
como preconcepciones unidireccionales y repetitivas.[15]
Finalmente, la educación debe ser promotora de
valores, formar nuevos profesionales que sean capaces de utilizar la tecnología
en beneficio del ser humano, que trascienda la esfera de crear un mundo
altamente tecnificado, en pro de un solidario, ético, responsable y
comprometido.
CONSIDERACIONES FINALES
Actualmente América Latina se
encuentra ante el espejismo de la tecnología y la economía globalizada,
experimentando un sin número de influencias culturales que han dejado huella en
muchos aspectos, siendo uno de ellos el educativo. Es aún temprano para poder
precisar el alcance de la apertura hacia los procesos globales, la naturaleza de
la transformación educativa que se presenta y las consecuencias políticas,
sociales y culturales que derivarán de ello.
Las universidades en América
Latina deberán salvar las diferencias desventajosas que guardan con los centros
de formación del primer mundo.
Las instituciones educativas deberán diseñar el modelo de ser humano que
van a formar, evitando asumir patrones extranjeros, incompatibles con la
realidad latinoamericana. La universidad debe ser la instancia crítica última de
la sociedad, donde se cultiven las cualidades necesarias de responsabilidad y
rectitud ética que sirvan de freno, que contengan las pretensiones de los
intereses, de la mera productividad y competencia, de la improvisación técnica
del poder , el ímpetu de los dogmas, la censura, la intolerancia y la falta de
respeto del ser humano.
Es evidente ante ello la intervención consciente de los facilitadores del
aprendizaje, y tomar las riendas y luchar contra el curso natural de las cosas y
reinventar el modelo educativo deseado.
La educación debe cumplir un papel fundamental de poner a jugar a la
libertad para pensar, para elegir, para crear, para construir una sociedad
mejor.
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y las tendencias educativas en el escenario actual, en Formación y tendencias
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* Profesora Investigadora de la Universidad Autónoma
Metropolitana-Azcapotzalco en la Ciudad de México
** Profesor investigador del Instituto Politécnico
Nacional en la Ciudad de México
[1]
Barroto,
Lino (1999) Hacia una integración fundamentada en la identidad, en Educación,
cultura y liberación, México, UAM.
[2]
Anzaldúa, Raúl (2002) Reflexiones sobre la formación y las tendencias educativas
en el escenario actual, en Formación y tendencias educativas, México,
UAM.
[3]
Idem
[4]
Quintanilla, Luis (2002) La transformación de la educación superior mexicana, en
Formación y tendencias educativas, México, UAM.
[5] Imaz, Carlos (2000) La
educación en el Distrito Federal; un proyecto por construir, Paradigmas
Educativos, No. 2.
[6]
Comboni,
Sonia (2000) Las redes académicas y la tecnología educativa, en La universidad y
sus modos de conocimiento: retos
del porvenir, México, UNAM.
[7]
González, Pablo (2000) La nueva universidad, en Estado, universidad y novedad:
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UNAM.
[8]
Morín,
Edgar (1998) De la reforma universitaria en Trabajo social, México, UNAM,
Escuela Nacional de Trabajo Social/UIA.
[9]
Guillaumin,
Arturo (2000) Complejidad, transdisciplina y redes, en Estado, , universidad y
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[10] Paoli, Antonio (1999) Educación Tzeltal conocimiento y valores comunitarios, en Educación, cultura y liberación, México, UAM.
[11]
Romero,
Patricia (2002) Reflexiones sobre los procesos de formación docente, en
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[12] Morín,
Edgar (1993) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, París,
UNESCO.
[13]
UNESCO
(1998) Declaración Mundial sobre la educación superior en el siglo XXI: visión y
acción.
[14]
López,
Patricia (2002) Valores en la educación superior desde una perspectiva
humanista, en Formación y tendencias educativas, México,
UAM.
[15]
Zubillaga,
Ana (2002) Valores y educación académica en tendencias actuales en la educación
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