LA MUSICA DE LAS PALABRAS

 

 

por Yolanda Delgado Batista

En estos días la Casa de América ha dedicado una semana al escritor

Guillermo Cabrera Infante. Esta corta estancia la hemos aprovechado para

hablar con él y saber más sobre su obra y su personalidad. Guillermo

Cabrera Infante nació en Gibara (Cuba) hace sesenta y siete años. Está

casado con la actriz cubana Míriam Gómez. Entre sus obras se encuentran:

"Así en la paz como en la guerra" (1960), "Tres Tristes Tigres", novela

con la que consiguió el Premio Biblioteca Breve en 1964, "La habana para

un infante difunto (1979), "Delito por bailar el chachachá" (1995) y su

última novela publicada en España "Ella cantaba Boleros" (1996).

Este escritor, admirador de Borges, compañero de Severo Sarduy, se mueve,

como Joyce, en un ambiente de exilio: su corazón en Cuba y su casa en

Londres. Devuelve a las palabras el ritmo y la sonoridad de los diálogos

cubanos. Ya en Tres Tristes Tigres da pautas para hacer la lectura de su

novela:

El libro está en cubano. Es decir, escrito en los diferentes dialectos

del español que se hablan en Cuba y la escritura no es más que un

intento de atrapar la voz humana al vuelo, como aquel que dice. Las

distintas formas del cubano se funden o creo que se funden en un solo

lenguaje literario. Sin embargo, predomina como un acento el habla de

los habaneros y en particular la jerga nocturna, que como en todas las

grandes ciudades, tiende a ser un idioma secreto.

La reconstrucción no fue fácil y algunas páginas se deben oír mejor que

se leen, y no sería mala idea leerlas en voz alta. (...)

Ese "desorden" en la construcción de las frases, esa traslocación alocada

de las palabras, descubre nuevos espacios para el sentido, nuevos

significados que no paran de hacer guiños al lector y provocar, en muchos

casos, la sonrisa.

La última de sus novelas, Ella cantaba boleros, vuelve a recrearse en la

vida nocturna de la Habana del 59 y toma como eje central a la cantante

cubana Freddy, La Estrella, de la que ya hablara en Tres Tristes Tigres:

- Era una mulata enorme, gorda gorda, de brazos como muslos y de muslos

que parecían dos troncos sosteniendo el tanque de agua que era su

cuerpo.

En Ella cantaba Boleros:

- Y sin música, quiero decir sin orquesta, sin acompañante, comenzó a

cantar una canción desconocida, nueva, que salía de su pecho, de sus dos

enormes tetas, de su barriga de barril, de aquel cuerpo monstruoso, y

apenas me dejó acordarme del cuento de la ballena que cantó en la ópera,

porque ponía algo más que el falso, azucarado, sentimental fingido

sentimiento de la canción, nada de la bobería amelcochada, del

sentimiento comercialmente fabricado del feeling, sino verdadero

sentimiento y su voz salía suave, pastosa, líquida, con aceite ahora,

una voz coloidal que fluía de todo su cuerpo como el plasma de su voz y

de pronto me estremecí (...)

 

 

- Usted es un experto en reflejar la oralidad en la escritura, ¿es la literatura

un acto del "oído" más que de la "vista"?

- Eso es lo que yo he dicho. En realidad, yo presto más atención a cómo suena

cuando se lee que a cómo se ve cuando se escribe.

- ¿Cree que sus retruécanos son melodías que suenan de fondo en sus relatos, o

es simplemente un juego del ingenio?

- No; son simplemente un sistema poético. Una manera de embarullar, componer con

palabras algo menos directo que una frase usual, menos artificioso que un verso.

- Su forma de escribir y su estilo cuando empezó a escribir, ¿fue también una

apuesta para ir en contra de la corriente del realismo social que había en ese

tiempo...?

- No había ningún realismo social; lo que había era una enorme...

- ¿No existía la corriente de los Moravia,...

-...Sí, pero de lo que se trataba era de la atención desmedida que se prestó a

cierto folclorismo guatemalteco en la novela de Miguel Ángel Asturias, El señor

Presidente, y yo leí fragmentos de El señor Presidente y llegué a la conclusión

que si eso era literatura, yo podía hacer lo mismo. Y eso fue el comienzo

realmente: un acto de parodia.

Las mujeres y las novelas

 

- ¿Está de acuerdo con que la novela se hizo "mayor", como género, porque las

mujeres se empeñaron en leerla...?

- No... Yo no creo, porque no creo que hubiera grandes lectoras cuando se

publicó el Quijote...

- Las novelas de Jane Austen...

- Eso es diferente, eso son dos siglos más tarde y hay una adquisición de la

cultura, mejor dicho, de la lectura, por parte de las mujeres. Sobre todo hay

que considerar que se habla de Inglaterra. Yo no creo que las mujeres

españolas...

- ¿No leían...?

- O no leían o tenían otra lecturas.

- ¿La novela "rosa"...?

- Novela rosa sí leerían y, de cierta manera, las novelas de Jane Austen son un

substituto de la novela rosa. Es el encuentro de la novela romántica con una

particular sensibilidad de parte de la escritora... y una inteligencia poco

común, no sólo ya como lectora, sino como escritora. Y ése es el fenómeno Jane

Austen.

- Dicen que las mujeres leen más "novela" que los hombres, o que están más cerca

de la literatura que los hombres, ¿usted qué opina?

- Es posible que haya más mujeres lectoras que lectores, pero ese tipo de

estadísticas no me importa demasiado. Es decir, lo que me importa es la

consecuencia que pueda tener un escritor sobre sus lectores. No si son muchos o

son pocos porque entonces entraríamos de lleno en el terreno de considerar los

best sellers como una forma literaria óptima.

Cuba es una gran tragedia

 

- ¿Me puede hablar un poco de quién es el personaje de "La Estrella"?

- Bueno, si tú te lees Ella cantaba boleros, no hay necesidad de explicación. Es

más, hay demasiada explicación en Ella cantaba boleros acerca de quién era

"Estrella". Fue un fenómeno musical que existió, que tuvo su apogeo y después se

extinguió, por eso el nombre de "Estrella" le viene bien: una estrella que se

apaga...

- ¿Qué "música de fondo" propone para leer sus novelas?

- La música de mis palabras.

- ¿Es para Ud. Cuba un "bolero"?

- No, no, en absoluto. Cuba es una enorme tragedia, no es un bolero. Para mí...

un bolero es un bolero; los boleros son los boleros... y no hay ningún otro

paralelo posible... Son demostraciones musicales... y eso es todo.

- ¿En Cuba Ud. se sentía como aquel poema de Stevenson que decía:

"Whenever the moon and stars are set,

Whenever the wind is high,

All night long, in the dark and wet

A man goes riding by.

El poema termina Why does he gallop and gallop about?

- Eso es un poema que yo leí, en inglés, en las clases nocturnas de inglés en La

Habana vieja, alrededor de mil novecientos cuarenta y... tres, por ejemplo; pero

yo no me sentía nada como un niño solitario, nunca, ni cosas de esas... Eso

estaría bien para Stevenson en Escocia, pero no para mí en La Habana.

- ¿Y en Londres a veces se siente así?

- ¿Como un niño...? Nunca, nunca... Yo no me he sentido como un niño más que

cuando era niño... Y además yo era un niño impertinente, que sabía demasiadas

cosas para su edad... se metía en las conversaciones con los mayores... No, no;

eso no tiene nada que ver conmigo.

- Usted a veces ha dicho que "la vida es una gran parodia", ¿la contempla desde

una butaca?

- Yo a veces digo cosas que en realidad después me arrepiento de haber dicho...

y esta es una de ellas. Yo no creo que la vida sea una gran parodia; yo creo que

hay parodias dentro de la vida, pero no la vida misma es una gran parodia,

porque eso remitiría a un modelo mayor que la vida, porque no hay manera de

parodiar sino teniendo un modelo que sea objeto de la parodia

- En Ella cantaba boleros, en sus primeras páginas, usted escribe: "nada vulgar

puede ser divino, es cierto, pero todo lo vulgar es humano", ¿cree que el cine

actual aún refleja la vulgaridad de la vida?

- ¡Oh, sobre todo..., o sea, gozosamente! Yo creo que el cine es de las

manifestaciones más vulgares que puede haber; es más, las ha reintroducido en la

vida... los tacos, las malas palabras... hay una cantidad de fornicación en las

películas, que no puede ser más exhibida, y por tanto, más vulgar...

- Con el seudónimo de G.Caín publicó sus críticas de cine en el semanario

Carteles.¿Ha resucitado de nuevo Caín o murió en Carteles...?

- No , ha salido otras veces... Hay un incidente, que ocurrió hace poco, en que

un "avatar de Caín" se manifestó cuando el director de las páginas de opinión de

un periódico de Estados Unidos fue despedido de su cargo porque le había

agarrado un seno a su secretaria. Yo comenté "pero no debieran haberlo

castigado, porque es un esteta"... y la señora que estaba junto a mí me dijo

"¡pero cómo, por favor,... siempre eres un Caín!"...

- ¿Qué quiere decir cuando dice "un crítico, de tanto ver, se queda miope"?

- Ah, esa es una frase graciosa, o que pretende ser graciosa. Es una alusión a

mi miopía y a la cantidad enorme de películas que pueden ser causales o no de mi

ser corto de vista.

- La metáfora literaria produce una imagen, ¿ésta pude convertirse en imagen

cinematográfica o son incompatibles?

- Completamente diferentes... No, la imagen cinematográfica está ahí, muy

visible; la imagen literaria hay que buscarla siempre... o hay que establecer un

complejo sistema de comunicaciones.

- ¿Fue su madre la culpable de que le gustase el cine?

- No... fue mi madre la culpable de llevarme al cine tan pequeño, porque yo creo

que habrá muchos hijos que hayan sido llevados por su madre al cine como me

llevaron a mí y que odiaran al cine. Lo uno no es consecuencia de lo otro, pero

sí yo creo que es de hacer notar que mi madre se empeñó en llevarme al cine a

una edad tan tierna que, en realidad, lo único que podía pretender ella era que

yo viera la película..., pero pensando que también había ido al cine cuando

estaba embarazada, no creo que ella quisiera que yo viera películas desde el

seno materno...

Cabrera Infante, Cicerón e Internet: historia de un malentendido

 

- ¿Piensa que con "Internet" la literatura será un vasto juego sin fronteras?

- Yo no tengo la menor idea de lo que es el "Internet"... Yo creo que todo el

mundo habla de lo que es el "Internet", y me preguntan "¿tienes Internet?", como

antes se preguntaba...

-..."tienes teléfono"...

- ...Sí... o "¿tienes hambre?", o "¿tienes...?" A mí me parece un escándalo tan

extraordinario..., porque yo estoy completamente ajeno a él, yo no participo del

Internet...

- Pues hay muchos artículos y muchos estudios sobre usted en Internet...

- ¿Sí...? Pero sin mi permiso...

- No suyos. Hablan de usted... Por aquí tengo alguno...-le muestro uno de los

artículos que llevaba como documentación para la entrevista.

- Hay dibujitos y todo... espero que no sean obscenos... ¿Son mujeres quitándose

las ropas? ¡Qué horror!-exclama con fingido escándalo.

- No; es Cicerón dictando a su secretario... y aquí hablan de usted -Cabrera

Infante examina con detenimiento el artículo.

-... Me ponen al lado de Cicerón...-exclama sorprendido.

- Sí, señor, y es de una Universidad de New Jersey, de una publicación de

literatura...

- Voy a tener que comenzar a pensar en el Internet como algo positivo...

- Y había otros muchos artículos, pero no pude acceder a todos...

- ¿Y cómo tú sabías que había otros...?

- Porque cuando yo busco su nombre, me aparecen todos los documentos que hay en

el mundo que alguien, gratuitamente, ha metido en la red sobre usted.

- ¡Qué bien!

- Yo, precisamente, le estoy haciendo esta entrevista para una revista...

-¿Para Internet...?

- Sí, para una revista de literatura... de la Universidad Complutense...

- Tú no me advertiste eso...

- Es una revista literaria...

- Pero lo de Internet...-dice haciendo vibrar fuertemente la erre.

- Le entra la paranoia... -apunta alguien a mi alrededor.

- No, no... no me entra la paranoia -se defiende él-, pero no creo que mi madre

me criara a mí para terminar en el Internet... -todos nos reímos.

- Es una de las cosas más maravillosas del mundo, porque todo el mundo puede

leer sobre su obra. ¿No le gusta esa idea?

- Sí..., me gusta la idea que lean sobre mi obra, pero me gusta la idea de que

paguen por leer mi obra. No que todo esto sea gratis.

- Son estudios... desde luego la novela no se puede leer por Internet, pero sí

pueden entrarles ganas de comprarla.

El tiempo pasa y su esposa nos avisa de que un doctorando francés está

esperando, después de un viaje de catorce horas, para entrevistarse con él.

- Sólo una pregunta... ¿Cómo se siente después de haber presenciado un ciclo

sobre usted en la Casa de América? ¿Le hace reflexionar sobre su obra?

- Sobre todo me siento fatigado. Me siento, en realidad, muy honrado y estoy

alegre, contento, pero también estoy muy cansado; es, eh,...

- ¿Demasiado condensado...?

- Demasiado..., demasiada tensión. Ahora, como Greta Garbo, tengo ganas de decir

"quiero estar solo"...

- Muy bien...

- Tienes un buen final ahí, ¿no?

 

 

 

 

 

 

 

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