Poesía, Dios, otredad
"Recuerdo una frase que
está en El rey Lear de Shakespeare y que […] define al poeta en una forma como
nunca después llegó a definirse, y que creo que lo dice todo. Dice: "Los
poetas son los espías de Dios". Esta condición de espiar, de buscar en esa
tiniebla que llamamos la realidad, ese otro lado siempre oscuro, de denunciarlo
y de ponerlo en evidencia. Ése es el trabajo y ésa es la función esencial del
poeta. Esa función no puede ser placentera. No puede serlo porque estamos poniendo
en evidencia, poniendo en riesgo, además, nuestra propia identidad y jugando
con nuestro propio desesperanzado. El poeta es el espía de Dios, en el sentido
de que les muestra a los otros hombres una parte que ellos han querido ocultar,
o necesitado ocultar, para seguir viviendo una rutina cotidiana que les permite
huir del horror de verse a sí mismos, y de ver la fugacidad de su destino y la
inutilidad de su presencia en el mundo. De ahí viene esta doble situación que
es difícil de explicar. La del placer de ver, de repente, que somos otra cosa y
somos lo mismo, y el dolor terrible de sentir que, para decirlo, tenemos que
usar uno de los medios más deteriorados que tiene el hombre para expresarse,
que es las palabra. Las palabras con las que todos los días hablamos y tienen
que entrar en el poema y, al encontrarse, decir otra cosa, que es el mensaje
del espía. Yo pensaba que con la prosa me iba a liberar un poco de esa función
de estar denunciado la otra orilla. No hubo tal. Me pasa lo mismo: esa sensación
de insuficiencia, de que no dimos en el blanco. De allí mi envidia inmensa por
los pintores o por los músicos."
Entrevista de José Balza y José Ramón Medina,
Folios, Venezuela, 1992
"Todo poema es la
constatación de un absoluto fracaso. Creo que lo digo incluso en algún poema
mío. La palabra sólo sirve como un oscuro signo borroso, de algo que quiero y
necesito que permanezca: una imagen, un estado de ánimo, una emoción, una
constatación de una verdad. En ese momento es esencial, necesito que permanezca.
Entonces, la palabra -como un vago jeroglífico, como un torpe jeroglífico-
agarra, captura, deja unos signos para que esto perdure. Así lo vivo yo.
Entonces, el objeto, el paisaje, al entrar en mi poesía, entrar a formar parte
de todo mi mundo, de todos mis demonios, de todas mis ansiedades, de cómo veo
las cosas y los seres, entra instantáneamente. Si no participa en esto, no
forma parte de mi poesía, ni sirve para nada. Es decir, nada que no pase -para
decirlo en forma bien cursi- por el corazón, me sirve a mí. Lo que pasa por el
cerebro no me dice nada."
Entrevista con Jacobo Sefamí, Tras las rutas
de Maqroll, 1993
"Escribir resulta mucho más difícil de lo que se piensa. No concibo el
trabajo poético como un trabajo de artesanía, de artificio verbal, de
preciosidad, así esa preciosidad llegue a los más excelsos niveles. No entiendo
la poesía sino como la entendió Rimbaud. O como la entendió Neruda en sus
mejores momentos. Acuérdate de ese verso de Neruda: "Dios me libre de
inventar cosas cuando estoy cantando". Y otro espléndido: "Mis
criaturas nacen de un largo rechazo". Porque hay que rechazar, hay que
tener en cuenta que la poesía es, únicamente, ese rescoldo tibio que queda
después de una inmensa hoguera, de un intenso trabajo. Veo en los escritores
jóvenes colombianos (y en general la literatura francesa actual también peca
por eso) un regusto literario en la literatura. Y ésta es la muerte, es la
retórica. La literatura momificada. No es poesía porque no es verdad."
"Creo, totalmente, que la poesía tiene un origen, tiene una fuente
religiosa. reo que la poesía sucede en esferas, en mundos herméticos superiores
a nosotros y que nos trascienden. El que no crea en una trascendencia en el
trabajo poético, está perdido. Creo que la poesía es realmente mágica y
esencialmente ceremonial. No me interesa, no me acompaña ninguna poesía que no
tenga estas condiciones."
Entrevista con Rosita Jaramillo, Fabularia, 1982
¿Qué será lo que los jóvenes llaman "vivir"?
-¿[Qué piensas de] esa actitud antiinteelectual tan de moda ahora que hace
exclamar a muchos artistas: "primero está la vida que el leer y
escribir"?
-¿Qué será lo que llaman vivir estos jóóvenes tan vivenciales, para usar esa
horrible palabra que se emplea tanto ahora? ¿Qué será lo que llaman vivir? La experiencia
de los burdeles me parece que no es vivir, tampoco el alcohol tomado en los
cafés. Y yo tomo alcohol todos los días, siempre que puedo, a la menor
provocación. Pero no para vivir, sino al contrario para frenar la vida. Porque
si se me viene encima como yo la veo sin alcohol, me puede fundir, me puede
desaparecer.
"Nunca he entendido muy bien (o tal vez sí, pero lo que entiendo es tan
peyorativo y tan mezquino que no quiero saberlo) qué es lo que llaman vivir
estos muchachos… ¿Qué vivió Rimbaud a los dieciocho años? Una experiencia
homosexual con Verlaine, algunos problemas esencial y lamentablemente burgueses
con su familia en una pequeña ciudad de provincias francesa. Jamás él pensó que
eso fuera la vida. Y, sin embargo, es el más terrible, lúcido y perdurable
testimonio de vida que yo conozca, después de la Divina Comedia.
Entrevista con Rosita Jaramillo, Fabularia,
1982
La poesía es el más completo de los
conocimientos
"Una intuición poética
es una visión intensificada y profundamente enriquecida de la realidad. Tú ves
la realidad cotidiana plana y ordenadamente: ves esta lámpara, este cuadro, me
ves aquí tendido, hay la luz peculiar de las cinco de la tarde. La poesía es
sumar toda esta circunstancia en dos palabras: una visión totalizadora. Hay un
crítico cuyo nombre no recuerdo que dice que ese estado lo logra el poeta una o
dos veces, por más grande que sea. Baudelaire tiene dos o tres grandes poemas.
Los poemas que dieron en el blanco. Yo creo en eso totalmente […].
"[La poesía] es el conocimiento per se. Es el más completo de los
conocimientos, sin duda el que va más lejos. Igual al conocimiento que da la
poesía sólo lo da la experiencia mística, que en el fondo es lo mismo. Tú lees
Las moradas de Santa Teresa y estás leyendo poesía.
"[…] Crear esa nueva realidad enriquecida, esa visión, esa certeza de que
eso que el poema te está diciendo es una verdad, es un pedazo de mundo
resumido, hallado, creado en ese instante, es la poesía. Neruda tiene un poema
titulado "Barcarola" que dice: "Si acercaras tu lengua a mi
corazón (éste es un ejemplo de los grandes momentos de la gran poesía de Neruda
y de lo que es la poesía) oirías el corazón con su ruido de ruedas de tren con
sueño" […]. Esto ya es llegar a la esencia misma de las cosas. Ahí está todo:
la noche, el viaje, mil cosas resumidas."
Entrevista con Guillermo Sheridan, U. A. de
México, noviembre de 1976
La poesía no necesita difusión
-Se habló en el Congreso de
Escritores de Quito de la necesidad de difundir la poesía, que resulta siendo un
tema recurrente de cuanto congreso o reunión literaria se realiza. ¿Qué piensas
tú de esa preocupación?
-Yo fui el primero en oponerme radicalmmente y en forma capital a este concepto
de la difusión de la poesía. No creo que la poesía necesite ser difundida. A
nadie se le ocurrió difundir a Dante o a San Juan de la Cruz o al Romancero
español. Nadie ha pensado en difundir la poesía de Baudelaire, de Rimbaud, de
Keats, de Eliot.
"La poesía, ella misma, tiene una carga de verdad, una carga visionaria
que le da una vida, una trascendencia, una trayectoria en el destino del
hombre. No creo que ganemos absolutamente nada con llevarle Mallarmé al
campesino que ara al pie del Chimborazo. Él tiene, ese campesino, su propia
poesía, su propio canto, tiene su propia noción poética del mundo que le basta
y satisface inmensamente y que en ese momento son tan válidas como la poesía de
Mallarmé. Entonces tratar de insuflarle poesía cuyos antecedentes, cuyos
orígenes con completamente ajenos a ese ser es una falsedad infinita. Yo creo
que esa noción de difundir la literatura y "culturizar", entre
grandes, inmensas comillas, a la gente forma parte de ese delirio que vivimos
de sociedad de consumo. La poesía nunca hombre necesitado ser difundida y me
parece inclusive que estos términos son antitéticos, son contrarios.
Entrevista con Rómulo Ramírez Rodríguez,
Garcilaso, Lima, 1979