¿Qué es el neoliberalismo?
Se exponen los principios del neoliberalismo,
desde Stuart Mill hasta John Rawls
Es menester no confundir liberalismo con
neoliberalismo. El neoliberalismo es un liberalismo heterodoxo, desgajado del
tronco principal de la ideología burguesa del que procede, el liberalismo. Este
liberalismo que es el neoliberalismo es propio del Estado de bienestar,
oponiéndose al liberalismo clásico contemporáneo y forma parte de los tres
pilares del Estado del Bienestar implantado en los países capitalistas más
desarrollados después de 1945. Estos tres pilares son: la democracia cristiana,
la socialdemocracia y el neoliberalismo. En el fondo, tras 1945 se produce un
proceso de convergencia ideológica de los tres movimientos citados y de alianza
en torno al Estado social. El neoliberalismo se caracteriza por ser un
liberalismo social, con preocupaciones sociales. Por ello admite el
intervencionismo estatal y una cierta redistribución del excedente social con
el fin de limar asperezas sociales y de evitar tensiones que podrían llevar al
traste al capitalismo monopolista tardío. El liberalismo sostiene una teoría
del Estado mínimo y un culto obsesivo al mercado libre y sus virtudes
supuestamente benéficas. El neoliberal corrige tal fe ciega con la construcción
de un Estado social o Estado de Bienestar y con la intervención estatal para
impulsar el desarrollo económico y para corregir las inevitables disfunciones
que el mercado ocasiona. Busca conseguir el inexistente equilibrio del mercado
liberal mediante intervenciones ad hoc que en
última instancia demuestran ser extrínsecas al sistema del mercado o
intervenciones integradas en una planificación que también son externas al
mercado aunque resulten intencionalmente dirigidas a mejorarlo y
perfeccionarlo.
El primer neoliberal (John Stuart Mill) es un epígono de la
escuela liberal clásica según afirmación de Von Mises,
epígono que, preocupado por la libertad, toma conciencia de la necesidad de
fomentar mecanismos de libertad positivos, trascendiendo así el marco negativo
de libertad del liberalismo clásico. El Estado no es un mero garante externo de
la libertad negativa de los individuos. Es un impulsor positivo, fomentador del
ejercicio real y efectivo de la libertad. El Estado deberá así intervenir en la
economía para garantizar el pleno ejercicio de la libertad por parte de los más
desfavorecidos por el mercado libre. Es el caso de Keynes
o de John Rawls.
John Stuart Mill (1806-1873) es el precursor del neoliberalismo de John Rawls. Introduce nuevos
elementos en la tradición liberal inglesa, exigiendo del Estado un control de
las condiciones generales de la economía al tiempo que aboga por un fomento de
la individualidad de los ciudadanos. Es el liberalismo social de después de
1945 anticipado en el siglo XIX. Como buen liberal lo que hace es «afirmar un
sencillo principio destinado a regir absolutamente las relaciones de la
sociedad con el individuo en lo que tengan de compulsión o control, ya sean los
medios empleados la fuerza física en forma de penalidades legales o la coacción
moral de la opinión pública. Este principio consiste en afirmar que el único
fin por el cual es justificable que la humanidad individual o colectivamente,
se entrometa en la libertad de acción de uno cualquiera de sus miembros, es la
propia protección», On liberty,
pág. 65 de la traducción española en Alianza
Editorial, LB 273.
Es evidente la cantidad de liberalismo que está presente
en estas formulaciones. El neoliberalismo a fuer de
liberal, tiene inevitablemente que compartir ciertos principios con el
liberalismo como la libertad personal, la propiedad privada. El individuo para
el neoliberalismo es autoposesivo: «Que la única
finalidad por la cual el poder puede, con pleno derecho, ser ejercido sobre un
miembro de una comunidad civilizada contra su voluntad, es evitar que
perjudique a los demás. Su propio bien, físico o moral, no es justificación
suficiente. Nadie puede ser obligado justificadamente a realizar o no realizar
determinados actos, porque eso fuera mejor para él, porque le haría ser feliz,
porque, en opinión de los demás, hacer lo sería más acertado o más justo. Estas
son buenas razones para discutir, razonar y persuadirle, pero no para obligarle
o causarle algún perjuicio si obra de manera diferente. Para justificar esto
sería preciso pensar que la conducta de la que se trata de disuadirle producía
un perjuicio a algún otro. La única parte de la conducta de cada uno por la que
él es responsable ante la sociedad es la que se refiere a los demás. En la
parte que le concierne meramente a él, su independencia es, de derecho,
absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es
soberano», págs. 65-66.
El neoliberal es pragmatista, utilitarista, pero moderada
por un eudemonismo que busca la felicidad de todos y ayudar a subsanar las
desigualdades lesivas para la felicidad. Ahí es precisamente en donde se separa
Stuart Mill de Bentham: «Considero la utilidad como la suprema apelación
en las cuestiones éticas; pero la utilidad, en su más amplio sentido, fundada
en los intereses permanentes del hombre como un ser progresivo.», pág. 67.
El neoliberal ama la libertad individual y busca que el
Estado la garantice y la fomente, protegiendo la libre autorrealización
personal de cada sujeto: «La única libertad que merece este nombre es la de
buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto no privemos a los
demás del suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el
guardián natural de su propia salud, sea física, mental o espiritual. La
humanidad sale más gananciosa consintiendo a cada cual vivir a su manera que
obligándole a vivir a la manera de los demás», pág.
69.
Tomado de: “El Catoblepas”, septiembre, 2002