¿Qué es el neoliberalismo?

Felipe Giménez Pérez

Se exponen los principios del neoliberalismo,
desde Stuart Mill hasta John Rawls

Es menester no confundir liberalismo con neoliberalismo. El neoliberalismo es un liberalismo heterodoxo, desgajado del tronco principal de la ideología burguesa del que procede, el liberalismo. Este liberalismo que es el neoliberalismo es propio del Estado de bienestar, oponiéndose al liberalismo clásico contemporáneo y forma parte de los tres pilares del Estado del Bienestar implantado en los países capitalistas más desarrollados después de 1945. Estos tres pilares son: la democracia cristiana, la socialdemocracia y el neoliberalismo. En el fondo, tras 1945 se produce un proceso de convergencia ideológica de los tres movimientos citados y de alianza en torno al Estado social. El neoliberalismo se caracteriza por ser un liberalismo social, con preocupaciones sociales. Por ello admite el intervencionismo estatal y una cierta redistribución del excedente social con el fin de limar asperezas sociales y de evitar tensiones que podrían llevar al traste al capitalismo monopolista tardío. El liberalismo sostiene una teoría del Estado mínimo y un culto obsesivo al mercado libre y sus virtudes supuestamente benéficas. El neoliberal corrige tal fe ciega con la construcción de un Estado social o Estado de Bienestar y con la intervención estatal para impulsar el desarrollo económico y para corregir las inevitables disfunciones que el mercado ocasiona. Busca conseguir el inexistente equilibrio del mercado liberal mediante intervenciones ad hoc que en última instancia demuestran ser extrínsecas al sistema del mercado o intervenciones integradas en una planificación que también son externas al mercado aunque resulten intencionalmente dirigidas a mejorarlo y perfeccionarlo.

El primer neoliberal (John Stuart Mill) es un epígono de la escuela liberal clásica según afirmación de Von Mises, epígono que, preocupado por la libertad, toma conciencia de la necesidad de fomentar mecanismos de libertad positivos, trascendiendo así el marco negativo de libertad del liberalismo clásico. El Estado no es un mero garante externo de la libertad negativa de los individuos. Es un impulsor positivo, fomentador del ejercicio real y efectivo de la libertad. El Estado deberá así intervenir en la economía para garantizar el pleno ejercicio de la libertad por parte de los más desfavorecidos por el mercado libre. Es el caso de Keynes o de John Rawls.

John Stuart Mill (1806-1873) es el precursor del neoliberalismo de John Rawls. Introduce nuevos elementos en la tradición liberal inglesa, exigiendo del Estado un control de las condiciones generales de la economía al tiempo que aboga por un fomento de la individualidad de los ciudadanos. Es el liberalismo social de después de 1945 anticipado en el siglo XIX. Como buen liberal lo que hace es «afirmar un sencillo principio destinado a regir absolutamente las relaciones de la sociedad con el individuo en lo que tengan de compulsión o control, ya sean los medios empleados la fuerza física en forma de penalidades legales o la coacción moral de la opinión pública. Este principio consiste en afirmar que el único fin por el cual es justificable que la humanidad individual o colectivamente, se entrometa en la libertad de acción de uno cualquiera de sus miembros, es la propia protección», On liberty, pág. 65 de la traducción española en Alianza Editorial, LB 273.

Es evidente la cantidad de liberalismo que está presente en estas formulaciones. El neoliberalismo a fuer de liberal, tiene inevitablemente que compartir ciertos principios con el liberalismo como la libertad personal, la propiedad privada. El individuo para el neoliberalismo es autoposesivo: «Que la única finalidad por la cual el poder puede, con pleno derecho, ser ejercido sobre un miembro de una comunidad civilizada contra su voluntad, es evitar que perjudique a los demás. Su propio bien, físico o moral, no es justificación suficiente. Nadie puede ser obligado justificadamente a realizar o no realizar determinados actos, porque eso fuera mejor para él, porque le haría ser feliz, porque, en opinión de los demás, hacer lo sería más acertado o más justo. Estas son buenas razones para discutir, razonar y persuadirle, pero no para obligarle o causarle algún perjuicio si obra de manera diferente. Para justificar esto sería preciso pensar que la conducta de la que se trata de disuadirle producía un perjuicio a algún otro. La única parte de la conducta de cada uno por la que él es responsable ante la sociedad es la que se refiere a los demás. En la parte que le concierne meramente a él, su independencia es, de derecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es soberano», págs. 65-66.

El neoliberal es pragmatista, utilitarista, pero moderada por un eudemonismo que busca la felicidad de todos y ayudar a subsanar las desigualdades lesivas para la felicidad. Ahí es precisamente en donde se separa Stuart Mill de Bentham: «Considero la utilidad como la suprema apelación en las cuestiones éticas; pero la utilidad, en su más amplio sentido, fundada en los intereses permanentes del hombre como un ser progresivo.», pág. 67.

El neoliberal ama la libertad individual y busca que el Estado la garantice y la fomente, protegiendo la libre autorrealización personal de cada sujeto: «La única libertad que merece este nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto no privemos a los demás del suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el guardián natural de su propia salud, sea física, mental o espiritual. La humanidad sale más gananciosa consintiendo a cada cual vivir a su manera que obligándole a vivir a la manera de los demás», pág. 69.

Tomado de: “El Catoblepas”, septiembre, 2002

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