Abraham Nosnik. El desarrollo de la

comunicación social. Un enfoque metodológico.

Ed. Trillas, Méx. 1991.

1

El debate filosófico sobre el crecimiento del conocimiento científico*

Las palabras más prometedoras jamás escritas

en los mapas del conocimiento humano son

terra incognita -territorio desconocido.

DANIEL J. BOORSTIN, The Discoverers, 1983

 

En cualquier área científica en la cual se está activamente acumulando datos, construyendo teorías y probando modelos, la pregunta del crecimiento del conocimiento científico es siempre relevante. Los investigadores y teóricos necesitan herramientas conceptuales que les permitan evaluar su trabajo.

La filosofía de la ciencia se ha preocupado, especialmente desde el final de los años veinte, por desarrollar modelos del crecimiento del conocimiento científico que ayuden a los estudiosos a evaluar sus propias áreas.

El presente trabajo pretende proveer a los estudiosos e investigadores de la comunicación social con un modelo que ayude a evaluar y entender más a fondo el conocimiento acumulado en este campo. El modelo que aquí se propone es el de Imre Lakatos (1970): La metodología de los programas científicos de investigación.

La aplicación del modelo de Lakatos al área de investigación de comunicación social tiene el potencial de dotar al campo de un nuevo marco conceptual para entender sus trabajos científicos. El modelo puede también ofrecer a esta comunidad de estudiosos un nuevo perfil de su área trazado por un conjunto de distintos programas de investigación científica que compiten por explicar de la mejor manera los usos y efectos de la comunicación social.

La aplicación del modelo de Lakatos al área de investigación en comunicación social es importante también porque aporta a dicha área un marco filosófico y conceptual para evaluar la "progresividad" o "degeneración" (véanse definiciones más adelante) de su propio trabajo. Esto es, el modelo de Lakatos puede dar no sólo una visión general del campo de la comunicación social sino, y además, ofrecer criterios específicos con los cuales evaluar los distintos modelos y teorías puestos a prueba en el área.

Finalmente, en este trabajo se presenta una versión actualizada del debate acerca del crecimiento del conocimiento científico en el nivel filosófico.

Para lograr apreciar la Metodología de Lakatos y sus implicaciones de uso en la investigación de comunicación social incluimos en este primer capítulo una revisión histórica de los aspectos más importantes del debate sobre conocimiento científico llevado a cabo en la filosofía de la ciencia, durante este siglo.

Esta revisión histórica incluye, además de la Metodología de Lakatos, otros tres modelo que, en nuestra opinión, son centrales para entender dicho debate a partir del final de los años veinte y principio de los treinta. Esos modelos son: 1. el análisis positivista o empirista lógico de la ciencia; 2. el modelo del crecimiento del conocimiento científico de Popper (1934, 1959), también conocido como Conjeturas y refutaciones (Popper, 1963); y 3. La estructura de las revoluciones científicas, de Kuhn (1962).

Debido a la relevancia que tienen las ideas de Popper sobre la Metodología de Lakatos, presentamos los dos modelos juntos después de la descripción del trabajo de Kuhn (1962).

El análisis positivista de la ciencia

El análisis positivista o empirista de la ciencia es el conjunto de principios filosóficos y explicaciones sobre el crecimiento del conocimiento propuesto por los miembros del llamado Círculo de Viena a principios de la década de los treinta, y por algunos de sus simpatizantes, entre otros Ernest Nagel en los Estados Unidos. También ha sido llamado empirismo consistente, empirismo lógico, empirismo científico y neopositivismo lógico (véase The Encyclopedia of Philosophy, vol. 5, pág. 52).

Varios autores (O'Keefe, 1975; Suppe, 1977; Kraft, 1977; Fisher, 1978; Phillips, 1983, entre otros) han reconocido que la diferencia en formaciones académicas y las posiciones independientes de los miembros de esta escuela de pensamiento hacen posible la identificación de un único modelo positivista lógico del crecimiento del conocimiento científico. Sin embargo, existen varias propuestas metodológicas compartidas por la mayoría de los miembros del Círculo de Viena y sus seguidores.

El análisis y los niveles de los lenguajes científicos:

la acumulación de conocimiento

Una de las ideas básicas propuestas por los positivistas lógicos fue que para poder analizar y comprender el quehacer científico es necesario analizar y comprender su lenguaje. Según esta posición, el lenguaje científico abarca una jerarquía de niveles con enunciados observacionales en su base y enunciados teóricos en su cúspide. Las características más importantes de esta jerarquía son: 1. los niveles más altos son más comprehensivos que los más bajos; 2. el poder predictivo de los enunciados aumenta desde la base hacia la cima de la jerarquía; 3. existen dos tipos de lenguajes científicos: el observacional y el teórico; y 4. los enunciados teóricos son puestos a prueba en el nivel observacional.

Después de varias modificaciones a su posición original con respecto a la naturaleza del lenguaje científico (véase Suppe, 1977, pág. 16), la mayoría de los positivistas lógicos sostuvieron que la jerarquía de lenguajes científicos tiene tres niveles observacionales o empíricos y uno teórico. El primer nivel de la jerarquía corresponde a enunciados sobre distintos fenómenos observados. El segundo nivel corresponde al nivel de las operaciones; esto es, a la traducción de los conceptos teóricos en variables medibles. Por ejemplo, por exposición a los medios de comunicación social se entiende la cantidad total de horas por semana que una persona se expone al contenido impreso y/o electrónico de los medios de comunicación.

El tercer nivel en la jerarquía es el de las leyes que se expresan en forma de invariables universales o relaciones estadísticas entre distintos conceptos científicos: la ley de Boyle, la ley de efecto en la teoría del aprendizaje, etcétera.

Finalmente, hay un último nivel teórico. Hempel (1977, pág. 33) sostiene que este nivel puede ser entendido como un marco de referencia conceptual no interpretado, expresado de forma axiomática, compuesto por términos primitivos no definidos por otros y un conjunto de postulados llamado hipótesis primitivas o básicas, de los cuales se pueden obtener por deducción lógica otros enunciados.

Los positivistas lógicos justificaban la adquisición de conocimiento en términos inductivos. Desarrollaron una lógica inductiva que podía conectar enunciados sobre hechos particulares en los niveles más bajos de la jerarquía de los lenguajes científicos, con generalizaciones teóricas de los niveles más altos (Carnap, 1936; en Elguea, 1984).

Desde el punto de vista positivista lógico, la acumulación del conocimiento sigue fielmente la taxonomía de los lenguajes científicos antes descritos (véase el cuadro 1.1). Como O'Keefe (1975, pág. 171) sostiene, la acumulación de conocimiento científico puede ser explicada primero, en el nivel de oraciones describiendo datos: conjunto de enunciados o proposiciones empíricas en el nivel observacional primario de datos. El segundo nivel de acumulación del conocimiento científico es el de las oraciones sistematizadas de datos. El tercero y último nivel de acumulación es el teórico, que corresponde con el cuarto nivel de la jerarquía de los lenguajes científicos antes mencionada.

Cuadro 1.1 Correspondencia de la jerarquía de lenguajes científicos y los niveles de acumulación del conocimiento en ciencia.

Jerarquía de lenguajes científicos

Niveles de acumulación del conocimiento en ciencia

Primer nivel:

Enunciados sobre diversos fenómenos observados

Primer nivel:

Conjuntos de enunciados o proposiciones al nivel de datos observables primarios

Segundo nivel:

Operaciones: enunciados acerca de la traducción de conceptos técnicos a variables medibles

Segundo nivel:

Oraciones sistematizadas sobre datos

Tercer nivel:

Enunciados en forma de leyes: relaciones invariantes universales o estadísticas

Tercer nivel:

Nivel teórico expresado en términos primitivos (fundamentales)

Cuarto nivel:

Nivel teórico expresado en términos primitivos (fundamentales).

 

 

La reducción de las teorías científicas:

crecimiento por incorporación

Según Nagel (1961), uno de los primeros filósofos de la ciencia que defendió y expandió el trabajo de los positivistas lógicos en los Estados Unidos, el crecimiento del conocimiento científico puede ser explicado en términos de reducción de una teoría a otra por medios deductivos. Esta noción destaca que teorías más fundamentales absorben a sus predecesoras: en el caso más famoso de reducción por deducción, la mecánica newtoniana puede ser pensada como un caso especial de la física einsteiniana.

Aunque no es necesario ser positivista lógico para aceptar la posibilidad de la reducción de unas teorías científicas a otras, es característico de este movimiento filosófico explicar el crecimiento de la ciencia por medio de la incorporación de algunas teorías a otras más fundamentales.

Nagel ha explicado que hay dos tipos de reducción de teorías científicas. El primero consiste en que la ley L1 es absorbida por una teoría T2 que incluye casi todos los conceptos3 que ocurren en la ley. Podemos pensar en la ley de Galileo, que se incorpora al marco de referencia más general de la mecánica newtoniana. Losee (1980) llama a este tipo de reducción homogénea, porque los contenidos conceptuales de la ley absorbida y la teoría absorbente son similares u homogéneos.

En ciertas reducciones de leyes a teorías más amplias, algunos de los conceptos contenidos en las leyes no aparecen en las teorías. Este tipo de reducción se refiere a leyes que expresan propiedades macroscópicas de los objetos, reducidas a teorías más generales sobre las microestructuras de tales objetos. Un ejemplo de este tipo de reducción es el paso de la termodinámica clásica a la mecánica estadística, en la cual muchos conceptos que aparecían en la primera ("temperatura", "entropía") no aparecen en la segunda. (Véase el capítulo 2 para un ejemplo de la aplicación de la idea de "reducción" a la investigación en comunicación.)

Hay cuatro condiciones necesarias para la reducción de una teoría a otra más fundamental. Para poder aplicar estas condiciones y llevar a cabo la solución exitosamente, dicen los positivistas lógicos, es necesario que las teorías cumplan un requisito más: la formalización.

La formalización es la reformulación de una teoría científica en sus aspectos sintácticos y semánticos. Los aspectos sintácticos de una teoría se refieren a su axiomatización en un lenguaje de cálculo lógico, esto es, a la presentación de la teoría en su versión fundamental, primitiva, en dicho lenguaje. Una teoría presentada de esta forma no puede ser deducida de otros enunciados más fundamentales, pero otros enunciados menos fundamentales pueden ser deducidos de ella.

Los aspectos semánticos de la formalización de una teoría incluyen interpretaciones extralógicas de su axiomatización en cálculo lógico. Así, la axiomatización es sólo una parte de la formalización de una teoría científica.

Parte de la formalización de teorías en ciencia incluye el uso de "reglas de correspondencia". Utilizando el principio de verificación, los positivistas lógicos distinguían entre enunciados científicos, significativos y con sentido, por un lado, y expresiones metafísicas, no significativas y sin sentido, por otro. Según ellos, los enunciados tienen que ser empíricamente verificables para poder calificarse de científicos. También tienen que existir reglas semánticas llamadas reglas de correspondencia, es decir, proposiciones que conecten los axiomas teóricos con los enunciados observacionales. Estas reglas son relevantes también para el diseño de los procedimientos observacionales y experimentales que ponen a prueba empíricamente una teoría. Por ello, las reglas de correspondencia son esenciales para la producción del conocimiento científico al vincular enunciados teóricos con sus respectivos datos experimentales que los verifican.

En cuanto al crecimiento de la ciencia, las teorías científicas tienen que especificar el significado de sus conceptos para poder traducir dichos contenidos al contexto de otras teorías más fundamentales que las absorben.

Las cuatro condiciones para una reducción científica exitosa son:

1.      Conectabilidad: que es el grado en el cual existen enunciados conectivos entre los conceptos de las teorías implicadas en la reducción.

  1. Derivabilidad: o el grado en el cual las leyes experimentales de una teoría pueden ser deducidas de los supuestos teóricos de otra.
  2. Apoyo empírico: que corresponde al grado en el que se incluye el contenido empírico de la Teoría T1 en la evidencia que apoya a la teoría T2; y T2 tiene todavía un excedente de contenido empírico corroborado.
  3. Fertilidad: el grado en el que los supuestos teóricos de una teoría T1 continúan su desarrollo en el contexto de una segunda teoría T2.

Una tesis importante propuesta por algunos miembros del grupo positivista lógico (sobre todo por Otto Neurath, Rudolph Carnap y Phillip Frank) y otros importantes científicos y filósofos de la época es la tesis de la unidad de la ciencia. La idea básica que subyace en esta tesis es que "el lenguaje observacional común de la ciencia unificada, se considera que es el lenguaje de la física" (Neurath, 1959; citado por O'Keefe, 1975, pág. 171, nota 7). Y que "[este] lenguaje es compartido por todas las ciencias, incluyendo las ciencias humanas: todas ellas, ramas de la ciencia unitaria, la física" (Hempel, 1949; en O'Keefe, pág. 171). Así, todas las ciencias son reducibles a la física. O puesto de otra manera: todos los enunciados de todas las áreas científicas son, en principio, expresables en términos o proposiciones fisicalistas. Esto es, "las ciencias menos profundas son ‘reducibles’ a ciencias más profundas" (Hacking, 1981, pág. 2). La ciencia ha crecido por incorporación de teorías.

En suma, la fórmula positivista lógica del crecimiento del conocimiento científico dice que: 1. el conocimiento científico se acumula en ambos niveles: observacional y teórico; 2. una serie de observaciones de un fenómeno específico lleva a su conceptualización, o la acumulación de datos lleva a la construcción de teorías; 3. teorías menos fundamentales son reducidas a teorías más fundamentales; y 4. cuando se reduce exitosamente una primera teoría a una segunda, el conocimiento científico ha crecido.

Alternativas al análisis positivista lógico de la ciencia

Crítica al modelo positivista lógico del crecimiento científico

El análisis positivista lógico de la ciencia afrontó, casi desde su principio, un número creciente de problemas y críticas. Éstas provinieron no sólo de la comunidad de filósofos y científicos que trabajaban fuera del círculo y otros grupos afines, sino también desde el mismo.

Los positivistas lógicos (Carnap, Neurath, entre otros) y algunos de sus seguidores (Hempel, Nagel y Suppes) se percataron de los múltiples problemas para reconstruir teorías científicas en términos de sistemas axiomáticos en cálculo lógico. También llegaron a reconocer algunas limitaciones en su radical y casi dogmático rechazo a la metafísica como forma de filosofar con expresiones no significativas y sin sentido; y su defensa de la verificación empírica de las teorías científicas como base de su doctrina filosófica.

Uno de los críticos tempranos más importantes del positivismo lógico fue Karl R. Popper. Aunque no era miembro del Círculo, Popper tenía contactos muy cercanos con algunos miembros de éste, sobre todo con Carnap y Feigl, con quienes sostuvo largas discusiones. Los principales puntos de desacuerdo y críticas al positivismo lógico de Popper se encuentran resumidos en su Logik der Forschung (1954) (publicada en inglés, en 1959, como The Logic of Scientific Discovery). Dada la relevancia e influencia del trabajo de Popper en la Metodología de Lakatos discutiremos su crítica al positivismo lógico y su modelo de crecimiento del conocimiento científico junto con el trabajo de Lakatos, después de presentar el modelo de Kuhn del cambio científico.

Los análisis de teorías científicas como cosmovisiones (Weltanschauungen)

Hacia el final de los años cincuenta y principios de los sesenta un número creciente de filósofos e historiadores de la ciencia desarrollaron visiones alternativas a las de los positivistas lógicos. Estos estudiosos -especialmente Hanson, Bohm, Toulmin, Feyerabend y T. S. Kuhn- sostenían visiones que Suppe (1977) ha agrupado como los análisis Weltanschauungen o de cosmovisión.

Una de las críticas más importantes apuntada en contra del programa filosófico Weltanschauungen es la que se refiere a la distinción entre lenguajes teóricos y observacionales. Los filósofos Weltanschauungen insistieron en que semejante distinción es ilusoria, ya que no existe un lenguaje observacional neutral para poner a prueba las teorías científicas.

En su famoso Patrones de descubrimiento, Hanson (1958) cuestiona la aserción de los positivistas lógicos de que dos científicos que sostienen teorías radicalmente distintas sobre un mismo fenómeno u objeto pueden probar dichas teorías con los mismos enunciados observacionales. Según este autor, las observaciones están cargadas de teoría. Vale decir que, cuando los científicos quieren explicar un fenómeno específico con una teoría, en realidad ven lo que la teoría dice que están viendo; "ven como" (see as). Pero nunca son capaces de observar el fenómeno independientemente de la teoría que sostienen; no pueden "ver que" (see that). La distinción proviene originalmente de Wittgenstein (1953). Así, cuando los científicos están inmersos en distintos marcos de referencia conceptuales, no pueden hacer observaciones del "mismo" fenómeno.

Una crítica adicional al modelo positivista lógico se dirigió a la idea de incorporación por reducción. Feyerabend (1965) sostuvo que la transición o incorporación de una teoría a otra más fundamental implica un cambio en el significado de conceptos. Según él, la transición de la mecánica newtoniana a la teoría de la relatividad produce un cambio en los conceptos espaciotemporales usados por cada teoría. Así, decía Feyerabend, longitud clásica y longitud relativista son nociones "inconmensurables", y la mecánica newtoniana no puede ser reducida e incorporada, como Nagel proponía, al marco de referencia más general de la teoría general de la relatividad de Einstein.

Debe señalarse que algunas de las afirmaciones de los así llamados filósofos Weltanschauungen se consideran todavía controvertidas y han sido objetadas en numerosas ocasiones. Este es el caso particularmente con la tesis de inconmensurabilidad definida no sólo por Feyerabend sino también por Kuhn.

No es el propósito de este capítulo establecer concluyentemente la verdad de tales explicaciones. De cualquier manera, es importante reconocer que el argumento de Hanson en relación con que las observaciones vienen cargadas de teoría, y la afirmación de Feyerabend de que el significado de los términos también viene cargado de teoría, influyeron profundamente en el desarrollo de las ideas de Kuhn acerca de la evaluación del crecimiento del conocimiento científico.

El análisis de Kuhn del cambio científico: el paradigma

En 1962, Kuhn publicó su famoso libro La estructura de las revoluciones científicas. Aunque concebido como un recuento histórico de la forma en que la ciencia se desarrolla, el trabajo de Kuhn, según nosotros, también nos provee de dos criterios normativos fundamentales con los cuales evaluar el crecimiento de la ciencia: las ciencias maduras contienen paradigmas y el conocimiento científico cambia en lugar de crecer.

Kuhn se opuso terminantemente, junto con otros filósofos Weltanschauungen, a la idea positivista de progreso por incorporación, la cual, según él, descansaba en la falsa concepción de la continuidad del conocimiento en la historia de la ciencia. Las teorías científicas no son incorporadas por otras más fundamentales. Puesto que estas teorías son parte de distintas cosmovisiones del mundo (Weltanschauungen), son "inconmensurables". Las teorías inconmensurables no comparten una medida o marco de referencia común para ser comparadas, es decir, no pueden ser comparadas y evaluadas racionalmente una frente a otra. De acuerdo con Kuhn, la historia de la ciencia se reconstruye de mejor manera en términos de cambio científico revolucionario, y no en términos de trabajo continuo.

Kuhn argumenta que el cambio científico se aproxima a un "cambio gestáltico" en el cual aquellos que se adhieren a la concepción defendida por una teoría científica pueden repentinamente relacionarse, entender, discutir o comprender otra teoría científica. Además, para Kuhn las teorías no son las mejores unidades de análisis para hablar de cambio en ciencia.

Kuhn explicó que una unidad de análisis adecuada debe incorporar los aspectos metafísicos de una visión del mundo, los logros cognoscitivos de la ciencia y sus aspectos sociales. Según Kuhn, esa unidad de análisis es el paradigma, término este muy controvertido desde que el autor lo utilizó por primera vez en La estructura de las revoluciones científicas. Kuhn no dio una definición clara del término (véase Masterman, 1970). Los paradigmas son unidades de logro científico que organizan el trabajo teórico y metodológico de una comunidad de investigadores en un campo específico.

La historia del cambio científico es entonces vista como la manera en que algunos paradigmas son echados abajo por otros a través de revoluciones que aportan nuevas maneras de explicar los fenómenos relevantes de cada disciplina. De aquí se sigue que la concepción de Kuhn es la del cambio del conocimiento científico y no la de su progreso o desarrollo continuo.

La noción de cambio científico de Kuhn incluye los siguientes elementos: ciencia normal, solución de acertijos, paradigmas, anomalías, crisis y revoluciones.

Ciencia normal es el periodo en la historia de un campo científico que comienza con una contribución teórica o metodológica original enmarcada dentro de un paradigma específico. Kuhn llamó un logro a esta contribución original dentro de un paradigma. Durante el periodo de ciencia normal, una comunidad científica se dedica a actividades de solución de acertijos mientras trabaja con sus proyectos de investigación, demandando grandes innovaciones matemáticas, teóricas e instrumentales, siempre tratando de conservar el fundamento original del paradigma. Las actividades de solución de acertijos son la solución de problemas teóricos y metodológicos resolubles haciendo uso de reglas preestablecidas de lo que se considera una solución válida dentro del paradigma. Hacking (1981) destaca el punto de vista de Kuhn de que la ciencia normal trabaja con acertijos y no con problemas, porque los problemas pueden no tener solución y la ciencia normal consiste en afirmar y llevar al límite el logro original de un paradigma aceptado.

Los logros en ciencia normal son, dice Kuhn, imprecedentes y abiertos. No tienen precedentes porque con la aceptación de un nuevo paradigma (por ejemplo, de la teoría corpuscular en 1650, la de movimiento ondulatorio de 1800 a los fotones en 1905) se ofrece un nuevo marco de referencia teórico-metodológico-analítico en el cual se incorporan viejas y nuevas explicaciones del fenómeno. Dicho de manera más correcta: las nuevas versiones de los fenómenos explicados y relevantes para el trabajo de una comunidad de investigaciones hacen que las anomalías en el viejo paradigma desaparezcan, y sólo algunas explicaciones de éste sean incluidas en el nuevo. En ocasiones, algunas explicaciones del antiguo paradigma no son consideradas dignas de atención en el nuevo. Estos se conocen como pérdidas kuhnianas.

Por otra parte, los logros en ciencia son abiertos porque en el momento del primer logro del nuevo paradigma, pocas cosas pueden ser fijadas. Hacking (1981) ilustra este punto explicando que la ley (paradigma) de gravedad de Newton deja aún algunos fenómenos sin explicación: la teoría del movimiento de tres cuerpos queda sin una solución general exacta. Cuando la ciencia normal presenta un logro imprecedente y abierto, ha surgido un nuevo paradigma.

El cambio científico ocurre cuando un paradigma no logra dar solución a los acertijos de su ciencia normal y un paradigma en competencia con el primero logra hacerlo, puesto que la solución de las anomalías es esencial para la existencia continua de la ciencia. Una crisis surge cuando las anomalías no son resueltas, y entonces surge una revolución científica. Se contempla así un cambio hacia un nuevo paradigma. El conocimiento científico ha cambiado.

Kuhn y las ciencias sociales

Desde la publicación de La estructura de las revoluciones científicas, hace más de 20 años, los científicos sociales han tratado de aprovechar el enfoque de Kuhn respecto de la cuestión de la evaluación racional de las teorías en ciencia. Dichos esfuerzos han ido en varias direcciones y han logrado diferentes resultados. Algunos autores en el área de la investigación en comunicación social han sentido la necesidad de crear un consenso teórico y metodológico y han perseguido las ventajas que se derivarían de la amplia aceptación de paradigmas (Paisley, 1969, 1972, 1983). Otros, inspirados por Masterman (1970), han intentado evitar el uso del término paradigma, ya que "tiene tantas interpretaciones que inhibe cualquier uso neutral. Sin embargo, su [el de Kuhn] término matriz disciplinaria puede ser apropiado [para reconstruir racionalmente el campo de comunicación humana]" (Fisher, 1978, pág. 59).

Es en este último sentido (la reconstrucción racional de distintas áreas de investigación en ciencias sociales) en el que el concepto de paradigma se ha usado frecuentemente y del cual se ha abusado (véase Gutting, 1980; y Monge y Nosnik, 1982)4.

Al aplicar las ideas de Kuhn sobre el crecimiento del conocimiento científico a sus respectivos campos, los científicos sociales han tratado de legitimar el carácter científico de su trabajo. Es en este contexto en el que los criterios que distinguen a las disciplinas científicas de las protocientíficas contenidas en el trabajo de Kuhn (1962), se vuelven centrales para la presente discusión.

Reaccionando al uso que han hecho de su modelo algunos científicos sociales, Kuhn apuntó que la suya era una descripción de las ciencias maduras y no una serie de pautas para que las ciencias inmaduras alcancen su madurez. De cualquier manera, al dar una descripción de cómo es que las ciencias maduras se desarrollan (ciencia normal, solución de acertijos, innovación metodológica, teórica y matemática dadas por el paradigma dominante) y cambian (anomalías enfrentadas por el viejo paradigma, revolución científica y derrumbamiento del viejo paradigma por el nuevo), Kuhn estableció una serie de requerimientos que deben ser cubiertos por las áreas de investigación para ser científicas. Es por ello que el trabajo de Kuhn se ha utilizado como un modelo prescriptivo, normativo, por muchos científicos sociales en sus áreas (véase Gutting, 1980).

El modelo de cambio científico de Kuhn ha sido, desde su publicación a principio de los sesenta, una contribución importante y muy influyente en la filosofía y la historia de la ciencia. Como respuesta a las críticas dirigidas hacia su formulación original en La estructura de las revoluciones científicas (Shapere, 1966; Watkins, 1970; Toulmin, 1970; Masterman, 1970; Lakatos, 1970), Kuhn revisó su modelo en un postscript a la segunda edición de su libro (en Lakatos y Musgrave, 1970).

Las opciones racionalistas críticas:

el falsacionismo metodológico ingenuo, de Popper; y el complejo, de Lakatos

Muy temprano en el desarrollo del análisis positivista lógico de la ciencia apareció una visión alternativa de la naturaleza del conocimiento científico: el análisis antes mencionado y contenido en el libro Logik der Forschung (1934) de Karl R. Popper.

Popper identificó problemas notables en el análisis positivista lógico de la ciencia, especialmente en cuanto a la caracterización de las teorías científicas como conocimiento universal y verificable.

Según Popper, las teorías científicas son puestas a prueba empírica en un cierto lugar y tiempo, y nunca podemos generar un conocimiento aplicable a todos los lugares y tiempos. Por otra parte, argumentó que siempre podemos proporcionar evidencia observacional, empírica, que verifique cualquier teoría. En su lugar, insiste este autor, los científicos deben procurar falsear -no verificar- sus teorías. La ciencia busca especificar las condiciones donde las teorías científicas son aplicables y no aplicables a través de la evaluación de la verdad y el error generado por ellas. El error se convierte en un elemento central pues según el método de Popper, la ciencia crece por eliminación del error (véase el esquema de conocimiento científico en Popper, más adelante).

La segunda crítica de Popper al positivismo lógico se dirige contra la distinción entre lenguajes científicos observacionales y teóricos. Para Popper, esta distinción simplemente es inexistente.

Popper ha destacado el absurdo de tratar de eliminar toda la experiencia previa en vistas a observar científicamente, ya que esto es simplemente imposible. Los científicos deben percatarse de que todas nuestras observaciones son selectivas y están impregnadas con expectativas, intereses, puntos de vista y problemas personales (Popper, 1963, págs. 46-47). Los científicos, dice Popper, tienen que incorporar su experiencia pasada en sus conjeturas y aventurar sus hipótesis en términos de problemas, diseñar las pruebas empíricas más rigurosas posibles e intentar mostrar a estas hipótesis como falsas.

El modelo del crecimiento del conocimiento científico de Popper se conoce como conjeturas y refutaciones. Una conjetura es una idea, propuesta por un científico de forma hipotética, que intenta explicar un evento. Las conjeturas pueden ser expuestas en distintos niveles de abstracción: un problema, una hipótesis, un modelo, una teoría... Una refutación, por otra parte, es la evidencia empírica que prueba que una conjetura es falsa.

Para Popper el método de conjeturas y refutaciones, esto es, el método del avance del conocimiento en ciencia, es un método de prueba y eliminación del error. Este autor lo llamó método crítico: proponer teorías y después someterlas a las pruebas más severas que pueda uno diseñar (Popper, 1959, pág. 16).

Entonces, el esquema básico del crecimiento del conocimiento científico para Popper es:

P -1 ® TT ® EE ® P -2...¥

en el cual siempre empezamos con un problema (P-1), procedemos a su solución tentativa por medio de una teoría (TT), la que es entonces sujeta a una rigurosa prueba empírica que permite al investigador eliminar el error (EE) contenido en tal teoría, por medio de una discusión racional crítica. Después, dicho método sigue adelante con más observación y/o experimentación. La puesta a prueba de la teoría genera más problemas (P-2) para ser estudiados, y se inicia nuevamente el proceso antes descrito. El método de prueba y eliminación de error en ciencia continúa ad infinitum.

Popper insistió en que el problema del crecimiento del conocimiento es central para la epistemología y la mejor manera de estudiarlo es evaluando, discutiendo y estudiando el crecimiento del conocimiento científico (Popper, 1959, pág. 15).

Al criticar el análisis positivista lógico de la ciencia, Popper introdujo su criterio de demarcación entre ciencia, seudociencia y metafísica. Según él, las teorías científicas son aquellas que pueden ser probadas empíricamente sometiéndolas a rigurosos intentos de refutación o falsación. Sólo si una teoría resiste satisfactoriamente estos intentos de refutación puede decirse que ha sido confirmada o corroborada, por lo menos provisionalmente. Hay teorías que en principio son contrastables, pero no son sometidas a pruebas empíricas por sus autores. Popper llamó a esas teorías seudocientíficas. Hay un tercer tipo de teorías que no son contrastables y, por tanto, no pueden ser falseadas empíricamente. Tales teorías son, por su naturaleza, "metafísicas".

Contrariamente a los positivistas lógicos, Popper no menospreció a la metafísica como insignificante ni la excluyó de las discusiones sobre ciencia. De hecho, como se verá más adelante, pensó que algunos principios y doctrinas metafísicas son de suma importancia para la ciencia5.

Al igual que los positivistas lógicos, Popper creyó en la acumulación de conocimiento. Explícitamente pidió que la acumulación fuera evaluada críticamente (Popper, 1963, págs. 127-130). Por consiguiente, desde su punto de vista la explicación del crecimiento del conocimiento científico en términos de mera acumulación (una creciente biblioteca) carece de importancia. Es decir, Popper rechaza la noción de crecimiento como la acumulación de resultados científicos probados y la sustituye por crecimiento a través de la eliminación de error producido por los resultados de las teorías.

Así pues, Popper cuestionó la imagen del crecimiento del conocimiento científico que presenta a la ciencia como un proceso continuo. Al igual que los filósofos de Weltanschauungen -de hecho, antes que ellos-, reconoció que hay periodos revolucionarios en la ciencia que cambian drásticamente las maneras de pensar y las tradiciones (Popper, 1963, pág. 129; 1981, pág. 82).

Para Popper la explicación importante del crecimiento de la ciencia incluye la crítica de las teorías científicas. "Hay mucha menos acumulación de conocimiento en ciencia que cambio revolucionario de las teorías científicas" (Popper, 1963, pág. 129). De cualquier modo, reconoció que la gente al hacer ciencia "retoma y trata de continuar una línea de indagación que lleva detrás de sí todo el trasfondo de desarrollo de la ciencia hasta ese momento: los científicos se sitúan en la tradición de la ciencia" (Popper, 1963, pág. 129).

Según Popper, los científicos deben utilizar el conocimiento producido por los científicos que les antecedieron. La ciencia no empieza nuevamente con cada científico que llega a un campo de investigación. De cualquier modo, para lograr el progreso en su campo, el investigador debe revisar el cuerpo de conocimiento existente, y proponer y probar nuevas teorías que eliminen el error producido por las viejas teorías. La tradición y la revolución son, en el modelo de Popper, dos caras de la misma moneda. La revolución puede ocurrir con respecto a un cuerpo de conocimiento existente, y las innovaciones en las tradiciones son el resultado de la actividad revolucionaria en ciencia, a través de la eliminación del error.

Finalmente, en esta sección debemos incluir algunos comentarios sobre el papel de la metafísica, especialmente para aclarar más la transición entre el modelo de crecimiento del conocimiento científico de Popper al de Lakatos.

Como se ha señalado, Popper distinguió entre teorías contrastables empíricamente y teorías no sujetas a contrastación. A las segundas las consideró metafísicas. Según él, hay algunas ideas, doctrinas y marcos de referencia metafísicos que son de gran importancia para la ciencia.

Los criterios para una explicación satisfactoria en ciencia constituyen un ejemplo de ideas no sujetas a pruebas empíricas; es decir, metafísicas. Otro ejemplo de un principio metafísico importante es precisamente el criterio de demarcación entre ciencia, seudociencia y metafísica. Aunque criticable, este criterio no es, desde el punto de vista empírico, falseable o sujeto a prueba. Algunas teorías que Popper cita como teorías metafísicas incluyen determinismo, idealismo y subjetivismo, irracionalismo, voluntarismo y nihilismo6.

Más importante para la evaluación de la discusión acerca del crecimiento del conocimiento científico es el tratamiento que Popper da a los marcos generales metafísicos de referencia de los cuales se derivan las conjeturas sujetas a prueba empírica. Llamó a estos marcos de referencia programas metafísicos de investigación. Estos marcos no pueden ser puestos a prueba o falseados como tales. De cualquier forma, nos proveen de un entorno teórico a partir del cual se derivan conjeturas sujetas a prueba empírica. La noción de programas metafísicos de investigación es el fundamento conceptual del programa científico de investigación de Lakatos (Popper, 1976, págs. 148-151, págs. 167-168 y nota 246; también Lakatos, 1970, pág. 183, nota 3), como se apunta en la siguiente sección.

La metodología de los programas científicos de investigación: una visión general

La Metodología de Lakatos es una extensión y un desarrollo ulterior del modelo falsacionista del crecimiento del conocimiento científico propuesto por Popper. Lakatos presentó por primera vez su apreciación de cómo es que la ciencia se desarrolla y cómo debe ser evaluado su crecimiento en el International Colloquium in the Philosophy of Science (Londres, 1965). En esa ocasión, La estructura de las revoluciones científicas, de T. S. Kuhn, fue evaluada críticamente por algunos filósofos falsacionistas (Lakatos y Musgrave, 1970, págs. 90-196).

Lakatos reconoció que el falsacionismo popperiano era en aquel entonces la mejor metodología disponible para evaluar las teorías científicas cuando son contrastadas empíricamente. A pesar de ello, cambió y revisó algunos criterios propuestos por Popper. Por ejemplo, a diferencia de Popper, para Lakatos no hay evidencia empírica que pueda eliminar definitivamente una teoría. También contra Popper, Lakatos apuntó que la eliminación temporal de teorías científicas incluía la competencia entre distintos contendientes. Para él, la explicación del crecimiento del conocimiento científico en términos de la refutación de teorías aisladas, como Popper sugería, resulta incompleta.

Con base en la noción de Popper de programas metafísicos de investigación, Lakatos sugirió que la evaluación de las teorías científicas incluye su descripción como una serie de teorías que tiene en cuenta sus predicciones y la evidencia producida por ellas que las apoya o falsea. Estas series de teorías son los programas científicos de investigación; es decir, una nueva unidad de evaluación del crecimiento del conocimiento científico propuesta por el modelo de ciencia de Lakatos.

Los programas científicos de investigación tienen dos elementos principales: el núcleo y el cinturón de protección. Los científicos que trabajan en un programa de investigación hacen uso de dos decisiones metodológicas referidas como heurísticas. La heurística positiva y negativa. Por decisiones metodológicas se entiende aquí a las reglas de procedimiento que delimitan qué contenidos se cuestionan y someten a prueba empírica en el programa, y qué se deja intacto. En la metodología de Lakatos, una heurística es una decisión metodológica que ayuda a organizar el trabajo conceptual, metodológico y empírico en el programa de investigación. La heurística negativa nos muestra las prácticas y líneas de investigación que deben ser evitadas, y la heurística positiva muestra los caminos necesarios para llevar a cabo la investigación en el área. La heurística negativa especifica el campo dentro del cual las pruebas empíricas y la refutación de las proposiciones teóricas del programa están prohibidas. El núcleo del programa es esta área y contiene el conjunto de supuestos teóricos que constituyen el fundamento conceptual del programa. Vale decir, que por medio de la heurística negativa decidimos que las proposiciones teóricas del núcleo son la base irrefutable, metafísica del programa.

La heurística positiva consiste en un conjunto parcialmente articulado de sugerencias o pistas acerca de cómo cambiar, desarrollar las "diferentes versiones" del programa de investigación (Lakatos, 1978, pág. 50). La heurística positiva especifica el cinturón de protección, que es el área del programa en donde se lleva a cabo la actividad científica.

Esta actividad científica del cinturón consiste en las pruebas empíricas de las conjeturas refutables que se derivan del núcleo. Tales conjeturas pueden adoptar la forma de hipótesis, modelos o teorías. En este cinturón también encontramos hipótesis auxiliares, anomalías y explicaciones ad hoc. Las hipótesis auxiliares son ajustes conceptuales que el científico realiza sobre la teoría, hipótesis o modelo original cuando se confronta con evidencia contradictoria. Las hipótesis auxiliares, entonces, modifican la versión original de la teoría contrastada. La evidencia contradictoria confrontada por una teoría cuando es sometida a prueba empíricamente, es lo que constituye las anomalías. Las hipótesis auxiliares utilizadas cuando la teoría confronta anomalías puede mejorar o empeorar la versión original de la teoría.

Las hipótesis auxiliares conducen a mejores versiones de la teoría original cuando llevan al descubrimiento de nuevos hechos, y cuando algunos de estos hechos o exceso de contenido empírico es corroborado. Si las hipótesis auxiliares se utilizan como estratagemas lingüísticas para salvar a la teoría de su refutación, decimos que han sido usados en una manera ad hoc, y por lo tanto se les llama explicaciones ad hoc. Este tipo de explicaciones no llevan a un aumento en el contenido factual de la teoría.

Cuando la nueva versión de la teoría original conduce al descubrimiento de nuevos hechos (progreso teórico) y la existencia de algunos de estos hechos se corrobora empíricamente (progreso empírico), llamamos a este cambio progresivo. Entonces, el progreso en ciencia se da cuando hay progreso teórico y empírico. Si la versión modificada de una teoría no es progresiva, se dice que dicha teoría está degenerando.

El progreso y la degeneración de un programa de investigación son sólo temporales. Según Lakatos, los programas de investigación son más bien "archivados" que "eliminados" (Lakatos, 1978, pág. 112). El progreso de un programa de investigación en un momento dado no garantiza que éste no degenere más tarde, o viceversa.

La explicación de Lakatos acerca del crecimiento del conocimiento científico incluye un nuevo criterio de refutación de las teorías científicas. Según esta versión del falsacionismo, los científicos nunca pueden probar que una teoría (una conjetura, en términos de Popper) es completamente falsa debido a que la degeneración de la teoría, la cual en términos de Lakatos constituye su falsación ante la presencia de evidencia empírica contradictoria, puede no ser permanente. Aquellos científicos que trabajen con una versión refutada de una teoría pueden efectuar cambios en ésta que conduzcan a nuevas predicciones, que conllevan el enriquecimiento del contenido empírico corroborado, mostrando a esta nueva versión de la teoría como un cambio progresivo de la misma.

De cualquier manera, si no contamos con mejores versiones de nuestras teorías no es irracional apegarse a sus versiones refutadas.

Dado el argumento anterior, la versión del falsacionismo de Lakatos difiere de aquella de Popper en, por lo menos, dos maneras. Para Lakatos, no es posible mostrar una teoría como incorrecta. Para poder falsear una teoría se debe proponer una mejor opción. Una alternativa teórica mejor debe dar cuenta de todo lo que la primera teoría daba cuenta y además, de algún exceso empírico (es decir, nuevas predicciones corroboradas).

En segundo lugar, de acuerdo con Lakatos, el criterio de falsación de Popper enfrenta, al igual que el criterio de verificabilidad de los positivistas lógicos, el problema de incompleto. Esto es, que no se puede falsear una teoría "completamente" (por ejemplo, en todo tiempo y espacio). En el mejor de los casos, podemos evaluar en distintos puntos de su historia el progreso o degeneración de una teoría.

La incorporación de la historia en la evaluación de la ciencia

Como hemos mencionado, una contribución importante del modelo de Kuhn (1962) es la incorporación del elemento histórico en el discurso epistemológico acerca de la ciencia. Lakatos abordó este tema de discusión al distinguir entre historia interna y externa de la ciencia.

La historia interna se refiere a la historia de las pruebas empíricas de las distintas hipótesis teóricas y modelos contenidos en un programa de investigación, sus respectivos cambios progresivos o degenerativos, y la victoria surgida lentamente de un programa sobre otro, en cualquier área científica. La historia externa nos da elementos empíricos que describen los factores residuales no racionales contenidos en la historia de la ciencia, que no vienen incluidos en la reconstrucción racional o la historia interna, del área escogida.

Según Lakatos, la historia externa de un área científica proporciona ya sea explicaciones no racionales de la selectividad, localidad o velocidad de los eventos históricos de acuerdo con la interpretación en términos de la historia interna del área, o bien, una apreciación empírica de cómo difiere -cuando así sucede- la reconstrucción racional de un área específica, de su historia real. Por ello, la historia externa ofrece un suplemento descriptivo al análisis normativo de la historia interna.

Según Lakatos, si queremos reconstruir racionalmente la historia de un área científica, debemos primero acudir a su historia interna, esto es, la historia de los contenidos del área en términos de la lógica del descubrimiento científico que los produjo. La progresividad o degeneración de las áreas científicas no dependen en lo más mínimo de los factores subjetivos de los científicos: creencias personales, personalidades y autoridad. Entonces, la mejor manera de dar cuenta de la historia de la ciencia, siguiendo a Lakatos, es explicar el crecimiento del conocimiento objetivo (historia interna), y sólo después describir los elementos psicológicos y/o sociales que acompañaron tal producción del conocimiento (historia externa).

Ilustremos la distinción entre historia interna y externa en el área de comunicación social. Para reconstruir la historia interna del área de investigación sobre "niños y televisión", tendríamos que evaluar tal investigación en términos de las distintas teorías y modelos, tales como la teoría de aprendizaje social de Bandura (1977); teorías de psicología del desarrollo y del niño; modelos de efectos de los medios masivos, etcétera; y sólo entonces mirar hacia los factores psicológicos y sociales que influyeron en los políticos, los agentes de cambio social, los directores de las fundaciones y las agencias gubernamentales, a fin de que proporcionaran diferentes recursos para generar el conocimiento de esta área. También sería relevante para la historia externa la pregunta acerca de quién obtuvo dinero y quién no, para realizar investigación en esta área específica.

En suma, cuando se lleva a cabo la reconstrucción racional de un área científica, la historia interna se tiene en cuenta primero porque es la que explica el crecimiento de la ciencia en términos de su progreso teórico y empírico. La historia externa viene después porque solamente describe la selectividad, localidad y velocidad de la ciencia, las cuales son externas a la producción del conocimiento propiamente dicho. Desde luego, esta conjetura no ha pasado sin ser cuestionada por los expertos en el área de estudios de la ciencia.

La experiencia lakatosiana en ciencia:

primeros pasos

Aunque en nuestro ámbito se ha prestado relativamente poca atención a la Metodología de Lakatos en la reconstrucción de áreas científicas, el interés y el uso de este modelo está en ascenso. Monge y Nosnik (1982) presentaron el modelo de Lakatos como una opción al de Kuhn en el área de investigación de comunicación social. Otras dos aplicaciones del modelo de Lakatos en este campo son las de McIntyre (1982) y Nosnik (1982, 1983).

El modelo de Lakatos de evaluación científica se ha aplicado tanto en las ciencias naturales como en las sociales. En las ciencias naturales, el trabajo realizado hasta el momento incluye, entre otras, a la mecánica newtoniana, el experimento Michaelson-Morley, los programas de Einstein y Bohr (véanse Howson, 1976; Lakatos, 1978). También ya se encuentra disponible la reconstrucción del propio Lakatos al área de las pruebas matemáticas en sus Pruebas y refutaciones (Lakatos, 1976).

En las ciencias sociales y de la conducta, áreas como la teoría de las atribuciones (Tetlock y Levi, 1982), inteligencia (Urbach, 1974), desarrollo moral (Phillips y Nicolayev, 1978), la teoría del capital humano (Blaug, 1976), la historiografía marxista (Bernstein, 1982), la sociología del desarrollo nacional (Elguea, 1981), y el debate sobre representación mental (Elguea, 1983), han sido todos reconstruidos utilizando la Metodología de Lakatos.

El modelo de Lakatos del crecimiento del conocimiento científico se utilizará en este trabajo para identificar los distintos programas de investigación que se encuentran compitiendo en el área de comunicación social.

La identificación de estos programas de investigación consistirá tan sólo de la descripción de sus respectivos núcleos y cinturones de protección (capítulo 3).

Finalmente, en el capítulo 4 se reconstruye más en detalle el programa de investigación llamado Usos y gratificaciones de la comunicación social, evaluando su progresividad y degeneración a través del análisis de las investigaciones llevadas a cabo y organizadas alrededor de siete aspectos de la actividad científica del cinturón de protección en ese programa.

RESUMEN

La discusión del crecimiento del conocimiento científico en este capítulo cubre un poco más de 50 años de trabajo filosófico, partiendo del Círculo de Viena en las décadas de 1920 y 1930 hasta la primera publicación de la Metodología de Lakatos a principio de los setenta (Lakatos y Musgrave, 1970).

Seleccionamos como marco de referencia general del modelo de crecimiento científico de Lakatos, los trabajos de los positivistas lógicos, de Popper y Kuhn, porque en gran medida el trabajo de Lakatos continúa y se beneficia de estos tres distintos enfoques de la evaluación del conocimiento científico.

La Metodología de Lakatos sigue las ideas falsacionistas de Popper acerca del crecimiento del conocimiento científico. Según Lakatos, su Metodología es una revisión y extensión del falsacionismo ingenuo de Popper, aunque este último no lo reconociera así.

Las ideas de Popper acerca del crecimiento del conocimiento científico pueden entenderse mejor como una reacción hacia -y una crítica de- las ideas de los positivistas lógicos.

Es por ello que discutimos la reconstrucción positivista lógica de la ciencia.

El trabajo de Lakatos conserva la crítica de Popper a los positivistas lógicos en sus principales líneas de ataque. El falsacionismo de Lakatos considera un error la distinción entre teoría y observación de los lenguajes científicos establecida por los positivistas lógicos.

Lakatos coincidía con Popper en que la ciencia empieza con problemas, y que empezar con problemas implica tener preconcepciones, expectativas y, al principio, teorías ingenuas sobre la realidad. Lakatos se puso del lado de Popper en cuento a su crítica a la noción de observación pura. Observar fenómenos sin concepciones previas o expectativas simplemente no tiene sentido para el falsacionista.

Ambos también coincidieron en que la ciencia no crece por incorporación, como afirmaban los positivistas lógicos. El falsacionismo de Lakatos explica el crecimiento del conocimiento científico basado en la evaluación crítica y la competencia entre teorías; y sigue de cerca la noción de Popper de una acumulación crítica de conocimiento siempre presente y rigurosos esfuerzos continuos para refutar el conocimiento científico.

Finalmente, Lakatos coincidió en la crítica de Popper hacia la evaluación de la ciencia de los positivistas lógicos en dos puntos. El primero, en que la capacidad de poner a prueba las teorías científicas se traduce en su falsabilidad. Lakatos, junto con Popper, ponía como requisito de las teorías científicas el que fueran empíricamente contrastables. Ambos criticaron la noción de los positivistas lógicos de que la capacidad de poner a prueba las teorías científicas es equivalente a su verificación empírica.

El segundo punto en el cual el falsacionismo de Popper y de Lakatos concuerdan en contra del positivismo lógico es en la importante función otorgada a ideas y doctrinas metafísicas en la explicación del crecimiento y evaluación del conocimiento científico.

Popper primero, y Lakatos después, arguyeron por la incorporación de principio y marcos de referencia metafísicos como discusiones significativas acerca de ciencia.

Según Popper, algunas ideas metafísicas, no sujetas a prueba, son centrales para el quehacer científico. Entre estos elementos metafísicos de la evaluación de la ciencia se encuentran marcos de referencia de los cuales se derivan conjeturas científicas sujetas a prueba. Popper llamó a estos marcos de referencia programas metafísicos de investigación.

Lakatos desarrolló sus ideas de la función de los elementos metafísicos en la ciencia a partir de dicha noción. En su Metodología encontramos tres elementos metafísicos como importantes constituyentes de la ciencia y el crecimiento del conocimiento científico.

El primer elemento metafísico central para el modelo falsacionista de la ciencia de Lakatos es el núcleo de un programa, que es el conjunto de proposiciones no sujetas a prueba, no refutables, alrededor de las cuales se lleva a cabo la investigación empírica en distintas áreas científicas.

Los otros dos elementos metafísicos importantes en su apreciación falsacionista de la ciencia son las dos heurísticas que especifican dónde puede llevarse a cabo la falsación de ideas y dónde dicha actividad está prohibida. Estas heurísticas son denominadas, respectivamente, las heurísticas positiva y negativa.

La heurística negativa especifica el núcleo del programa de investigación, ya que éste es precisamente el área dentro de la cual la falsación empírica está prohibida.

La heurística positiva especifica el cinturón de protección del programa, que es la parte en donde se lleva a cabo la investigación científica. En esta parte del programa, las diferentes conjeturas que se derivan del núcleo son probadas empíricamente.

La especificación del cinturón de protección de un programa por la heurística positiva incluye distintas decisiones metodológicas tomadas por los investigadores trabajando en el área de investigación específica: ¿qué partes del "cinturón" deben ser expandidas?, ¿qué anomalías del programa deben ignorarse?, ¿qué pruebas empíricas deben ser conducidas en qué partes del cinturón de protección?, etcétera.

En suma, tanto Popper como Lakatos reinstalaron a la metafísica luego de que fuera destituida por los positivistas lógicos, como un elemento fundamental en la evaluación del crecimiento del conocimiento científico. Esta reinstalación de elementos metafísicos dentro de los análisis significativos de la ciencia es una importante divergencia y crítica de la reconstrucción del conocimiento científico de los positivistas lógicos, por lo menos desde el punto de vista de los falsacionistas.

La Metodología de Lakatos también contiene una crítica de algunas ideas de Kuhn y Popper. Lakatos criticó la apreciación de Popper de que la historia de la ciencia se da en términos de conjeturas y refutaciones. Según Lakatos, la historia de la ciencia no puede ser reconstruida tan sólo en términos de la falsación de hipótesis y teorías aisladas. El método para el avance del conocimiento que Popper caracterizó como el método de "prueba y eliminación de error" requiere, según Lakatos, de una nueva unidad de análisis: el programa científico de investigación.

La ciencia, decía Lakatos, se organiza alrededor de distintas tradiciones de investigación, las cuales a su vez adoptan diferentes aproximaciones conceptuales y metodológicas para el estudio del fenómeno que quieren explicar. Un programa científico de investigación, entonces, es una unidad de evaluación mucho más precisa que un número de conjeturas (teorías aisladas) y sus intentos de refutación.

Una segunda crítica de Lakatos a la versión de Popper del crecimiento de la ciencia es su criterio de falsación Para el falsacionismo de Popper, una teoría refutada debe ser eliminada.

Lakatos criticó a Popper por no tener en cuenta la tenacidad de las teorías científicas, las cuales no son eliminadas ante la presencia de hechos contradictorios. Normalmente los científicos tratan de rescatar sus teorías inventando o utilizando las hipótesis auxiliares de otras áreas, para explicar las anomalías con que se topan o redirigiendo su atención hacia otros problemas o aspectos de las teorías.

Es precisamente en la manera en que los científicos afrontan la falsación empírica de los distintos aspectos o áreas de sus programas de investigación, que su actividad puede ser considerada científica o seudocientífica, según la Metodología de Lakatos, quien afirma: "Para el falsacionista sofisticado en este caso, una teoría es 'aceptable' o 'científica' sólo si se tiene exceso de contenido empírico corroborado, comparada con su predecesor (o rival), esto es, sólo si lleva al descubrimiento de nuevos hechos". Y agrega: "Esta demarcación entre los cambios progresivos y degenerativos arroja una nueva luz en la evaluación de las explicaciones científicas, o más bien, progresivas. Si proponemos una teoría para resolver una contradicción entre una teoría previa y un contraejemplo, de tal manera que la nueva teoría, en lugar de ofrecer una explicación que aumente el contenido (científico), sólo ofrece una reinterpretación (lingüística) que reduce tal contenido, la contradicción se resuelve en una manera meramente semántica, no científica. Un hecho dado es explicado científicamente sólo si un nuevo hecho es también explicado con él" (Lakatos, 1978, págs. 31-32, 34).

Como se señaló en el capítulo 1, el progreso en un programa científico de investigación no implica la solución a todas las anomalías presentes en ese momento en tal programa. De hecho, todos los programas en la ciencia progresan dentro de un mar de anomalías.

El tercer punto de la crítica de Lakatos a la apreciación falsacionista de Popper reside en el papel que desempeñan los experimentos cruciales al decidir entre dos teorías rivales. Este aspecto de su crítica está muy relacionado con los puntos en disputa argumentados previamente.

Según Popper, una manera para evaluar la superioridad de una teoría respecto de otra, consiste en diseñar un experimento crucial con el rigor científico más severo posible en su momento, para eliminar la teoría que explique menos sobre el fenómeno apuntado7.

Esta evaluación instantánea del poder explicativo de las teorías es una concepción popperiana errónea, según Lakatos, quien alega que las teorías o programas de investigación no pueden eliminarse tan fácilmente. De hecho, las teorías científicas o programas de investigación nunca pueden ser completamente eliminadas. La refutación no significa una muerte instantánea y definitiva.

Lakatos afirma que los programas de investigación pueden ser "archivados durante largo tiempo", pero nunca eliminados. Siempre pueden ser revividos y progresar de nuevo. El progreso y la degeneración son entonces simplemente dos estados temporales en la larga y cíclica vida de un programa.

Con respecto a Kuhn, Lakatos se muestra crítico en lo que toca a la manera en que aquél explica la historia de la ciencia como cambio paradigmático científico. Lakatos creía que habiendo hecho las revisiones apropiadas al falsacionismo de Popper, la historia de la ciencia se puede reconstruir en términos racionales. Consideró la manera de dar cuenta del crecimiento de la ciencia de Kuhn, "una conversión mística que no es ni puede ser gobernada por reglas de razón y que cae totalmente dentro del reino de la psicología (social) del descubrimiento. El cambio científico es un tipo de cambio religioso" (Lakatos, 1978, pág. 9). Lakatos quería aun argumentar que sí era posible analizar el progreso en ciencia.

También rechazó el modelo de cambio científico de Kuhn, porque éste anula la posibilidad de una apreciación crítica, racional, de las teorías, dando mucho peso a elementos externos a la actividad científica propiamente dicha, tales como el consenso y los intereses de los investigadores que apoyan la teoría en cuestión. La consecuencia de semejante posición, dice Lakatos, es igualar verdad con poder.

Lakatos no estaba de acuerdo con la idea de Kuhn de que sólo hay apreciación crítica del conocimiento científico durante periodos revolucionarios. Según Kuhn, la historia de la ciencia consiste en un ciclo que alterna fases normales y revolucionarias, y es sólo en las últimas, que los investigadores trabajando en el paradigma ejercen sus poderes de crítica al afrontar las anomalías que se les presentan.

El falsacionismo metodológico complejo de Lakatos reconoció desde el principio la presencia de la crítica en ciencia. Según él, las revoluciones científicas no son conversiones religiosas, como Kuhn podría argumentar, sino más bien ilustraciones del progreso racional de la ciencia (Lakatos, 1978, págs. 9-10).

En última instancia, la Metodología de Lakatos puede ser entendida como un producto y una divergencia crítica, de los modelos positivistas lógicos popperiano y kuhniano del crecimiento del conocimiento científico.

 

LLAMADAS

1Una ley es un enunciado general de describe la regularidad existente entre fenómenos, en ciertas condiciones.

2Una teoría es un cuerpo de conocimiento que explica un fenómeno específico o una serie de fenómenos de manera clara, sistemática y deductiva.

3Un concepto es una abstracción, una representación mental de un objeto de estudio con distintos grados de concreción.

4Véase también el capítulo 2 para una discusión más a fondo del análisis kuhniano de las áreas científicas.

5Véase la discusión sobre "programas metafísicos de investigación"; en Popper, 1976, págs. 148-151.

6Véase Popper, 1976, pág. 150; y Popper, 1963, págs. 193-200.

7Para una ilustración de cómo el concepto de experimento crucial ha sido aplicado en investigación de comunicación social, véase Donohew y Palmgreen, 1981, pág. 41.

 

 

 

 

 

 

2

El debate sobre el crecimiento del conocimiento científico en la investigación de la comunicación social

La experiencia de haber querido ser científico

en un área donde es particularmente difícil ser

científico, hace a las personas como tú y yo más

interesadas en la filosofía de la ciencia que,

digamos, un físico exitoso.

DONALD CAMPBELL a Richard Evans; en Evans,

The Making of Social Psychology, 1980

Generalidades:

comentarios introductorios

En este capítulo se intenta mostrar la influencia del debate acerca del crecimiento del conocimiento científico dentro de la filosofía de la ciencia, en la manera en que los estudiosos de comunicación social evalúan su trabajo científico. Este capítulo tiene una estructura paralela a la del capítulo anterior: primero se presenta a influencia del positivismo / empirismo lógico sobre la investigación de comunicación social, seguida por una discusión acerca de los distintos intentos por reconstruir la historia de nuestro campo en términos kuhnianos, paradigmáticos. Finalmente, algunas ideas de Popper y Lakatos acerca de la evaluación científica se ilustran con ejemplos de la investigación de comunicación social, Algunos elementos del modelo de conjeturas y refutaciones de Popper se utilizan para hacer un análisis falsacionista de distintos aspectos del famoso debate Berelson-Schramm-Riesman-Bauer, ocurrido en 1959, sobre la situación de la investigación de comunicación social en ese momento. Las ideas metodológicas falsacionistas de Lakatos también se incluyen en la discusión del debate entre Berelson y los otros autores, para explicar el cambio del modelo de crecimiento científico de Popper al de Lakatos.

El interés por evaluar el carácter científico del campo de comunicación social por parte de los investigadores que trabajan en esta área no es nuevo. El trabajo ha aparecido en forma de capítulos en libros, y artículos en revistas especializadas. En seguida revisaremos esta bibliografía ampliamente citada y conocida. Los cuatro libros de texto sobre métodos de investigación en comunicación social que hasta el momento han aparecido en nuestro campo (Nafziger y Wilkerson, 1949; Nafziger y White, 1958; Stempel y Westley, 1981; y Wimmer y Dominick, 1983) incluyen por lo menos un capítulo, generalmente el primero, que trata acerca de los fundamentos filosóficos y justificaciones de los métodos de investigación utilizados en nuestra disciplina para adquirir conocimiento.

En Perspectivas de la comunicación humana, Fisher (1978) dedica la primera de sus tres partes exclusivamente a asuntos de filosofía de la ciencia relevantes para discusión científica de la comunicación humana: la comunicación como una ciencia social; comunicación y teoría científica; asuntos filosóficos propiciados por la diversidad de perspectivas en el estudio de la comunicación humana; etcétera.

Por su parte, en Empirismo lógico y el estudio de la comunicación humana, O'Keefe (1975) estableció la conexión y apuntó hacia las similitudes entre la concepción empirista lógica de la ciencia y la manera en que los estudiosos en comunicación han llevado a cabo sus actividades científicas hasta mediados de los años setenta. También presentó el modelo de Kuhn como una opción para evaluar el trabajo en el área de comunicación humana y, asimismo, como una manera de generar conocimiento en este campo.

Paisley (1969, 1972), en su poco conocida Investigación de la comunicación como una disciplina de comportamiento, presenta un esfuerzo notable a través de la filosofía de la ciencia, con el propósito de especificar sus implicaciones en la organización y el entendimiento del trabajo en nuestro campo. Su capítulo sobre "el papel de los paradigmas" es uno de los esfuerzos más importantes por parte de un investigador de comunicación social por articular las ventajas, contempladas en ese momento, del trabajo de Kuhn (1962, 1970).

En su trabajo más reciente en el área de la evaluación científica, Paisley (1984) amplía y actualiza algunos de los análisis presentados en trabajos anteriores (1969, 1972). Organiza el campo de comunicación humana y social en tres áreas principales o, como él las llama, ciencias de la comunicación: 1. aquellas que aparecieron en otras ciencias sociales antes de que el campo de comunicación tuviera su propia identidad (por ejemplo, la difusión de innovaciones, la comunicación social, la comunicación interpersonal y organizacional); 2. aquellas subdisciplinas que tradicionalmente no se consideran dentro de las ciencias sociales pero que, de cualquier forma, han recibido gran influencia de ellas (por ejemplo, kinésica, lingüística, semiología y retórica), y 3. aquellas subáreas que han aparecido a partir del "nexo computación-comunicación-cognición" (por ejemplo, comunicación humana-computadora, procesos de información-decisión, redes electrónicas de comunicación) (Paisley, 1984, pág. 4). De especial interés es su explicación de la fundamentación de la interdisciplinariedad de la comunicación en la distinción entre campos-nivel (pág. 12) y campos-variable (pág. 13). (Véase "La idea de acumulación por reducción", pág. 53.)

La explicación paradigmática de Paisley de la interrelación, organización y status de las ciencias de la comunicación empieza con la descripción de los criterios sociológicos de kuhn de una comunidad científica. Uno de estos criterios de la "interrelación" entre miembros de una comunidad científica. En el análisis de Paisley, "interrelación" es la "relativa plenitud de comunicación entre los grupos" de científicos, mencionados por Kuhn (1962) en su descripción de las comunidades científicas.

Paisley proporcionó una prueba empírica del concepto de relativa plenitud de comunicación de Kuhn al llevar a cabo un análisis sociométrico con base en citas bibliográficas en las ciencias de la comunicación, y entre éstas y diversas ciencias sociales. Este análisis sociométrico bibliográfico (co-citation analysis) es una técnica que asigna índices a la cantidad de referencias bibliográficas en el interior y entre distintas áreas científicas. Como señala Paisley (1984, pág. 33), "las referencias a publicaciones periódicas [y de otro tipo] son fuertes indicadores del flujo de información hacia, dentro y desde una disciplina científica". Las tendencia de las citas bibliográficas se examinan en términos de dependencias culturales entre áreas de investigación (comunicación dentro y fuera) y en términos de etnocentrismo. El resultado más importante del análisis de Paisley, en este sentido, es que "hay un intercambio completo de referencias dentro de cada subdisciplina de comunicación; [pero] con muy contadas excepciones, no hay citas cruzadas entre las subdisciplinas" (pág. 36)1.

La explicación "organizacional" de las ciencias de la comunicación está dada por la referencia de Paisley, las raíces intelectuales y sociológicas del trabajo llevado a cabo por las ocho divisiones -que en aquel momento formaban- de la Asociación Internacional de Comunicación (ICA). El autor obtiene sus datos de las series de Anuarios de Comunicación, específicamente de los capítulos sinópticos de cada división ya que "los temas frecuentes de los capítulos sinópticos establecen la continuidad entre la investigación pasada y presente de la división... A través de las frecuentes alusiones a los estudios y paradigmas pasados, estos capítulos sinópticos ayudan a identifica las 'raíces' de cada división" (pág. 42).

Paisley (1984) se ocupa del status de las ciencias de la comunicación en su reconstrucción paradigmática de la investigación en comunicación social, como una ilustración de lo que él llamó el no-paradigma dominante en nuestro campo. Paisley creía que la historia de la investigación en comunicación social puede ser reconstruida de acuerdo con lo que los científicos del área "no" creen, más que en términos de sus creencias reales acerca del campo; esto constituye el surgimiento del no-paradigma dominante, que es la unidad en torno a la cual puede ser organizado el trabajo de los investigadores en comunicación social. Los principios unificadores de la investigación llevada a cabo en el área, son la negociación de las hipótesis de efectos poderosos y directos de los medios masivos, que los estudiosos han sostenido en distintos momentos de la historia del área. Según Paisley (1984, pág. 84), el no-paradigma dominante "ayuda a construir una comunidad científica alrededor del estudio de la comunicación [pero] no proporciona un logro ejemplar para la investigación futura".

También vale la pena mencionar, debido a su tratamiento de asuntos de filosofía de la ciencia, los trabajos de Tichenor (1981), Donohew y Palmgreen (1981), Hernández-Ramos (1982) y McIntyre (1982). El capítulo de Tichenor en el libro editado por Stempel y Westley (1981) sobre métodos de investigación en comunicación social, proporciona una revisión de asuntos de filosofía de la ciencia a los que se ven confrontados los investigadores trabajando en este campo: causalidad, predicción, inducción, deducción, positivismo, holismo, reduccionismo, etcétera.

El trabajo de Donohew y Palmgreen, que apareció en el mismo volumen en que se incluye el de Tichenor, presenta distintos aspectos de la construcción y contrastación de las teorías. Particularmente importantes son sus ilustraciones de construcción de teorías con ejemplos de efectos de la violencia en televisión y estudios del enfoque llamado "establecimiento de temática o agenda" (agenda-setting)2. (Ver "Función jerarquizadora de la información de los medios masivos", pág. 80.)

Hernández-Ramos (1982) y McIntyre (1982) evaluaron algunos aspectos de investigación en comunicación social desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia. El primero analizó la idea de proceso en la investigación de comunicación desde un punto de vista filosófico. McIntyre, utilizando la Metodología de Lakatos (1978), presentó la distinción de Lazarsfeld (1941) entre investigación administrativa y crítica, como dos programas de investigación en competencia. Monge y Nosnik (1982) revisaron críticamente la imagen de la investigación en comunicación social después del trabajo de Kuhn. Este análisis metateórico de la investigación en el área, describe el modelo de cambio científico de Kuhn apuntando sus problemas filosóficos y conceptuales. Dichos autores presentan también la Metodología de Lakatos como un modelo alternativo de evaluación científica.

El autor de este trabajo (Nosnik, 1982) presentó los modelos de crecimiento del conocimiento científico de Popper y Lakatos en su aplicación a la investigación en comunicación masiva; asimismo, evaluó (Nosnik, 1983) el crecimiento del conocimiento científico en el área de usos y gratificaciones de comunicación social, utilizando la Metodología de Lakatos.

Finalmente, una evidencia de la creciente preocupación por parte de los estudiosos de la comunicación humana y social en el área de la filosofía de la ciencia, es la existencia del grupo de interés en filosofía de la comunicación, organizado en los últimos años como parte de la Asociación Internacional de Comunicación (ICA). La visibilidad y actividad de este grupo de estudiosos (aproximadamente 250 de los 2,200 miembros de ICA en 1983) en la asociación profesional más grande de nuestro campo, es algo que vale la pena tener en cuenta.

La evolución de la imagen de la investigación en comunicación social

Cuando en su quehacer profesional los científicos tienen que escoger entre distintas teorías, afirma Kuhn, se comportan como filósofos de la ciencia. Esto es, la evaluación de teorías involucra metodologías de filosofía de la ciencia.

Esta sección es una revisión de las distintas doctrinas filosóficas con sus respectivos conceptos y modelos, que los investigadores en comunicación han adoptado a través de la historia para poder apoyar la generación y evaluación de conocimiento científico. Aquí se intenta mostrar cómo diversos modelos de filosofía de la ciencia describen de distinta manera el crecimiento de la investigación científica en comunicación social.

La perspectiva positivista lógica de la investigación en comunicación social

Las influencias positivistas lógicas más importantes en la investigación en comunicación masiva, han sido: 1. la distinción entre teoría y observación; 2. el principio de verificación o verificacionismo; 3. la inducción como base lógica de la ciencia o inductivismo; y 4. la idea de acumulación por reducción, el crecimiento científico por incorporación de teorías.

La distinción entre teorías y observación

Como se ha señalado en el primer capítulo, el positivismo lógico concibe de manera dual el lenguaje científico: lenguaje observacional y lenguaje teórico. De esta distinción se sigue que la observación de fenómenos y la construcción de teorías se conciben como dos actividades relacionadas, pero distintas. La observación se da primero, y sólo entonces se elabora la teoría, o más brevemente: datos primero, teoría después (Paisley, 1969, 1972).

Los cuatro libros de texto sobre métodos de investigación en comunicación social antes citados, contienen capítulos en que se examinan las distintas etapas del quehacer científico. Todos los autores incluidos en tales publicaciones coincidieron en que la observación viene primero, y después la teoría. Nafziger (1949, pág. 4) en la introducción a su libro de texto con Wilkerson, afirma: "en el desarrollo de la investigación de los medios de información hemos pasado gradualmente por las etapas usuales de un método de investigación: 1. recolección de hechos, investigación por observación y experimento; 2. formulación de teorías para explicar los datos...".

Westley (1958), en su capítulo acerca del método científico en la Introducción a la investigación en comunicación social, de Nafziger y White, asevera que la ciencia empieza por la observación perspicaz. Llamó a esta etapa del método científico el nivel de la orientación y establecimiento de problemas (págs. 223-224). En su análisis del método científico, Westley encontró muy relevante, incluso crucial, la doctrina del operacionismo y caracterizó a la investigación en comunicación social como una ciencia de la conducta cuantitativa y sistemática (pág. 202).

El operacionismo es una doctrina defendida y originada por el físico Percy Bridgman (1938), que tiene como fin relacionar todos los conceptos científicos con procedimientos en operaciones experimentales, para así eliminar de la ciencia los términos indefinibles empíricamente (véase The Encyclopedia of Philosophy, vol. 5, pág. 543). El operacionismo es relevante para la actividad de observación en comunicación social porque, según Westley (1958), la observación y el concepto tienen que estar relacionados por una correspondencia precisa. Esta explicación es similar a la explicación positivista lógica de las "reglas de correspondencia". Como se ha señalado en el capítulo 1, estas reglas se utilizan para definir términos teóricos, garantizar su relevancia cognitiva y, en especial, para especificar los procedimientos observacionales o experimentales que permiten poner a prueba empíricamente una teoría.

Westley (1958) arguyó que el rigor científico se traduce en la estricta representación de una observación por medio de su concepto correspondiente, o un concepto en términos de su clase correspondiente de observaciones.

En su reciente capítulo sobre "Conceptualización y construcción de teorías" en el libro editado por Stempel y Westley (Métodos de investigación en comunicación social), Donohew y Palmgreen (1981, pág. 32) presentan el proceso de generación de conocimiento en ciencia como compuesto de siete partes. Sostienen que los científicos observan primero, y sólo después desarrollan conceptos y relacionan dichos conceptos entre sí para formar proposiciones teóricas. Basaron sus afirmaciones en la idea de "observación cruda" de Westley, antes descrita, y el análisis del método científico en tres etapas de Reynolds (1971, pág. 44), que coloca la primera etapa como el nivel exploratorio en el cual "la investigación se diseña para permitir al científico mirar alrededor con respecto a algún fenómeno".

En suma, Donohew y Palmgreen respondieron a la pregunta de si la teoría viene antes que los datos, o éstos antes que la teoría, diciendo que "la observación primero, seguida de formulaciones tentativas de construcciones y proposiciones" (1981, pág. 43).

El principio de verificación o verificacionismo

Una segunda noción que ha tenido gran influencia en la forma en que los comunicólogos construyen y evalúan el conocimiento científico es la idea del verificacionismo.

La verificación es el proceso para determinar la verdad de un enunciado por medio de métodos empíricos (Ángeles, 1981, pág. 312). Está basado en el criterio de significancia de Wittgenstein en su Tractatus (1922). Este criterio pretende servir como un medio para distinguir entre seudoproposiciones y proposiciones significativas. La verdad de toda proposición significativa depende de otras proposiciones llamadas elementales o atómicas, las cuales describen hechos que, en principio, pueden ser constatados por la observación. En otras palabras, las proposiciones significativas pueden ser reducidas a otras proposiciones más fundamentales que describen los estados de cosas cuya verdad puede ser establecida o rechazada remitiéndose a la observación.

Los positivistas tomaron el criterio de significancia de Wittgenstein como un criterio de distinción entre la ciencia y la metafísica. La ciencia se constituye, decían ellos, de proposiciones significativas, mientras que la metafísica de seudoproposiciones. Así, una oración es significativa si y sólo si es verificable empíricamente. Además, un enunciado es significativo si y sólo si es verificable lógica o empíricamente, y una oración es significativa empíricamente si y sólo si se puede deducir de un conjunto finito de oraciones observacionales.

Así, el principio de verificación especificaba que para poder ser científicas, las teorías tenían que ser verificables empíricamente; esto es, teorías en tanto sistemas de proposiciones, enunciados, oraciones, etcétera. Las proposiciones, enunciados u oraciones que no cumplieran con este criterio de significancia cognoscitiva (verificación por medio de observación) se consideraban expresiones sin sentido o metafísicas.

Hay varias instancias en la bibliografía de la investigación en comunicación social que muestran la influencia del verificacionismo en nuestro campo. La descripción de Nafziger (1949, pág. 14) de la última etapa en el método científico alude a un "probar la teoría o verificar los datos", es decir, el autor iguala el significado de puesta a prueba empírica de las teorías, con su verificabilidad.

En su capítulo acerca del método científico, Westley (1958) propugna por el verificacionismo en la investigación en comunicación social: "Las proposiciones de la ciencia, aunque derivadas a través de operaciones lógicas de la teoría general, deben encontrar su verificación última en su contacto repetido con el mundo real" (pág. 207). Sólo entonces el autor discute la importancia de la verificación para la predicción en ciencia, argumentando que "no son las verificaciones obtenidas, sino la verificabilidad de los procedimientos metodológicos lo que establece las pretensiones de una disciplina de ser científica" (pág. 209). Westley coincide con Nafziger al hacer equivalente el significado de puesta a prueba empírica con su verificabilidad (págs. 219-220). También apuntó hacia el "limpio rompimiento" que la ciencia debe hacer con respecto a la metafísica (pág. 228).

Más recientemente, Tichenor (1981) dedicó una sección de su análisis de "la lógica de las ciencias sociales y del comportamiento" a la verificación de hipótesis. Aunque apuntó hacia los problemas lógicos asociados con la incompletud de la verificación (por ejemplo, "las hipótesis y las teorías no pueden ser nunca totalmente verificadas"), usa este principio para hablar sobre la puesta a prueba en ciencia.

Debe reconocerse que el capítulo de Tichenor es filosófica y metodológicamente más complejo que los de Nafziger y Westley. A diferencia de sus colegas, Tichenor advirtió que una hipótesis nunca puede ser totalmente verificada dada la naturaleza falible del conocimiento empírico. Insistió en que los científicos evalúan sus hipótesis sólo en términos de la evidencia disponible para apoyarlas. Tichenor también incluyó en su análisis más asuntos filosóficos relevantes al estudio científico de la comunicación social (inducción, deducción, contrastabilidad, holismo, reduccionismo, etcétera) que Nafziger y Westley.

De cualquier modo, Tichenor recurrió todavía a la noción de verificabilidad para hablar de conocimiento que se puede probar empíricamente. Admitió, sin embargo, que es conservador evaluar las hipótesis según su grado de apoyo empírico. Inclusive especificó las condiciones en las cuales las hipótesis se mantienen o no como ciertas como resultado de una serie de pruebas empíricas. Esta última idea, por sí misma, está muy cerca de las nociones de refutabilidad y contrastación de Popper, aunque Tichenor no hace ninguna conexión explícita con el falsacionismo, en este caso.

Un caso similar se puede apreciar en Donohew y Palmgreen (1981). Su análisis, que incluye referencias explícitas a la falsación de teorías (pág. 44), no abandona por completo el verificacionismo como un importante criterio de sujeción a prueba y crecimiento en ciencia: "La única prueba de una teoría es ver si la realidad es de hecho consistente con lo que la teoría dice. Debemos de alguna manera derivar predicciones de nuestra teoría que tengan que ver con la manera en que algunos fenómenos del mundo real se relacionan, y entonces, hacer observaciones sistemáticas para determinar si estas predicciones están apoyadas" (1981, pág. 35).

Finalmente, Wimmer y Dominick (1983, pág. 9) proporcionan un ejemplo de la influencia del verificacionismo en nuestro campo cuando argumentan que los investigadores en comunicación social deben ser capaces de "percibir y clasificar lo que estudian y rechazar las explicaciones metafísicas o sin sentido de los eventos", en el momento de llevar a cabo estudios científicos en esta área.

La inducción como base metodológica de la ciencia o el inductivismo

Para poder apoyar el principio de verificación, los positivistas lógicos desarrollaron una lógica inductiva como parte de su metodología. Esta lógica inductiva permitía a los científicos proceder de hechos particulares a generalizaciones teóricas. El inductivismo para los propósitos de este capítulo, se refiere entonces a la doctrina metodológica que hace posible proceder de enunciados acerca de hechos referidos a observaciones particulares de fenómenos, a enunciados teóricos generales de los mismos.

Casi todos los análisis lógicos del método científico en los textos de investigación de comunicación social se refieren a la inducción como un modo de adquirir conocimiento, en la "inyección vertical" de verdad (O'Keefe, 1975): de hechos particulares a teorías generales.

Según Westley (1958, pág. 223), los métodos inductivos pueden hacer avanzar el conocimiento científico, clasificando y ordenando los hechos acerca de distintos fenómenos, para poder formular generalizaciones de este tipo de conocimiento.

La fase inductiva, según Westley, es un paso-puente entre la orientación, el planteamiento del problema y las etapas hipotético-deductivas de la ciencia3: "[a] la ciencia formulada de manera deductiva tiene que descansar en una fase preliminar inductiva que provee a su vez, las fases de delimitación, enfoque, clarificación y planteamiento del problema (de tal ciencia) [...] Para llegar a una 'ciencia de la comunicación' hacia la cual aspiramos, esta noción de etapas en el avance de la investigación puede ser muy útil" (págs. 223-225).

Westley (1958, pág. 225) concluyó su análisis del papel de la inducción en la investigación de comunicación social con un llamado a realizar más trabajo inductivo.

Según Tichenor (1981), la inducción se emplea continuamente en la investigación de comunicación social (y en la ciencia, en general) para la definición de problemas y la interpretación de resultados. Esto es, como se dijo antes, que el inductivismo puede ser útil y relevante en la construcción y prueba de teorías.

Tichenor discutió que una aproximación hipotético-deductiva como camino único del conocimiento científico es inconcebible, ya que: 1. gracias a la inducción se incluyen los enunciados básicos (axiomas, postulados y supuestos); 2. la generalización de los resultados obtenidos a una población más grande o conjunto de eventos o circunstancias es, en gran medida, un proceso inductivo. Así, "parece entonces más razonable concluir que tanto la inducción como la deducción son usadas, ya simultánea, ya alternativamente en la actividad científica" (pág. 19).

Para Donohew y Palmgreen (1981) la inducción desempeña un papel importante tanto en la observación de los fenómenos, como en su conceptualización, explicación y predicción. Coinciden con Westley, cuya explicación siguen rigurosamente, en que la inducción es un paso anterior necesario para la explicación hipotético-deductiva, el más alto nivel de explicación en ciencia.

Otro aspecto de la ciencia que ha sido caracterizado como un producto paralelo de la doctrina inductivista del método científico es la "sistematización" del conocimiento. Esto es, la creencia generalizada acerca de que la ciencia es un cuerpo sistemático de conocimientos; según Popper, este aspecto psicológico de la inducción, o como él preferiría llamarla la teoría psicológica de la inducción, está basado en el hábito de creer en las leyes como el producto de repeticiones frecuentes, esto es "en la observación repetida de que cosas de cierto tipo están constantemente asociadas con cosas de otro tipo" (1963, pág. 43).

Además de la crítica de Popper a esta teoría de la inducción, su explicación nos ayuda a entender por qué las discusiones sobre los rasgos característicos de la ciencia tienden a insistir en su carácter sistemático (véase Westley, 1958, págs. 202-203 y 207-208).

La idea de acumulación por reducción: crecimiento científico por incorporación de teorías

La tesis parsimoniosa de la unidad de la ciencia (véase el capítulo 1) ha estado presente en investigación, en comunicación social, así como en otras ramas de las ciencias sociales y de comportamiento. Westley (1958, pág. 213) aceptó la idea de la unidad última de las ciencias, a la cual denominó la meta última o clausura (gose of clasure) de la ciencia, especialmente para alcanzar explicaciones científicas deseables y parsimoniosas.

Aunque la idea de "reducción" ha sido severamente criticada en algunas instancias, los estudiosos en comunicación social hacen todavía referencia a ella.

Paisley (1983) presentó lo que llamó la aspiración reduccionista de los investigadores que trabajan en disciplinas científicas en diferentes niveles de abstracción, como un elemento central en su análisis de la interdisciplinariedad de la comunicación. Según Paisley, los campos-nivel son ciencias clasificadas de acuerdo con el nivel de abstracción de sus correspondientes objetos de estudio. Su análisis incluye tres grupos de ciencias: ciencias del comportamiento, biológicas y físicas4.

Paisley (1984, pág. 18) explica que la razón para la "aspiración reduccionista" en campos-nivel es que "los estudiosos de campos de niveles más altos pueden valorar la especificidad de las teorías de los niveles más bajos lo suficiente como para reducir sus propios fenómenos". Ilustró su explicación con ejemplos de la psicología, la sociología y la antropología. Concluyó que al margen de la discusión de si el reduccionismo es completamente posible, esta práctica puede "servir una función importante al transferir teorías de 'un nivel de abstracción' a otro" (pág. 19)5.

En los campos-variables la "aspiración reduccionista" tiene su paralelo en el "pensamiento analógico". "Mientras que un campo-nivel abarca una amplia gama de comportamientos humanos a un mismo nivel de análisis", dice Paisley, "un campo-variable brinda su atención a una categoría del comportamiento, tal como la comunicación, a través de muchos niveles de análisis. Cada campo-variable tiene una variable focal de la cual recibe su nombre: por ejemplo, cibernética, economía, investigación en educación, etcétera". (Para un análisis más detallado de los campos-variables, véase Paisley, 1984, págs. 13-14.)

Paisley caracterizó el pensamiento analógico como una búsqueda de teorías fundamentales, no constreñida a ningún nivel en específico (molecular, psicológico, sociológico, etcétera) que puede ser implantada a distintos niveles en un campo-variable. Según él, uno de los ejemplos más importantes de "pensamiento analógico" es La imagen, de Boulding (1956).

Desafortunadamente, Paisley no proporcionó ejemplos específicos en el área de la investigación de comunicación social. De cualquier manera, el aspecto más importante e interesante de su análisis es el hecho de que los presentó como un recurso o heurística para generar conocimiento. Abandonó la preocupación central positivista de ver al reduccionismo como un medio para organizar el conocimiento científico de una manera más parsimoniosa. En su lugar, Paisley acentuó el aspecto heurístico que las "prácticas reduccionistas" pueden tener en la generación del conocimiento.

La experiencia kuhniana en la investigación en comunicación social: ¿qué hemos aprendido?6

Después de haber descrito con cierto detalle los argumentos principales contenidos en la explicación kuhniana del cambio científico (capítulo 1), revisemos ahora qué consecuencias o implicaciones se pueden derivar de este tipo de trabajo en el área de investigación en comunicación social. ¿Hemos aprendido algo?

La lista de los puntos aprendidos en la manera en que Kuhn explica la historia de la ciencia contienen consecuencias tanto filosóficas como prácticas. Estos puntos se presentarán en conjunto.

Como afirmamos en el primer capítulo, uno de los principales atractivos del modelo de Kuhn para los científicos sociales es la capacidad de los paradigmas de evaluar distintas teorías y explicaciones. A este respecto, los científicos sociales aprendieron que podían reconstruir y al mismo tiempo evaluar el estado de sus áreas mediante la noción de paradigmas. En investigación en comunicación social, Monge arguyó que la experiencia kuhniana llevó a los estudiosos en el simposio organizado por la revista Communication Quarterly a reconstruir el campo en términos de modelo nomológico-deductivo, la perspectiva de sistemas y el enfoque de reglas (Monge, 1982a, pág. 7).

La búsqueda paradigmática en nuestro campo y en otras áreas, por supuesto, mostró las dificultades y problemas asociados con el término paradigma. Se ha hablado de paradigmas en investigación en comunicación social y aún se sigue haciendo, sin especificar cuidadosamente qué es lo que se quiere decir con este término. Ejemplos de ello son los trabajos de Lin (1971); McGuire (1974); Rosengren (1974); Mendelsohn (1974); Rogers (1976); Gitlin (1978); Rogers y Kincaid (1981); Donohew y Palmgreen (1981); entre otros. Existen autores que han sido muy cautelosos con su uso. Por ejemplo, Monge hablaba de "escuelas de pensamiento" cuando se refería al modelo nomológico-deductivo, a la perspectiva de sistemas y enfoque de reglas. De cualquier manera, los comunicólogos muestran interés en hablar de paradigmas. Otros aún, encuentran las ideas de Kuhn útiles para analizar y evaluar el trabajo realizado en nuestra área (por ejemplo, Paisley, 1983).

El segundo aspecto atractivo de la evaluación de teorías utilizando explicaciones paradigmáticas es, como se señaló antes, la búsqueda de la afirmación del status científico de la investigación en comunicación social. Viendo el trabajo que emprendieron los científicos sociales después de la publicación de La estructura de las revoluciones científicas, Kuhn mismo insistió en que su descripción de las revoluciones científicas era precisamente eso, una descripción histórica de cómo áreas ya consideradas científicas fueron desarrollándose. Negó que su visión brindara una serie de reglas y normas sobre cómo distintas áreas científicas deben adquirir su status científico. Los científicos sociales no prestaron mucha atención a esta advertencia de Kuhn y continuaron buscando paradigmas en sus áreas. En nuestro campo, Paisley (1969, 1972, pág. 102) escribió acerca del importante papel, la necesidad y las funciones que los paradigmas pueden tener en lo que toca a convertir a la comunicación en una ciencia realista, progresiva y objetiva. Paisley justificó la búsqueda e inclusión de paradigmas en nuestro campo como una manera de oponerse a la mentalidad positivista de "datos ahora, teorías después", en nuestro quehacer profesional.

Los científicos sociales, y los estudiosos de comunicación entre ellos, continúan usando a los paradigmas en su lucha por legitimar sus áreas como científicas, aun cuando Kuhn las ha declarado, desde hace tiempo, protociencias.

El problema con estas visiones paradigmáticas de las áreas científicas y los malos usos de las versiones originales del modelo de Kuhn debe entenderse a la luz de una lectura a menudo descuidada y superficial de los textos de Kuhn por parte de los científicos interesados en evaluar sus propias áreas, pero también por deficiencias propias del modelo. Kuhn no dio una definición clara de paradigma. Puesto que su criterio para distinguir entre ciencias maduras y ciencias inmaduras o protociencias, está basado en la existencia de paradigmas, nadie puede dar cuenta de la ciencia de una forma paradigmática precisa y no hay manera de distinguir claramente entre las áreas científicas maduras y aquellas aún inmaduras. Así, no hay modo de organizar la investigación en comunicación social y legitimarla como un área científica en términos paradigmáticos kuhnianos. ¡Es hora ya de abandonar este esfuerzo!

Otro hecho interesante de la experiencia kuhniana en ciencias sociales en general, y en la investigación de comunicación social en particular, es la insistencia de los estudiosos en hablar de competencia interparadigmática.

¿Por qué es este asunto tan importante? En primer lugar, la discusión puede ser colocada en dos niveles. En un nivel, la competencia se relaciona con el principio de inconmensurabilidad en el trabajo de Kuhn (véase el capítulo 1). Este punto de discusión filosófica es muy importante para un entendimiento claro del modelo que éste propone. Segundo, la competencia se relaciona con la sucesión de paradigmas.

Kuhn se impresionó mucho con la noción de juegos de lenguaje de Wittgenstein (1953), según la cual estos juegos (por ejemplo, dar órdenes, informar acerca de eventos, blasfemar, etcétera) tiene su propio conjunto de reglas y criterios preestablecidos. Traducido a la terminología de Kuhn, cada paradigma es como un juego de lenguaje en tanto que el conocimiento generado en él es gobernado y sólo puede ser entendido por reglas y criterios específicos propios de tal paradigma, y no pueden ser evaluados racionalmente y/o criticados desde afuera. En palabras de Phillips (1979, págs. 5-6): "Entonces, sería inapropiado juzgar el juego de formular hipótesis acerca de la naturaleza, en términos de los criterios apropiados del juego de contar chistes". La consecuencia, entonces, es que las reivindicaciones de conocimiento son relativas al paradigma en el cual fueron producidas.

La implicación del primer sentido de la competencia antes mencionado es que dicha competencia entre paradigmas es, para los miembros de cada uno de los paradigmas en competencia, un asunto de colisión inconmensurable de cosmovisiones o Weltanschauungen7. De ahí se sigue que la elección de paradigma es también un asunto no racional. Kuhn sólo puede explicar lo que sucede cuando un científico cambia de paradigma en términos de un cambio gestáltico8. Kuhn mismo explica la defensa y cambio de los paradigmas en estos términos.

Así como la elección entre instituciones políticas en competencia, aquella entre paradigmas en competencia, prueba ser una elección entre modalidades incompatibles de vida comunitaria. Puesto que tiene este carácter, la elección no es ni puede ser determinada meramente por los procedimientos de evaluación característicos de la ciencia normal, ya que éstos dependen en parte de un paradigma particular, y el paradigma en cuestión. Cuando los paradigmas entran, y lo deben hacer, en una discusión acerca de elección paradigmática, su función es necesariamente circular. Cada grupo usa su propio paradigma para argumentar en defensa de ese paradigma (Kuhn, 1968, pág. 83; en Phillips, 1979, pág. 5).

El segundo sentido de competencia paradigmática se relaciona con el asunto de sucesión de paradigmas. "Vista a través del tiempo", dice Paisley (1972, pág. 112), "la competencia entre paradigmas toma la forma de una sucesión. En la misma escena, en cualquier década, hay paradigmas en lo más alto de su popularidad y aparente validez, paradigmas pasados cuya vida útil ha terminado pero cuyos seguidores rebaten con resolución las afirmaciones de los sucesores; y paradigmas futuros, cuyas explicaciones no se toman aún en serio".

La competencia en este segundo sentido es muy similar al primer sentido, pero acentúa el asunto de la hegemonía en un campo específico. El trabajo de Paisley (1972) proporciona un buen ejemplo de cómo es que los estudiosos en comunicación social han utilizado este segundo sentido de competencia entre paradigmas en la reconstrucción de su campo.

Aunque tal sentido de competencia interparadigmática ayuda a documentar los cambios históricos en el pensamiento acerca de comunicación social, hay todavía problemas con esta explicación en el marco de análisis kuhniano.

Antes que nada, un cambio paradigmático, en términos de Kuhn, no puede ser evaluado racionalmente porque, como se dijo antes, es como una conversión instantánea, como un cambio gestáltico9. En consecuencia, el desarrollo de distintos paradigmas, y su efecto en un campo específico es, para Kuhn, más parecido a un campo de batalla por la hegemonía que una empresa racional. Paisley incluso señala que "la decisión de trabajar con un nuevo paradigma es una decisión valerosa" (1972, pág. 114). ¿Por qué sería valeroso cambiar de paradigma? Si lo que cuenta como quehacer científico es lo que el consenso de la comunidad de investigadores dice que cuenta y así sería en el caso de la visión de Kuhn, se necesita valor para oponerse a la comunidad, para rechazar sus criterios paradigmáticos y para convertirse a esta nueva causa. Una consecuencia del trabajo de Kuhn es entonces, que se desplaza la evaluación racional de las teorías y se destacan los aspectos sociales de la ciencia.

Es curioso e interesante notar que algunas actividades de investigadores en comunicación social son ejemplos que parecen contradecir los argumentos de Kuhn acerca de la historia de la ciencia. Por ejemplo, estudiosos como Paisley están interesados por el asunto del progreso en nuestro campo; Monge (1982b), y Monge y otros (1982) evalúan, discuten y critican racionalmente los problemas para poner a prueba teorías procesuales con técnicas de análisis de varianza en el paradigma de la explicación nomológica-deductiva, cuando Monge de hecho se considera un miembro del paradigma de la perspectiva sistemática.

La experiencia kuhniana en investigación en comunicación social puede resumirse como sigue:

1.      Kuhn proporcionó a los comunicólogos una herramienta muy atractiva, el concepto de paradigma, para tratar de entender mejor y mostrar el carácter científico de nuestro trabajo en el área.

  1. En ocasiones se han dado explicaciones usando la noción de paradigma sin una evaluación cuidadosa y crítica de este concepto, y tampoco de los otros elementos en la versión de Kuhn de la historia de la ciencia.
  2. Los paradigmas probaron ser no sólo una unidad de análisis atractiva, sino también práctica y fácil para discutir acerca del cambio científico en comunicación social.
  3. Los estudiosos en nuestro campo no tuvieron en cuenta las advertencias de Kuhn en cuanto al carácter protocientífico de las ciencias sociales. Esta búsqueda paradigmática entre los estudiosos en comunicación social ha sido una práctica generalizada también entre otros científicos sociales (sociólogos, psicólogos, economistas, etcétera) (Nosnik, 1981, págs. 7-9).
  1. Los investigadores en comunicación social, así como los de otras áreas, otorgaron mejor racionalidad a la visión de Kuhn de lo que él mismo estaba dispuesto a aceptar. Es decir, los estudiosos hablaron de paradigmas en competencia cuando la evaluación y crítica racional interparadigmática simplemente no existe en las versiones original (1962) y revisada (1970) de Kuhn. Los investigadores aludieron a progreso en ciencia, mientras que Kuhn discutía la importancia de explicar la historia de la ciencia en términos de cambio científico. El concepto de progreso incomodaba a Kuhn ya que puede ser asociado con la idea del crecimiento continuo del conocimiento, lo cual él rechazó desde un principio (véase el capítulo 1). También hay científicos que critican el trabajo de sus colegas en otros paradigmas refutando la explicación kuhniana acerca de la inconmensurabilidad paradigmática.
  2. Los problemas antes mencionados no son solamente consecuencia de la falta de conocimiento por parte de algunos investigadores en comunicación, de importantes discusiones dentro de la filosofía de la ciencia. También apuntan hacia las limitaciones propias del modelo de ciencia de Kuhn, al destacar la necesidad de reinstalar la racionalidad en la evaluación del crecimiento del conocimiento científico.
  3. Hemos tomado conciencia de la importancia de considerar los aspectos sociales de la empresa científica. Este hecho tiene por lo menos dos consecuencias importantes en las ciencias sociales en general, y en la investigación en comunicación social en particular. Por un lado -y esto es relevante para todas las ciencias10-, los modelos racionales del crecimiento del conocimiento científico después de Kuhn (por ejemplo, la Metodología de Lakatos) tienen en consideración los aspectos históricos y sociales de la ciencia, en comparación con el énfasis ahistórico característico de los modelos prekuhnianos (por ejemplo, el positivismo lógico y falsacionismo popperiano). Por otra parte, la sociología del conocimiento y la tradición hermenéutica han adquirido popularidad entre los estudiosos y estudiantes de la comunicación social. Preguntas acerca de los modos de producción del conocimiento científico en la investigación en comunicación social, la ideología trasmitida por los medios masivos y los métodos alternativos de investigación a los métodos cuantitativos tradicionales, son actualmente puntos de discusión en nuestro campo. Kuhn dio, en parte, un buen argumento filosófico para la inclusión de semejantes asuntos en nuestra agenda como investigadores en comunicación social y como estudiosos interesados en la filosofía de la ciencia, no solamente para evaluar la imagen sino también la práctica de la ciencia en este campo.
  4. Finalmente, algunos científicos de comunicación social se aferran a reconstrucciones y explicaciones paradigmáticas de nuestro campo por desconocimiento de modelos alternativos al de Kuhn.

En la siguiente sección de este capítulo presentaremos un modelo alternativo de evaluación del crecimiento científico que soluciona algunos problemas enfrentados por la visión paradigmática de Kuhn acerca de la ciencia. Conjeturamos que la Metodología de Lakatos provee a los investigadores en comunicación social de un modelo interesante y atractivo de evaluación científica.

 

Falsacionismo metodológico e investigación en comunicación social

En esta sección ilustraremos cómo algunas ideas de Popper y Lakatos acerca del crecimiento de la ciencia pueden aplicarse al análisis de carácter científico de la investigación en comunicación social al final de los años cincuenta.

Hasta ahora, la mayoría de las referencias al debate Berelson-Schramm-Riesman-Bauer (1959) se centran alrededor de la decepción de Berelson con el status del trabajo de investigación en comunicación social en ese momento. Ha habido muy poca discusión sobre los puntos de filosofía de la ciencia involucrados en este debate.

Algunas de las ideas de Popper son relevantes aquí porque su filosofía de la ciencia se dirige al problema de la justificación del conocimiento científico en términos de su crecimiento. De alguna manera, el análisis de Berelson de la investigación en comunicación social al final de los años cincuenta apunta en la misma dirección: la justificación de la existencia de un área de investigación en términos de su crecimiento científico.

Al presentar el debate de Berelson y otros en el marco de algunas ideas popperianas y lakatosianas sobre el crecimiento del conocimiento científico, queremos ofrecer una nueva perspectiva de análisis acerca de este famoso y controvertido debate en comunicación social.

Al final de los cincuenta, Berelson (1959) afirmó que la investigación en comunicación social como campo científico, se encontraba en agonía debido a la falta de originalidad y creatividad que observaba en el trabajo de sus colegas en aquel momento. Berelson basaba su crítica en el examen del trabajo realizado por los "padres fundadores" de la investigación en comunicación social en los Estados Unidos: Lasswell, Lazarsfeld, Lewin y Hovland11. La queja de Berelson (1959) consistía principalmente en la falta de grandes ideas en el estudio de la comunicación social.

Para contextualizar su análisis, Berelson presentó cuatro enfoques principales desarrollados por los padres fundadores y otros seis que denominó secundarios. Los cuatro enfoques principales son:

1.      El enfoque político: Harold Lasswell, a principios de los treinta;

  1. El enfoque del muestreo de opinión por encuestas: Paul Lazarsfeld, a finales de los treinta;
  2. El enfoque de los pequeños grupos: Kurt Lewin, a finales de los treinta;
  3. El enfoque experimental del laboratorio: Carl Hovland, a principios de los cuarenta.

Según Berelson, el enfoque político de la investigación en comunicación social es "macroscópica", con énfasis en los aspectos sociopolíticos del fenómeno; el enfoque de encuestas de opinión y el experimental son "microscópicos", debido a su énfasis en la respuesta individual, y el de los pequeños grupos se encuentra en algún punto intermedio entre ambos extremos. La razón para lograr lo que los padres fundadores consiguieron en este campo dependía, según Berelson, de la formación teórica y metodológica de cada uno de ellos.

Presenta el autor después los enfoques secundarios a la investigación en comunicación social: el reformista (esto es, el estudio de la libertad y el control de los medios masivos); el histórico (que se pregunta si la comunicación es un campo científico); el periodístico (que analiza el control de los medios masivos, los distintos tipos de comunicadores, como asuntos éticos); el matemático (la teoría matemática de la información, los canales de información); el psicolingüístico (que revisa metodologías como el diferencial semántico, el procesamiento de información humana); y el psiquiátrico (define a la comunicación como la matriz social de la psiquiatría).

Según Berelson, una de las razones por las cuales la investigación en comunicación enfrentaba problemas en aquella época era que los innovadores en el estudio de la comunicación social estaban regresando a trabajar en los asuntos de sus propias disciplinas de origen12. Al analizar el futuro del campo, Berelson afirmaba que podía percibir "siete grandes líneas de investigación, de las cuales algunas podrán desarrollarse como los enfoques principales de los próximos años, de la misma manera como aquellos de Lasswell-Lazarsfeld-Lewin-Hovland lo hicieron en el pasado" (1959, pág. 5)13.

En la revisión del análisis de Berelson a la luz de la filosofía de la ciencia, el primer punto que debe ponerse de relieve es la diferencia que en esta disciplina se establece entre el contexto de justificación y el contexto de descubrimiento. Vale decir, la distinción entre las bases lógicas y racionales que justifican nuestros descubrimientos como conocimiento en ciencia (el problema de la justificación del conocimiento, la epistemología) y las circunstancias en que se realizan tales descubrimientos científicos14.

Esta distinción es particularmente relevante al análisis de Berelson sobre el status de la investigación en comunicación social a finales de la década de los cincuenta, ya que la línea de base de sus argumentos fue el hecho de que la gente de grandes ideas -léase descubrimientos- ya no estaba presente en el área.

El problema de la creatividad, el ingenio y la psicología de la producción de grandes ideas de estudio es parte del así llamado contexto del descubrimiento, y no puede ser analizado racionalmente porque sigue siendo, aún actualmente, una cuestión empírica. En otras palabras: por el momento no hay teoría alguna disponible para evaluar o explicar racionalmente cómo es que la gente llega a tener grandes ideas. Tenemos disponibles solamente las descripciones factuales del momento de "intuición" que la gente experimenta cuando se le ocurre una gran idea.

La filosofía de la ciencia no está lista y tampoco dispuesta, según algunos filósofos, a tratar con problemas de creatividad científica. De cualquier modo, la filosofía de la ciencia puede darnos algunas explicaciones de asuntos que se relacionan con el "contexto de justificación" del conocimiento, tales como: la evaluación racional o metodológica de las conjeturas teóricas presentadas por distintos estudiosos en el área de investigación en comunicación social para explicar nuestro objeto de estudio.

Del crecimiento popperiano del conocimiento científico al progreso científico lakatosiano

Uno de los puntos que Berelson aborda en su trabajo es la existencia de distintos enfoques presentados por los padres fundadores para estudiar a la comunicación social. ¿Qué quería significar Berelson con el término enfoques?, ¿cómo podemos traducir este concepto en términos de la metodología falsacionista?

Por principio, tales enfoques pueden ser considerados conjeturas o hipótesis de trabajo acerca del aspecto por estudiar de la comunicación social. Estas conjeturas tratan acerca de la relación entre la comunicación social y el sistema político (Lasswell); la manera de medir la opinión pública y los niveles de información en una población (Lazarsfeld); la naturaleza de la comunicación en tanto proceso de pequeños grupos y su relación con otros procesos de grupo (Lewin); y el efecto de las fuentes de comunicación en el cambio de actitudes de los receptores, en un ambiente controlado (Hovland).

De cualquier modo, estas cuatro hipótesis de trabajo más que conjeturas sirvieron como marcos conceptuales de referencia a partir de los cuales se derivó cierto número de conjeturas contrastables empíricamente. Esto es, los cuatro enfoques principales de Berelson pueden considerarse cuatro marcos de referencia teóricos que marcan rutas para explicar diferentes aspectos del fenómeno de la comunicación social. En términos falsacionistas, actúan como importantes marcos metafísicos no refutables en sí mismos que contienen heurísticas que guían, por así decirlo, el trabajo de los científicos en el área. Constituyen lo que Popper llamó programas metafísicos de investigación (véase el capítulo 1).

Lakatos (1970) tomó de Popper esta idea de programas metafísicos de investigación y la transformó en los "programas científicos de investigación". Así, los falsacionistas han proporcionado una metodología para reconstruir y evaluar los enfoques de Berelson, en el estudio de la comunicación social.

¿En qué medida fue el diagnóstico pesimista de Berelson de la investigación en comunicación social, una respuesta a un sentimiento intuitivo de estancamiento o degeneración de la investigación en el área? En la medida en la cual los comentarios de Berelson pudieron no haber reconocido la progresividad de la investigación en nuestro campo, deben también incluirse en el presente análisis. Intentamos dar respuesta a algunas de estas preguntas examinando los principales argumentos en el debate.

Puede muy bien ser el caso, por lo menos en un sentido literal, que la vida es la refutación de la muerte. Esta noción es precisamente la estrategia que Schramm siguió en su respuesta a Berelson. Schramm ilustró la vitalidad de la investigación en comunicación social en aquel entonces dando una larga lista de las preguntas de investigación no resueltas en ese momento y que enfrentaban los estudiosos en comunicación social. Hizo preguntas tales como: ¿quién va a diseñar el modelo adecuado de comunicación de dos personas?, ¿quién va a estudiar las organizaciones de comunicación (las instituciones de los medios masivos) y clarificar la economía de la comunicación social?

Por otro lado, la respuesta de Riesman (1959) a Berelson llamó la atención hacia un importante hecho que sobresalía en ese momento: la internalización y profundización de la crítica en las actividades científicas de los investigadores en comunicación social. Dice Riesman: "En cada uno de estos campos15, incluyendo comunicación, ocurrieron simultáneamente dos desarrollos. En primer lugar, los estudiosos iniciales con sus desórdenes metodológicos, sus a menudo grandiosas generalizaciones y sus evidentes prejuicios políticos, fueron confrontados con una cortina de fuego de crítica concienzuda... El segundo desarrollo fue la apertura de nuevos campos de trabajo teórico que ofrecían al mismo tiempo rápidas utilidades para el estudiante capaz, y modelos elegantes para los dóciles y tímidos" (Riesman, 1959, pág. 11).

Bauer (1959) intentó refutar a Berelson de una manera distinta. Él vio que el hecho de que los comentarios de Berelson indicaran que las fronteras de la investigación en comunicación social se definían cada vez menos claramente, provocaba a su vez una crisis de identidad para algunos estudiosos que trabajaban en este campo. De cualquier forma, Bauer miraba esta situación con optimismo y no con el pesimismo de Berelson. Dice Bauer: "Básicamente, entonces mi argumento es que los primero enfoques16 conllevan sobresimplificaciones que se han vuelto evidentes porque tales enfoques han sido llevados al punto en el cual exponen sus propias limitaciones". Y luego agrega: "El resultado ha sido no sólo el reconocimiento de la complejidad del proceso de comunicación, sino un cambio de preocupaciones primarias con respecto a la sustancia de los problemas, y un menor compromiso con un instrumento particular de investigación" (Bauer, 1969, pág. 16).

Schramm, Riesman y Bauer respondieron a la crítica de Berelson mostrando que el área se enfrentaba en ese momento con una creciente lista de problemas teóricos y metodológicos (Schramm); una expansión de las áreas de estudios y una mayor complejidad y rigor metodológicos (Riesman); y un creciente grado de complejidad de la comunicación como fenómeno de estudio (Bauer).

De cualquier manera, ninguno de los tres mencionó algún enfoque que representara un avance importante en el nivel teórico o metodológico, del cual pudieran derivarse nuevas conjeturas acerca de la investigación en comunicación social, o alguna innovación teórica en los enfoques de los padres fundadores de la comunicación social.

El aspecto destacado en las respuestas de Schramm, Riesman y Bauer a la crítica de Berelson fue la complejidad de la investigación en comunicación social ejemplificada en largas listas de problemas futuros de investigación. Según el modelo del crecimiento científico de Popper, la ciencia empieza con problemas de investigación, pero son precisamente la teoría y la eliminación de errores previos los que logran el avance científico. La vitalidad de un campo no está definida, entonces, solamente por la capacidad de los investigadores para generar problemas de investigación sino también, y de manera mucho más importante, por las ideas, teorías y enfoques conceptuales y metodológicos que sirven de solución a tales problemas.

La conclusión de la presente sección es que Schramm, Riesman y Bauer no dieron ejemplos de instancias de poder heurístico (por ejemplo, explicaciones teóricas) de las distintas aproximaciones existentes en su momento al estudio de la comunicación social, y no incluyeron ningún nuevo enfoque conceptual a nuestro campo que de hecho estuviera resolviendo los problemas de investigación citados por ellos.

Observaciones finales

Lakatos, al criticar el modelo de crecimiento científico de Popper, sostuvo que una conjetura nunca puede ser completa y exitosamente falseada. Por lo tanto, en el caso del debate aquí presentado acerca del estado de la investigación en comunicación social a finales de los cincuenta, la conjetura de Berelson acerca de la falta de poder heurístico de los enfoques presentes en ese momento en el campo no puede ser completamente aceptada, ya que la historia de la ciencia, incluida la investigación en comunicación social, está compuesta de ciclos alternativos que incluyen periodos de progreso y periodos de estancamiento y degeneración del trabajo científico.

Aunque Schramm y los demás autores proporcionaron suficientes pruebas para demostrar el progreso presente en nuestra área durante la década de los años cincuenta, no puede descartarse la posibilidad de refutar la conjetura de Berelson en otro momento de la historia de nuestra disciplina.

Hemos afirmado que el concepto de progreso científico para Lakatos es, en cierta medida, lo que Berelson tenía en mente cuando se quejó acerca de la calidad de la investigación en comunicación social al final de los años cincuenta. Por lo tanto, habría que recordar que para que haya progreso en un área científica es necesario que en la misma exista un poder heurístico manifestado por la presencia de marcos conceptuales que generen conjeturas contrastables empíricamente. Existirá progreso en la medida en que haya teorías que generen un número creciente de hechos nuevos y que por lo menos algunos de éstos sean corroborados. Existirá degeneración en la medida en que un número creciente de hechos no sea explicado por las teorías presentes en tal campo de la ciencia.

Después de leer el debate entre Berelson y otros, y habiendo incorporado algunos elementos de análisis popperianos y lakatosianos, podemos concluir que:

1.      Al final de los años cincuenta Berelson conjeturó que ocurría una degeneración lakatosiana en el campo de la investigación en comunicación social. Los enfoques conceptuales disponibles en aquel entonces (el concepto de Berelson de grandes ideas) no proporcionaban el descubrimiento de nuevos hechos, ni explicaciones de los hechos: una lista creciente de problemas, en palabras de Schramm.

  1. La queja de Berelson sobre el status de estancamiento de la investigación en comunicación social puede ser vista como una conjetura acerca de la falta de conocimiento teórico y empírico en nuestro campo, la cual, a su vez, intentaron refutar Schramm, Riesman y Bauer.
  2. Los tres autores mencionados no lograron refutar satisfactoriamente la conjetura de Berelson al no mostrar evidencia del progreso teórico y/o empírico en comunicación social, en ese momento.
  3. Según el falsacionismo metodológico de Lakatos, la conjetura de Berelson no puede ser refutada completa o definitivamente. De cualquier manera, la de Berelson debe tomarse como una "hipótesis permanente de trabajo" crítica que puede ayudarnos para llevar a cabo evaluaciones de tiempo en tiempo, de la progresividad y degeneración presentes en las distintas áreas de investigación en el campo de la comunicación social.

RESUMEN

El presente capítulo provee un recuento detallado de la influencia de algunos modelos filosóficos sobre el crecimiento del conocimiento científico en la investigación en comunicación social.

De acuerdo con el análisis presentado, la influencia del positivismo lógico ha estado presente en esta área desde sus primeros tiempos como campo científico, y sigue todavía viva. Según se explicó, la influencia del positivismo lógico en la investigación en comunicación social puede resumirse en cuatro puntos principales:

1.      La insistencia de los estudiosos en comunicación social en señalar la precedencia de la observación sobre las etapas teóricas en el proceso de investigación. De acuerdo con nuestra revisión de los cuatro libros de texto sobre métodos de investigación existentes en nuestro campo (Nafziger y Wilkerson, 1949; Nafziger y White, 1958; Stempel y Westley, 1981; y Wimmer y Dominick, 1983), la observación siempre viene antes que la teoría. Esta concepción de "datos primero, teoría después" (Paisley, 1969, 1972) se heredó de la aproximación positivista a la ciencia.

  1. La creencia todavía presente en nuestro campo de que el conocimiento se justifica remitiéndose al principio de verificación o "verificacionismo". Los investigadores de comunicación social en gran medida continúan, a la manera positivista, verificando sus teorías.
  2. La afirmación de que la inducción proporciona una base lógica y metodológica para generar conocimiento científico en nuestro campo: de hechos particulares a teorías generales.
  3. La idea sostenida por algunos estudiosos en comunicación social de que el conocimiento científico crece en términos de acumulación por reducción de algunas teorías a otras más fundamentales, idea que proviene de la fórmula positivista del crecimiento de la ciencia por incorporación.

En este capítulo se ilustraron también las aproximaciones kuhniana y popperiana a la evaluación científica en comunicación social. En particular, en el caso de la visión paradigmática de Kuhn de nuestro campo, insistimos en que su modelo dio a los estudiosos en comunicación social una explicación sociohistórica muy atractiva de cómo es que la ciencia cambia, antes de crecer o progresar, utilizando una unidad de evaluación científica que ha probado ser muy popular en la reconstrucción, organización y presentación del trabajo en este campo: el paradigma.

En la sección que trata acerca de Kuhn y la investigación en comunicación social destacamos que algunas de las críticas apuntadas al modelo por él propuesto han sido ignoradas y que las explicaciones paradigmáticas en nuestro campo son aún muy populares.

En el caso del análisis de los recuentos paradigmáticos en nuestra área de estudio, hemos hecho notar que los investigadores en comunicación social asociaron una evaluación más crítica y racional a la visión de Kuhn de lo que éste mismo hizo. Específicamente, en el caso del tratamiento de los estudiosos del asunto de la competencia interparadigmática en comunicación social, hemos insistido en el mal uso del modelo de cambio científico propuesto por Kuhn.

Finalmente, concluimos que las aplicaciones y malos usos de La estructura de las revoluciones científicas (1962) en la investigación en comunicación social ha sido el resultado no sólo de la ignorancia de los aspectos más importantes del modelo de Kuhn y sus fundamentos filosóficos, sino también de una falta de conocimiento de modelos alternativos. Consideramos que la Metodología de Lakatos es un modelo atractivo e interesante alternativo al de Kuhn.

La última parte de este capítulo es una reconstrucción falsacionista de un debate acerca del status de la investigación en comunicación social al final de los años cincuenta. En esta sección se ilustra cómo la filosofía de la ciencia puede explicar y enfrentar problemas de evaluación científica en nuestro campo de estudio.

Al examinar el debate Berelson-Schramm-Riesman-Bauer (1959) sobre el carácter científico de la investigación en comunicación social, apuntamos que el interés acerca del carácter científico de nuestro campo no es nuevo. De alguna manera, la crítica de Berelson sobre el estado de la investigación en comunicación social como un área científica al final de los años cincuenta, es paralela a nuestro interés por reconstruir la investigación en comunicación social empleando la Metodología de Lakatos.

También señalamos que el uso del concepto enfoques por parte de Berelson se asemeja a la noción de programas científicos de investigación de Lakatos. Al establecer este punto, fuimos capaces de mostrar, mediante un ejemplo en comunicación social, cómo el modelo de conjeturas y refutaciones de Popper es una explicación limitada del crecimiento de la ciencia. Los enfoques de Lasswell-Lazarsfeld-Lewin-Hovland se entienden mejor con marcos teóricos de referencia de los cuales se derivan distintas conjeturas susceptibles de ser puestas a prueba empíricamente. Es en este momento cuando introdujimos la noción de programa científico de investigación, de Lakatos.

Tradicionalmente, al analizar el debate de 1959, los investigadores y estudiosos de la comunicación social toman partido ya sea en favor de Berelson o de sus tres críticos. Sea como fuere, en cuanto a lo que hemos podido constatar, nadie ha apuntado hacia los asuntos filosóficos involucrados en este debate ni a sus consecuencias.

Es trivialmente cierto afirmar que en un debate de esta naturaleza las personas tienden a colocarse del lado de quien representa de mejor manera sus ideas acerca del estado de la investigación en comunicación social a finales de los años cincuenta. Lo que no es trivial ni obvio en lo absoluto es la cuestión de cómo evaluar los argumentos de los distintos participantes en el debate. Estas son las razones por las que incluimos en la discusión de este importante debate algunos elementos de análisis popperianos y lakatosianos.

Afirmamos en el presente capítulo que, según nuestra propia evaluación de los argumentos, Schramm, Riesman y Bauer no ofrecieron pruebas que refutan la crítica de Berelson acerca de que el estado de la comunicación social como área científica, en ese tiempo, era alarmante.

En nuestra evaluación del debate utilizamos los criterios de progresividad y degeneración de la investigación científica contenidos en la Metodología de Lakatos. En términos del falsacionismo lakatosiano, Schramm, Riesman y Bauer no dieron ejemplos de progreso en investigación en comunicación social. Es decir, no ofrecieron evidencia acerca de la existencia de teorías que en ese momento estuvieran predicando nuevos hechos o que dieran cuenta de nuevos datos en los enfoques de Lasswell, Lazarsfeld, Lewin y Hovland.

Finalmente, debemos reconocer que dada la información disponible en la publicación original del debate en el Public Opinion Quarterly, no podemos concluir que no haya habido progreso en alguna de las áreas de investigación en comunicación social. Las conclusiones apuntadas arriba sólo son aplicables a los argumentos publicados por los participantes en tal debate.

 

LLAMADAS

1Un artículo de Reeves y Borgman (1983) complementa el análisis de Paisley.

2Estos dos capítulos se presentan más exhaustivamente en la siguiente sección.

3Las etapas hipotético-deductivas de la ciencia se refieren a la "visión de que la ocurrencia de un evento afirmado por una hipótesis se explica cuando es incorporado bajo, cubierto por o deducido de una ley en la naturaleza, esto es, cuando se ha demostrado que ocurre de acuerdo con alguna regularidad general de la naturaleza" (The Encyclopedia of Philosophy, vol. 2, 1972, pág. 159).

4Las ciencias del comportamiento incluyen: antropología, sociología, psicología social y psicología. Entre las ciencias biológicas se cuentan la fisiología y la biología. Las ciencias físicas son química y física. La psicología fisiológica se sitúa entre los dos primeros grupos de ciencias, y la bioquímica, entre los dos últimos.

5Énfasis en el original.

6Esta sección es una versión modificada de Monge y Nosnik (1982).

7Véase Suppe (1977), "Alternativas a la visión recibida y sus críticos", parte B.

8Cambio gestáltico es el cambio de cosmovisiones a través del cual deben pasar los científicos al cambiar de paradigmas. Este cambio se da en el nivel de la percepción de la realidad como un todo organizado.

9Hasta hoy, nadie ha sido capaz de ofrecer una reconstrucción racional metodológica de por qué en el caso de los experimentos de fondo-figura, por ejemplo, en un momento dado el sujeto ve una mujer joven y en otro, a una anciana. Sólo contamos con descripciones de cambios gestálticos.

10Formales y empíricas.

11Desde principios de los años treinta hasta finales de los cuarenta.

12Y para ese entonces ya Lewin había muerto.

13Las siete líneas de investigación incluyen: combinaciones de las aproximaciones principales y secundarias; estudios comparativos; análisis económico; análisis sociohistórico; cultura popular; comunicación social; y asuntos prácticos (Berelson, 1959, págs. 5-6).

14Esta distinción fue explicitada por primera vez por Hans Reinchenbach (1891-1953).

15Cultura y personalidad, economía institucional y la crítica de carácter y sociedad.

16Los enfoques de Lasswell, Lazarsfeld, Lewin y Hovland.

 

 

* Ingresado a esta  web, el 18 de marzo de 2004.

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