El
Desarrollo humano como Política de Estado
(El caso de la Educación Superior ante el cambio
tecnológico)
Raúl
Vela Sosa, Lourdes Loyo Haces
Instituto de
Administración Pública de Yucatán
Mérida,
Yucatán, México
i.-
presentación
La irrenunciable responsabilidad social del Estado de
propiciar la impartición de una
educación de calidad y en condiciones adecuadas enfrenta hoy día dos
situaciones difíciles:
a.
una acelerada y
constante generación de conocimientos motivada por el desarrollo de la ciencia y
el cambio tecnológico, difícil de alcanzar y ejercer su dominio, y
b.
una tendencia
estructural fundada en una filosofía liberal en pleno dominio en gran parte del
orbe, expresada, particularmente, en restricciones al gasto público social,
incluido en él, el financiamiento educativo.
Adicionalmente, los países de América Latina y el
Caribe se enfrentan a problemas ancestrales de rezago en materia social, que
dificulta planear con certidumbre una respuesta institucional para las grandes
demandas sociales.
La globalización trajo repercusiones en el ámbito
educativo, con el surgimiento de factores asociados a las nuevas tecnologías de
la información y de las comunicaciones (NTIC), que han motivado la aparición de
una pedagogía informacional[1]
en donde se evidencia la necesidad de relacionar a la informática y a la
telemática con las teorías pedagógicas para poder enseñar a aprender a la sociedad del
conocimiento.
Todo lo anterior ha traído efectos sobre la formación
profesional, sobre la oferta laboral, la organización productiva y las
relaciones de convivencia nacional y de cooperación internacional.
La apertura y fortaleza del Estado, en una alianza
social con las Instituciones de Educación Superior y la sociedad productiva,
permitiría la implementación de políticas públicas que garanticen la
consolidación de una vinculación sistémica real y efectiva entre los actores más
importantes de la sociedad nacional, cuya finalidad sea presentar alternativas
que innoven los procesos de aprendizaje y propicien mejores escenarios para el
desarrollo económico y social de las naciones.
Las políticas públicas generadas a partir de la
visión de la nueva gestión gubernamental, se basan en la responsabilidad social
del Estado, el cual construye su agenda de los asuntos públicos más allá de la
concepción reduccionista mercantil de que los ciudadanos son “usuarios” o
“consumidores” de servicios públicos. Los ciudadanos no son clientes con los que
el Estado medie su relación por un “contrato comercial”, por el contrario,
existe entre ellos un contrato social[2],
por encima de los intereses particulares, en donde, en ningún caso, se justifica
la disminución de las responsabilidades públicas. Los clientes se manifiestan
por sus expectativas de consumo, los ciudadanos se manifiestan ejerciendo sus
derechos. El cliente pierde su calidad de tal cuando forma parte de la demanda
no solvente, el ciudadano a partir de la democracia, con su participación,
afirma su poder político en la sociedad.
De aquí la importancia de una gestión pública que
asegure la cohesión social y que fomente una cultura orientada hacia los
resultados y la rendición de cuentas, basada en la capacidad de gobernar
mediante formas democráticas de responsabilidad.
ii.-
antecedentes
En este sentido para entender el origen de la gestión
pública, se parte de la idea del saber, en el entendido de que
el saber es el conocimiento aplicado al desarrollo y progreso[3]
de la humanidad.
Lo anterior queda explicado cuando el hombre utilizó
su saber para que mediante el uso de instrumentos y herramientas en
determinados procesos se crearan
nuevos productos. Así se llegó a la Revolución Industrial, en donde se pensaba
que las máquinas y los equipos eran la materialización de los conocimientos. En
una siguiente fase que va desde finales del siglo XIX hasta la primera mitad del
XX, el saber cobró un significado mayor en el trabajo del hombre, cuando se
comenzó a medir la productividad laboral, diferenciándola entre quienes
aplicaban el saber a su labor y entre quienes no lo
hacían.
El cambio en la dinámica del saber aplicado al
trabajo humano transformó la dinámica de las sociedades y de las organizaciones.
El desarrollo histórico de hoy día y la revolución científica, no se pueden
explicar sin considerar el saber como agente importante y decisivo para el
desarrollo de las sociedades.
La Cumbre Mundial para el Desarrollo Social,
efectuada en 1995 en Copenhague, afirmó que cuando la distribución de la
educación asegure una equidad social, se evitará que la estructura social se
desintegre y facilitará la tolerancia política, con lo cual se crea un
clima que propicia las inversiones
y el progreso social y cultural. Con una buena educación se puede superar la
pobreza, las desigualdades, la marginación, la inequidad racial y de género. El
objetivo es formar ciudadanos, capacitados, informados y responsables, es decir
ese nuevo Capital Humano que le hará frente a los desafíos del nuevo siglo.[4]
Es entonces cuando debemos analizar las teorías que
se han desarrollado precisamente sobre la idea del Capital
Humano.
iii.- teorías y tendencias
actuales
La Teoría del Capital
Humano
Concebir la formación del capital humano a partir de
la pertinencia de la educación, es
la base para fomentar la innovación y propiciar el desarrollo
tecnológico. Esta afirmación es producto de estudios y reflexiones sobre el papel de la producción de
conocimientos en el proceso de desarrollo tecnológico, que han despertado el
interés sobre la relación educación y progreso técnico en las últimas décadas
pero que fue abordada desde muchos años atrás por pensadores clásicos como Adam
Smith, quien ya en 1776 diferenciaba el trabajo adiestrado y el trabajo común,
en donde el primero recibía mejor salario[5].
A principios del siglo XX surgen teóricos que escribieron sobre el capital
humano, a partir de el valor económico de la educación, como es el caso de C.
Ellis, en su obra “The Money Value of
Educación”, o el estudio desarrollado en la entonces Unión Soviética
denominado “Economic Importance of
Educatión”, escrito por G. Strumilin, en donde se analizaba el valor que
representaba para una nación, una educación obtenida en un periodo prolongado de
preparación. A partir de estas ideas se comienza a considerar a la educación
como una inversión que contribuía a elevar la productividad de la fuerza de
trabajo, al medirse el diferencial en los ingresos salariales que existía entre
un obrero con escolaridad y otro con conocimientos aprendidos por la práctica
del oficio. La educación se empezó a concebir como una inversión porque generaba
una ganancia adicional para quien tenía una carrera profesional, y al contribuir
a una mayor productividad en su actividad, propiciaba el crecimiento económico.
Los anteriores señalamientos fueron reafirmados en 1935 por J. R. Walsh cuando
en un estudio señalaba que los cálculos sobre la riqueza de una nación era
legítimo incluir las capacidades profesionales como capital, puesto que era un
gasto que retornaba como beneficio cubriendo los costos. Desde esos años el
capital humano cobro una importancia tal que al inicio de los sesenta, Theodore
Schultz, en su trabajo “Investiment in
human capital” llegó a la conclusión de que entre 1910 y 1956, la educación
contribuyó en 3/5 partes al desarrollo económico de los Estados Unidos[6].
Con la misma visión, Maddison aseguró que entre 1913 y 1987, la educación
contribuyó con el 16% del crecimiento de
Europa Occidental[7].
La Teoría del
Crecimiento
Esta corriente
tiene una importante aportación a lo que se ha dado por llamar la nueva teoría
del crecimiento en Robert Lucas[8],
en donde se afirma que el crecimiento se mantiene en tanto el capital humano
presenta rendimientos, y que la función de producción de bienes finales tiene
rendimientos crecientes debido a que está asociada a la inversión en capital
humano. El aprendizaje está
asociado al conocimiento, invertir en capital humano para su aprendizaje
es acumular conocimientos que se asocian a los rendimientos de la actividad
productiva. Este aprendizaje en un sector se difunde al resto de la
economía, y con ello se aporta al
crecimiento del producto bruto nacional.
Las nuevas
tendencias
Desde el punto de vista de la gestión empresarial, los analistas consideran
que los mandos empresariales tienen algo que decir sobre el papel de la
educación, la capacitación y la innovación, y en sus aportaciones Druker, señala
que una economía en que el conocimiento ha llegado a ser el principal recurso
generador de riqueza, plantea a las instituciones de educación superior, nuevas
demandas de eficacia y responsabilidad[9],
y fundamentalmente, agregamos, de pertinencia. La educación es vista, entonces
como demanda y responsabilidad social. Según la visión de Druker la educación que se necesitará en el futuro no
podrá permanecer confinada a las aulas, cada institución que provea empleo
podrá ser un centro educativo[10].
La educación deberá especializarse en problemas y los nuevos requerimientos
planteados al aprendizaje podrán
satisfacerse mediante el uso de las
nuevas tecnologías, en especial el televisor, el videograbador y la
computadora, los cuales serán instrumentos cada vez más predominantes[11].
Michael
Porter[12],
realizó un estudio en diez países desarrollados, y entre sus conclusiones señala
que el éxito de esas naciones estriba en algunos aspectos fundamentales, como el
que la mayoría de los estudiantes reciben
educación y capacitación con algún tipo de orientación práctica, y el que la
vinculación entre las instituciones de educación y los empleadores se
estrecha y mejora si las instituciones de educación tienen la flexibilidad para adaptarse a
las demandas especiales de las industrias de la
localidad.
Los análisis
prospectivos recientes ( Naisbitt, Aburdene, Toffer)[13],
coinciden en que se dará una transformación educacional en donde el conocimiento
será el elemento central de la sociedad posindustrial, y que su importancia
seguirá creciendo en el futuro. La educación requerirá una proliferación de
nuevos canales por lo que se tendrá que analizar la importancia de los vínculos
entre la educación y los principios que rigen el sistema de nuevos medios de
comunicación como son la interactividad, movilidad, convertibilidad,
conectividad, omnipresencia y
globalización[14]. La sociedad de la enseñanza que predica
Gaudin[15],
privilegiará a las industrias de la información con bancos interconectados, el
aprendizaje no se podrá limitar a un periodo de la vida, será continua, como una
necesidad de los propios individuos. El diploma perderá prestigio y se juzgará
sobre la base de las competencias, más que sobre los conocimientos atribuidos al
título, es decir, el saber hacer será lo calificable.
El conocimiento
se adquiere a través del aprendizaje y los nuevos modelos educativos están
precisamente centrados en el aprendizaje, en donde el alumno construye su propio
proyecto educativo. El punto de partida de todo aprendizaje son los
conocimientos previos, porque se reconstruyen los saberes culturales con
estrategias didácticas centradas en el estudiante, considerándolo como un sujeto
activo. Un modelo de esta naturaleza articula las modalidades educativas
tradicionales presenciales con sistemas tutoriales, virtuales. a distancia,
prácticas en contextos reales, escenarios de aprendizajes orientados a la
resolución de problemas, porque el aprendizaje se produce cuando entran en
conflicto lo que el estudiante sabe con lo que debería saber.
iv.- educación y
cambio tecnológico[16]
Dos de las cuestiones primordiales que planteó la
Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI (Informe Delors
), se refieren a la capacidad de
los sistemas educativos para convertirse en un factor clave para el desarrollo y
para adaptarse a la evolución de la sociedad.
En el primer caso la educación debe innovar para
ofrecer nuevos conocimientos que influyan en los procesos de transformación
productiva, mejorando los niveles de bienestar de los diversos sectores que
intervienen en la construcción del desarrollo, y en el segundo, requiere de
entender la constante evolución de la dinámica de las sociedades modernas que
cada día son más complejas.
Por mucho tiempo la importancia de los procesos
educativos para la sociedad se explicó exclusivamente a partir de las teorías
pedagógicas, que se aplicaron en diversos momentos del desarrollo histórico e
ideológico de las sociedades, desde la antigüedad hasta la modernidad.
Así, Pitágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, etc.,
mediante la pedagogía clásica antigua iniciaron la reflexión sobre la educación
como un primer ideario universal. Durante el Renacimiento desde los inicios del
Capitalismo en el siglo XV se pasa por la pedagogía de la fe a la pedagogía
humanística, en donde el ideal religioso se ve afectado por el surgimiento del
protestantismo, y en el siglo XVI con el retorno a la riqueza cultural de la
antigüedad se transita hacia el llamado humanismo burgués. Con el desarrollo del
capitalismo la pedagogía se consolida como una vertiente de la filosofía,
entendida para reflexionar sobre la educación en sus aspectos teóricos y
prácticos, por ello en el siglo XVIII, se le consideraba idealista o filosófica,
teniendo como sus exponentes a Voltaire y Rousseau. En la consolidación del
capitalismo, ya en los siglos XIX y XX, la pedagogía se reconoció como ciencia,
al apoyarse en disciplinas como la Psicología y la Sociología para explicarse el
fenómeno educativo y plantear alternativas de una pedagogía de la acción
interrelacionada con las grandes tendencias de la sociedad moderna, sobre todo
con los aspectos del desarrollo tecnológico y económico.
El cambio tecnoeconómico, consistente en innovaciones
tecnológicas y en el surgimiento de ramas productivas en rápido crecimiento, que
se vinculan a un “factor clave” ha tenido, hoy día, variaciones en virtud de que
en siglos pasados ese factor lo constituía un producto o un insumo
diferenciados; en los últimos años esta característica ha
variado.
De finales del siglo XVI a finales del siglo XX, los
paradigmas tecnoeconómicios han pasado por la máquina de vapor, el carbón, la
electricidad y el petróleo, y hoy día la última revolución tecnológica nos
muestra a la electrónica, la informática y las telecomunicaciones, como los
grandes “factores clave”, que tienen que ver con la transformación mundial en
todos sus aspectos, fundamentalmente el educativo.
Las nuevas fuentes de empleo se están generando en:
a) las actividades de gestión de la información y el conocimiento, es decir en
los servicios informáticos, la investigación y el desarrollo; b) la
infotecnología; c) en el sector salud para el desarrollo de servicios que
requieren la prolongación de la esperanza de vida de la población, y d) el
sector del esparcimiento, comprendidos en él toda la heterogeneidad para la
distracción, desde los servicios para las masas hasta la cultura de alto
nivel.[17]
Los cambios en la
estructura ocupacional que tienen su origen en las nuevas tecnologías, dejan
fuera a los empleos menos calificados en los que se requiere de menores
conocimientos, y privilegia a aquellos en donde se ocupe personal que tenga la
capacidad de seguir aprendiendo, prolongando su formación a lo largo de su vida
laboral.
En esos términos, en un
mismo sistema productivo, pueden existir algunos sectores mejor posicionados que
son innovadores, junto a otros tradicionales de baja productividad, la
diferencia estriba en el uso del progreso técnico en el primer caso motivado por la incorporación a los
procesos productivos de recursos humanos con dominio de nuevos conocimientos.
Ante este panorama, los procesos de enseñanza -
aprendizaje tendrán que convertirse en uno de esos “factores clave” al lograr
una mejora en la calidad de los egresados de las instituciones educativas,
constituyéndose este capital humano en un factor de igual importancia que el
capital físico.
El conocimiento, la preparación y la capacitación se
deben convertir en elementos esenciales para lograr el desarrollo productivo de
las naciones, la generación de
riqueza y su consecuente justa distribución social.
Está comprobado que existe un alto grado de relación
entre el nivel de crecimiento de un país y su grado de desarrollo tecnológico,
este último medido en el aumento de los
recursos humanos formados en las áreas de ciencia y tecnología, con un
fuerte impulso desde los niveles educativos anteriores al superior, con la
intención de crear una cultura favorable de la ciencia y la tecnología en edades tempranas y al alcance de
todos.
En lo general, los países que han concebido como relevante el
desarrollar estrategias de
inversión en capital humano, han
evidenciado:
a.
Un mayor nivel de
conocimientos de la población
b.
Una benéfica
distribución del ingreso
c.
Los empleos son más
competitivos.
d.
Los indicadores de
crecimiento están a la alza.
e.
Una mejor distribución
de los beneficios del desarrollo
f.
Un progreso productivo,
a partir de la incorporación de los avances tecnológicos
En lo particular, en lo que se refiere a los
egresados de las instituciones educativas del nivel superior, quienes entrelacen
su formación profesional con una cierta especialización práctica basada en el
dominio de los nuevos conocimientos, se constituirán en una nueva variable de la
productividad.
Adicionalmente se logra:
a.
Mejorar la eficiencia
productiva personal
b.
Desarrollar una
capacidad de innovación.
c.
Mayor predisposición a
seguir aprendiendo nuevas técnicas
d.
Mejor adaptación a la
situación productiva cambiante
e.
Mayor flexibilidad y
polivalencia en la esfera laboral
Para tener un papel eficiente en la inserción
internacional, las naciones deben de tener un grado importante de absorción del
progreso tecnológico, lo cual jugará un papel decisivo en el incremento de la
productividad, por la incorporación en sus procesos productivos de nuevos
conocimientos, y sobre todo, aquellos de carácter
estratégico.
Las profesiones que respondan a estos cambios
tecnológicos, contribuirán a desarrollar efectos positivos
en:
El aspecto productivo porque:
A)
aporta una contribución
al factor capital
B)
aporta al crecimiento
sostenido a largo plazo
C)
transforma a las
empresas en centros de innovación
D)
resuelve problemas
concretos
En el aspecto laboral:
a.
porque la demanda por conocimientos
determinará el nivel de los salarios
b.
por el aumento de
probabilidad de obtener empleo bien remunerado.
c.
por la recuperación
temprana de los gastos invertidos en la educación, que retornan vía el alto
ingreso salarial.
d.
por el acceso a un
estrato socioeconómico superior
Esto quiere decir que en el futuro cercano sólo las
profesiones que acrediten que representan una ventaja atribuible a sus elevados
niveles de preparación, se considerarán como competitivas en el mercado laboral
profesional (sobre todo el
internacional), en detrimento de las disciplinas formadas con acervos y métodos
tradicionales.
Históricamente se ha
considerado, desde la perspectiva económica, como fuerzas motrices del
desarrollo a la división del trabajo (especialización), la acumulación de
capital, el adelanto tecnológico, el aumento de la producción y la demanda de
productos. El adelanto tecnológico para el progreso está dado a partir de
incorporar nuevos conocimientos a través del proceso de aprendizaje. La
educación entonces, es un factor mediante el cual se obtienen satisfactores y es
a la vez un bien en el cual la sociedad debe tener altas tasas de inversión como
mecanismo para lograr una mayor acumulación de capital humano con
conocimientos.
En la actualidad, el
desarrollo de la ciencia y el cambio en la tecnología, determinaron el proceso
de evolución del conocimiento, y
éste se constituyó en el eje de la dinámica económica, por ello la sociedad
productiva exige profesionales más
calificados y más especializados, por el mayor valor que generan los nuevos
conocimientos a la producción de las empresas.
La demanda por
conocimiento y por educación tendrá un crecimiento acelerado, lo que hará que el
sector industrial vea atractivo invertir en educación y
capacitación.
En ese sentido podemos
señalar que:
n
Quien no tenga el
dominio de los nuevos conocimientos no será competitivo.
n
Al conocimiento solo se
accede a partir de una educación de calidad.
n
A través de los nuevos
conocimientos se genera valor agregado a los procesos
productivos.
n
La brecha que existe
entre la oferta y demanda de profesionales con los conocimientos que se
requieren, sólo podrá ser llenada por las IES, que ofrezcan programas académicos
pertinentes.
n
Sólo las profesiones
que en sus contenidos ofrezcan nuevas capacidades basadas en la innovación
llenarán las necesidades laborales de la sociedad
globalizada.
v.- hacia un política de
estado para el desarrollo humano
Es indudable que en las diferentes regiones del mundo
se evidencian disparidades en los niveles de desarrollo, explicadas a partir de
las diferencias que existen entre la disponibilidad de infraestructura física y
la calidad del capital humano, acumulados ambos en condiciones inmejorables para
los países desarrollados. Un elemento adicional, sería la existencia de
instituciones y entidades de calidad que han desarrollado su capacidad de
gestión para progresar más de prisa, a través de políticas públicas idóneas
surgidas de un Estado que cristaliza sus funciones como entidad integradora de
los diversos sectores en acciones que interpretan las necesidades de la
sociedad.
En su informe sobre el desarrollo del mundo, el Banco
Mundial[18] define al Estado como el actor principal del
cambio institucional, de ahí la necesidad de fortalecer a las instancias
públicas como estructuras institucionales y agentes directos que se relacionen
con la dinámica de desarrollo, a través de procesos de aprendizaje social. El
Estado resulta entonces, quien articula las relaciones de poder expresadas en un
régimen político normativo, con los demás agentes que se desplazan en las
relaciones sociales y productivas.
El Estado moderno debe contar con un marco
institucional que permita definir instrumentos y metas con orientación
estratégica de largo plazo de las acciones de gobierno, al margen de los cambios
políticos. Se debe concebir a las políticas de Estado como la forma atender las
diferentes preocupaciones del dominio público convertidas en temas que se
incorporen a la agenda de gobierno.
Es importante señalar que los gobiernos de la región,
a partir de que consideran a la educación como una prioridad para lograr la
superación de las condiciones de desarrollo,
entre otros elementos, identifican que se requiere una educación
que:
a) Elimine la pobreza,
facilite la movilidad social y permita acceder a una calidad de vida que asegure
la paz social, y
b) Prepare para ser un
ciudadano responsable, que valore la solución pacífica de conflictos y la
búsqueda de consensos.
El
Desarrollo Humano como Política de Estado
El Estado es el garante de propiciar y mantener los
ambientes sociales para el desarrollo de los individuos en particular y de las
comunidades en su conjunto, para ello cuenta con las instituciones formales y de
consenso, así como con la legislación respectiva para, dentro de sus facultades,
convertir las intenciones en acciones. Para el caso de la educación, en su
vertiente del nivel superior, se puede contar con organismos deliberativos de consenso
como son las Universidades y demás instituciones de educación superior, así como
asociaciones y colegios de profesionales, en cuyo seno se discute y propone lo
que a los intereses colectivos convenga, elevando sus conclusiones a manera de
propuesta a la autoridad competente. Es decir que ahí en donde las instituciones
formales establecidas en los organigramas de la burocracia oficial ( entendida
ésta el los términos de Weber), se
ven limitadas en sus facultades para argumentar sus decisiones, existen formas
alternativas de consenso que prevé y debe alentar el propio Estado para
implementar políticas de alcance colectivo.
El Estado es el agente
más transformable como resultado de los procesos históricos que conducen a las sociedades. El Estado acepta las
demandas sociales, las hace política pública y vigila su observancia. En el caso
de las políticas educativas su relación con el desarrollo económico es
indiscutible.
La producción de conocimientos tendrá influencia
definitiva sobre el ritmo de crecimiento económico, por lo que habrá que
invertir en capital humano para el aprendizaje de los individuos, lo que traerá
efectos sobre la productividad. La acumulación de conocimientos de las
sociedades intensifica sus ventajas comparativas con relación a otras, por lo
que podemos afirmar que las diferencias de tasas de crecimiento económico entre
países se deben en gran medida a disparidades en las tasas de aprendizaje[19].
La participación del Estado en la formulación de una
política pública para fortalecer la competitividad y el desarrollo productivo,
por la vía de formar recursos humanos calificados, se antoja urgente, cuando
vemos que América Latina y el Caribe manifiestan un rezago en este sentido con
relación a los países industrializados, y que se requiere iniciar un proceso de
rápido crecimiento en donde se utilicen las tecnologías disponibles y se
incorporen nuevos conocimientos que operan en la esfera internacional, y que han
sido ampliamente utilizados por
países emergentes[20].
La brecha existente entre el desarrollo económico y
social de nuestro continente con relación a los países industrializados se
refleja en los siguientes registros:
El número de pobres en nuestra región se calcula en
150 millones de personas. El nivel promedio de escolaridad de la fuerza de
trabajo es de 4.9 años, muy por debajo de Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong.
Nuestra aportación como continente al PIB mundial está por debajo de lo que
genera Alemania; menos del 4% de nuestros egresados de las áreas de ingeniería
están en labores de investigación y desarrollo; participamos en el mercado
global de tecnologías de la información con un 2% y las patentes registradas en
Estados Unidos por latinoamericanos son el 0.2%. Nuestro gasto en educación por
habitante es 8 veces menos que en los países desarrollados, 6 veces menos en el
nivel superior[21]
La competitividad depende cada vez menos de salarios
reducidos, de explotación desmedida de los recursos naturales, proteccionismo o
estímulos fiscales; se sabe que depende de la contribución que hacen los
recursos humanos formados con calidad, y de las estrategias desarrolladas a
partir de políticas públicas que promueven y fortalecen la participación
innovadora de los diversos agentes dinámicos de la
sociedad.
A partir de una política pública se podrán conciliar
las acciones de las IES, los
sectores productivos y la sociedad en su conjunto para integrar un sistema que
asegure un salto hacia la innovación.
Para la promoción del desarrollo humano integral, se
debe considerar como fundamental incorporar a los planes y programas de estudio,
temas relacionados con:
·
La preservación del
medio ambiente, por el interés de legar a las siguientes generaciones un hábitad
digno.
·
Los derechos humanos,
pugnando por su respeto y protección en una sociedad cada día más
justa.
·
La democracia, como una
forma de vida representativa y participativa.
·
La cultura de la paz,
para preservar una sociedad mundial tolerante y conciliadora en donde medie el
diálogo como forma de dirimir los conflictos.
·
Los valores personales,
universales, cívicos y nacionales
Con esto se trata de que el Estado, en su vertiente
de promotor del desarrollo, cumpla
su papel estratégico al facilitar el desarrollo de las potencialidades de
participación a todas las expresiones de las sociedades civil, y que con ello se
constituya en un auténtico articulador del desarrollo social, desde la
planeación de las estrategias, su implementación y su evaluación, para que sus
efectos lleguen a todos aquellos sectores que demandan atención. Precisamente
por la marcada competencia que hoy día existe, se requiere hacer llegar la
educación a los menos favorecidos como una acto de justicia económica, social y
cultural.
El Estado, a través de una
estrategia de cobertura, debe dar cauce a las demandas educativas emergentes, a
partir de un trabajo permanente de coordinación con los demás agentes dinámicos
de la sociedad, para captar las nuevas necesidades y ofrecer instrumentos de
fomento y apoyo a tales propósitos, como lo son los programas abiertos o
virtuales.
Las
nuevas tendencias de la gestión educativa no se limitan a cuestiones de calidad,
cobertura y equidad, sino también se relacionan con la pertinencia social de la
educación al concebir a esta última como un derecho ciudadano de la sociedad
democrática.
La educación es también un servicio público por lo
que en su gestión y prestación se exige responsabilidad social lo cual debe de
ser una preocupación central al momento de diseñar políticas públicas que no
sólo consideren la eficiencia y la eficacia, sino también la efectividad, la
relevancia y la trascendencia.
Lo anterior nos lleva a plantear la necesidad de
aplicar enfoques innovadores a todas aquellas disciplinas de corte tradicional,
con el propósito de mejorar las expectativas profesionales, al renovar sus
programas de enseñanza y construir nuevas formas de interrelación con su
entorno, haciéndose más pertinentes socialmente.
La agenda de la educación superior en las sociedades
modernas deberá contener acciones dirigidas a consolidar la misión social de las
instituciones educativas de ese
nivel, como agentes que contribuyan a mejorar los niveles de bienestar, a partir
de un crecimiento económico que
propicie el desarrollo con
equidad.
En la transición al nuevo siglo, la llamada revolución
científica y tecnológica dio lugar a una sociedad mundial basada cada vez más en
el conocimiento; un conocimiento que no tiene fronteras y que se manifiesta con
una progresión geométrica, al que se accede a través de la educación con la
tecnología de la información y las comunicaciones, al que se le requiere para
ser competitivo y que se convierte en estratégico en virtud de que, el dominio
del saber adquiere especial significación en un contexto mundial cada vez más
interdependiente y globalizado.
La preocupación es que se posicionen nuevas formas
técnicas de división del trabajo, y
nos queden dos segmentos de ciudadanos;”
por un lado, los que tienen acceso a los conocimientos y a los procesos del
saber, y por el otro, los excluidos que serán subordinados”.[22]
El conocimiento que se adquiere con la educación es
un bien público, de relevancia social, por lo que, por elemental justicia debe
de estar al alcance de los ciudadanos, y si el Estado es la organización
política de la sociedad, éste debe garantizar que la educación se constituya en
el eje de un nuevo pacto social
para democratizar los procesos para acceder a los nuevos
conocimientos.
Para tener acceso a los nuevos conocimientos se debe
desarrollar un modelo basado en el aprendizaje en donde se acumulen las
capacidades para construir nuestras ventajas, sin descuidar el aspecto humano,
que es lo esencial.
Ante ello habrá que transformar la gestión de los
encargados de las políticas públicas ligadas al desarrollo de capital humano en
las IES, en donde, sin modificar sus parámetros básicos y obligados de
administración, se presten
servicios en un contexto más democrático:[23]en
donde se desarrolle toda la capacidad del servicio público para hacer posible el
cumplimiento de sus funciones de garantizar la convivencia estable de la
sociedad, a partir de facilitar que el derecho a la educación, a la formación
continua, a la actualización, y al uso creativo de la tecnología, se
ejerciten con libertad plena en la búsqueda del éxito profesional individual y
la mejora en los niveles de bienestar social.
vi. consideraciones
finales
El proceso de globalización que estamos viviendo está
obligando a nuestras naciones a anticiparse a las demandas del mundo laboral en
el aspecto de conocimientos. En la vertiente específica de la información y las comunicaciones, en
menos de dos años los procesos de innovación hacen que desaparezcan ciertos
empleos y se sustituyan por otros más calificados.[24]Lo
anterior implica que los gobiernos tienen que hacer un esfuerzo adicional para
planear la oferta educativa pública y regular la privada en el sentido de que,
los incrementos en la matrícula de estudiantes del nivel superior ya no se sigan
registrando en las profesiones que no tienen suficientes oportunidades en el
mercado laboral.
La idea tradicional de que a más educación se
obtenían mayores oportunidades de empleo o mayores ingresos[25]
ya no es formalmente cierta en áreas profesionales, que por su característica
tradicional, no están incorporando en sus currícula aspectos
innovadores.
Adicionalmente a los problemas internos que tienen
los países latinoamericanos para
hacer que sus estudiantes lleguen a los niveles de educación superior,
para ofrecer una enseñanza de calidad, para ampliar y diversificar la oferta
educativa, y adecuar las profesiones a las demandas de la sociedad en su
conjunto, enfrentan desventajas en relación con los niveles de desarrollo
educativo de los países altamente industrializados en donde sus indicadores de
tasas de escolaridad, gasto promedio por estudiante, cantidad de horas de
enseñanza, los salarios de los docentes, la inversión en educación respecto del gasto público
total, etc., superan en mucho las
cifras de nuestro continente.
Este rezago educativo, necesariamente impacta a los
niveles de calidad laboral profesional y, por consiguiente, se deriva en una
fragilidad social al interior de los países y nos vulneramos ante el concierto
de las naciones, por falta de competitividad en el mundo
globalizado.
El proceso de envejecimiento de los conocimientos
cada día se aprecia en ciclos más cortos. Para todas las profesiones, y en
particular para los docentes, ya no será suficiente poseer los conocimientos
profesionales que le dio la escuela y una calificación profesional que le ha
dado su vida laboral, ahora se requiere la competitividad profesional, la cual
se traduce en que los conocimientos
profesionales que posea lo hagan competente para resolver problemas en un
ambiente laboral flexible y cambiante, en donde el profesional sea capaz de
contribuir eficazmente a la
organización laboral mixta e interdisciplinaria y, a la vez, logre realizar su
proyecto de vida profesional.
Los futuros profesionales se encontrarán con una sociedad inmersa en la economía
del conocimiento, en donde lo que se transforma es el saber, así como en la
economía industrial lo que se transforma es la energía. Una sociedad en la que
se desarrolla una economía intangible basada en procesos en donde la gran dinámica del crecimiento (medido
en términos de valor añadido o de creación de empleos) se dará en las
tecnologías de la información y comunicación, en la propiedad intelectual
(fundamentalmente educación), las bases de datos y la
biotecnología.
Un dato adicional de las variaciones que se están
viviendo en el mundo contemporáneo, es el de la mayor presencia de las mujeres
en las instituciones de educación superior y en los mercados de trabajo,
compitiendo en igualdad de circunstancias que los hombres. Para el caso de
América Latina, salvo Paraguay y Uruguay, en los países de la región creció con
mayor rapidez el número de mujeres con profesión técnica o profesional, en
comparación con las cifras de los hombres.[26]
Finalmente es importante reconocer que la formación
profesional con calidad y las habilidades y destrezas de los profesionistas, en
todas las épocas, constituyeron un elemento fundamental y definitivo para el
desarrollo de los pueblos, es decir que esto no es nuevo pero hoy día si es
urgente entenderlo.
La modernidad
sólo vino a confirmar este hecho al insertarnos a todas las naciones, que
antes participábamos en una sociedad internacional multidoméstica, en lo que hoy
conocemos como una sociedad mundial globalizada.
Ante este nuevo contexto internacional en el que para
alcanzar el bienestar colectivo, se requiere de propiciar el desarrollo
económico, el Estado debe asumir un rol de articulador de los sectores, a partir
de una política pública orientada a impulsar una nueva relación entre la
formación de capital humano y la creación de riqueza material y social, relación
impactada por el desarrollo de la ciencia y el cambio
tecnológico.
Una política de Estado deberán buscar el desarrollo
productivo y la equidad distributiva. No basta crear riqueza, utilizar los
mejores adelantos tecnológicos, y obtener mejores cifras estadísticas de
producción, y referenciar porcentajes de gasto con volumen de población, si no
se traduce en reales niveles de bienestar colectivo. La responsabilidad social
del Estado, parte de su compromiso público de hacer de la educación el terreno
en donde la cultura fomente los valores, la política consolide la democracia, la
economía mejore la organización productiva y la distribución de la riqueza, y el
progreso científico se incorpore al desarrollo de la sociedad. Todo ello sólo es
posible formando profesionales dotados de los nuevos conocimientos pero con una
fortalecida conciencia social.
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[2] Concepto definido por J. J., Rousseau, en donde señala la suma de fuerzas como cuestión fundamental del pacto social. Cuando el individuo se asocia pertenece colectivamente a un pueblo, en donde las fuerzas de la sociedad son incomparablemente mayores que las de los individuos.
[3] Druker, P., La Sociedad Postcapitalista, Edit. Sudamericana , 1999
[4] UNESCO, Mundialización: el despertar ciuadadno, en Correo de la Unesco, sept. De 2000, Paris.
[5] Smit, A., The Wealth of Nations,1776, reedición
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[6] Schultz, T., Investiment in human capital, American
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[7] Maddison, A., Dinamyc Forces in capitalist Development, Oxford University
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[8] Lucas, R., On The Mechanics of economic
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[9] Druker, P., Las nuevas realidades del Estado y la política en la economía...,Edit. Sudamericana, Buenos Aires, 1990.
[10] CEPAL, Educación y Conocimiento: eje de la transformación productiva con equidad, Santiago de Chile, 1992.
[11] Ibid.
[12] Porter, M., The Competitive Advantge of Nations,
Nueva York, The Free Press, 1990.
[13]
Citado en CEPAL, Educación y
Conocimiento......
[14] Toffer, A., El cambio del poder, Plaza y Janés editores, Barcelona, 1990.
[15] Gaudin, T., 2020: récit du prochain siécle, Paris, 1990, citado en CEPAL, Educación y .....
[16] Vela, Raúl y Loyo, Lourdes., Impacto del desarrollo de la Ciencia y el cambio tecnológico en el futuro de la Educación. Ponencia en el Congreso Internacional: Educación y Desarrollo para el Futuro del Mundo, organizado por la Fundación para la Educación Superior Internacional, Veracruz, Mex., sept. de 2002,. Datos de la Conferencia de ambos autores en el Instituto de Administración Pública de Colima, Mex., 22 de noviembre de 2002.
[17]Goldfinger, C., ¿Hacia el fin del Trabajo? , en Correo de la Unesco, diciembre de 1998, París.
[18] Banco Mundial, Informe, 2000.
[19] Vela, R., Yucatán: Las políticas públicas de expansión educativa en el nivel Superior, Revista Ensayos, Universidad Tecnológica Metropolitana, Mérida, México, No. 1, nov.2000, p.4.
[20] CEPAL, Fortalecer el Desarrollo, interacciones entre Macro y Microeconomía, Chile, 1996, p.69.
[21] Bruner, J., América Latina al encuentro del siglo XXI, Banco Interamericano de Desarrollo, 1999, Trabajo presentado en el seminario América Latina y el Caribe frente al nuevo milenio, Paris, 1999.
[22] Conceptos de Bruno Trentin, exsecretario de la Confederación General Italiana del Trabajo, citado en Correo de la Unesco, diciembre de 1998, Paris.
[23] Serna, M., El Papel de las instituciones en la gestión de las administraciones públicas, documento presentado en el V Congreso Internacional del CLAD, Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santo Domingo, Rep. Dom., octubre de 2000.
[24] Carlson, B., Educación y mercado del trabajo en América latina, Revista de la Cepal, No. 77. Agosto de 2002, Santiago de Chile.
[25] Idem. Pp.133, 136.
[26] Idem.