A propósito del Congreso Extraordinario de UPN

EN BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD PERDIDA

Fernando Vallejos Suárez*

El relanzamiento de la Unión de Periodistas de Nicaragua (UPN) es algo impostergable, que hay que acometer con premura. Las circunstancias así lo ameritan, una nulificación sería catastrófica para un gremio que dejó sus huellas en el pasado de una manera tal, que ahora nos asombra su pulverización acelerada.

 

Y eso ha conducido a un estado de parálisis, que es peligroso, pese a contar nominalmente con más de setecientos afiliados y eso no puede ser, estamos dejando morir una organización y algo tenemos que hacer para su revitalización.

Quienes estamos activos dentro de la organización, el escenario no puede ser más desolador. De la pujante UPN que mostró su vigorosidad desde su parto en 1978, librando intensas batallas a favor de la libertad de expresión y pensamiento, hoy sólo quedan destellos.

Y es ineludible-aunque esto sirva como una especie de catarsis-traer a nuestra mente, el quehacer de la UPN y su rol protagónico como espacio vital donde la mayoría de los periodistas de aquella época, se sintieron representados por una organización, que si bien es cierto, se sumergió en las aguas turbulentas de la política partidaria, logró salir a flote y mostrar su poder aglutinador.

Todavía a estas alturas, nos queda un hálito de vida, salvar la UPN, propiciaría la posibilidad de reemprender el camino y fijar nuevos derroteros y alejarnos de los vicios y prácticas que propiciaron su derrumbe.

Es por eso que el relanzamiento de la UPN, nace de la primigenia necesidad de sobrevivir como gremio, viejos robles del periodismo como Danilo Aguirre, Manuel Eugarrios, Rodolfo Tapia Molina y otros, han dado la campanada de alerta y están acompañando este proceso que debe desembocar-así lo esperamos-en su revitalización.

Todo este proceso de evaluación y el examen profundo de la realidad que vivimos como gremio, pasa indudablemente por hacer un análisis de los elementos que han conducido a gran parte de los afiliados a UPN , a situarse en la acera de la indiferencia, tiene su etapa de culminación en la realización del Congreso Extraordinario del 16 de febrero, que permitirá poner en agenda temas claves como el patrimonio de la organización, su revisión jurídica y sobre todo, jugar un papel proactivo en la edificación de la nueva UPN con metas que propicien dignificar el oficio periodístico en todas sus dimensiones.

Tendremos la oportunidad de hacer cambios radicales-me refiero con esto- a que la actual Junta Directiva que preside la UPN, podría desaparecer, si así es el deseo de los congregados ese día ,y es que indudablemente, hay que dar un golpe de timón para que las cosas se enderecen, soy de la opinión, que los reacomodos a estas alturas de los acontecimientos ,no tienen razón de ser.

Se nos está convocando para que hagamos modificaciones al reglamento de la UPN. El síndrome reeleccionista ha copado a las organizaciones y la nuestra no ha sido ajena a ello, es por eso que me parece sumamente saludable que de una vez por todas, se prohiba optar a una segunda vez a un puesto directivo, eso debe quedar claramente especificado y también un articulado que mandate a ejercer la transparencia y permita a los afiliados de UPN, ser permanentes fiscalizadores de los bienes de la organización.

El mayor desafío que enfrentará este relanzamiento de la UPN, a mi modo de ver, apunta al corazón de la organización y sus componentes. ¿Cómo lograr una participación activa de todos sus miembros?, ¿ Cómo internalizar la nueva visión que saldrá del Congreso Extraordinario? ¿Cómo sanar viejas heridas y que en un solo haz nos juntemos?

En los últimos Congresos de la UPN, se ha estado más cerca de la reyerta y muy alejado del civismo, que debería haber en este tipo de eventos, las pugnas internas han salido a flote, no es posible que sigamos recurriendo a la descalificaciones adrede, permitamos que las argumentaciones se impongan a los insultos.

El primer paso de este relanzamiento de la UPN, es curar viejas heridas, que la gran familia de la UPN vuelva ha reencontrarse.

*Docente de Filología y Comunicación

UNAN-Managua

 

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