Qué es ser periodista en la era de
Internet
Por
Soledad
Puente V
Desde el punto de vista
del periodismo, tendemos a mirar Internet como una nueva manera, más eficiente
y rápida, de recopilar información, de reportear.
|
Soledad Puente V.,
directora de la Escuela |
Esa es sólo una parte
de sus potencialidades. Internet es una gran base de datos –no importa cuán
remoto sea el origen de estos–, pero la revolución que implica en el área de
las comunicaciones proviene de otra de sus propiedades: el carácter de
transmisor. En el periodismo, la revolución es de la información: esta viaja en
todas las direcciones y el receptor es a la vez, emisor.
Internet hace de la
transmisión –entendiendo como tal desde la publicación de noticias hasta la
comunicación interpersonal directa– un proceso de muy bajo costo.
Que las condiciones
para hacerlo sean iguales para todos (fuentes, medios y público)tiene enormes implicancias sociales y profesionales. Nos
hace cuestionarnos acerca del trabajo del periodista y su papel en la sociedad:
"inquirir, recolectar, elaborar, transmitir y recibir la imagen procesada
de un hecho real, comprobable, situada en el tiempo y el espacio, que implique
alguna modificación de interés para la vida social y que posibilite a los seres
humanos ratificar o modificar su actuar, sentir u opinar libremente".1
En la era de las redes,
se mantienen las funciones de inquirir, recolectar, elaborar, transmitir y
recibir información, pero la abundancia de esta hace necesarias nuevas
destrezas para potenciar las posibilidades que la Red le ofrece al reportero.
El año 1998 fue
especialmente significativo para el cuestionamiento acerca del papel que
cumplirá el periodista cuando Internet sea una alternativa de comunicación
verdaderamente masiva. Vimos fuentes que usaron el medio para tomar contacto
directo con los usuarios; informaciones que llegaron al público antes que a los
medios tradicionales; pseudoperiodistas con espacios
más exitosos o más visitados que medios de gran prestigio; sitios con maneras
propias de combinar la información y las potencialidades de Internet; y medios
tradicionales apostando acerca de su papel frente a esta nueva tecnología.
Las fuentes y el
público se liberan
La semana del 9 de
noviembre de 1998 apareció en Internet el sitio oficial del príncipe Carlos,
con 354 páginas de información sobre el futuro rey de Inglaterra. El primer día
tuvo 1.750.000 visitas de todas partes del mundo.
Este es el caso de una
fuente informativa que utiliza Internet y no otro medio para tomar contacto con
la ciudadanía: un personaje, a menudo incluido en la pauta de los medios,
decide él mismo complementar, aumentar, confirmar (o desmentir) la agenda
informativa tradicional. Podemos dudar acerca del valor periodístico de este
sitio y de sus intenciones, pero no sobre su efectividad. El príncipe no tendrá
que esperar que algún diario o canal de televisión se acerque y decida, según
su pauta, qué entregará a la comunidad. Él también puede decidirlo.
Si bien aquí la acción
de informar proviene de la fuente, esta es lo suficientemente confiable como
para hacer pensar que los contenidos son verdaderos (aunque su selección pueda
ser cuestionable) y que un periodista puede obtener información complementaria
recurriendo a este sitio. Desde cualquier parte del mundo, el reportero tiene
acceso a una base de datos creíble acerca de uno de los miembros más
importantes de la monarquía británica. Sabe, eso sí, que esos datos –ya
publicados– pueden ser poco novedosos para una parte importante de los
lectores, oyentes o televidentes.
El caso de Carlos de
Inglaterra es el de una fuente frecuente que decide liberarse. Pero ¿qué
ocurriría si los usuarios deciden emanciparse de los medios tradicionales y
buscar por sí mismos a la fuente? La costumbre señala que los hechos actuales
de relevancia social se encuentran en los medios periodísticos tradicionales, y
que los diarios y revistas son un buen lugar para la reflexión racional y en
profundidad. Sin embargo, la crisis asiática probó algo distinto. Un profesor
de la Universidad de Nueva York, Nouriel
Roubini, decidió publicar una selección de artículos
sobre esta materia para sus alumnos. El espacio fue descubierto por los
expertos y se convirtió en referencia para el análisis sobre el tema. Gracias a
Internet, Roubini es el editor de un medio económico.2
La red permite a la
fuente convertirse en medio, tomar la labor informativa en sus manos de acuerdo
con objetivos propios. Se acorta, entonces, la distancia virtual y geográfica
entre ésta y el usuario. "Ahora que la Internet entrega un medio perfecto
para asegurar el acceso público a la información, sin importar cuán extensa
sea, su distribución ya no está limitada a libros, revistas y diarios
explotados comercialmente por sus dueños. Ahora la información puede fluir
directamente de las autoridades a sus ciudadanos".3
Sin embargo, esta
alternativa plantea al ciudadano el problema de la desinformación, pues la
experiencia profesional indica que las autoridades no publican aquello que las
perjudica. La evaluación corresponde al periodista. La selección también.
Alguien con experiencia y conocimiento debe señalar al público qué parte de la
información difundida por la fuente (en este caso, las autoridades) tiene valor
para la toma de decisiones.
Antes que a los medios,
el Congreso estadounidense planteó otro dilema cuando publicó en la red, antes
de que pudieran darlo a conocer los medios tradicionales, el informe del fiscal
Kenneth Starr con las
acusaciones contra el Presidente Bill Clinton. El sitio de esa corporación se convirtió en uno de
los más visitados –sino el más– del año en el mundo entero. De hecho, tanto
medios como usuarios estuvieron esperándolo por varias horas.
No les interesaba
entrar al espacio en general, sino acceder al contenido específico del mismo
(la dirección respectiva estuvo en prácticamente todos los medios y portales).
Mientras millones de personas en el mundo tomaban contacto directo con el
informe y podían leer por sí mismas su contenido, la función principal de los
periodistas fue seleccionar los trozos más llamativos e informar a quienes no
tenían acceso a la red.
Este fue un caso
paradigmático de 1998 y probablemente lo sea de toda la historia de Internet.
No fueron los periodistas quienes publicaron los hechos a través de los medios.
La fuente reaccionó antes que ellos. El Congreso decidió que fueran los
ciudadanos quienes juzgaran las acciones del Presidente y sus acusadores, en
lugar de que un grupo de periodistas dispersos por el mundo determinara qué y
cuándo informar.
Chile tuvo una
experiencia similar. La misma semana en que el príncipe Carlos hacía su debut
en Internet, la Oficina Nacional de Emergencia tranquilizaba al país a través
de los medios tradicionales. En un sitio en Internet dedicado a la predicción
de terremotos, "con base científica", se daba cuenta de uno que
ocurriría en noviembre y que tendría gravísimas consecuencias. Fueron los propios
usuarios quienes encontraron esa información, que generó dudas y angustias, y
que luego recogió la radio, la televisión y los diarios. El público no pudo
evaluar la gravedad de la situación: necesitó de los periodistas para hacerlo.
Se plantea aquí un
cuestionamiento acerca de la misión de los informadores y el papel del
periodismo en un mundo en que la comunicación por redes sea cotidiana y tanto
el público como los medios tengan el mismo acceso a Internet. Puede que no esté
lejos el día en el que el usuario que quiera informarse o ponerse al día sobre
un determinado tema, piense en agentes no propiamente periodísticos para
satisfacer sus demandas.
Los pseudoperiodistas
Drudgereport.com4 es un espacio de
chismes editado por Matt Drudge,
un antiguo estafeta de CBS cuyo sueño de ser periodista para contar historias
se hizo realidad con Internet. "La televisión salvó el cine, y la Internet
salvará el negocio de las noticias", según Drudge.
Ve "un futuro con 300 millones de reporteros, donde cualquiera desde
cualquier lugar puede reportear por cualquier razón".5
Para los americanos y,
en especial para los periodistas, el de Drudge es un
lugar de visita prácticamente obligado (el autor dice que hay días en que tiene
un millón de hits). El sitio fue el primero
que informó acerca del affaire Clinton-Lewinsky.
La noticia de la
relación del Presidente con una practicante en la Casa Blanca fue publicada
luego por el Dallas Morning
News, y fue desmentida casi de inmediato por ese
periódico y por Drudge. Pero ya era tarde. Sin terminar
el proceso de chequeo en que estaba, la revista Newsweek decidió apresurarse y
publicar también la información que les había llegado por otras fuentes.
El tratamiento de este
caso ha motivado enormes cuestionamientos profesionales en Estados Unidos. Si
bien fue una información que se confirmó después, por algunas horas el
periodismo estuvo en manos de un hombre que prefiere –como el mismo lo ha
declarado– ser primero antes que ser exacto.
Este reportero
aficionado nunca tuvo las calificaciones ni los medios para llegar a ser un
profesional de la información, pero Internet le presentó la posibilidad de
transmitir a su antojo. Un modesto computador 486 y un módem en un pequeño
departamento de Hollywood alteraron su vida. Para los
periodistas, ha sido un llamado de atención acerca de lo que puede ocurrir
cuando el público no tiene cómo protegerse o, peor, ni siquiera está interesado
en hacerlo.
La aparición de sitios
como el de Drudge plantea, por una parte, el problema
de la proliferación de pseudoperiodistas con un poder
de transmitir y publicar que les permite confundir y tergiversar la realidad. Drudge está muy consciente de esta posibilidad: "La
Red le da la misma oportunidad de tomar la palabra a un fanático de la
computación como yo, al presidente de una compañía o al vocero de la Casa
Blanca. Todos nos volvemos iguales"6.
Por otra parte, está el
problema de la falta de criterios en el público para seleccionar y decidir: los
espacios en Internet pueden presentar apariencias muy similares, independientemente
de la calidad de información que contengan. Y esta similitud –improbable en la
prensa escrita, por ejemplo– deja ciertamente inerme al usuario.
Estos problemas –la
enorme facilidad para transmitir información y las dificultades que puede
llegar a tener el público para discriminar entre lo verdadero, lo casi
verdadero y lo falso– preocuparán a los legisladores en los años venideros.
También a los periodistas: ¿qué papel jugará este profesional en un mundo en
que puede trabajar solo o formar parte de alguno de los grandes conglomerados
mediales para Internet, que sin duda se crearán?
"Se requerirá que
algunos periodistas seleccionen y presenten, que sean corredores de
información, que conozcan el camino alrededor de ésta y los movimientos de las
bases de datos, y que tengan una fuerte orientación hacia los lectores. Estos
periodistas pueden convertirse en apreciados guías para los lectores que
acceden a Internet buscando información y se pueden desarrollar como
distribuidores de sentido, no sólo de hechos. El periodista se convierte en
filtro"7.
Si la escasez de
información era la razón de ser del periodista en el pasado, hoy lo es la
abundancia.
Experiencias mediales
chilenas
En Chile, durante 1998,
hubo dos experiencias que vale la pena considerar y que plantean interrogantes
interesantes respecto de este tema.
La primera está
referida a la prohibición judicial de informar en dos casos de tráfico de
drogas: en el de "El Cabro Carrera" y el de
la llamada "Operación Océano". En ambas ocasiones, el diario La Tercera sorteó la orden del juez
arrendando un servidor en el extranjero para publicar lo que estaba prohibido
en Chile. Como al transmitir en Internet no importa dónde esté geográficamente
la información, pues se puede ver desde cualquier lugar del mundo, La Tercera logró mantener al público
chileno informado sin vulnerar la ley.
El otro hecho se
refiere a El Mercurio. Éste fue el
primero en informar sobre la retención del senador vitalicio Augusto Pinochet en Londres, el sábado 17 de octubre de 1998. Las
páginas Web de este diario se actualizan cerca de la medianoche, pero sus
directivos decidieron no poner ahí la primicia, por temor a que la competencia
pudiera disponer de ella.
¿Qué hacer en el
futuro? ¿Dónde transmitir primero?
Los portales como
medios informativos
Los estudios y análisis
señalan que los medios en que el público confía más en materia de entrega
informativa son los más solicitados y, por lo tanto, los más comprados o de
mayor rating. Cada medio, a su vez, ha
desarrollado una manera propia de presentar la información, adecuada a sus
características mediales. Hay una forma de dar las noticias en radio, en
televisión y en prensa. Tiene que haber también una manera de hacerlo en la
Red.
La información en
Internet debe potenciar herramientas hasta ahora utilizadas por los medios
tradicionales valiéndose de otras privativas de este nuevo medio de
comunicación. La nueva tecnología permite ofrecer al usuario el acceso a bases
de datos, el contacto permanente y en tiempo real con el emisor y la inmediatez
informativa. Hasta ahora, la mayoría de los medios de comunicación en la Red ha
adoptado la metáfora del diario, esto es, una página que emula a la primera
plana de un periódico y cuyos titulares, llamadas e índices permiten ir
avanzando en niveles de profundidad y detalle. 8
Como la cantidad de
datos que confluye en Internet es tan alta, acceder a ellos es cada vez más
complejo. Lo que primero surgió con la intención de organizarlos fueron los
motores de búsqueda o search engines. Hasta ahora, el más exitoso ha sido Yahoo!, que además de search
engine es directorio porque emplea no sólo un
programa computacional, sino personas para catalogar la calidad de la
información. Esta empresa, pionera en Internet por transar sus acciones en la
bolsa, alcanzó a mediados de año, unas 32 millones de visitas al mes.
Otros han tomado el
modelo de Yahoo y le han agregado características.
Han convertido los motores en portales: sitios que combinan índices temáticos
de los contenidos que hay en Internet con espacios dedicados a la información
periodística actualizada. Hoy, hacen una selección de medios existentes, pero
no tiene por qué estar lejos el día en que tengan sus propios departamentos
periodísticos. Su nombre, portal, obedece a la intención que tienen de
convertirse en la puerta de entrada a Internet. Cada vez que un usuario utilice
un navegador (un browser como Netscape o Microsoft Explorer), éste se abrirá en un portal
donde la información estará organizada según sus intereses.
Si estas puertas de entrada
a la Red cumplen con las funciones de ordenar la información dispersa en los
servidores y a la vez entregan información de último momento, ¿qué razón hay
para preferir otro medio, distinto de los portales?
En la actualidad, el
acceso a los contenidos de Internet se realiza fundamentalmente recurriendo a
los medios con prestigio adquirido –diarios, revistas, canales de televisión y
estaciones de radio– que han decidido desarrollar también un sitio en la red.
Pero espacios como el del príncipe Carlos, Matt Drudge o el Congreso estadounidense con el informe de Kenneth Starr hacen pensar que
los usuarios podrían llegar a preferir medios distintos a los tradicionales.
Por el momento, los motores de búsqueda trabajan con la idea de convertirse en
el sitio favorito de los usuarios (su centro para compras, investigación,
información, comunicación, etc.) y las apuestas de los inversionistas lo
prueban así. 9
Habrá que esperar
también para conocer las preferencias del usuario al momento de buscar
información: si seguirá fiel a los medios tradicionales, si escogerá espacios
creados especialmente para acceder a la red o si optará por una combinación de
alternativas a las que ingresará desde su propia lista de favoritos o bookmarks. Para los medios esto es
importante: está en juego su éxito comercial y su rango de influencia
social.
============
1. Pellegrini,
Silvia: Políticas de información, Colección Actualidad e Información, Escuela
de Periodismo de la Universidad Católica de Chile, Santiago, 1989, p. 74.
2. Cfr. www.stern.nyu.edu/~nroubini/asia/AsiaHomepage.html.
3. Dusseldorp,
Monique van : "The Future of the Printed Press, challenges in a digital
world: Access to public information", European Journalism Centre,
Maastricht, 1998.
5. Drudge, Matt, "Anyone
with a modem can report on the world", discurso ante el National Press
Club, 2 de junio, 1998.
6. Ibid.
7. Dusseldorp,
Monique van: op. cit.
8. Rodríguez, Patricia:
«Del papel al computador», en Cuadernos de Información Nº11,
1996, pp. 61-67.
9. Por ejemplo, el
buscador Lycos compró la revista de y sobre internet Wired Digital,
incluido el motor de búsqueda Hotbot, considerado el
mejor del 98. La cadena de televisión NBC compró parte de las acciones de Snap, portal creado por CNET. Disney
compró el 43% de Infoseek.
(Soledad Puente V., Doctora en Comunicación Pública por la Universidad de
Navarra, España. Es directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad
Católica de Chile.)
23 de agosto de 1999