El Papel de la Investigación Educativa ante un Mundo Globalizante

 

Martha Vergara Fregoso

Dirección General de Postgrado e Investigación Educativa de la Secretaría de Educación

Jalisco, México

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El hablar de un tema como lo es el de la investigación educativa con respecto a la globalización tiene grandes riesgos: como dice la policía, "todo lo que uno diga puede ser usado en su contra". El tema resulta de especial consideración cuando uno debe abordarlo a partir de la visión personal sobre la investigación educativa. ¡No es una tarea sencilla! A pesar de esto, tomo el riesgo aclarando que tal vez tenga que sacrificar profundidad, en aras de claridad. He querido aquí escribir algunas ideas, con el fin de no divagar y procurar dar precisión a mis palabras.

 

Antes de proceder a precisar la estructura que he empleado en el presente trabajo quiero agradecer a los organizadores de este VI Congreso Latinoamericano de Humanidades por haberme dado la oportunidad de compartir con ustedes, las ideas que voy a exponer y que seguramente serán diferentes a las de los estudiosos e investigadores de otros países.

 

La globalización es un proceso económico, político y social que si bien es cierto no es nuevo, ha sido retomado con mayor énfasis en los países en desarrollo como premisa específica para lograr un crecimiento económico y erradicar la pobreza. Por tanto, la globalización es un fenómeno complejo de carácter internacional. Su acción consiste principalmente en lograr una penetración mundial de capital (financiero, cultural, intelectual, comercial e industrial), que se desarrolla de forma multipolar.

 

La expansión de lo que llamamos globalización ha tocado todos los campos que existen hoy en día, desde la tecnología hasta a la educación. El desarrollo y perfeccionamiento de la educación, que ha sido tema de debate en todos los países, requiere que el proceso educativo lleve consigo la integración de factores que permitan en pleno su expansión, logrando que los estudiantes sean personas capacitadas y útiles ante cualquier situación.

 

La globalización lleva consigo mecanismos que permiten la integración de distintos medios, como los políticos, económicos, culturales, sociales, los cuales ayudan a que el proceso de educación sea más optimo y eficaz, ya que simplemente educación es la acción de instruir y hacer comprender a través de medios justos y correctos.

 

La globalización afecta a todos los ámbitos de la persona, la sociedad donde se relaciona y más aún, la educación que recibe. Por lo que la educación en su sentido más amplio es una empresa seria y ardua, que requiere el pensamiento y la acción constante del hombre para darle forma y hacer que sea eficaz. Por eso, no bastan buenas intenciones y las acciones medianamente pensadas, para que pueda tener la importancia y la influencia que se quiere en la formación de los jóvenes y la conformación de la sociedad, es por esto, que hoy en día se habla de una educación globalizada la cual se podría decirse que “es un proceso sociocultural que está teniendo lugar actualmente en el ámbito planetario, por el cual cada vez existe una mayor interrelación entre unos lugares y otros, por alejados que estén, bajo el control de las grandes empresas multinacionales y educativas relacionadas todas con el campo de la educación”. Pues, así mismo, la educación es un proceso que conlleva todo tipo de esfuerzo para lograr el pleno desarrollo y mejoramiento de los educandos.

 

Cuando se habla del proceso de globalización se tiende a percibir la educación de una forma meramente técnica, dejando de lado la fundamentación de está, en principios humanísticos y de interrelación que son los pilares fundamentales para una educación optima y satisfactoria. Es por esto, que la educación que quiere poner en el centro de sus afanes a la persona humana, tiene que ser una educación abierta a las preguntas fundamentales del ser humano: a la verdad, a la belleza, al conflicto, la diversidad, el fracaso y la esperanza; abierta también a los saberes no racionales, como la intuición y la imaginación. Esto es algo que el tecnicismo que conlleva la globalización no puede dar por más que quisiera, ya que ésta mera aplicación de la tecnología sólo se encarga de hacer más fácil el aprendizaje del educando.

 

En la actualidad, la investigación educativa necesita responder a situaciones que se presentan en la realidad y que son planteadas por Delors, (1996) y también por Villoro (1998). En este caso, estas situaciones se presentan como tensiones, y son las que marcan el rumbo que tiene que tomar la investigación educativa en la actualidad. Como ejemplo tenemos que, con la globalización, hoy en día nos parece una verdad que vivimos en un mundo, comunicado, unificado, a partir de las posibilidades que las tecnologías de la información y la comunicación nos ofrecen. Sin embargo, coexisten lo global y lo local que no pueden mirarse aisladamente. Cada uno de estos aspectos parece estirar a la investigación para que responda a sus necesidades concretas. Lo global se asocia tradicionalmente a lo -moderno-, y lo local, a lo tradicional. La investigación, por esto, no debe ignorar ninguno de los dos puntos.

 

 

Hacia la conceptualización de la investigación educativa

Con la intención de identificar cómo se vinculan, la globalización y la investigación educativa conviene entonces conceptualizar ¿Qué es y qué no es investigación educativa? ¿Cuáles son las condiciones mínimas para que una indagación pueda convertirse en investigación educativa? En lo que sigue me refiero a las preguntas, no sí en el mismo orden. Intento iniciar por entender un poco acerca del objeto de la investigación, es decir, qué es educación para proponer algunas reflexiones acerca de la naturaleza de la investigación de lo educativo, la cual la concibo como un sistema de producción de conocimiento. Señalo algunas de las cualidades del sistema de producción de conocimiento desarrollado en algunos de los centros de investigación de mayor prestigio. Propongo al final algunas de las notas para un nuevo sistema de producción de conocimiento. Desde ahí lanzo algunas miradas acerca de las condiciones de la investigación educativa y acerca de los educadores.

 

Estoy de acuerdo con algunos compañeros de trabajo y de estudio en el sentido de que no hay acuerdos definitivos al momento de definir qué es la educación, es decir, si es ciencia, disciplina u objeto de las ciencias. Pero por otro lado tampoco creo que haya desacuerdos si situamos a la educación como una de las actividades sociales más importantes o vital del ser humano. Es una actividad tan vital como la alimentación o la salud -no por nada nuestro gobierno invierte, o mejor dicho gasta, tanto en el aparato educativo, aunque desgraciadamente no en la educación.

 

La investigación educativa puede proveer de estudios acerca de esos procesos de ayuda o cuidado en el desarrollo de los estudiantes; sin embargo la tesis que sostengo es que la investigación educativa, tal y como se practica en la mayoría de nuestros centros de investigación, se ha alejado de ese sentido de la educación. Puede deberse al hecho de que se han adoptado los modos de producción de otras ciencias.

 

La investigación educativa puede ser pensada como un sistema de producción de conocimiento en el que están implicados por supuesto los investigadores, los aprendices y las políticas de investigación adoptadas. Se deben incluir además las condiciones culturales y materiales para la producción del conocimiento educativo, los criterios de decisión acerca de las líneas de investigación adoptadas, los paradigmas teóricos y metodológicos adoptados, entre otras variables.

 

Realmente el modo de producción actual del conocimiento educativo es, en general, el aislamiento que tiene el investigador ante las problemáticas socioeducativas y su concentración en aquellas líneas de investigación que desde el punto de vista del investigador le pueden proveer de prestigio y por supuesto de un posicionamiento del campo social; en términos de Bordieu se entiende un espacio social en el que sus actores luchan por su posicionamiento y por la apropiación del capital simbólico o material en disputa en ese campo.

 

El modo de formación de investigadores utilizado en este sistema es el de tutorías, es decir, la guía cercana del investigador consolidado sobre el aprendiz del oficio de investigador. Este sistema de producción de conocimiento y de formación de nuevos investigadores es el que se practica en los centros de investigación de mayor tradición; en donde es evidente también que el grupo (s) que son conocidos como la elite cuenta con las mejores condiciones y recursos suficientes para realizar cualquier tipo de investigación. Este aislamiento de las problemáticas fundamentales es una de las causas de la separación entre producción y uso del conocimiento criticado durante años a la producción del conocimiento educativo.

 

Por todo, con lo anterior no es extraño entonces señalar que actualmente una parte importante de nuestros investigadores de mayor prestigio se han servido de los sistemas educativos, en lugar de que los sistemas educativos sean atendidos por ellos. Este sistema de producción y formación se ha adoptado del modo en que se ha practicado la investigación en el resto de las ciencias y creo oportuno señalar la necesidad de alterar el rumbo de las cosas.

 

La investigación educativa puede constituirse en dispositivo para el desarrollo social. Sin embargo para que ello sea posible es indispensable que se conciba a la investigación educativa cercana a las necesidades sociales, es decir, ajena a las prácticas de los nichos culturales que se conciben plenamente incontaminados de los contactos con la problemática de los usuarios y beneficiarios potenciales de la investigación.  Puede entonces comprometerse al mejoramiento de la calidad educativa,  mejora la calidad de vida para todos, al promover estudios y estrategias probadas tendientes a elevar la escolaridad promedio de los ciudadanos y el mejoramiento de los procesos de los aprendizajes y meta aprendizajes, entre otras cosas.

 

En el sistema de producción de conocimiento prefigurado es posible pensar que las tareas de investigación educativa se pueden ampliar y no están circunscritas a los investigadores posesionados de los campos como el Consejo Mexicano de Investigación Educativa y otros organismos que pudiera reglamentar los criterios y los mecanismos de acceso al privilegio.

 

En este escenario de producción de conocimientos es pertinente incluir a los estudiantes de los posgrados. He participado en el estudio de las investigaciones producidas por estudiantes y por académicos de diversas direcciones de la Secretaría de Educación Jalisco y en ellos percibo una gran riqueza de conocimientos producidos, dado que atienden problemas relevantes por su cercanía a la realidad educativa. Estos docentes, directores, responsables de tareas y de direcciones recogen en esos estudios diversas problemáticas, cercanas a las problemáticas. Producen desde diagnósticos, evaluaciones hasta aplicaciones de estrategias mediante los cuales pretenden resolver determinados problemas.

 

Me llaman la atención, por ejemplo, algunas de las siguientes investigaciones: los estudios descriptivos acerca de las prácticas de los docentes, específicamente las relaciones de poder, violencia y castigo que prevalecen en muchas de las aulas; las estrategias rutinarias y accidentales de los docentes; las prácticas ineficaces de enseñanza de docentes de telesecundarias o de nivel superior; la puesta en operación de estrategias cognoscitivas y de aprendizaje para el desarrollo de las habilidades generales o específicas a las asignaturas o contenidos escolares.

 

Insisto en que muchas de estas producciones (aunque no todas) poseen el rigor teórico y metodológico de la investigación; lo que no hemos hecho los investigadores es sistematizarlas y ofertar muchos de esos conocimientos producidos.

 

Es cierto que tanto los estudiantes de posgrado como muchos de los académicos involucrados no son investigadores, pero es verdad que en el sentido señalado son investigadores en potencia, es decir, que si se les atiende a través de un proceso formativo, muchos de estos pueden consolidarse como tales, con la gran ventaja de que su cercanía con las problemáticas de la educación nos proveerá de conocimientos útiles para mejorar la tarea de mejorar las capacidades de nuestros educandos. Eso vale la pena.

 

La investigación educativa desde la formalidad

En el diagnóstico de la investigación educativa realizado por la Secretaría de Educación Pública en México en el año de 1989, establece que: la investigación educativa es definida como el conjunto de acciones sistemáticas que y tiene  objetivos propios, que, apoyados en un marco teórico o en uno de referencia, en un esquema de trabajo apropiado y con un horizonte definido, describen, interpretan o actúan sobre la realidad educativa, organizando nuevos conocimientos, teorías, métodos, medios, sistemas, modelos, patrones de conducta y/o procedimientos educativos o modificando los existentes.

 

Hacia la definición de la situación de la investigación en Jalisco

La investigación educativa es una de las actividades sustantivas como se había dicho antes del modelo de educación en México. La investigación es una parte consustancial del quehacer de las instituciones educativas, su presencia tiene varias e importantes finalidades. La amplia y sistemática práctica de la misma por los equipos de investigación pueden llegar a contribuir decisivamente en su superación profesional  y  formación científica.

 

Sobre este punto en particular la UNESCO (1995) ha planteado:

 

            Un sistema de educación superior sólo puede desempeñar cabalmente su misión y constituir un elemento social provechoso si una parte del personal docente y de sus instituciones -de acuerdo con los objetivos particulares de la institución,  sus capacidades docentes y sus recursos materiales- realizan también actividades de investigación. Hay que insistir sobre este punto, muy particularmente ahora que la educación superior, como las demás entidades que se dedican a la investigación, necesita un renovado apoyo público.

 

Favorece también a la elevación de la calidad del proceso de aprendizaje de los estudiantes, la incorporación masiva de los mismos al trabajo científico técnico, los que les permite adquirir conocimientos teórico-prácticos de indudable valor en su formación profesional.

 

Sobre esto la UNESCO (1995) manifiesta que ha menudo se subestima la utilidad educativa de las actividades relacionadas con la investigación, en parte porque los vínculos entre enseñanza e investigación no son siempre directos o tangibles. Es importante que las investigaciones en los centros de educación superior no se lleven a cabo únicamente por motivos de prestigio intelectual o en función de consideraciones de índole económica, sino también como parte de la renovación y el desarrollo general de las actividades de aprendizaje, enseñanza y servicio público, y en particular de difusión de conocimientos. Los investigadores deben por consiguiente buscar la manera de incorporar sus resultados en los programas de estudio y perfeccionamiento. Además de su valor propiamente educativo, la participación en proyectos científicos enseña al alumno a trabajar en equipo y a aceptar la disciplina propia de toda actividad científica.

 

La primera parte de este papel estará dedicada a plantear el problema de la desarticulación organizacional de la Investigación Educativa en la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ). Luego se esbozan algunas claves de análisis y se formulan algunas propuestas, configuradas alrededor de los conceptos de relacionados con las líneas de Investigación y algunos problemas de investigación.

 

El problema de la investigación educativa

Podemos comenzar reconociendo que en nuestras instituciones hay abundante investigación y que gran parte de ella es de excelente calidad. No está en discusión ni la cantidad ni la calidad de la Investigación Educativa, en general. El problema que se manifiesta más bien es la desarticulación de la Investigación Educativa en distintos sentidos y a varios niveles. De otro modo, el mismo problema puede sintetizarse diciendo que la investigación educativa es un hecho totalmente individualizado. Los datos esenciales que llevan a describir la investigación educativa como un hecho individual son los siguientes: el investigador selecciona su tema particular, formula su propio problema de estudio, elabora su plan de trabajo, lo canaliza a través de ciertos mecanismos administrativos, lo ejecuta y, finalmente, consigna los resultados en un documento que puede ser publicable. Podemos decir que la máxima aspiración de un investigador o el destino final de un trabajo de investigación están en la publicación del reporte en una revista.

 

Al parecer, las investigaciones sólo sirven para acumular méritos académicos individuales a favor de quien las realiza. Esta característica queda parcialmente evidenciada en los famosos estímulos y premios académicos por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Sistema Nacional de Investigadores que siempre han sido individualistas. En efecto, hasta donde se sabe, no existen premios para grupos de investigadores, sino sólo para las personas, con lo cual se profundiza el sentido de competencia aislante y desvinculante.

 

Tanto para el conjunto de los investigadores y académicos, como para las instituciones educativas y el entorno social, no se tiene la más mínima idea acerca de las investigaciones que están siendo llevadas a cabo. Aparentemente, sólo el investigador sabe qué está investigando y cómo lo está haciendo (incluso, para aspirar a uno de esos premios a la investigación, es el propio académico quien debe demostrar sus trabajos mediante constancias y papeles, lo cual podría entenderse como que la universidad no sabe lo que cada cual ha hecho).

 

Es obvia la desarticulación de la investigación educativa en esos tres niveles: desarticulada con respecto a otras investigaciones posiblemente contiguas, desarticulada con respecto a la propia Secretaría de Educación y desarticulada con respecto a las áreas de demanda social de conocimientos y tecnologías.

 

En general, las instituciones no definen sus propias preferencias investigativas, sus temáticas o sus áreas problemáticas de interés. Carecen de orientaciones hacia las necesidades de producción de conocimientos y tecnologías, por lo cual los investigadores se ven obligados a hacerlo de modo individual. Bien podría decirse que nuestras instituciones no investigan sobre áreas específicas, sino que, a lo sumo, es su personal académico quien lo hace y siempre, como se dijo antes, por iniciativa personal.

 

El hecho de que existan académicos con el cargo de investigadores y con la responsabilidad de investigar no significa por sí mismo que la institución investigue a través de ellos o que lo haga mediante mecanismos de delegación. Ninguna empresa con un mínimo de sensatez contrataría a un personal de investigación para que éste decida a su libre juicio los problemas y los proyectos de investigación, con total independencia de lo que la empresa requiere que se investigue. En todos esos casos que crean departamentos de investigación, primero se definen necesidades de búsqueda, debidamente priorizadas, y luego se contrata al personal de investigación, con competencias y destrezas correlativas, para que resuelva los problemas previamente definidos.

 

Son las mismas instituciones las que declaran su interés en la investigación y la necesidad de reforzar esa actividad, pero, curiosamente, no comienzan por definir sus intereses específicos. Mientras sólo se declare la necesidad de investigar, sin salir de ese marco de generalidades, pareciera que la insistencia es en investigar por investigar, con lo cual resulta dudosa la sinceridad de las declaraciones o, al menos, la profundidad en que se conciben los alcances reales de los procesos de investigación. Quizás todo ello se explique por la tradicional orientación profesionalizante de nuestras instituciones y por su arraigada tendencia a una docencia transmisiva y escolarizada.

 

En efecto, las universidades ni la propia Secretaría han logrado fusionar la docencia con la investigación. Una vez hundidas en esa disyunción, tampoco pueden ocultar su preferencia por la primera de esas dos funciones. Es por eso por lo que para nuestros académicos resulta casi un cambio de personalidad el cumplir con la investigación y el cumplir con la docencia. Las tareas de un tipo deben interrumpirse cuando se abordan las tareas del otro tipo y viceversa, casi como un obstáculo.

 

La evidencia de la desvinculación de la investigación educativa con la sociedad puede obtenerse si nos preguntamos adónde van a parar los productos investigativos. Antes dijimos que el mejor destino final posible para la investigación educativa eran las revistas, con lo cual tenemos que la investigación educativa se halla ligada a las comunidades científicas, pero no a los entornos educativos.

 

De hecho, si entendemos la investigación como discurso notaremos que la investigación educativa es uno de los poquísimos casos en que el que escribe no tiene en mente un perfil de lector. La investigación educativa tal como se ve actualmente, es un hecho individualizado y, por tanto, socialmente desarticulado y, por tanto, no-organizado.

 

Después de la discusión anterior, y de ventilar ante ustedes algunas de las problemáticas que presenta la investigación educativa en el estado de Jalisco, México es como  puedo llegar a plantear a ustedes algunas reflexiones:

 

1)     Una de las consecuencias que trajo consigo la globalización en México, ha sido lograr una investigación especializada, además de la implantación y ampliación de políticas de evaluación, certificación y acreditación con respecto a instituciones, planes y programas de estudios, académicos y, recientemente, estudiantes ingresantes y egresados: de allí la creación en el sexenio pasado de organismos como el Consejo Nacional de Evaluación (CONAEVA), el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) y los Centros de Investigación y Evaluación de la Educación Superior (CIEES).

 

2)     Relacionado con lo anterior, se han subrayado también los cambios en las políticas de financiamiento, basadas por ahora en criterios de cumplimiento por objetivos, más que en parámetros tradicionales, como el tamaño de la matrícula atendida.

 

3)     Se ha hecho asimismo hincapié en un fenómeno que en México constituye, en cierta forma, una novedad, a saber, la creciente utilización de tecnologías de punta para diversificar las modalidades de acceso a la educación superior, proporcionar alternativas nuevas de formación de recursos humanos e intensificar las ofertas de intercomunicación no presénciales.

 

4)     Finalmente, se ha recalcado que la globalización, en la medida que incide en la movilidad de los recursos humanos académicos altamente calificados, aumentaría la visibilidad de un viejo problema en el Sistema de Evaluación Superior nacional: el deficiente nivel de preparación de los académicos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

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