NUEVOS
PERFILES DE LOS PERIODISTAS EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACION
Dr.
Xosé López
Profesor
Titular de Periodismo.
Departamento
de Ciencias de la Comunicación.
Facultad
de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago de
Compostela
RESUMEN
Los
importantes cambios que se han producido en el hipersector de la
comunicación
en los últimos veinte años no sólo han obligado a los periodistas a
“ponerse
al día” para trabajar con las herramientas de la actual generación,
sino
que han definido nuevos perfiles profesionales. El nacimiento de nuevos
medios,
con Internet como paradigma de la comunicación “total”, ha provocado la
necesidad
de experimentar con lenguajes, formatos,... Los periodistas, sobre
todo
aquellos que han optado por la formación continua para la adquisición de
los
conocimientos precisos para su trabajo en la denominada Sociedad de la
Información,
han tenido que adentrarse en la digitalización, en las secretos de
la
programación informática, en la interactividad, en las claves de la
multimedia...
Fue así como un número importante de periodistas han conquistado
posiciones
en un terreno inicialmente reservado a los tecnólogos. Su apuesta ha
marcado
el inicio de un camino que tiene en la formación con nuevos perfiles,
que
aportarán las Facultades de Ciencias de la Comunicación, y en la educación
continua
sus dos principales instrumentos para la superación con éxito de los
desafíos
del futuro. Después de los cambios hechos en los planes de estudios
durante
los últimos años, se abre una nueva etapa de actualización de los
programas
en el marco de la Unión Europea. Las Facultades de Ciencias de la
Comunicación
intentan ganar el nuevo desafío con una oferta de calidad que tenga
en
cuenta los nuevos perfiles profesionales y las demandas del mercado sin
perder
de vista el objetivo de la Universidad: formar profesionales que sepan
pensar,
que conozcan y entiendan el funcionamiento de la sociedad, que sepan
investigar
y que tengan preparación para trabajar en la sociedad en que viven.
Palabras
claves: Periodismo/ Formación/ Sociedad de la Información/ Perfiles
profesionales.
1.-
Introducción
El
siglo XXI acogerá, en su primera década, la fase de madurez del periodismo en
Internet
o, mejor, del periodismo en línea. La red de ordenadores nacida en los
años
sesenta en el ámbito militar ha alcanzado en el último tercio del siglo XX
la
categoría de herramienta cotidiana gracias a la World Wide Web (WWW). Fue a
partir
de ese momento cuando Internet comenzó a cautivar a buena parte de los
medios
de comunicación tradicionales, que, en la última década del pasado siglo,
iniciaron
el vertido de sus contenidos a la red. Era el principio de un
auténtica
aventura, con un camino salpicado de interrogantes, desafíos y deseos.
Desde
el primer momento, pocas empresas de comunicación tuvieron intención de
quedarse
al margen de los planes dirigidos a colocar la oferta de contenidos en
la
telaraña mundial. A pesar de la existencia de un tímido y fugaz debate entre
los
partidarios y los contrarios a estar en la red, lo cierto es que los
estrategas
de los principales grupos de comunicación vieron en el nuevo medio
una
vía para la ampliación de sus canales de difusión y la posibilidad de
convertirse
en medios con una proyección mundial. No tenían muy claro el cómo y
el
cuándo, pero sospechaban que no podían desaprovechar la oportunidad que se
presentaba.
Aunque
durante los primeros años de popularización de Internet (finales de la
década
de los ochenta y comienzos de los noventa del pasado siglo) algunos
medios
retrasaron su presencia en la red, los avances tecnológicos, las
iniciativas
de algunos grupos de comunicación que dieron los primeros pasos en
la
red y las experiencias de empresas surgidas para la difusión de productos
periodísticos
en Internet contribuyeron a una explosión de la oferta de
información.
En esos momentos, muchos grupos acudieron a la llamada de la
telaraña
mundial simplemente para la proyección de su imagen, mientras otros,
los
menos, destinaron dinero para la experimentación con productos que tuviesen
en
cuenta las características del nuevo medio.
La
convergencia entre las telecomunicaciones, la informática y los contenidos
auguraba
futuro a las iniciativas que con uno u otro fin surgieron con fuerza.
Y,
a pesar de las numerosas dudas que planeaban sobre el éxito económico de los
proyectos
a corto y medio plazo, el mundo financiero respaldó los proyectos más
ambiciosos
y los ensayos de los laboratorios de los grupos más innovadores. El
apoyo
a varios proyectos de Silicon Valley, especialmente al San José Mercury
News,
primero en el campo del periodismo que tuvo extensión en Internet
(www.mercurycenter.com),
contribuyó a la multiplicación de iniciativas en
distintos
países.
En
cambio, la mayoría de los periodistas miraba de reojo el nuevo cambio que se
anunciaba.
La sombra provocada por las dificultades que afloraron durante la
informatización
de las redacciones era alargada, aunque ciertamente no afectaba
a
todos por igual. Algunos periodistas jóvenes que habían nacido con la
informática
advirtieron que el periodismo tenía que estar en Internet. Y, con
algún
conocimiento y mucha ilusión, se lanzaron a la conquista de la red de
redes.
Fueron los pioneros de eso que hoy llamamos periodismo en línea
(periodismo
electrónico, periodismo telemático o periodismo digital, según
denominaciones
empleadas actualmente por los autores para referirse al mismo
fenómeno).
2.-
Grandes empresas
El
panorama actual del hipersector apunta a que, superada la fase de
experimentación
con el nuevo medio de comunicación, vivimos ya bajo la alargada
sombra
de la comunicación ciberespacial. Las redes telemáticas afectan cada día
que
pasa a más personas en el mundo y las previsiones apuntan que se trata de
una
tendencia imparable. Las empresas confían en sus posibilidades y buscan
fórmulas
para aumentar su tamaño a fin de afrontar las grandes inversiones y
competir
con éxito. Buena prueba de esta apuesta la tenemos en las últimas
fusiones,
acuerdos y adquisiciones de empresas.
El
acuerdo entre AOL y Time Warner, alcanzado en los últimos compases del siglo
XX,
ha reforzado la idea de que el panorama económico mundial está dando un
vuelco
como consecuencia de que la informática, las telecomunicaciones y los
contenidos
han alcanzado un alto grado de integración. El principal grupo de
comunicación
no para de crecer, al igual que los otros grandes consorcios del
sector.
La absorción de Universal por Vivendi-Canal Plus y la adquisición de la
canadiense
Seagran por parte del grupo francés permitió el nacimiento de Vivendi
Universal,
segunda empresa de comunicación y el principal grupo europeo del
sector,
capaz de competir con los principales emporios norteamericanos.
La
carrera por el tamaño sigue. Las principales industrias culturales consideran
que
el paradigma de la nueva empresa es el multimedia y tratan de liderar los
mercados
de prensa, radio, televisión, Internet, mundo editorial, mundo
discográfico,
producción televisiva, producción cinematográfica,... Todos
entienden
que el mundo global es su zona de actuación y buscan acuerdos con
empresas
de la nueva economía (fabricantes de informática, operadoras de
telefonía,..).
Comparten con las tecnológicas el interés por los contenidos, que
siempre
aportan influencia, y buscan las fórmulas que aporten más capitalización
y
liquidez.
En
los despachos de los ejecutivos de estas empresas hay propuestas para todos
los
gustos. Las negociaciones para alcanzar nuevos acuerdos están al orden del
día.
A final del año 2000 conocimos un proyecto para establecer la colaboración
entre
dos gigantes de la comunicación: Microsoft Corp. y News Corp. El objetivo
era
la televisión por satélite y la aplicación de la interactividad en este
medio.
Otros proyectos tan ambiciosos como los citados esperan en los
laboratorios
el momento oportuno para salir a la luz.
Como
telón de fondo de los movimientos en el hipersector está la innovación
tecnológica.
En el año 2001 ya disponemos de datos para afirmar que la
innovación
tecnológica como motor del cambio no sólo es una bonita metáfora,
sino
que refleja el camino que sigue el escenario de la comunicación del siglo
XXI.
La revolución tecnológica en curso avanza en los distintos ámbitos de la
sociedad
y nos sitúa en un terreno, el digital, que convierte viejos sueños en
realidades
palpables cuyo impacto social anuncia el nacimiento de una nueva era.
Muchas
cosas que ayer llamábamos futuro, hoy ya ni siquiera son presente.
Pertenecen
al pasado de un mundo en el que los lentos encuentran cada vez más
problemas
par moverse con éxito.
Los
hechos indican que no sólo ha surgido una nueva forma de entender la
economía,
que enriqueció a algunos de sus pioneros, sino que adelanta algunos
síntomas
de la revolución mediática que se acerca. A pesar de las sombras que
planean
sobre la nueva economía, la industria del hipersector de la comunicación
confía
en el día después de la transición de la sociedad industrial a la
sociedad
en red.
3.-
Desafíos comunicativos
Este
proceso de profundas transformaciones en el hipersector y en la sociedad
presenta,
sin embargo, claroscuros. No todo son buenas noticias de nuevos ricos,
nuevos
medios o nuevas formas de comunicar. Aunque el tecnoglobalismo nos
deslumbra
con facilidad, especialmente mediante llamativas metáforas sobre el
nuevo
panorama que se acerca, lo cierto es que existen muchas dudas sobre las
bondades
del nuevo escenarios. Internet, la red que algunos presentaron como un
nuevo
territorio de libertad, es ya un elemento más del sistema mediático
(Ignacio
Ramonet, 2000) (1) que concentra buena parte de las expectativas de
negocio
en l ámbito de la comunicación.
La
incorporación de Internet al centro de los negocios no invalida la revolución
en
marcha, sino que refuerza su importancia y nos obliga a concentrar más
esfuerzos
en la reflexión sobre el panorama que se anuncia y sus consecuencias.
La
convergencia de las telecomunicaciones, la informática y la industria de los
contenidos
ha roto muchas de las viejas fronteras existentes en el hipersector y
ha
sentado las bases de un escenario global y local a la vez (glocal).
Ahora
las redes de telecomunicaciones se perfilan como la infraestructura
tecnológica
que garantizará la competitividad de la economía productiva de un
siglo,
el XXI, en el que la interactividad lo invadirá todo. Tecnología y
contenidos
presidirán la era digital, en la que lo ciudadanos seguirán como
sujetos
de la comunicación. A ellos es, pues, a quienes deberá mejorar la
calidad
de vida la revolución en marcha. Y una mejora de la calidad de vida sólo
se
conseguirá con una mejor información, con una información de calidad.
Sin
embargo, a estas alturas de la revolución tecnológica, cuando algunos
expertos
todavía dicen que nos encontramos en el año cero de la nueva era, hay
una
larga lista de interrogantes para los que todavía no se han escrito
respuestas.
Se multiplican, pues, los retos a los que debemos hacer frente si
queremos
anticiparnos al futuro. El motivo de la aparición de constantes
desafíos
con nuevo rostro reside en las consecuencias de la implantación de las
nuevas
tecnologías en todos los ámbitos de la sociedad, las nuevas formas de
comunicar
y los nuevos usos sociales de la información.
El
sueño de la comunicación total, que tiene en Internet su paradigma, exige
respuestas
precisas desde el ámbito de los contenidos. No es suficiente con
disponer
de las herramientas actuales, sino que precisamos conocer las claves de
los
nuevos modelos de comunicación digital. Cada vez somos más conscientes de
que
precisamos aportar nuevos lenguajes, nuevos formatos, nuevas formas de
participación,...
En definitiva, tenemos delante de nuestros ojos grandes
desafíos
comunicativos.
4.-
Productores de contenidos
En
un escenario caracterizado por la revolución tecnológica en marcha y por la
concentración
empresarial, con grandes desafíos comunicativos, parece evidente
que
los profesionales que elaboran los contenidos, especialmente los
periodistas,
no podrán vivir al margen del nuevo paradigma empresarial, el
multimedia,
y el nuevo paradigma de comunicación glocal y total, Internet. La
red
de redes se ha convertido no sólo en una buena fuente de información, sino
que
es un nuevo medio de transmisión y un nuevo medio de comunicación. Por lo
tanto,
Internet ha alcanzado la categoría de herramienta imprescindible para los
periodistas
y de herramienta útil para importantes sectores de la sociedad.
Todos
los datos disponibles apuntan que cada día son más los ciudadanos que
acceden
a la red de redes y cada día son más los medios que se encuentran en la
red.
El crecimiento resulta espectacular en los países desarrollados. La mitad
de
la prensa en español (cuatrocientas tres cabeceras de las novecientas
treinta)
contaban a comienzos del pasado año con ediciones digitales (Bernardo
Díaz
Nosty, 2000) (2). Cada día que pasa conocemos datos nuevos sobre mejores
herramientas
para movernos en Internet y sobre el número de incorporación de
usuarios
y medios. Y sabemos que los proyectos en marcha permitirán incrementar
los
servicios y multiplicar las cifras de usuarios.
A
comienzos del año 2001 hay una coincidencia generalizada a la hora de afirmar
que
la red ha pasado de ser un simple medio de comunicación a constituir uno de
los
pilares del hipersector industrial de la sociedad globalizada. Las cifras
revelan
la importancia de un fenómeno que es real como la vida misma (Manuel
Castells,
2000) (3). Y las tendencias de futuro apuntan, como hemos dicho, que
el
fenómeno irá a más. Las previsiones indican un aumento de la multimedialidad,
la
interactividad, los productos informativos personalizados y la instantaneidad
de
las informaciones (Javier Díaz Noci, 1998) (4). Y desde el mundo de los
contenidos
debemos ser sensibles a estas tendencias, que presagian avances
reales
en el objetivo de que la nueva sociedad disponga de más información y de
herramientas
para comunicar mejor.
El
periodismo en línea (periodismo electrónico, periodismo digital o periodismo
telemático)
es ya una realidad y los proyectos que se anuncian abren nuevas
expectativas
para los medios que están en la red y para aquellos que en el
futuro
opten por esta vía. El nuevo escenario obliga a los medios tradicionales
a
redefinir su papel, con la elaboración de productos que tienen en cuenta la
realidad
de la oferta en todos los soportes, y a los nuevos medios a cubrir el
espacio
que les ha reservado el sistema mediático actual.
A
corto y medio plazo, todos los datos apuntan a una convivencia de los medios
tradicionales
y los nuevos medios. Los primeros todavía reformularán mucho más
sus
productos de acuerdo con las demandas de los usuarios, mientras los segundos
nacerán
para aprovechar todas las posibilidades que ofrecerá la red. Los nuevos
medios
del siglo XXI serán productos digitales, multimedia e interactivos que
actuarán
en un entorno donde habrá menos limitaciones técnicas para la
transmisión
con rapidez de imágenes de calidad. Eso, al menos, es lo que
anuncian
los tecnólogos (o tecnófilos).
5.-
Preparación en clave actual
La
existencia de nuevas herramientas y su incorporación al proceso de producción
de
contenidos tanto para los medios tradicionales como para los nuevos medios
exige
que los profesionales que trabajan con ellas las conozcan y sepan
aprovechar
todas las posibilidades que ofrecen para la elaboración de los
mensajes.
El conocimiento de la aplicación de las nuevas tecnologías de la
información
y la comunicación precisa, pues, su incorporación a los planes de
estudio
de las Facultades de Ciencias de la Comunicación, como han hecho los
centros
de formación de comunicadores de la mayoría de los países de Europa y
América
en los últimos años, y a la elaboración de programas de formación
continua
para los profesionales que trabajan en los medios. La actualización de
los
programas docentes ha estado guiada por la necesidad de que los nuevos
periodistas
aprendan a trabajar en clave multimedia.
Este
cambio en los planes de estudio, que en el caso español se ha hecho
aprovechando
la reforma decretada por las autoridades educativas para corregir
errores
de los primeros programas cuatrimestrales, ha sido el punto de partida
de
un proceso, por cuanto de momento no ha dado respuesta a todos los retos del
nuevo
modelo de sociedad. Quizás por eso los centros de formación de
comunicadores
trabajan ya en una reformulación que deberá completarse antes del
2010
en todos los países de la Unión Europea y que se enmarca en los programas
para
crear un espacio europeo de la enseñanza superior.
Según
la Declaración de Bolonia (5), la Europa del Conocimiento ya es reconocida
ampliamente
como un factor insustituible de crecimiento social y humano y como
un
elemento indispensable para consolidar y enriquecer la ciudadanía europea,
otorgando
a los ciudadanos las competencias necesarias para afrontar los retos
del
nuevo milenio, juntamente con el conocimiento de los valores compartidos y
con
el hecho de pertenecer a un espacio social y cultural común. La
determinación
de los gobiernos europeos de trabajar en este sentido debe
facilitar
programas comunes y la actualización de contenidos de acuerdo con las
características
de la Sociedad de la Información, según el mencionado documento.
Los
proyectos de los países de la Unión Europea coinciden, pues, con los puestos
en
marcha por las Facultades de Ciencias de la Comunicación, que han intentado
dar
respuesta a las nuevas realidades con especialidades en periodismo
electrónico
y multimedia (existe en el plan de estudios de la Facultad de
Ciencias
de la Comunicación de Santiago de Compostela) y con la incorporación de
asignaturas
sobre el nuevo entorno tecnológico. A la actualización de los
contenidos
teóricos se ha sumado, pues, la oferta de asignaturas que faciliten
el
trabajo con los modernos instrumentos de comunicación y el conocimiento de
las
posibilidades que ofrecen.
6.-
Perfiles profesionales
El
periodismo de la era digital no sólo implica el uso de nuevas herramientas,
sino
que supone el ejercicio de la actividad profesional en un nuevo escenario
en
el que los usuarios tienen un papel más activo, con nuevos horizontes que
abre
la interactividad, y los lenguajes multimedia obligan a una buena
combinación
del texto, el sonido y la imagen. No se trata de que los productores
de
contenido elaboren los mismos mensajes con otras herramientas. Trabajan en
una
sociedad distinta, la Sociedad de la Información, que cuenta con un panorama
más
amplio de medios –hay nuevos medios de la mano de Internet- y nuevas
convenciones
profesionales.
Algunos
datos resultan reveladores del nuevo escenario. Las investigaciones de
los
últimos años indican que el perfil del sector de prensa no coincide con el
lector
del diario digital. Este, por término medio, es más joven, más urbano y
con
una posición económica más elevada a la de aque (José IgnacioArmentia/José
María
Caminos/Jon Elexgaray/Flora Marín/Iker Merchán, 2000) (6). Los nuevos
medios,
que pueden actualizar constantemente la información, disponen de un
lenguaje
propio y de formatos propios en clave multimedia.
La
nueva industria de contenidos, consciente de que Internet no es sólo un medio
de
comunicación sino también uno de los pilares del hipersector industrial de la
sociedad
globalizada, ha reestructurado sus sistema de producción de contenidos.
Las
principales empresas, con la técnica del multimedia, tratan de combinar
producción
y emisión. Su proyecto les lleva incluso a buscar nuevos modelos para
la
redacción de la era multimedia y al establecimiento de nuevos perfiles para
los
profesionales que elaboran los contenidos.
Aunque
el establecimiento de nuevos modelos se encuentra en la fase de
experimentación,
lo cierto es que en estos últimos años todos los medios, tanto
los
tradicionales como los que hemos convenido en denominar nuevos, han definido
perfiles
que exigen una preparación distinta a la que hasta ahora han recibido
los
periodistas. No se trata sólo de manejar las nuevas herramientas digitales y
los
nuevos lenguajes, sino de conocer las claves de los soportes, del diseño, de
los
agentes inteligentes y del trabajo en equipo.
El
planteamiento de un proyecto de comunicación utilizando medios digitales
exige
considerar y definir una serie de factores que se afectan mutuamente. Se
trata
de cuatro grandes áreas que corresponden a las de producción, redacción,
técnica
y artística (José Luis Orihuela/María Luisa Santos, 1999) (7). La
práctica
profesional, para responder a esta situación, apunta a la consolidación
de
los equipos como base del trabajo de elaboración de contenidos de calidad en
lo
nuevos medios y la aparición de nuevos cometidos profesionales que precisan
de
especialidades acordes con la era digital.
El
nuevo escenario demanda que todos los periodistas tengan más conocimientos
técnicos,
pero también demanda nuevos y no tan nuevos perfiles tanto para el
trabajo
individual como para el trabajo en equipo (organización, planificación,
edición,
creativos, infógrafos, fotoperiodistas,...). El propio entorno
tecnológico
condiciona los perfiles profesionales, al tiempo que contribuye a
dificultar
que los centros de formación y las propias empresas planteen una
formación
adecuada a las necesidades. Los constantes cambios obligan a la
innovación
permanente y a la formación de los formadores que contemple tanto el
dominio
de los contenidos actuales como de las nuevas técnicas pedagógicas.
A
pesar de esta necesaria innovación, lo cierto es que los programas de
formación
para los nuevos perfiles se hace, muchas veces, sólo para atender
casos
de necesidad de manejo de nuevas herramientas tecnológicas empleadas en el
proceso
de producción (cambios de programas, tecnología digital,...). Es decir,
pocas
veces existe un programa para ampliación de conocimientos para trabajar en
el
nuevo entorno social y tecnológico. En cambio, todo apunta que el nuevo
profesional,
además de disponer de una “cabeza bien amueblada”, precisa de
polivalencia
que facilite la adaptación a los cambios de las tecnologías, la
especialización
temática y el cultivo de la creatividad.
7.-
A modo de conclusión
La
renovación tecnológica ha hecho que las redacciones de los medios asuman la
realización
e tareas que antes estaban en otros departamentos de carácter
técnico.
Primero fue la informatización y luego la digitalización. Es esta
última
la que ha abierto un cambio radical en los sistemas de producción, la
organización
de las redacciones y las formas de comunicar. La innovación
tecnológica
ha iniciado un cambio radical en el mundo de la comunicación.
Entramos
en una nueva era, la era digital, y en una nueva sociedad, la Sociedad
de
la Información.
Los
nuevos tiempos demandan nuevos comunicadores. La afirmación parece
razonable,
porque, si, como hemos expuesto, la innovación tecnológica y las
expectativas
de los nuevos negocios están contribuyendo a un cambio
revolucionario
en el mundo de la comunicación, el nuevo escenario contará con un
sistema
mediático que responda a las necesidades de la sociedad digital. Los
medios
de esa Sociedad de la Información, tanto los denominados tradicionales
como
los nuevos, demandarán profesionales con una formación distinta a la que
hasta
ahora se ha impartido en las Facultades de Ciencias de la Comunicación.
Los
centros de formación de comunicadores españoles, que han hecho un gran
esfuerzo
por ofrecer una buena formación en los últimos veinte años, no pueden
mirar
al pasado, sino al futuro. Para seguir realizando bien sus cometidos,
tienen
que dar los pasos para que el nuevo periodistas tenga una buena formación
en
los campos de las humanidades, las ciencias sociales y las tecnologías
actuales.
El periodista del futuro deberá combinar creatividad e individualidad
con
trabajo en equipo bien coordinado a fin de que el producto tenga coherencia
y
cumpla los objetivos de comunicar bien, con calidad y de acuerdo con las
posibilidades
del soporte.
Los
datos indican que los cambios en marcha no se detendrán. Por lo tanto, si el
periodista
del futuro tendrá nuevos medios, nuevos lenguajes, nuevos desafíos y
nuevas
reglas, es nuestro deber como formadores en comunicación ayudarles a
superar
todas las barreas con las que se encuentre (Nati Ramajo Hernández, 2000)
(8).
Los centros de formación de comunicadores deben proseguir con la
actualización
de los planes de estudios para responder a los retos que plantea
la
actividad profesional del comunicador en la Sociedad de la Información. Sus
actuaciones
deben orientarse a la incorporación de nuevos contenidos
transversales,
nuevas asignaturas y nuevas especialidades. Y tendrán que
elaborar
una buena programación de cursos de reciclaje, cursos de postgrado y
master
para que prosigan la formación los licenciados y así obtengan una mejor
preparación
para atender los nuevos perfiles que surgen en el mercado.
Lo
que parece evidente es que el trabajo de los periodistas no desaparecerá,
sino
que adquirirá más importancia a causa de la centralidad de los contenidos
en
el nuevo modelo de las empresas multimedia y, en general, a causa del papel
de
los contenidos en la era digital. Con más y más información disponible
necesitamos
alguien que nos ayude a discriminar lo trascendente de lo
irrelevante
(Rosa Franquet, 1999) (9).El comunicador que trabaje en ese
escenario
precisará, como hemos dicho, una buena formación en las ciencias
sociales
y en las humanidades para entender la complejidad de la sociedad
actual,
que deberá combinar con un buen conocimiento de la práctica profesional,
con
nuevos lenguajes y nuevos formatos, y del funcionamiento de las nuevas
herramientas.
En
esta etapa, con Internet como paradigma, las nuevas herramientas, además de
su
incorporación al actual sistema mediático, contribuirán a que el profesional
disponga
de mejores fuentes de información y a que empleen esta vía para la
formación
continua. La actualización de conocimientos para trabajar en el
hipersector
ya figura entre las principales necesidades de los profesionales,
que
puede atenderse mediante la teleenseñanza. Existe, pues, un buen instrumento
para
que los profesionales dispongan de los conocimientos precisos para competir
en
los medios tradicionales y en los nuevos medios.
La
actualización de conocimientos debe afectar también a los formadores de
periodistas,
que ahora responden a nuevos perfiles que van desde la
organización,
la gestión, la planificación, la edición, la infografía y el
fotoperiodismo,
entre otros muchos. Estos programas de formación para los
formadores
de periodistas y para los periodistas deben ser estables y responder
a
planteamientos más ambiciosos que aquellos que sólo dan respuesta a
necesidades
puntuales para la aplicación de una herramienta. Si se actúa así,
con
programas completos e innovadores, se podrá formar bien a los nuevos
periodistas,
que precisarán conocimientos del funcionamiento de la sociedad (es
decir,
de una “cabeza bien amueblada”), polivalencia para adaptarse a las
tecnologías
actuales, especialización temática y talento (cultivo de la
creatividad).
En
definitiva, la Sociedad de la Información demanda profesionales para la
búsqueda
y elaboración de los contenidos bien formados que deben salir de las
facultades
de Ciencias de la Comunicación y que deben proseguir su preparación
mediante
programas de formación continua que se impartan a través de la
teleenseñanza.
Se trata de un camino ya iniciado, en el que han sido pioneros
los
periodistas que desde el primer momento se han subido al carro digital, y en
el
que poco a poco aparecen nuevos perfiles. Son las facultades de Ciencias de
la
Comunicación las que deben preocuparse por preparar a los futuros
periodistas,
a los futuros comunicadores, de acuerdo con los nuevos perfiles que
define
la industria de la era digital.
8.-
Bibliografía
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NOTAS
(1)
Los peligros presentes y futuros de la aldea global los han señalado
distintos
comunicólogos del ámbito europeo y americano en recientes estudios. El
gallego
afincado en Francia Ignacio Ramonet ha advertido sobre las amenazas de
un
mundo que gira alrededor de Internet en sus últimos libros. En una
conferencia
que pronunció en Madrid el día 28 de enero de 2000 y publicó l
diario
La Voz de Galicia el 5 de marzo del mismo año sostuvo que Internet ya
está
completamente integrada en el sistema mediático.
(2)
Los datos proceden del Informe Anual de la Comunicación, dirigido por el
catedrático
Bernardo Díaz Nosty y publicado por el Grupo Zeta.
(3)
El sociólogo Manuel Castells ha analizado con gran lucidez las
características
generales de la Sociedad de la Información y los aspectos que
definen
la nueva realidad mediática y social. Sus puntos de vista, recogidos en
libros
publicados en la segunda mitad de la década de los noventa del pasado
siglo,
los ha actualizado en el libro publicado en el año 2000, en castellano,
en
la editorial Alianza Editorial. Manuel Castells dice que la importancia de
Internet
es real como la vida misma.
(4)
El profesor Javier Díaz Noci ha estudiado el nacimiento de los productos
electrónicos
en el Estado Español y su evolución en los últimos años. En sus
publicaciones
defiende que muchos de los nuevos productos ya nacen pensados para
la
red y considera que en el futuro se aprovecharán más las ventajas que ofrece
el
nuevo entorno tecnológico.
(5)
La declaración conjunta de los ministros europeos de Educación para crear un
espacio
europeo de la enseñanza superior la suscribieron el 19 de junio de 1999
y
se conoce como Convenio/Acta de Bolonia.
(6)
La investigación sobre los diarios digitales que en la Universidad del País
Vasco
dirigió el profesor José Ignacio Armentia y de la que se publicó el libro
El
diario digital (Bosch, Barcelona, 2000) destaca los diferentes perfiles que
presentan
los lectores de los medios impresos y los usuarios de los diarios en
Internet.
(7)
El planteamiento de los proyectos contempla una fuerte sinergia entre todos
los
factores, pero, por razones operativas, es precisa la distribución de
funciones
entre los miembros del equipo, en opinión de José Luis Orihuela y
María
Luisa Santos, que han preparado uno de los primeros manuales de producción
digital
(Introducción al diseño digital, Anaya multimedia, Madrid, 1999).
(8)
La profesora Nati Ramajo, en un artículo que publicó en el número 34 de la
Revista
Latina de Comunicación Social sobre la edición electrónica en España,
sostiene
que estamos frente a nuevos conceptos teóricos propios de una nueva
práctica
profesional del periodismo.
(9)
Los periodistas son más necesarios ahora que nunca, en opinión de varios
expertos.
La profesora Rosa Franquet defiende que el papel del mediador o gestor
de
información lejos de desaparecer está adquiriendo mayor relevancia, ya que
debe
satisfacer las necesidades de comunicación derivadas de los nuevos estilos
de
vida.
(Recibido
el 15-2-2002, aceptado el 4-3-2002)