La Antigua Diosa

Kababelan Blog

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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25 de febrero de 2008

LA MADRE CÓSMICA (el universo profundo)

La luz es una energía sutil cuyas prodigiosas propiedades hemos recientemente comenzado a descubrir. Hay muchos tipos de luz que el hombre todavía desconoce y pasarán siglos o milenios antes de que podamos explorar el vasto y misterioso universo que subyace tras lo que denominamos ordinariamente como luz. La inmensidad del Universo es Energía Oscura, es decir, se trata de una realidad a la que no tenemos todavía ningún acceso. El universo tangible y visible sólo es una milésima parte del universo total. Únicamente conocemos con nuestra actual ciencia la capa más superficial del cosmos. Debajo de lo que percibimos hay puertas de entrada a dimensiones desconocidas y un universo literalmente infinito. 

La vía religiosa es un reencuentro de uno mismo con su interior, el lugar profundo del que procedemos. Toda vía religiosa por tanto debe ser en su pureza y esencia un camino individual, personal, que reunifica el alma humana con el espíritu universal. Cuando una vía religiosa quiere aplicarse a una masa de individuos se convierte por ello en ideología religiosa y acaba transformándose antes o después en un sistema mental fosilizado. Esta ideología popularizada y masificada o sistema espiritual fosilizado es lo que suele llamarse religión. Y por ello cuando alguien se hace seguidor de una religión en realidad se afilia a un espejismo, una ilusión y un engaño. No obstante en algunos casos excepcionales esta creencia religiosa, si es genuina y purificada, puede trazar un puente con la luz profunda del universo y permitir que esta ocasionalmente se manifieste. Sin embargo esta luz espiritual no pertenece a religión alguna (y menos a las manifestaciones fanáticas) sino que subyace tras la mente/materia del universo.

Esta luz Primordial o Secreta, que no es luz eléctrica ni solar ni nada parecido, esta Luz sutil y todopoderosa es accesible mediante un sistema de resonancia. Es decir, cuando nuestra mente/corazón resuena en determinado nivel vibratorio la Luz Interna Cósmica conecta con nosotros. A esta Luz la conocen algunos místicos como la Madre Cósmica y podemos emocionalmente invocarla. Mas debemos tener cuidado de liberarnos de las ideologías religiosas fosilizadas que son las religiones.

 

A la derecha un dibujo representando a la iniciadora y tántrica diosa tibetana (budista e hindú) Tara (Estrella), personificación de un aspecto de la Madre Cósmica, equivalente a Isthar o Tanit o Astar.

 

 

 

 

 

 

La Madre Cósmica puede ser personificada para facilitar a nuestro corazón humano que resuene con Ella más fácilmente. Otros prefieren hablar de una Fuerza Cósmica, de Dios, etc. En cualquier caso se trata de una Luz sutil que penetra todas las capas y dimensiones del Universo. Es luz/mente, es decir una Luz que precede y trasciende toda sustancia física, pero que lo penetra todo, siendo una luz/conciencia infinita por encima de cualquier parámetro de espacio o tiempo.

Bella recreación de una antigua sacerdotisa de la Madre Cósmica, figurando los tiempos antiguos previos al advenimiento de los dioses salvadores masculinos.

Kababelan

 

 

 

 

 

 

 

 

 

16 de febrero 2008

Noticia sorprendente encontrada en la Red

Asia.- Una mujer indonesia consigue salvar a dos hermanas gemelas siguiendo a una serpiente en las aguas



YAKARTA, 30 de diciembre 2004 (EUROPA PRESS)

Una joven indonesia de 26 años, vendedora de ropa, consiguió el domingo pasado la proeza de salvar la vida de dos hermanas gemelas gracias a la inestimable ayuda de una gran serpiente, probablemente una pitón, que le orientó en las aguas y le llevó a tierra firme, según relató ella misma, Riza, a la agencia oficial Antara.

Riza se encontraba en una casa en Banda Aceh, que había alquilado para pasar unas vacaciones, cuando vio acercarse un gran muro de agua. Inmediatamente ella y sus tres amigos se subieron a la segunda planta de una casa vecina, pero aún así no pudieron evitar que la corriente les arrastrara.
 

Fue entonces, relata Riza, cuando vio a una mujer herida junto a sus dos hijas. "La mujer gritó, 'por favor salve a mis hijas, déjeme a mí aquí, pero por favor salve a mis hijas", recordó la joven, que gracias a que sabía nadar pudo recoger a las pequeñas. En ese momento apareció un gran serpiente a la que la mujer, con las dos niñas de 9 años agarradas a ella, siguió en la corriente.

"Gracias a Dios, llegamos a una zona alta donde el nivel del agua era de alrededor de un metro. Las gemelas, que estaban heridas, estaban a salvo", concluyó Riza su relato, asegurando que nunca podrá olvidar lo ocurrido.
 

www.lukor.com

 

 

30 de diciembre de 2007

¿DONDE SE ENCUENTRA DIOS?

 

 

 

 

 

Esta es una pregunta que el ser humano se formula desde que concibió la idea de una divinidad supraterrena. La tradición más popular ha definido ese ambiguo lugar según unos con el nombre de cielo y según otros con el de paraíso. En otras culturas se ha denominado a ese mítico lugar la Isla de la Eternidad, el Mundo de los Inmortales, la Tierra de la Eterna Juventud, el Monte de los Dioses ...

En los tiempos presentes ciertos movimientos de tendencia Nueva Era han redefinido este concepto y ubican ahora a dios o a los supuestos seres superiores en algún lugar del cosmos: en un super planeta, una super galaxia o un universo de universos.

 

 

Aunque en los primeros libros de la Biblia dios aparece caminando por el Paraíso, sin embargo tras la expulsión de la primera pareja humana el edénico jardín se esfuma y la divinidad se retira a un lugar conocido como el cielo. Y así se ha mantenido hasta la época presente.

¿Es el cielo un lugar? ¿Se halla Dios en un lugar? ¿Donde se encuentra ese lugar llamado cielo? Curiosamente nuestros antepasados situaron el cielo sobre la nubes, como si fuera un piso superior sobre ese plano terrestre que ellos creían era el mundo. Y muchas gentes hoy en día aún sostienen esa creencia ridícula. Pero en realidad no hay nada sobre las nubes, tan sólo el vacío frío y desolador del espacio interplanetario e intersolar, un lugar inhóspito que soporta continuas tormentas de rayos cósmicos biocidas. Por ello los líderes de los modernos credos Nueva Era han concebido un nuevo lugar lejano donde se halla Dios, los ángeles, los seres superiores, la jerarquía galáctica, etc.

Han ubicado este nuevo cielo en un confín del universo: una galaxia central, un universo maestro, un planeta divino llamado la Isla Eterna, y cosas parecidas.

 

 

 

 

Sin embargo vuelven a cometer el mismo error de nuestros antepasados de las religiones patriarcales: la ubicación de Dios en un lugar determinado, por muy cósmico que ahora sea siguiendo la terminología de los tiempos.

Una estrella lejana, una galaxia paradisíaca, un universo maestro ... Insisten en situar a Dios o el cielo en un ámbito del espacio.  Mas esta reincidente equivocación es característica de todas las religiones machistas o patriarcales.  Todas localizan a Dios en otro lugar. Dios es siempre Otro. Por el contrario las desaparecidas religiones originales o genuinas, también denominadas en ocasiones religiones matriarcales, poseían el conocimiento perdido de que lo que llamamos Dios o lo que denominamos Cielo no se hallan en Otro Lugar. Sino que se trata simplemente de Otro Estado.

En las religiones originales (entre las que destaca la perdida religión de la Serpiente) el Universo no es sino lo que podríamos denominar una ILUSIÓN. Y es el velo de esta ilusión lo único que separa lo terrestre de lo divino, lo mundano de lo ultramundado, lo perecedero de lo eterno. Traspasado el velo, disuelta la ilusión, las dos realidades se funden y se hacen Una.

Aunque percibir el velo es relativamente fácil para un místico, no es tan fácil destruirlo. De hecho la destrucción total del velo supone la desaparición del ser humano como tal, pues lo humano sólo es posible a este lado de la realidad.

Dios no se halla en ningún lugar, tampoco en ningún tiempo. Eso que llamamos Dios no está ubicado en parámetro temporal o espacial alguno. Se trata de un nivel de energía-realidad más allá de las coordenadas de espacio-tiempo.

Mientras los seres humanos permanecemos en cuerpo y mente en los límites de espacio-tiempo no podemos acceder a la realidad intemporal e inespacial que hay más allá. De hecho no hay un sólo plano de espacio tiempo en el universo, sino que éste se compone de un innumerable tejido de espacio-tiempos superpuestos prácticamente sin fin.

 

Nuestro cuerpo es una especie de agujero en el plano espacio-temporal de nuestra realidad. Y en ese agujero estamos ubicados físicamente y nuestra mente emite desde ahí. Disuelto el cuerpo perdemos el agujero o ubicación y ... pasamos a lo que sería denominable como otra realidad, otro plano espacio-temporal del universo.

¿Y Dios donde está? ¿En el cielo? ¿Donde está el cielo?

Al ser dios la energía primigenia ajena a los planos de espacio-tiempo no se halla precisamente por ello en ninguno de ellos. Sin embargo esa energía está entretejida con todos los planos, pues en realidad los penetra y sustenta a todos. Por ello Dios no está en el cielo o el cielo no está en ningún sitio, sino que es la realidad original que se halla al otro lado del VELO, pero realidad oculta y omnipresente.

 

 

Así que Dios no está tan lejos ni el cielo tampoco. Bueno sí está lejos, infinitamente lejos en cierta forma pero infinitamente cerca en cierta otra. No hay que ir al cielo, ya que el cielo no se encuentra en lugar alguno del espacio. En realidad hay que desubicarse de los parámetros del espacio y el tiempo para retornar al cielo que es la realidad original.

En las antiguas religiones originales (matriarcales, serpentinas, etc) lo Divino se hallaba dentro del Mundo y no en un cielo lejano. Sabían que la apariencia del mundo es un Velo y que en realidad el Cielo se halla al otro lado. Por ello concebían a la Diosa oculta en toda la Creación, la Serpiente Cósmica se hallaba omnipresente, la Serpiente Cósmica es infinita.

 

Mas la estructura del Velo es sumamente sólida, es un tejido confeccionado durante millones de años y su extensión no tiene límites. Nuestras raíces moleculares y genéticas están entretejidas con el Velo. Este constituye la estructura del universo material. Sin embargo esto forma parte de la ILUSIÓN que es la esencia del VELO. ¿Como resolver este enigma que ya plantea la ESFINGE desde el origen del tiempo?.

Desde luego la clave se halla en el ser humano. La mente humana puede llegar a convertirse en la herramienta que cambie la sintonía de los planos de espacio-tiempo. Y es posible el acceso a la energía primigenia que se halla al otro lado del VELO. Los caminos iniciáticos de la antigüedad (antes de la religiones patriarcales) buscaban perfeccionar la mente humana (que no el intelecto) para poder alcanzar otros planos superiores de realidad. Pero para esa meta, para ese viaje cósmico, no se necesita una nave espacial ni un carro divino, sino una introspección y transmutación endógena (o enteógena).

Los sabios originales descubrieron que Dios está dentro y no fuera. Que Dios no es Otro sino nosotros mismos transmutados, pues esa energía primigenia ultraterrena es omnipresente, y desde antes del tiempo ya se halla en nuestro interior. Más Allá de la ILUSIÓN y del mítico y legendario VELO está el escurridizo CIELO. Lugar donde no hay Coros de Ángeles ni devotos cumplidores pues carece de ubicación así como de tiempo.

Y si Dios no está en otro lugar es que está en todos los lugares. En todos y en ninguno. Tanto en el pasado como en el presente como en el futuro está Dios, pues la Divinidad no pertenece al tiempo. Y si no existe nada ahí arriba y nada ahí abajo ¿entonces donde ubicar el cielo? Al no estar Dios lejos tampoco está fuera, por eso como ya hemos señalado nada más lo podemos encontrar DENTRO. ¿Y que es dentro? Pues una forma de decir con palabras limitadas que podemos hallar la energía primigenia ultraterrena o divina en la misma raíz de nuestro ser. 

De ahí que los sabios originales denominaran a ese Dios como la MATRIZ, es decir la Madre Primigenia de toda realidad. Una Madre omnipresente y un ser humano separado de Ella por un Velo. ¿Os recuerda esto algo?

 

 

Kababelan

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

25 de julio 2007

Gaby dice:

 

Hola Kababelan, no he podido escribirte por falta de tiempo. Gracias por tu opinión, la verdad es que estoy de acuerdo con muchas cosas.

Estoy asombrado el buen nivel de las IMAGENES de la página. He estado leyendo el libro primero, es muy interesante.
 
Que pensáis de la mujer? la mujer cotidiana, está preparada para un AMOR RELIGIOSO. La pregunta es: Se subordinaría a la DIOSA? Algunas son muy Bellas, pero quieren hombres mundanos...
Adios
 

Kababelan dice:

 

Hola Gabriel:
Respecto a tu pregunta sobre que pienso de la mujer en cuanto a la posibilidad de un amor religioso te diré: Ni la mujer ni el hombre en general están preparados hoy para ese amor. En nuestra sociedad hemos perdido la sacralidad que en algunos momentos del mundo antiguo hubo. El amor sacro existió en un remoto tiempo antes de que llegaran las religiones patriarcales. Para que este amor exista es preciso que el ser humano se sienta una proyección de la Deidad en el espacio tiempo y conciba que tanto el hombre como la mujer son la dinámica humana que expresa esta transcendente Deidad o Ser Universal. Las religiones patriarcalistas se apartaron del amor sacro pero esto también podría ocurrir en una religión excesivamente matriarcalista.
El hombre y la mujer son la polarización del Uno en la dinámica espacio temporal del Universo tangible. No el hombre y la mujer como seres profanos sino como esencias que forman parte de la divinidad.
El cristianismo, por ejemplo, con su sentido de culpa, de pecado, de miedo a dios, etc, ha hecho que el ser humano pierda el nexo de unión con su esencia divina, olvidandonos que formamos parte del Ser. En el pasado hubo religiones que lograron un nexo interior con la esencia divina. También podemos encontrar eso en algunas escuelas budistas, hinduístas o taoistas. Pero en esencia se trata de lograr recorrer el CAMINO de retorno desde nuestra personalidad profana a nuestra esencia divina. Dios no sería un Ente ajeno a nosotros sino la raíz de nuestro Ser más profundo. Nuestra esencia es coparticipante de la Divinidad o Ser Universal.
Aunque entre la esencia divina y la personalidad se encuentra el ego o yo profano que la mayor parte de las veces crea una hipnosis o sueño conciencial del que no somos capaces de librarnos en toda nuestra vida. El camino de retorno a la esencia divina y la manifestación del Ser en el mundo es sin duda un sendero muy largo que se extiende a través de muchas vidas.
Una de las religiones que más se acerca a la cuestión del amor sacro sería la escuela tántrica. El tantrismo como camino místico (y no sólo sexual) sería un culto que se aproximaría mucho al objetivo de recuperar el amor sacro entre hombre y mujer.
Efectivamente, en el libro de Tanit y las Guardianas del Grial, del que has leído la primera parte, se hallan dos personajes: el masculino, que representa al ser humano aún dentro de la personalidad del yo profano, y el femenino, llamado en este caso Tanit, cuya esencia interior se halla conectada ya casi totalmente con el Ser Divino Interior Universal, que ella llama mi Madre. De ahí que junto a Tanit lo cotidiano se transforme en sobrenatural.
No se si el libro consigue plasmar bien esto, pues lo escribí de forma espontánea casi sin reflexionar.
¿Puede haber en nuestro mundo tecnificado moderno un retorno al amor sacro? El concepto de Dios está muy manipulado pero pienso que llegará una revolución de la conciencia humana que nos permita reencontrar al SER más allá de la materia.
Un saludo


 

 
9 de julio 2007
 
Gaby dice:
 
Hola Kababelan,  Como andas?, gracias por contestar.
Como sabrás, soy Argentino, (acá hace un frió...) y vos sos Español?
 

Creo que tenemos más cosas en común de lo que yo pensaba.

Te escribo para compartir ideas, y seguir aprendiendo, no tengo intenciones de hacer política-religión. Tampoco mi intención es polemizar (aunque parezca así).

 

Me pregunto como es Dios, se que es difícil saberlo con objetividad, no quiero caer en un subjetivismo, si es un ser Femenino como creemos, es como una Diosa Madre...? Una especie de Madre Naturaleza? similar a las antiguas creencias paganas, como es para vos...? me gustaría que me cuentes.

 
"podrás venir un instante a mi regazo ... ", "Yo soy vida y dadora de Vida"
 
Para mi es una presencia dentro y fuera de nosotros, estamos unidos a Ella. Todo lo está. Ella también está en nuestro corazón, en nuestros sueños, esta en aquella noción de perfección que creo, todos tenemos, por eso creo que es posible aproximarnos a su esencia. Pero creo que no es como una madre, creadora-protectora.
Creo que en definitiva hay una búsqueda particular, yo busco algo nuevo, sin negar nada, (ni el Judaísmo-ni el cristianismo que me parecen los más acertados), para mi todas las religiones tienen su parte de verdad. Creo que ya no sirve rechazar ni destruir, es hora de CREAR, pero desde el corazón, una religión más personal, más solitaria. Que pensas?.
 
El Círculo de las Guardianas del Grial  (Dan Brown?), no sería mejor Guardianes Varones? que lugar ocuparíamos...?, perdona mi confusión pero si hay Diosa y hay sacerdotisas (que me parece bien), que lugar tienen los Varones? quizás solo contemplar?, igual me gustaría una función más activa, más SACRIFICIO DE LOS VARONES.
 
 Las Amazonas, por qué son guerreras? quizás porque no hay Caballeros... que las amen...? Los Hombres dejamos de buscar el "Grial", dejamos de creer en el Amor, y tampoco creemos en Dios (Diosa).
 
Crees en verdad que María Magdalena era la verdadera Mesías?... como cree Dan. Por qué tiene que ser la mesías una Prostituta? (con todo respeto). No seguimos dentro de un Catolicismo deformado feminista.
Suerte... Espero tu respuesta.
 
 
 
11 de julio 2007
Kababelan dice:
 

Hola Gabriel:

Efectivamente soy español. Y por supuesto aquí ahora es la estación del verano.

En mi opinión a la hora de intentar entender a Dios mediante la razón sólo podemos utilizar metáforas. De ahí lo de Madre. Otros lo llaman Padre. Depende de la idiosincrasia de cada uno.

Es difícil hablar de objetividad cuando nos referimos a Dios. El mismo concepto es sumamente subjetivo, producto de nuestra cultura humana. Sobre Dios hay milenios de filosofías y doctrinas subjetivas. ¿Como liberarnos de eso?

Más que de Dios prefiero hablar de la VIDA o del SER. La palabra Dios es la más manipulada y manipuladora de la historia.

Si queremos atribuir a Dios el SENO de la VIDA toda del Universo es más lógico emplear la metáfora de una Madre. Pero miles de años de machismo social han hecho que el concepto de Dios se masculinice erróneamente. En mi opinión Dios como Energía Creadora Universal estaría más allá de toda concepción sexista, pero si queremos emplear metafóricamente un sexo pues entonces mejor como una MADRE o MATRIZ de VIDA de la cual deriva la creación o universos de espacio-tiempo.

De todas formas el sujeto lo es todo, así que Dios sólo puede ser entendido subjetivamente.

Para cada ser humano tiene validez un concepto diferente de Dios o ninguno. Si alguien no está a gusto con su modelo de divinidad deberá buscar otro mejor. Al final pienso que como seres subjetivos sólo nos resulta posible hallar a Dios dentro de nosotros mismos, pues es el SER del cual nosotros también participamos.

Estoy de acuerdo contigo cuando dices que es mejor centrarnos en crear o evolucionar hacia una religión más personal que tratar de destruir las existentes. Lo malo es que estas se oponen a la religión personal, como siempre han hecho en la historia. Pero desde luego pienso que el camino verdadero es la religión personal, sin dogmas ni pontífices, pues cada uno en nuestra esencia estamos unidos con el SER.

Desde luego que es mejor con el corazón que con las teorías y filosofías vanas que en la historia han hecho tanto daño.

Lo de sacerdotisas forma parte de mi relato, el cual te animo a leer si dispones de tiempo, para conocer tu opinión. Si el Grial es la Energía Creadora de la Divinidad en su manifestación femenina me parece más lógico que sean mujeres sus sacerdotisas, como así lo fueron en un lejano pasado en las religiones de la Diosa. Los caballeros como protectores no son en realidad necesarios para nada, eso es fruto del machismo o de la cultura medieval. Lo masculino está para complementar a lo femenino como amante no como protector, al menos no en el plano espiritual donde la energía femenina es más profunda y poderosa. En el plano físico sí que el hombre en determinadas circunstancias históricas ha tenido el papel de protector de la mujer, pero no debe caer en ser su opresor. El respeto debe ser mutuo.

El SER no tiene polaridad en su transcendencia, pero en su manifestación en el Universo todo se polariza para que exista una dinámica. Nosotros estamos polarizados pero tanto el varón como la hembra poseen la misma esencia espiritual. En un ritual auténtico se necesita tanto el sacerdote como la sacerdotisa. Hay religiones machistas que solo permiten sacerdotes hombres, pero también hay grupos espirituales feministas que rechazan a los varones en sus círculos espirituales. Ambos extremos pienso que son erróneos. Estoy más cerca del tantrismo, donde tan sólo uniéndose los opuestos se accede a la totalidad el SER. Esto lo podrás comprobar en el relato de Las Guardianas, donde los protagonistas tienen varios encuentros sexuales místicos.

Las Amazonas son la metáfora (aunque existieron en cierto momento y lugares del planeta) de un feminismo radical opuesto al machismo que ha imperado durante los últimos milenios.

Rechazan la igualdad en el amor como los patriarcalistas la rechazaron durante siglos con su dogma de que Dios sólo es Masculino y la mujer es un ser inferior. Fueron grupos humanos (de mujeres) que se rebelaron cuando los patriarcalistas impusieron su ley en los milenios anteriores a la Era Cristiana y crearon su propia sociedad radicalizando el antiguo matriarcalismo.

El Grial como metáfora del seno creador y regenerador de la Diosa se perdió por supuesto cuando la Diosa fue desterrada por la sociedad. Sobrevivió en el cristianismo como la Virgen, que fue su camuflaje durante siglos. El símbolo del Grial fue un renacimiento en la literatura que aconteció paralelo al arte gótico y el culto a Nuestra Señora o culto Mariano allá por el siglo XII y XIII, perpetuándose en cierta forma hasta la actualidad.

Respecto a mi opinión sobre María Magdalena la puedes encontrar en la web que he titulado La Diosa de los Hijos del Grial, en la página de las Sacerdotisas. Desde luego lo de prostituta no fue sino la perversa propaganda de la Iglesia machista para destruir la memoria de la esposa o sacerdotisa. En una pareja grialiana o tántrica se necesita tanto el hombre como la mujer, pero Roma como patriarcalista siempre persiguió difamar a Magdalena para que no se conociera su verdadero papel. No creo en los Mesías, pero Jesús y M.Magdalena representan la dualidad divina en el ser humano, al igual que puede ocurrir en todos aquellos que penetren en el verdadero camino hacia el SER y su manifestación en la dimensión temporal y espacial humana. Esto no es exclusivo del cristianismo sino universal y eterno. La esencia de las religiones antiguas es este mismo principio. Por eso no es verdad lo de paganismo y cristianismo. Todas las religiones son auténticas si buscan el SER en la Esencia del ser humano. Y todas son falsas si persiguen el sometimiento de los individuos a unos líderes terrenales o pontífices.

Creo por lo que ya has expuesto que coincidirás en parte con todo esto. Pero dame tu opinión y en que puntos coincides y en cuales tienes diferencias.

Un saludo y hasta pronto.

Kababelan

 

 

10 de junio de 2007

 

Copio hoy aquí un artículo extraído del diario argentino Las12 y que versa sobre la Diosa y la Mujer.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-647-2003-06-01.html

 

 

A imagen y semejanza

La Diosa, dicen sus cultoras, no es simplemente agregar una a al nombre de Dios. Es revalorar los ritos antiguos –de la Edad de Bronce y de Hierro-, que consideraban al útero como dador de toda vida y a las mujeres sacerdotisas naturales de ese principio femenino, condenadas por las religiones patriarcales. Rendirle culto a la Diosa, entonces, es una práctica cultural y también una manifestación diversa del feminismo.

Por Marta Dillon


En el principio no era el verbo, dicen las sacerdotisas, era el útero. El huevo cósmico de donde surge toda la vida. De las aguas primordiales emergió la Diosa Origen y parió el cielo y la tierra, la pareja sagrada, los hermanos gemelos, hombre y mujer, que también son amantes, consortes, creadores como su Madre de todo lo que cambia y lo que permanece. Los antiguos la vieron como pájaro o como serpiente, con la vulva expuesta y abierta como una puerta al útero sagrado de donde todo sale y a donde todo vuelve y se regenera. Así la concibieron en distintos rincones del mundo, “fue el centro religioso y cultural de los antepasados humanos durante el Paleolítico Superior y en las culturas agrícolas del Neolítico, del 20 mil al 3 mil antes de la era cristiana, cuando se impusieron las culturas e imperios clásicos de orientación masculina y la difusión del monoteísmo del Dios Padre (judío, cristiano o islámico)”, según consta en el Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas de Torcuato Di Tella, Emecé editores. Estas comunidades –prehelénicas, precélticas, prehindúes, etc.- que adoraban a la Diosa no eran matriarcales ni patriarcales, eran matricias, porque todos asumían su origen en una Madre, pero ninguno estaba sobre el otro, no había más fuertes y más débiles porque las debilidades de uno eran la fortaleza de las otras. Y viceversa. Pero todo eso fue arrasado, oscurecido, violado como los hombres violan a las mujeres, como Zeus fuerza a Hera, la diosa del cielo, y a Europa, Asteria, Leda, Némesis y a otras mujeres, diosas y ninfas que habitarán el Olimpo bajo las reglas del todopoderoso Dios del Trueno. Lilith fue ignorada como primera esposa de Adán, hecha de barro igual que él, desterrada por haber querido ponerse encima de él durante el acto sexual. A Eva, la segunda, el Dios Padre la sacó de una costilla esperando obediencia. Y no, la malvada serpiente la tentó y la mujer fue expulsada del Edén, condenada a parir con dolor, heredando desde entonces a su descendencia el pecado original. La religión judeocristiana, tal como la conocemos, sería sólo una manifestación más del patriarcado, según las sacerdotisas y adoradoras de la Diosa. Una manifestación poderosísima a la luz del modo en que se ha impregnado en el imaginario colectivo. Para ellas, la serpiente, lejos de ser malvada, es una Diosa dadora de conocimiento. Las brujas, asesinadas brutalmente durante siglos, no son más que chamanas, hijas de la Diosa como todas las mujeres y los hombres aunque ellas comprenden mejor de qué se trata el ciclo de la vida, porque en su cuerpo algo renace y algo muere mes a mes. Entonces el culto a la Diosa no sería más que una vuelta al origen. Una vuelta al cuerpo, a descubrir en el cuerpo de las mujeres el secreto de lo sagrado, la generación de la vida. En definitiva, según los recientes descubrimientos de la genetista Rebecca Cahn, confirmados y ampliados por científicos de la Universidad de Stanford, el primer humano fue mujer –sólo tenía cromosomas X–, habitó en Africa y antecede en 80 mil años a los Homo Sapiens.

Feminismo espiritual
En un principio hubo mujeres que quisieron pensar a la Iglesia desde una perspectiva de género, o feminista, que era la palabra que se usaba en los ‘70. Así lo relata una de las principales teóricas nacionales del culto a la Diosa, Ethel Morgan. “La visión androcéntrica no respondía a las necesidades espirituales de las mujeres, por eso hubo teólogas que empezaron a investigar en la historia de las religiones y lo primero que hicieron fue revalorizar a las brujas.” Muchas se apartaron entonces del cristianismo y se entregaron de lleno a los ritos paganos que no eran otra cosa que religiones sojuzgadas por el patriarcado. “Hubo que reinventar a la Diosa, reformular las ‘leyes naturales’ que en realidad violaron a la naturaleza. Así nace la tealogía –de tea, tia o theia, La Divina, titana solar preolímpica, hija de la Diosa Creadora–, largamente definida por Morgan en el Diccionario de ciencias políticas y sociales. “Durante el siglo XX, arqueólogas e investigadoras en diferentes campos –escribe Morgan– vienen desarrollando la tealogía, respondiendo a la necesidad de la mujer de recuperar su arquetipo sagrado como parte de la identidad femenina que colabore en la superación de los estereotipos de orientación patriarcal.” Jane Ellen Harrison, Marija Gimbutas, Barbara Walker, Mónica Sjöö, entre muchas otras, son las que han aportado para conformar este movimiento reivindicado como feminismo espiritual, “que reconoce y celebra tanto los derechos de las mujeres como sus poderes sagrados y espirituales”. De lo que se trata es de recuperar una cosmología en la que poder identificarse para reconocerse también parte activa de lo sagrado y no como mera costilla, pecadora o impura, proscripta de los estudios divinos. “Si sólo contás con un arquetipo –como modelo sagrado más antiguo– de un Dios solo, vengativo, que niega todo lo demás, que modela al hombre a su imagen y semejanza pero saca a la mujer de su costilla, estás creando también un modelo económico, social y político. Y por eso también las mujeres nos sentimos una porquería durante tanto tiempo”, dice Analía Bernardo, periodista y escritora. Si la religión patriarcal sentencia al cuerpo de las mujeres al dolor, las feligresas de la Diosa lo recuperan como una herramienta para conectarse con lo divino. Las mujeres son hijas de la Diosa pero también son ella misma, así lo dice Sandra Román, sacerdotisa de la Diosa iniciada en Glastonbury según los mitos célticos, de donde provienen buena parte de los rituales y la cosmología de la Diosa. De hecho fue en Irlanda donde se han encontrado cientos de figuras de diosas femeninas con sus vulvas expuestas. “Las mujeres tenemos el útero y ahí es donde se gesta la vida; los hombres también pueden participar del culto a la Diosa, sólo que les cuesta más entenderlo porque no viven como nosotras el ciclo vital”, agrega. “A partir de la percepción de los principios biológicos, del propio cuerpo –completa Bernardo–, hay una conciencia que se desarrolla”. ¿Entonces los hombres, por carecer de útero, por no vivir en su cuerpo el ciclo que empieza y termina cada mes, serían inferiores? De ninguna manera, sólo son diferentes. “Superior e inferior –aclara Román– son principios del patriarcado.”

El círculo
El mundo se representa como un círculo; el ciclo de la agricultura es circular, igual que el ciclo de la luna y el ciclo menstrual. Las que adoran a la Diosa también integran un círculo. “Creemos que hay momentos de luz y de oscuridad, pero no como luz buena y oscuridad mala. Lo oscuro se integra dentro de nosotras como la vida y la muerte. Es como la naturaleza; existen el otoño, el invierno, la primavera y el verano. La Diosa y su consorte son una pareja sagrada. Es así en toda la religión pagana –explica Adriana Gómez, sacerdotisa de la Diosa–, salvo que ella es dadora de vida. No hay dicotomía porque están todos los momentos y las figuras integradas. Creemos en una composición cíclica como el yin y el yang y ninguno puede estar sin el otro.” Como una serpiente que se come la cola, como la representación del tiempo en un reloj, de círculo se habla cuando se reúnen las mujeres a adorar a la Diosa, en círculo sehacen los rituales y ese círculo no tiene que dejar huecos porque si no la energía se escapa. Así como se sentaban los indios para sus ceremonias, los chamanes para contar sus historias y los nietos en torno del abuelo o de la abuela. Las sacerdotisas no son superiores a las iniciadas, en todo caso, sus hermanas mayores. “Ninguna es jefa –cuenta Román–; ninguna no sabe.” Lo que hay y lo que falta son parte del círculo y de la abundancia y la restricción se puede aprender. “El círculo borra las jerarquías, exige lugar para el consenso y para el disenso.” La Diosa es una y son muchas, es la Pachamama de los diaguitas argentinos, la Sirena del Paraná, la Diosa madre de los mapuches, la luz mala de los huesos y la Vieja vestida de novia que habita La Pampa. La Jaguar de los Andes y del Amazonas y también Ixchel, la diosa luna de los mayas, y Sheela na’ gir en Irlanda. La diversidad se celebra porque cada diosa tiene un atributo y hoy se puede ser una pero mañana otra, así como se es joven pero también llegará la vejez con su sabiduría.

La Triple Diosa
La Diosa es una y son tres, como los ciclos de la luna. La doncella –el cuarto creciente– “tiene la fuerza de la primavera, trabaja con la autoestima, es independiente”, dice Adriana Gómez. Esta Diosa rige la primera fase del ciclo menstrual, el que empieza cuando se va el sangrado. Es virgen no porque no tenga relaciones sexuales, sino porque celebra la libertad sexual sin quedar embarazada. La que sigue es la madre, la mujer madura, la que puede procrear, hijos o ideas, es el verano, la época de la cosecha, rige el momento de la ovulación. La tercera es la anciana, la vieja sabia, la que también celebra la sexualidad, rige el período previo a la menstruación y también la menopausia. “Es la que tiene la visión oracular, la que enseña cómo atravesar las etapas que ella ya ha vivido con sabiduría –continúa Gómez–. Es lo contrario a lo que plantea el patriarcado, que la mujer madura ya no sirve más y por eso se ponen tetas, se cortan, se sacan, se arreglan.” En la mayoría de las culturas antiguas aparece una diosa triforme, incluso Analía Bernardo la descubrió en las mamushkas rusas, esas muñecas que entran una dentro de otra: “Una de las trinidades más antiguas de la mitología rusa procede de Siberia. Es la diosa Umai y sus dos hijas que los nativos de la región identifican con los montes Altai. Un lugar donde pervive el chamanismo de origen femenino más antiguo del planeta y que las violentas prédicas cristiana, islámica y soviética atea no lograron eliminar del todo”. Hay un cuarto arquetipo, que representa la luna nueva, el invierno y el momento de la menstruación: es la diosa oscura, la de la muerte que es también la resurrección, la transformación, el pasaje de un estado a otro. Todas tienen su consorte, no como marido sino como amante, amoroso y dedicado, hermano y pareja. Pachamama tiene a Illapa; Isis tiene a Osiris –y también a su hermana gemela, Neftis, la oscura, la de las profundidades de la tierra–; Ishtar, la diosa babilónica del cielo y la tierra fértil, a Ereshkigal. Algunas, las creadoras, han parido a su consorte, como Kali a Vishnú. El goce del sexo, el orgasmo son modos de iluminar la conciencia y expandir la energía –aun cuando la actividad sexual sea en soledad– y no está atada a la reproducción. “El conocimiento de las plantas anticonceptivas como la artemisa era un saber que pasaba de una generación de mujeres a la siguiente sin intervención de los varones, aun en los primeros meses sin sangrado –explica Bernardo–, y los que participaban del chamanismo de la Madre Tierra aprendían de las mujeres chamanas a usar esas hierbas en beneficio de las mujeres. El Dios de los católicos que prohíbe a través de sus obispos y sacerdotes el acceso a la anticoncepción es, desde la perspectiva sagrada, una deidad entre muchas otras.” Y cada una puede elegir a quién rendirle culto.

La sangre
La sangre menstrual es la única que el cuerpo expulsa sin ningún acto de crueldad previa, sin más heridas que la necesaria para que el ciclo vuelva a empezar. Esta sangre es sagrada para quienes adoran a la Diosa y por eso se la ofrendan. Según las tradiciones celtas que Sandra Román rescata, el Grial no es más que el recipiente en el que se recoge y entrega la sangre de las mujeres que menstrúan. Es un período de profunda sensibilidad en el que las mujeres están más perceptivas que nunca, ideal para consultar oráculos y confiar en las visiones y la intuición, un don sobre todo femenino. “Ritualmente la tierra pide sangre y se la das, y la Madre Tierra te devuelve energía a través de la vulva”, dice Román y es por eso que antiguamente las mujeres celtas danzaban desnudas sobre los campos sembrados para fertilizarlos. Y también para recibir su energía. Para las cultoras urbanas del feminismo espiritual, esta práctica es al menos complicada. Se puede realizar sobre macetas, sobre todo sobre aquellas plantas que necesiten vitalidad. “Yo trato de transmitir la recolección del sangrado –dice Miriam Wigutov–. Trato de transmitir de una manera ecológica el fenómeno de sangrar. Las toallitas son lo más antiecológico que existe para el planeta y para nuestro cuerpo porque tienen blanqueadores que te dejan la vagina destruida. A la recolección se le puede dar varios usos. Hay uno mágico: el de las brujas. Y otro convencional: como ofrenda para regar, para las piedras de poder, para trabajar en la sanación. También recomiendo escucharse, sentarse a tomar un té con el propio útero. Allí hay un secreto que cada una puede empezar a recordar: cuál es mi tradición, cuál mi árbol genealógico. Me importa que la mayor cantidad de mujeres posible pueda conocer esta manera de pensar el ciclo femenino. Porque así estás en otra posición, más valorada, más sagrada. Y aumenta tu poder para conectarte con el mundo de lo invisible.” Analía Bernardo también propone la recolección, usando algodones que después se mojan y se exprimen en un frasco. Más tarde se entierra el contenido en alguna plaza o parque haciendo un hoyo al pie de un árbol, cubriéndolo después con tierra y hojas para no llamar la atención. Y además sugiere una invocación sencilla para “este ritual de comunión regeneradora con la Pachamama y con nosotras mismas: Esta es la sangre que promete renovación/ ésta es la sangre que promete sostén/ ésta es la sangre que promete vida”.

Las brujas
Despreciadas, temidas, quemadas en la hoguera, feas como monstruos, llenas de verrugas y volando en escobas, eso fue lo que quedó de las brujas en el imaginario colectivo. Mujeres que rinden culto a la Diosa –o las diosas– reivindican y rescatan como principales víctimas de la violencia del patriarcado. Brujas son todas las que reconocen los poderes que se suponen propios del género o al menos más desarrollados como la intuición, la sensibilidad, la capacidad de nutrir, de curar, de transitar entre el mundo de lo visible y lo invisible. Carlos Castaneda también reconoce el poder de las mujeres “para colapsar los parámetros de la percepción ordinaria, para ampliar lo perceptible”. Y el útero tiene un papel fundamental en este modo de la percepción, por eso las brujas, según Castaneda y según las feligresas de la Diosa, entrenan su vientre como un órgano de conocimiento. Como tales las brujas y sacerdotisas –que en definitiva son lo mismo– manejan las hierbas y los elementos necesarios para curar, fertilizar o consultar oráculos. La única regla a la que obedecen en los círculos de la Diosa es “haz lo que quieras pero no perjudiques a nadie”. Porque además, como la vida es un círculo, todo lo que una provoca o da vuelve. Y ninguna bruja que se precie quiere que le devuelvan maldades. “Todas las mujeres tenemos un modo particular de usar el cerebro, podemos atender el teléfono, trabajar y atender a los niños, escribir y lavar la ropa. Podemos ser madre y padre, como la Diosa Creadora. Podemos usar los dos hemisferios, pero la diferencia entre una mujer que hace todo eso y además sabe quién llama antes de atender elteléfono es que la bruja hace todo naturalmente –explica Wigutov–. El antiguo arte saca afuera tu diamante y hace que brille, de eso se trata el entrenamiento. Una bruja puede utilizar su potencial de un modo consciente y deliberado con el objetivo de ligar los dos mundos.” Hécate es una de las manifestaciones de la diosa anciana y es, a la vez, la madre de las brujas. Igual que Lilith, la otra, la condenada a la oscuridad, que rige la sensualidad, el poder de atracción. “En mi familia hay una bruja por generación –dice Adriana Gómez–, pero yo soy diferente porque ellas invocaban a la Virgen María para curar. Yo me hice hija de la Diosa. Hoy ser una bruja significa ser rebelde, como las mujeres que se opusieron al sistema desde distintos lugares. Ellas fueron las herederas de una sabiduría ancestral. Eran las otras. Por eso querían desterrarlas y matarlas. Nunca se supo cuántas mujeres murieron en la hoguera por la Inquisición, pero se estima que entre tres y nueve millones. Hoy significa hacerte cargo de tu propio poder, decir que no cuando lo tenés que hacer, defender a tus hermanas, defender la tierra.”

Ayúdate a ti misma
El culto a la Diosa no es una religión, porque religión remite a estructuras verticales y dogmáticas. Es una práctica espiritual para algunas, es una forma del feminismo cultural para otras. Y es también una herramienta de autoayuda y ésa es su manifestación más expandida. “Trabajar con los arquetipos de las Diosas ayuda a recomponer tu mundo interno, a evitar las situaciones depredadoras. Conociendo los mitos sagrados femeninos, las mujeres pueden reconocerse y empoderarse”, dice Bernardo. Se trata simplemente de reconocer lo sagrado en el propio cuerpo, de redescubrir sus capacidades y convertirlo en un lugar de placer, “al contrario de lo que proponen las religiones tradicionales que te exigen abandonarlo, salir de él porque su goce es pecaminoso”, dice Román. “Encontrarse con la Diosa –dice Adriana– es como volver a casa.” Y en ese lugar es fácil sentirse seguras.

 

 

 

15 de abril de 2007

Antes de la llegada de los intolerantes dioses masculinos de las religiones patriarcales, siglos previos a nuestra Era, las Divinidades Femeninas, arquetipos inspirados por sabias mujeres a lo largo de milenios, habían guiado a la sociedad en la ciencia y la cultura.

Estas mujeres sabias de la antigüedad podríamos denominarlas mejor como chamanas, médicas, magas o sacerdotisas, según fuera una u otra la rama o camino del saber que cultivaran. De alguna forma que ahora nos resulta desconocida crearon tradiciones donde seguían la senda por la cual la conciencia se eleva a planos superiores al de la conciencia ordinaria. Aprendieron entonces secretos de la naturaleza como fue descubrir las propiedades de las plantas, tanto como alimento o como medios de curación, el acceso a otras realidades paralelas y la comunicación con las fuerzas espirituales que se esconden tras las formas del mundo fenoménico.

De la memoria tribal hacia aquellas primigenias mujeres sabias surgieron después diferentes diosas o hadas, que dieron lugar a leyendas y cultos religiosos. Pero aquella era se truncó cuando llegaron los dioses de los agresivos pueblos patriarcales.

En la Red he encontrado la web de las páginas de Francisca Martín-Cano y allí os dirijo para que la consultéis: Chamanas y Sacerdotisas de la Prehistoria  y La Diosa y el Apocalipsis

Kababelan

 

 

 

 

 

 

 

 

 

22 de marzo de 2007

 

Tintagel y TNT.

 

Tintagel es el nombre del famoso y legendario castillo donde nacieron el rey Arturo y su hermanastra Morgana, según cuentan las leyendas literarias medievales. Se hallaba situado en la península de Cornualles, también conocida como el antiguo país del estaño, al suroeste de Inglaterra. Hoy en día las ruinas de este mítico y mágico castillo (leer la historia de Merlín, Arturo y el hechizo mediante el cual Uther Pendragón concibió a Arturo con la reina Ygerna) son visitadas por multitud de turistas, pues en la moderna filosofía New Age está considerado un lugar de poder.

En un post anterior mencioné el curioso hecho de que el nombre de la diosa púnica Tanit se hallara encriptado en la palabra Atlántico y también en el nombre de la diosa nahuatl Tonantzín. Y ahora no puedo dejar de mencionar la coincidencia de nuevo curiosa, quizá anecdótica tan sólo, de que también en la palabra Tintagel, ese mítico y milenario castillo situado en una pequeña península inexpugnable batida por las encrespadas olas del Atlántico, se encuentra asimismo escondido el nombre de la diosa Tanit. Quitemos la terminación gel y reordenemos un poco el resto, Tinta, y saldrá enseguida el vocablo Tanit. ¿Otra nueva casualidad? Ya mencioné en otro lugar que los fenicios navegaban por el Atlántico hasta un lugar al norte que llamaban islas Casitérides, islas del Estaño, y que casi con toda probabilidad se trata de las islas británicas. Y mira por donde Cornualles es precisamente el país del Estaño, lo que confirma esta posibilidad. Por ello es factible que los fenicios pisaran esta tierra donde se alzó el castillo de Tintagel.

La voz gel desconozco que significado pueda tener, pero Hell era el nombre de la diosa escandinava del reino de los muertos. Por evolución Hell pudo convertirse en Gel. Como helado y gelato. Pero esto es sólo una especulación. Tal vez esta península de Cornualles que se encuentra al occidente de Inglaterra pudiera ser equivalente al occidente de la península Ibérica donde también hay un lugar llamado Costa de la Muerte. El occidente siempre fue para los antiguos el lugar donde comenzaba el Reino de los Muertos.  Y Tanit también era una diosa de los muertos, aunque no tuviera el aspecto tan terrorífico de Hell. Así Tintagel podría haber sido en el pasado Tanit-Hell, haciendo referencia a un enclave en el fin del mundo consagrado a estas dos diosas: una púnica y otra escandinava. ¿Y los celtas? Bueno, es posible que en esa época la cultura celta en Inglaterra aún estuviera en gestación, pues ésta surgió en el primer milenio antes de nuestra Era, y además según las crónicas de las islas británicas los celtas llegaron por mar desde las costas de Iberia tan sólo varios siglos antes de Cristo. Lo que existía probablemente en las islas Casitérides por aquel entonces era una cultura pre-céltica.

No obstante las ruinas que se conservan del castillo de Tintagel no tienen porqué ser las originarias, que posiblemente se perdieran o no estén en la superficie. Es muy factible que en el mismo emplazamiento se construyera y se destruyera varias veces la fortaleza milenaria. Los actuales muros pueden corresponder a un Tintagel medieval.

También mencionar que en lengua púnica y otras lenguas antiguas muchas veces se prescindía de las vocales, tal como hoy se hace en los sms de los móviles. Así Tanit se escribía simplemente TNT. Y estas siglas se hallan como hemos dicho ya en ATLANTICO, TONANTZIN y TINTAGEL. Aunque a más abundancia también se halla la palabra Tanit completa. La serie de consonantes no pierde el orden: TNT y sólo varía la ubicación de las vocales. Sin duda podría tratarse de un mero azar anecdótico, pero tal vez no. Dejo este post por si alguien quiere pensar en ello.

 

Ruinas de Tintagel.

 

 

 

 

 

 

Kababelan

 

 

 

11 de marzo de 2007

El retorno de Tanit

Recuerdo la primera vez que escuché el nombre de Tanit. Fue una tarde del año 1999. Me hallaba andando por el paseo marítimo de la playa. Era primavera o quizá otoño. No era verano porque había muy poca gente, casi estaba todo desierto.

Observé que caminando por la playa, cuya superficie en vez de arena es de piedras, había una niña o adolescente de entre 12 y 14 años. Se encontraba a unos 10 ó 15 metros a mi derecha. El día era nublado y gris, aunque no hacía frío. De pronto una mujer quizá entre 60 y 70 años, a 5 ó 6 metros a mi izquierda se aproximó, y con energía gritó un nombre. Había cierta brisa que venía del mar, así que por eso habló más alto de lo normal. Se dirigió a la niña, reclamándola, y en el aire vibró un nombre que nunca hasta entonces había escuchado. TANIT.

¡¡¡ Tanit !!!  Llamó a quien quizá era su nieta. Observé a la mujer y parecía que la llamada era motivada porque se iban a marchar de allí. La niña vagaba por la playa, ensimismada en su caminar sobre las piedrecitas de la playa. Parecía jugar con la brisa y su paseo cerca del mar. Era evidente que eran personas que se hallaban de paso. No eran gente que vivieran aquí. Nunca las había visto ni las volví a ver.

La joven miró a la que supuse era su abuela, que la llamaba en voz alta desde el paseo marítimo próxima a mí. No recuerdo ni el rostro de la mujer ni de la niña. No se si era una niña guapa o no, estaba algo alejada. Ni tampoco recuerdo el color de su cabello, aunque quizá era castaño. Tras escuchar a su abuela no acudió enseguida sino que siguió caminando de forma indolente, recreándose en si misma, en el lugar y en la brisa de aquel día gris en aquella playa solitaria. Con lentitud sus pasos la condujeron hacia la zona del paseo, al tiempo que avanzaba en la dirección paralela que seguía la mujer que había llamado su atención. Se fueron y nunca más las vi.

Sin embargo recuerdo como resonó el nombre pronunciado ante mi aquella tarde. Vibró en el aire con fuerza. ¡¡¡ Tanit !!! Fue un sonido melodioso, que jugó con la brisa y las nubes grises. Era un nombre desconocido, nunca escuchado, aunque algo en mi memoria me decía que ese era un nombre muy antiguo.

La escena no tuvo más importancia y en apariencia fue pronto olvidada. Sin embargo unas semanas después surgió en mi mente una extraña inspiración y escribí una novela titulada El Círculo de las Guardianas del Grial, cuya protagonista femenina era una joven, mayor que la niña de la playa, pero que también se llamaba Tanit.

Escribí toda la novela sin saber cual era el origen de ese nombre extraño y desconocido. Después, varios años más tarde, descubrí que la protagonista imaginaria de la narración, una misteriosa joven que poseía increíbles conocimientos secretos y facultades sobrenaturales, llevaba el mismo nombre de la que había sido en época prerromana la diosa principal en las mismas tierras y las mismas playas que yo piso ahora. Hace tal vez 25 siglos otras gentes de una época remota pronunciaron el mismo nombre, ¡¡¡ Tanit !!! , mil veces, miles de veces, invocando en días nublados como aquel, en días de sol, o bajo las estrellas y la luz de la luna, o en el interior de cavernas sagradas, ese mismo nombre venerado, de esa diosa milenaria y cuyo nombre ahora hemos olvidado.

Tanit. Tanit. Si entonces hubiera sabido algo más de la identidad original del nombre, tal vez cuando titulé la novela como El Círculo de las Guardianas del Grial  la hubiera denominado de otra forma. A lo mejor, en vista del personaje femenino que la protagoniza, y de que el nombre era el mismo nombre de la Diosa, a lo mejor hubiera titulado el relato como El Retorno de Tanit.

La misma playa en una foto tomada años después

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

10 de marzo de 2007

Nombres de la Diosa en Occidente.

Hace 5000 años los fenicios (kananeos) entraron en la historia. Crearon una civilización volcada enteramente al mar y el comercio marítimo. Su nombre aparece mencionado en los textos escritos de todas las antiguas civilizaciones: egipcios, asirios, griegos, persas, etc.

Las ciudades fenicias estaban ubicadas en una estrecha franja costera del mediterráneo oriental, ahora entre el actual Líbano y el oeste de Siria. Sus dioses principales eran tres: Baal-Hammón (una divinidad solar representada por un carnero o un hombre con los cuernos de este), Melkart (un dios marítimo y viajero) y una divinidad femenina llamada Astarté. Esta era la versión fenicia de la diosa babilónica Isthar.

Cuando los fenicios migraron hacia el oeste (occidente) fundaron muchas nuevas ciudades en el mediterráneo occidental y entre ellas destacó Kart-Haddash (Cartago). Estos fenicios occidentales, denominados Púnicos por los romanos, cambiaron a su diosa Astarté por otra diosa denominada Tanit, que en principio era una deidad similar o equivalente. Tanit fue la gran diosa del imperio cartaginés.

Los fenicios -luego denominados púnicos- crearon una gran red comercial marítima, un imperio naval o talasocracia que duró varios miles de años, comerciando no sólo por todo el Mediterráneo, sino también por las costas atlánticas europeas y africanas e incluso las riberas del Océano Índico. La puerta de salida al Atlántico la denominaron Columnas de Melkart, actualmente el estrecho de Gibraltar. Comerciaron tanto en dirección del Atlántico sur por África como en el Atlántico norte, hasta las Islas Británicas incluida Irlanda. Comerciaban con todo tipo de productos: manufacturas, animales, metales, gemas, vino, aceite, etc. Trajeron la palmera a la península Ibérica así como a las islas Canarias.

Sus dioses también les acompañaron allá donde fundaron ciudades, o donde establecieron colonias o factorías. Los fenicios estuvieron navegando durante miles de años, pero sus rutas siempre fueron secretas, no las compartieron con ningún otro pueblo. Cuando Roma venció y destruyó a Cartago, también se perdieron los famosos Libros Púnicos (que albergaban una sabiduría milenaria) así como todos los mapas y cartas marítimas forjadas a lo largo de los siglos. Nadie sabe realmente hasta donde llegaron los fenicios. Hay quien sospecha que conocían la ruta para llegar a América, al igual que sabían la ruta para llegar a la India Asiática.

Hoy en día se cree que algunos mapas fenicios se salvaron y que llegaron a manos de navegantes árabes y también a Colón. Se han encontrado indicios de su presencia en América. Los fenicios fueron una civilización misteriosa, de la que apenas sabemos, pero que fueron depositarios de un grandísimo conocimiento. El gran rey Salomón no dudó en encomendar la construcción del famoso templo de Jerusalem al rey fenicio Hiram I de Tiro, del que era amigo. Los fenicios conocían secretos y ciencias que otros pueblos no sabían.

Pero no voy a desarrollar más aquí este tema, pues la pretensión es otra. Se trata de mostrar curiosas similitudes fonéticas y arquetípicas entre la diosa cartago-púnica Tanit, a este lado del océano Atlántico, y la gran diosa centroamericana  de la cultura Náhuatl, la famosa diosa Tonantzin.

En primer lugar hay una singular similitud fonética, ya que el nombre Tanit está incrustado (encriptado) dentro de la palabra Tonantzin. No hay más que sacar las cuatro letras que sobran (una o, dos n y una z) para que aparezca la palabra Tanit si reordenamos alguna letra. Esto se puede calificar como un anagrama encriptado en otra palabra. Pero es que además en el nombre del océano que une las costas de ambas diosas también se da la misma coincidencia. Si de la palabra Atlántico quitamos cuatro letras que sobran (en este caso una a, una l, una c y una o) de nuevo aparece la diosa Tanit. Que extraña casualidad.

Tal vez nos debamos preguntar si Tanit fue en origen una diosa del Mediterráneo, cuyo culto hipotéticamente se extendió hacia el Atlántico, o si por el contrario fue una diosa procedente de algún lugar del Atlántico, cuyo culto y veneración se introdujo posteriormente en el Mediterráneo así como por parte de África. De nuevo nos encontramos aquí con la cuestión de si la cultura procede siempre desde oriente hacia occidente, tesis convencional, o quizá pueda haber también un origen o corriente inversa desde occidente (Atlántico) hacia oriente. En cualquier caso pienso que el Mediterráneo pudo ser el lugar de encuentro de ambos supuestos flujos y especialmente la península Ibérica, cuyo pasado aún es bastante desconocido.

Pero podemos abundar un poco más en esta cuestión de las dos deidades mencionadas. Resulta que Tonantzin, que se puede traducir por  nuestra madre, fue una de las divinidades principales de la mitología náhuatl. Esta diosa tenía en realidad dos caras. Su gemela u otra cara era la diosa Cihuacóatl, o mujer culebra, relacionada también con la Madre Tierra y el culto a la fertilidad. Culto que se representa mediante la figura de una culebra (serpiente) que, como el agua, penetra en la tierra para dar vida al maíz y a los seres de maíz, los seres humanos desde la cosmogonía precolombina (Laia Juez Miralles).

Y el carácter dual de esta deidad es también parejo con el de la diosa Tanit; pues la divinidad fenicia era tanto diosa del amor como de la guerra; de la fertilidad pero también de la muerte; regía la luz, la alegría, la belleza y la naturaleza, pero también la oscuridad. Y era una diosa lunar al igual que lo era la deidad náhuatl. Por todo ello no debe extrañarnos que tras la conquista española de México la diosa náhuatl Tonantzin reaparezca en versión cristiana bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe. La famosa imagen de la Virgen se halla enmarcada en lo que figura ser la endidura de una cueva, sus pies descansan sobre el símbolo lunar y su manto es el cielo estrellado. Lo mismo podríamos decir de Tanit (Isthar-Astarté) que era la celeste diosa de las estrellas y de la luna.

En cuanto a la Virgen de Guadalupe su nombre también encierra ciertos misterios. La denominación de esta Virgen procede del interior de la península Ibérica. Guadalupe es una palabra doble formada por la palabra árabe Gua, que significa agua o río (tal vez sugiere esto la serpiente? y no era la serpiente uno de los símbolos de la diosa tonantzin?) y la palabra latina Lupe, que significa lobo. El agua del río y el lobo, la serpiente y el lobo, dos animales totémicos paganos pero temidos y vilipendiados por la cristiandad. Curiosamente en la leyenda del origen del Camino de Santiago figura la aparición de la reina pagana denominada Lupa. La reina Loba. Muchos enigmas curiosos, pero no voy a extender más este tema por hoy.

Antigua estela de la diosa Tanit. Aparece sobre un cetáceo simbolizando ser diosa del mar y con un caduceo (serpientes entrelazadas) en la mano.

 

 

 

 

Kababelan

 

 

31 de enero de 2007

Hola! He leído con deleite su pagina. Soy sacerdotisa de la Diosa. Tanto las imágenes como el contenido me parecen iluminadores. Solo quiero hacer notar que la Diosa no solo es lunar sino también solar. Como Diosa Sol ha sido venerada en diversas culturas (Akewa entre los toba-matacos de Argentina, Amaterasu en Japon, La diosa Sol de Anatolia, Brigit entre los celtas, etc.) La triple diosa lunar también se presenta en todos sus aspectos como solar: niña, doncella, madre y anciana como sol del amanecer, mediodía, tarde y anochecer. Su gemelo contraparte masculino divino también tiene su "solaridad" y lunaridad" como señor del día y de la noche. Gracias por todo y que la DIosa les de el triple de sus deseos.
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  Claudia S. Vico  4541-6825*******

 

21 de febrero de 2007

 

Hola Claudia. Gracias por tu valoración de la página. Efectivamente la Diosa Primigenia era tanto solar como lunar. La Diosa engloba a la naturaleza Toda y por tanto incluye a la luz y las tinieblas, el día y la noche, el cielo y el infierno, la vida y la muerte, así como los cuatro elementos. Todo es su desdoblamiento y asimismo lo es su complementario masculino. Como Madre Cósmica es la Energía Integrada y Unificada. El Universo procede de la diversificación y multiplicación de esta Energía, algo que los científicos también van en su búsqueda.

Con la llegada del patriarcado hace miles de años aparecieron los dioses solares, que se apropiaron de este símbolo (el sol-la luz diurna) de la Diosa creándose las religiones tal como las conocemos. Hoy en día es difícil que se asocie a la Diosa con el Sol. Las diosas solares que mencionas son algunos ejemplos supervivientes, pero incluso en esos casos esas diosas fueron dominadas por los sacerdotes patriarcales. En Japón las mujeres no pueden ser sacerdotisas sintoístas y oficiar las ceremonias. La menstruación o el embarazo se consideran impuros. Una gran contradicción.

La Brigit celta tuvo que compartir el atributo de ser diosa del fuego o solar con el dios Lug. Pero aunque no tenemos seguridad histórica es posible que en esta cultura sí hubieran druidesas en igualdad de condiciones con los druidas hombres.

Es interesante lo que mencionas de la diosa solar y las fases del día, otorgando a cada etapa (aurora, día, atardecer, anochecer) un símil con niña, doncella, madre y anciana. Nunca he utilizado estos conceptos. Aunque desde luego está el símbolo de la diosa asociado con el Lucero Venus: tanto al alba como al ocaso. Y el Lucero Venus asociado después con el divino Lucifer, complementario masculino (gemelo) y convertido en diablo por los patriarcalistas. El Señor Oscuro (antes no era oscuro), pareja de la diosa, fue arrojado al Inframundo y sustituido por los héroes o dioses solares que todos conocemos. Pero estos dioses solares son incompatibles con la Diosa.

La solaridad y lunaridad de los dioses primigenios también son conceptos interesantes. Todos somos también solares y lunares al mismo tiempo (no los hombres una cosa y las mujeres otra, como vulgarmente se dice). Nuestros cuerpos poseen ambas energías (aunque a veces se reprimen unas y se utilizan otras). La luz también es solar y lunar. Hay dos tipos de luz, la diurna y la nocturna. Y cada una tiene una frecuencia. También nuestros ojos tienen bastones (receptores de luz) de dos tipos. Unos sirven para la luz diurna y otros para la nocturna. Hay personas que tienen más o menos bastones de un tipo u otro y por ello hay quien no ve bien por la noche. La frecuencia de la luz diurna se desplaza hacia el rojo del espectro y la luz lunar o nocturna tiende al azul. Por eso no se ven igual los objetos iluminados por luz diurna o por luz lunar. Los colores cambian e incluso hay cosas o seres que son invisibles con luz diurna y visibles con luz lunar. Por ejemplo esos seres que la gente denomina ovnis (y que en realidad son habitantes del Otro Mundo) se les puede ver a partir del crepúsculo pero el ojo humano no los percibe (salvo excepciones) con luz diurna. El ojo humano no está preparado para ello, pero es posible fotografiarlos pues las cámaras no trabajan con nuestras células ópticas sino con otro mecanismo. Pero este es ya otro tema.

Incluso el púrpura, el color supremo, está polarizado en un púrpura lunar y un púrpura solar. Y la Diosa vibra en ambos púrpuras.

Me gustaría saber que implica para ti ser sacerdotisa de la Diosa y que línea o tradición sigues. Gracias por escribir y por la aportación de conceptos. Igualmente te digo que la abundancia infinita de la Diosa triplique tus deseos.

 

Kababelan

 

 
   
 
 

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