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El Pa�s Andaluc�a. 1-6-2001
La taberna, especie protegida

Una sociedad de El Puerto de Santa Mar�a defiende la supervivencia de las tascas por su valor cultural

FRANCISCO JOS� ROM�N

Son activistas y conservacionistas, pero no del medio ambiente, sino de los santuarios del vino y de las tradiciones. Se definen como una voz de la conciencia que advierte a la sociedad sobre el grave riesgo al que se enfrenta con la p�rdida de las tascas.
El viernes 1 de junio de 2001 aparecimos en la Contraportada de El Pa�s Andaluc�a.
"Si te gustan las tabernas de viejo, esos lugares que no han visto la luz del sol desde hace ya varios a�os, las tascas t�picas con carteles de toros y alineaciones de f�tbol de los a�os cuarenta..." as� se presenta la p�gina web de una sociedad de amigos de las tascas nacida en El Puerto de Santa Mar�a (C�diz) que se ha propuesto como fin social la defensa de las tabernas, centros de "valor cultural", dicen, que se encuentran en v�as de desaparici�n sin que nadie parezca preocuparse.

Juan Jos� Nicasio y Juan Antonio Verdugo son dos qu�micos de 25 a�os en "b�squeda activa de empleo" que desde el pasado mes de abril han iniciado una cruzada a favor de los viejos garitos en los que el tiempo se ha detenido y que a�n conservan los valores de anta�o. "Encierran tanta cultura que nos pareci� necesario que alguien hiciera alegatos en su favor", dice Nicasio.

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Todav�a, seg�n explicam sobreviven algunos locales en el marco de la bah�a de C�diz. Sanl�car de Barrameda, El Puerto y C�diz son "el para�so de las tascas", pero la clientela, por razones de edad, causa baja a marchas forzadas, de manera que el cierre de los establecimientos se est� acelerando de manera irreversible.

"No dispon�amos de ning�n cauce para el desarrollo de nuestra campa�a, as� que decidimos colgar una p�gina en Internet y practicar con el ejemplo".
http://geocities.com/latabernadeyou ha recibido 200 visitas de incondicionales y en ella, adem�s de repasar historias y an�cdotas de las tascas andaluzas, se han previsto enlaces a p�ginas con listados de vinos y tapas (nunca a m�s de 150 pesetas) que son la esencia de los locales.

Las normas para que un local sea considerado una aut�ntica tasca son estrictas. "Los desayunos, ricos en grasa y en manteca color�, las taj�s, de manzanilla, las colecciones, de servilleteros". Adem�s, la tasca debe contar con paredes repletas de carteles antiguos, un ambiente oscuro y fresco y bancos y mesas de madera "como los que se hac�an antes" Otro elemento a tener en cuenta es el de la m�sica ambiente, que debe estar vinculada a la canci�n espa�ola o, en su defecto, al transistor que narra los partidos del domingo.

Para los que se decidan a participar del rito, la satisfacci�n est� garantizada. Dicen los promotores de la sociedad que "el vino en barrica no tiene ni punto de comparaci�n con el consumido en botella" y que, tras un rato de estancia y consumo, los clientes podr�n disfrutar de la "experiencia �nica" que ofrecen estos lugares "a caballo entre la tradici�n y el misticismo". En un segundo plano se establece, no como obligaci�n, pero s� como "muy aconsejable", acudir a las tascas "no individualmente sino en buena compa��a".

Los iniciados en esta materia conocen y cuentan hechos que no figuran en las p�ginas escritas de la historia. Juan Antonio Verdugo explica que, seg�n se dice en las tascas, el origen de la denominaci�n de "tapas" para los comestibles (nunca guisos) que acompa�an al vino procede de la antigua costumbre de cubrir el vaso de vino con una loncha de queso para evitar que los caliches del techo o las moscas cayesen dentro del recipiente.
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