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Ultramarinos La Giralda
Calificaci�n: tres palaustres
Vean a José Ángel posando orgulloso y satisfecho en la entrada de nuestra Taberna del Mes
Localizaci�n: Calle Luna. El Puerto de Santa Maria
Despu�s de muuuuucho tiempo, tanto que si lleg�ramos a expresarlo con todas sus vocales, parecer�amos rumiantes encefalop�ticos espongiformes, la Taberna de You vuelve a las andadas dispuesta a seguir rastreando los g�ichis m�s meritorios del orbe.

En el mes de Noviembre los expedicionarios You se desplazaron hasta una de las calles m�s c�ntricas del Puerto de Santa Mar�a para cumplir con su particular y ancestral �Llamada de la Tasca�, impulso irracional que s�lo manifiestan quienes poseen vino fino o manzanilla en sus venas, que obliga a satisfacer su sed sin dilaci�n en cualquiera de los maravillosos templos de las buenas costumbres llamados tabernas. �Su destino? Uno de los �ltimos representantes de uno de los binomios que m�s satisfacciones ha dado a los gaditanos en el �ltimo siglo: la conjunci�n tienda de ultramarinos � g�ichi.
Pasen y vean nuestra Taberna del mes
Ultramarinos La Giralda. Recuerdos de otra época
Pocas cosas hay m�s tradicionales a este lado del Guadalete que un despacho de v�veres con taberna adosada en la trastienda, donde pueden degustarse los productos que se venden en el mostrador. Como casi todas las cosas importantes, existe una leyenda respecto a su creaci�n, batallita que nos disponemos a narrar a continuaci�n.

Cuentan los viejos del lugar que, a principios del Siglo XX y coincidiendo con la llegada de monta�eses a estas tierras, comenzaron a proliferar las tiendas de ultramarinos, donde las se�oras acud�an prestas y dispuestas a adquirir los av�os necesarios para la comida y de paso, mantener animada tertulia con otras amigas amas de casa. �El lugar de encuentro? Lo han adivinado, la tienda de ultramarinos.
Vean al Güé-Master y al Sr. Pavón tomándose un golpe en la trastienda
Pero por otra parte, el regente del despacho tambi�n era a su vez amigote de los maridos de las ya mencionadas. Y estos acud�an tambi�n a la tienda a tomarse alguna que otra copita de vino de la tierra que el comerciante monta��s adquir�a de barrica en barrica, encargando al bodeguero una bota de buen vino fino que l�gicamente, entusiasmaba a la parroquia y alegraba las pajarillas al personal.
Y aqu� surgi� el conflicto: Para la mentalidad de la �poca � que hoy nos parece incre�ble y felizmente superada - , era inadmisible que hombres y mujeres coincidieran en el mismo espacio p�blico cerrado. �Qu� iban a pensar los vecinos si sus miradas se cruzaban en alg�n momento! Por no decir un saludo cort�s o un gui�o p�caro y furtivo� En cualquier caso la situaci�n era insoportable, ya que obviamente, ninguna de las dos partes en conflicto iba a dejar de acudir a la tienda.

La soluci�n: Habilitar en un rinconcito del despacho de ultramarinos una peque�a salita con puerta de entrada y de salida independiente, donde el g�nero masculino acudir�a sin malentendidos a tomarse el pelotazo de rigor, sin cruzarse en ning�n momento en el interior de la tienda con mujer alguna. De este modo ambas partes quedaban a salvo del chismorreo y el regente de la tienda hac�a negocio doble.

Y as�, los despachos de ultramarinos con taberna adyacente comenzaron a proliferar como setas por la Bah�a. Hoy en d�a, ya felizmente superada la etapa de segregaci�n sexual en los lugares cerrados, no hay problema alguno en disfrutar en grupo y compa��a de estos rincones tradicionales.

Desgraciadamente, con el paso del tiempo, las tiendas de barrio han ido cerrando poco a poco fagocitadas por las grandes superficies, y las trastiendas correspondientes, clausuradas merced a la fuga de la clientela a otros bares y tabernas de mayor superficie. Pero no todo esta perdido, ya que todav�a resisten algunos lugares con este encanto, siendo uno de sus mejores exponentes nuestra taberna del mes.

En la Calle Larga se alza orgullosa la tienda Ultramarinos la Giralda. Especialista en v�veres que tiempo atr�s y antes de la globalizaci�n, tan s�lo la menci�n de sus nombres hac�a viajar la imaginaci�n del fam�lico transe�nte hacia lugares ex�ticos. Bacalao de Islandia o las Islas Feroe, d�tiles de Turqu�a, carne enlatada de la Argentina, pistachos de Ir�n� Hoy en d�a, resiste altanera los cambios de los tiempos ofreciendo a su clientela una buena selecci�n de productos regionales, nacionales y tambi�n del mundo. Delicatessen como el premiad�simo Queso Payoyo son bienvenidas en este rinc�n.

Pero como no, en su interior esconde toda una reliquia de tiempos pret�ritos, un sancta sanctorum donde acogerse a sagrado y degustar felizmente sin puerta de acceso independiente y a la vista de todo el mundo, un buen vino de la tierra y cualquiera de las viandas que se despachan en la tienda.

Los de You llev�bamos ya una temporadita acudiendo a este lugar para tomarnos nuestra copita de rigor y un par de racioncitas de buen queso, lomo, o conservas de criaturas marinas de aguas profundas. Todo en un encantador espacio reducido, con decoraci�n t�picamente tabernaria como unas barricas de vino y unos estantes llenos de vieja botellas. Por no hablar de un aparato de radio digno de exposici�n en cualquier museo etnogr�fico.

Por todas estas razones hemos elegido este lugar para ilustrar nuestro en�simo retorno al apostolado tabernario a trav�s de Internet. Nuestra recomendaci�n de este mes: Ultramarinos la Giralda. No se arrepentir�
Lo mej�n: El reencuentro tabernario despu�s de m�s de un a�o. El entusiasmo causado por el queso payoyo que despachan en Ultramarinos La Giralda.

Lo pe�n: La de g�ichis que habr�an podido ser incluidos en este a�o y pico de sequ�a internauta�
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