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El Veedor
Localizaci�n: Calle del Veedor (entre Mentidero y Plaza San Antonio). C�diz.
Calificaci�n: Dos palaustres
La calle Veedor es uno de los afluentes que componen la red hidr�ulica de saneamiento del Carnaval gaditano en el d�a de su preg�n. Desembocando directamente en la Plaza de San Antonio, acuda a este acto simpar gracias a los caldos de cultivo (nada que ver con lo que se supone tiene el Bin Laden) que sirve el establecimiento que toma su nombre de esta calle.

T�pico establecimiento de chicuco, el Veedor es un tabern�culo sombr�o  adosado a su despacho de ultramarinos.
Como todos los de su especie (lamentablemente en v�as de extinci�n), est� regentado por el vino, la tapa y el paso de los a�os. All� en el fondo, la pila de barricas describe la variedad vin�cola; desde manzanilla de Sanl�car a Moscatel de Chiclana, recorrido en autov�a que no deja resquicios del buen gusto de la Bah�a.
Su barra enladrillada y rayada por tantas monedas impacientes sustenta las tradicionales tapas gaditanas, atunes de almadraba en su aceitito, huevas ali��s, ensaladilla... todo un conjunto representativo del �gape gastron�mico gaditano que complementa a esos quesos que desvanecen el paso del tiempo entre gotas de sudores palm�ticos y este�ricos, o jamones que cuelgan de ganchos corsarios, s�mbolo de terror de otra �poca.
Cuenta D. Eduardo Lumpi�, en su espacio semanal de los mi�rcoles de "Hoy por Hoy C�diz" la historia particular de estos establecimientos de ultramarinos con barra adosada. En sus tiempos eran estas tiendas donde se pod�a consumir los ricos caldos de la Tierra. El regente habitualmente compraba un barrilito que lo ofrec�a a su tertulia primigenia. La sociedad machista de entonces imped�a a las mujeres el acceso a estas formas de esparcimiento et�lico, pues beber alcohol en p�blico era propio de "las mujeres que fuman y tratan a los hombres de t�", como cita D. Eduardo. Dado que la presencia masculina interfer�a la normal compraventa de art�culos, se habilit� una barra anexa para que los parroquianos pudieran "comportarse" debidamente en todo momento ante la ausencia de personas del sexo femenino.

Las mujeres que quer�an tomar algo pod�an hacerlo en ocasiones... pero en la calle (as� era de triste) para no entremezclarse con los hombres y no poner en duda ni su reputaci�n ni su virtud (qu� cosas).

Afortunadamente estos tiempos cavern�colas han pasado, y hoy es completamente normal (lo anormal ser�a lo contrario) que hombres y mujeres disfruten de estos lugares de costumbres adaptadas al tiempo y degusten los vinos de la tierra en buena compa��a.

Este tipo de establecimiento es muy t�pico de C�diz. Muchos fueron los monta�eses (c�ntabros) los que se establecieron en C�diz y otras localidades, y por misterios de la vida, esp�ritu comercial o vaya usted a saber, muchos fundaron establecimientos de ultramarinos, algunos de los cuales a�n est�n abiertos. A estos c�ntabros se les llam� en C�diz "chicuco". De Santander es tambi�n la se�ora alcaldesa, de la cual no hablaremos pues aunque los taberneros tenemos nuestras opiniones pol�ticas, las dejamos en la puerta de la tasca.
No olvide el paso por el Veedor en este trasvase estival que es el Carnaval, col�quese el antifaz y a disfrutar como un zagal de los caldos de la campi�a y la tapa t�pica de La Vi�a (no est� en la Vi�a, pero era muy triste desaprovechar el pareado).

Nuestra recomendaci�n del mes de febrero. No se arrepentir�n.
Lo mej�n: Privilegiada situaci�n, entre en el servicio, ser� una experiencia inolvidable.

Lo pe�n: Algunos precios, y que el lugar se pone hasta la bandera.
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