Consuelo del ciudadano

que viaja parado en un colectivo...

 

Ralveroni

 

Siempre que tomo

un colectivo repleto,

pienso que somos demasiados

y no encuentro otra solución

que no sea un cataclismo o una guerra

para poder llegar un día a viajar sentado.

Pero pronto me doy cuenta

que en el mundo hay muchos lugares vacíos,

y me dan ganas de pedirle al chofer

que cierre puertas y ventanas

y que nos deje en algún desierto

con un pico y una pala.

De todos modos creo

que tanto ellos como yo

volveríamos desesperados

como ciudadanos modelo

creyendo ciegamente en lo que dicen:

que en Buenos Aires se puede ser libre.

Y yo prefiero soñar con eso

porque si lo pensamos bien

es una verdadera suerte que viajemos parados.

Sé que aún existen animales

que viven fuera del zoológico

sin conocer los envases descartables.

Para ellos no sería bueno

que un  hombre cansado de este hacinamiento

les cayera

con el proyecto de una ciudad.

Teniéndolo  en cuenta

me siento muy feliz de viajar colgado.

Quiere decir que algún pájaro

todavía puede volar


 

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