Consuelo del ciudadano que viaja parado en un colectivo...
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Ralveroni |
Siempre
que tomo un
colectivo repleto, pienso
que somos demasiados y
no encuentro otra solución que
no sea un cataclismo o una guerra para
poder llegar un día a viajar sentado. Pero
pronto me doy cuenta que
en el mundo hay muchos lugares vacíos, y
me dan ganas de pedirle al chofer que
cierre puertas y ventanas y
que nos deje en algún desierto con
un pico y una pala. De
todos modos creo que
tanto ellos como yo volveríamos
desesperados como
ciudadanos modelo creyendo
ciegamente en lo que dicen: que
en Buenos Aires se puede ser libre. Y
yo prefiero soñar con eso porque
si lo pensamos bien es
una verdadera suerte que viajemos parados. Sé
que aún existen animales que
viven fuera del zoológico sin
conocer los envases descartables. Para
ellos no sería bueno que
un hombre cansado de este
hacinamiento les
cayera con
el proyecto de una ciudad. Teniéndolo
en cuenta me
siento muy feliz de viajar colgado. Quiere
decir que algún pájaro todavía puede volar |