Para Crozier, el individuo está siempre
construyendo una realidad colectiva (la organización) que es
su obra, y en cuyo seno nunca deja de ser actor tratando en
todo momento de aprovechar su margen de libertad (ejercicio
del poder) para negociar su “cooperación”, de tal suerte que
ésta le genere beneficios. Pero también, ese mismo producto
suyo (la organización) se transforma para él en una fuente de
condicionantes que conforman el marco indispensable para la
acción conjunta.
El “análisis estratégico” de Crozier señala
que:
1) el actor rara vez tiene objetivos claros.
Lo que considera “medios” en un momento dado pueden ser
“fines” en otro momento y viceversa.
2) el comportamiento es activo. Incluso, la
pasividad es el resultado de una elección.
3) el comportamiento siempre tiene un
sentido, el hecho de que no se le pueda relacionar con
objetivos claros, no significa que no pueda ser racional.
4) el comportamiento presenta dos aspectos:
ofensivo (aprovechar las oportunidades con miras a mejorar su
situación) y defensivo (mantener y ampliar su margen de
libertad y, por ende, su capacidad de actuar).
2.- POLITICA Y PODER EN LAS ORGANIZACIONES
En resumen, el comportamiento organizacional
es de naturaleza estratégica. Es decir, se plantea alcanzar
determinados objetivos sirviéndose de la construcción
organizacional. Del mismo modo que Crozier, otros teóricos de
la administración, en lugar de definir a las organizaciones
como sistemas corporativos, coherentes y consistentes,
integrados en forma adecuada para lograr fines
específicos ; por ejemplo, la generación de productos y/o
servicios con el propósito de obtener utilidades, como pregona
el objeto de la empresa privada ; la conciben de manera
muy distinta. Señalan que los objetivos y la dirección de las
organizaciones están determinados, de manera fundamental, por
las necesidades de poder de quienes las integran.
Mintzberg, por citar algún ejemplo,
conceptualiza al poder y a la política dentro de la
organización en términos de las maniobras de varios actores
que desean ganar influencia. Para este autor, las
organizaciones no son meros instrumentos para producir bienes
y servicios, sino también sistemas políticos que buscan
aumentar su propio poder.
Por otra parte, Crozier va todavía un paso
más adelante al concebir al poder como una relación de
intercambio y negociación entre dos ó más actores
interdependientes. Es decir, que éstos tienen necesidad unos
de otros para alcanzar el objetivo de la organización y sus
objetivos personales. Es, señala este autor, una relación
recíproca pero desequilibrada, ya que el poder es el resultado
siempre contingente de la movilización por parte de los
actores, de las “zonas de incertidumbre” que ellos controlan
en una estructura, con los otros participantes en ese juego.
En términos generales, las organizaciones se
pueden describir como entidades que funcionan con base en
varios sistemas de influencia: la autoridad, la ideología, la
experiencia y la política. Los primeros tres pueden
considerarse legítimos en cierto sentido: la autoridad se basa
en un poder legalmente sancionado, la ideología en creencias
aceptadas con amplitud y la experiencia en un poder
certificado de manera oficial.
Por el contrario, el sistema político refleja
un poder que es técnicamente ilegítimo, debido a los medios de
los que se vale, y a veces también a los fines que promueve.
Dicho de otra manera, el poder político en la organización
(mismo que da origen a la organización dominada por la
política) carece de autoridad formal, no es aceptado en forma
amplia, ni se le certifica de manera oficial. El resultado de
esto es que la actividad política a menudo es divisoria y
conflictiva y suele enfrentar a los individuos y grupos en
contra de los más legítimos sistemas de influencia y, cuando
esos sistemas son débiles, los enfrenta entre sí.
3.- EL CONCEPTO DE “JUEGO” EN LAS
ORGANIZACIONES POLITIZADAS
Para Crozier, el concepto de juego como
instrumento de la acción organizada es fundamental. El juego
concilia la libertad con la restricción. El jugador es libre,
pero si quiere ganar, debe adoptar una estrategia racional en
función de la naturaleza del juego y respetar las leyes de
éste. Este autor señala que el funcionamiento de una
organización es el resultado de una serie de juegos en los
cuales participan los diferentes actores organizacionales, y
cuyas reglas formales e informales delimitan un abanico de
estrategias racionales que podrán adoptar si quieren que su
compromiso en la organización sirva a sus expectativas
personales.
Lo anterior implica que la política puede
existir en varios niveles en una organización. Puede estar
presente sin ser dominante, existiendo en calidad de capa
superpuesta en una organización más convencional -y más
madura, como sucede en la mayoría de los países
“desarrollados”-. O bien, la política puede ser el sistema
dominante de influencia, al haber minado los sistemas
legítimos de influencia, o habiendo surgido precisamente de su
debilidad (como sucede en la mayoría de los países
“subdesarrollados”). Es este segundo nivel, al que
consideramos como “organización politizada”.
La característica principal de las
organizaciones politizadas es la falta de cualquiera de las
formas de orden propias de las organizaciones convencionales.
Son organizaciones que se describen en términos de poder, no
de estructura, y ese poder es ejercido de modos que no son
legítimos en las organizaciones convencionales. De hecho, como
todo depende de la fluidez del poder informal, estas
organizaciones no pueden ser consistentes en el logro de sus
metas u objetivos. En el mejor de los casos, atenderán a una
serie de metas de manera inconsistente; en el peor de los
casos consumirán toda su energía en disputas y jamás lograrán
nada.
4.- CONCLUSIONES
Por las razones antes expuestas, considero de
suma importancia conocer la visión tan particular que tiene
Michel Crozier de acercarse al estudio de las organizaciones,
así como la influencia que, para este autor y otros más, tiene
la política en las organizaciones; por medio de las
interacciones que se dan entre los actores y el sistema
organizativo.
La política, cuando se convierte en el
mecanismo de influencia dominante, divide y es costosa;
consume energías que de otro modo se encauzarían a otras
actividades mas remunerativas para la organización. Puede
también llevar a todo tipo de vicios administrativos.
Inclusive, muchas veces, la política es empleada para mantener
sistemas de poder rebasados ó para introducir nuevos sistemas
que no se justifican. La política puede paralizar una
organización al punto que su funcionamiento efectivo se
detenga y entonces nadie se beneficie. Después de todo, el
propósito de una organización es producir bienes y servicios,
y no servir de arena en la cual la gente pueda pelear entre
sí.
5.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Crozier, Michel y Erhard Friedberg (1990),
El actor y el sistema. Las restricciones de la acción
correctiva , México, Ed. Alianza
- Mintzberg, Henry (1991), La
estructuración de las organizaciones , Barcelona, Ed.
Ariel
El L.A.E. José Sahui Maldonado,
M.M. Es Profesor-Investigador de Tiempo Completo de la
Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad
Autónoma de Campeche y su correo electrónico: mailto:[email protected]
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