De
las mil escamas
Nos volvemos a encontrar,
blanco fondo, y negras almas mueren en ti. Intentemos volver a
perdernos, asesinando negras almas...
Que es lo que tu mas quieres por sobre mi, te gustar�a ser tu misma su
asesina, te gustar�a no ser compa�era de mi pena, mas tu no eres mas
que algunas de mis tantas penas, una de ellas que reiteradamente intento
extinguir, mas siempre te libras escam�ndote de almas negras.
Pues que mi ultimo asesinato ser� el que tu me prodigas, ser� que
alguna de esas tantas escamas que tienes ser� nuestra ultima muerte,
estoy destinado a pensar que yo soy una de esas tantas, y que por eso
infructuosamente prosigo acecinando sin encontrar la paz que mis manos
manchadas buscan.
Mas ser� que alg�n d�a se acaben esas escamas negras, mas ser� ese d�a
el que en ves de asesinar intente yo escamarme de esas nuevas almas
coloridas.
Mas yo nac� negro, y es mas que seguro que en m� esas escamas no se
noten, llegando entonces a quedar ciego deber� de asesinar, as� mis
asesinatos se tornaran mas en suicidio, pues as� lo ver� todo mas
claro, mas ahora soy muy indulgente con esos homicidios.
Pues en la oscuridad de los negros, no me atrever� a equivocarme con
alguna escama tropical, alguna c�lida, suave ante mis sentidos.
Por lo que no quiero quedar ciego, no quiero jugar con la suerte, quiero
yo ser el promotor del verano, pues alg�n d�a con suerte, para no
perderse de ella, las almas negras apenas podr�n manchar mis escamas
tropicales.
Y quiz�s, ya en aquellos d�as, mas que una de mis tantas penas seas
alguna de ellas que me ayuden a mofarme de los colores que me rodearan,
pues de esa forma, ya no ser�s esa dicha compa�era, ya ser�s la
propia asesina luchando contra mis escamas; pero mi compa��a no ser�
tan fiel como la tuya lo fue, la m�a seguir� asesin�ndote y extinguir�
tu ultima defensa cuando la bajes, pues como buenos compa�eros que
fuimos, ahora el rojo lo ser�, yo cambiare mis ojos por dulces
brisas de verano que supieran alojar mejor mi coraz�n. Y en esa nueva
promesa dejo de entregarte mis almas negras para que te abrasen, en esa
piel escamosa, que siempre me ayudo a asesinar, ahora ellas, oscuros
fondos de mis coloridas escamas, ser�n tus fieles compa�eras hasta que
ellas mismas se asesinen de pena, por no haber sabido alojar mejor mi
ennegrecida mano.
(ya le hice como cinco
retoques, si mi mano se vuelve a posar, mi indulgencia ser� aun mayor,
vil compa�era, vil pena). |