Del Verdadero Dios

Era una noche clara, el resplandor de la luna escap�ndose por entre las rendijas de una persiana que nunca termina de bajar, recostado en una cama que jam�s se permiti� el orgullo de estar presentable ante lo impresentable de una vida desquebrajada bajo la mirada del sol. En una noche donde la fresca penumbra no se atrev�a a helar el aire ni la oscuridad a cobrar un sue�o, donde la vista atravesaba la carne y la mirada el cemento, y donde la ilusi�n la esperanza, era una noche igual, y semejante a las mil noches id�nticas a sus anteriores, donde no hubo nada mas que un ser insaciable por romper la barrera del infinito y demostrarse que todo estaba ah�, al alcance de su mano, de su vista y su apreciar.
Por esas venas marchaba un rayo quemando los cimientos de la realidad, esos huesos ro�dos danzaban ante el rumor de ese fuego, hab�a todo un cuerpo centelleando, toda una energ�a  encerrada en �l buscando una salida, buscando donde quemar, donde descansar, esos ojos transmit�an fuerza y esa fuerza fue la vida de destrucci�n del infinito, como danzaba el tiempo ante la ca�da de esas duras cadenas, hab�a todo un imperio que repudiaba esa disputa, cientos de miles de generaciones obligadas a seguir bajo el mandato del la gracia de Dios, la sangre nuestra mas fiel compa�era ahogada en llantos por sus hijos y el rayo de aquel lamento fue el que abri� el camino hacia la redenci�n de nuestras ilusiones.

Ese cuerpo, lamentablemente debo decirles, no pudo romper ninguna barrera, no pudo escaparse del eslab�n de la vida, pero sabe muy bien, y el sol lo sabe, y su luna, y sus lamentos, que no permitir� medir nunca jam�s el cielo donde vive por la altura de un Dios que nunca ha sido alcanzado, como el que habr� dicho, un peque�o paso para el hombre, un gran paso hacia el predominio de la vida por sobre cualquier realidad infinita.
Ese ser, debo decirles, fui yo, ese infinito, debo decirles, es el suyo, esos lamentos, son mi postura hacia sus sermones; gente, ustedes viven en mi mundo, yo comprendo sus eslabones, yo comprendo sus deseos, yo comprendo la eternidad.
Quiero romper toda realidad absoluta, quiero eliminar toda carga superior a esas realidades, quiero vivir por sobre lo eterno, por sobre lo infinito, cuanto ha de faltar para que el mundo termine de ser lo que es, y deje de ser el centro del universo, seas vos o el, sea eso o aquello, nada termina o empieza ah�, nadie es lo suficientemente supremo para regir una ilusi�n, seamos grandes, seamos d�biles, seamos so�adores, seamos todo, seamos el infinito y la eternidad en carne y esp�ritu, pero solo seamos, todo parte de nosotros, todo existe en nosotros, todo es nosotros, la eternidad de la vida, en forma simple, es nosotros, nace y muere, vive en mi espacio y en mi tiempo, pero a tu eternidad alb�rgala en tu vida.
Es mi mundo aun muy peque�o comparado con tales imperios eternos, pero en mi mundo yo puedo estar seguro de que al dios que se venera es al �YO� y no a eternos mandos de grandeza que empeque�ecen hasta el mas elevado de todos los humanos.

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