Inspirada
en un cuadro del siglo XVII conocido como la Monalisa holandesa, la autora
de la novela desarrolla una historia donde está presente la pasión
en el arte, el amor y la vida. Al llegar a servir a la casa del pintor
Vermeer, Griet se enamora de éste. El pintor parece interesarse
tanto en ella que la toma de modelo. Sin embargo, él está
casado con una mujer que centra su vida en la maternidad y en la rapidez
con la que Vermeer termina una cuadro para poder venderlo. Esta historia,
excepcionalmente contada, nos introduce en las características
de una ciudad holandesa a finales de 1600, Delft. Es un libro breve, contado
desde un punto de vista personal, y con una estructura lineal y sencilla.
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