El amante de Lady Chatterley
D.H.Lawrence Otra literatura erótica Los Midlands Salud y sexo

 

Muchas novelas que hoy constituyen verdaderos monumentos clásicos de las letras no tuvieron un debut afortunado. Tomemos el ejemplo de El Amante de Lady Chatterley, del inefable tísico inglés D.H. Lawrence. Cuando en 1928 fue publicada, hasta el parlamento inglés tuvo que ver con la dichosa novela en la cual una sensual aristócrata opta por la ternura y el erotismo que le proporciona el iletrado guardabosques Mellors.
Lawrence se vio obligado a publicarla en Italia en la imprenta de cuarta categoría porque en Londres ningún dueño de imprenta se atrevía .


Cuando el escritor le detalló al italiano de qué se trataba la novela, aquél se encogió de hombros y le dijo, "Ah, las mismas carambadas que suceden todos los días en cuanto a cuernos y cama... yo creí que era algo peor, como un ataque a la Iglesia! No hay problema, mi hijo..." La prohibición que el parlamento inglés lanzó sobre El Amante fue la mejor publicidad para la novela, y los editores piratas pronto sacaron miles de copias clandestinas de las cuales Lawrence nunca vio beneficio alguno.
Posteriormente El Amante salió en versión mutilada, habiéndole extirpado menciones como John Thomas (apodo para las menudencias masculinas) y Lady Jene (apodo para las menudencias femeninas). La represión, persecución y censura lanzadas contra Lawrence fueron tan intensas que su débil salud acabó completamente minada, y poco después de tanta rebatiña, el pobre tísico murió , un 2 de marzo de 1930. No fue hasta en 1959 cuando una sentencia judicial despenalizó la descripción del acto sexual en la literatura...

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