Capítulo #5:
“La niña
y el deseo"
Original de Rumiko Takahashi
Fanfic escrito por Felipe Torres durante noviembre y diciembre de 1999
y editado el 6 de marzo del 2001
Hace semanas el verano se hizo presente en Japón. Días calurosos y un sol radiante y brillante son los protagonistas de este período. Y trae consigo las tan esperadas vacaciones escolares de verano, obviamente, por Ranma y Nabiki desde hace tiempo y en menor grado por Akane. Y hablando de ellos tres, regresaban de la escuela con destino a casa. Con la cara sonriente y bajo un bello atardecer, caminaban lentamente por la calle arbolada. Ranma iba al medio, Akane a la derecha y Nabiki a la izquierda. - ¡Qué bien!. Se acabó el último día de clases, y ahora a disfrutar las vacaciones, ¿no les parece, chicas?. - Claro, Ranma. Así podremos ir al centro comercial, a las fuentes de soda, a las piscinas, a tantos lugares, pero ustedes tendrán que invitarme porque mi billetera últimamente ha estado pidiendo auxilio - dice Nabiki. - Ay, hermana, siempre es lo mismo contigo - dice Akane mirando al cielo -. Yo, por mi parte, en este verano me dedicaré a aprender a nadar, no quiero que cuando vayamos a la playa yo sea la única que no me meta al mar. - Qué lástima que las vacaciones de verano sean tan cortas, ¿no, Akane? - se burla Ranma riéndose. Nabiki suelta una risa también. - Muy gracioso. En vez de decir tonteras, mejor apurémonos que mi papá dijo que nos tendría una sorpresa y tiene mucho que ver con nuestras vacaciones. - ¿Eso te dijo? - preguntaron los dos al unísono. - Bueno, por lo menos eso escuché: "les tengo una noticia y tiene que ver con sus vacaciones de verano". - Bueno, qué esperamos. ¡Vamos! Así exclaman Nabiki y Ranma ante la lentitud de Akane. Fueron presa fácil de la curiosidad y no demoraron nada en llegar a su destino. Al llegar a casa, Kasumi los recibe amablemente y muy sonriente, como de costumbre, y les comunica que la cena estará lista en una hora. La hora pareció interminable para los tres. Pasaron todo el rato esperando en la mesa muy impacientes: jugando a hacer torres con vasos, Ranma; cambiando de canal en canal con el control remoto del televisor, Nabiki, o simplemente mirar a los demás, Akane. Sin embargo, los tres pensaban en algo en común: cuál será la noticia que tendrá que dar Sound Tendo sobre las vacaciones de toda la familia. Al fin, aparece Tendo acompañado del panda, Genma Saotome. Tendo entra al salón en una actitud de un verdadero rey, reflejando todo el poder que tiene como dueño, amo y señor de la casa y del dojo Tendo. Muy serio por cierto. Luego llega Kasumi con la cena y todos se sientan a esperar lo que tenía que decir Sound. Todos se miraban unos con otros ya impacientes. - Papá, ¿a qué hora nos dirás esa noticia tan importante?. La comida se está enfriando - le decía Kasumi. - Espera un poco, hija. Quiero que estén todos presentes - contesta aún con la misma actitud seria. - ¿Y quién falta? - decía un letrero del panda. - El maestro Happousai - recuerdan todos en voz alta. - Lo único que nos faltaba - se lamenta Ranma -. Podemos quedarnos aquí esperándolo todas las vacaciones. Ese viejo bueno para nada debe estar por ahí robando y divirtiéndose como siempre. Y de sorpresa, como si alguien lo hubiera adivinado, Happousai entra al comedor de un salto, vestido de ladrón y con una bolsa llena de ropa interior en la espalda, e impulsándose con la cabeza de Ranma, de un salto se inca en su lugar, obviamente con cojines para alcanzar la mesa. Todos quedaron mirando como Ranma se incorporaba lentamente con una rabia que no podía retenerla. - Vaya, hasta que por fin llegó - expresa Nabiki, esperando que al fin su padre comunique la noticia. Ranma estaba muy furioso, así que se descarga de un tirón. - ¡Oiga, maestro, ya estoy harto de usted y de sus inesperadas entradas!. ¿¡Me podría decir en dónde se había metido!?. - ¿Eres ciego o qué?. ¿No ves que fui a hacer mi ronda diaria? - le contesta limpiando tranquilamente su pipa. - ¡Sí, ya veo, supongo que nunca va a cambiar!. ¡¿O me equivoco?!. - ¡Eso a ti no te incumbe, mocoso insolente!. - ¡Claro que sí!. - ¡¡Ya basta!! - exclama Tendo poniendo orden de inmediato. Se dispone a dar la noticia -. Ahora que están todos presentes les diré el por qué de esta citación. La actitud de Tendo había cambiado completamente. La nota de curiosidad todavía daba vueltas en el ambiente. - Verán, unos parientes lejanos nos han invitado a todos a que pasemos unos días en su casa en Yokohama. - ¿Te refieres a la tía Obe y al tío Takino Heichi? - le pregunta Kasumi. - Ellos tienen una niña, se llama Nakita - dice Nabiki sorprendida. - Ella vendría siendo nuestra prima - pregunta Akane. - Ay, pobre de la tía Obe. Tendremos que cuidarla del maestro - dice Akane en forma burlesca. - Ya lo creo, y no me extrañaría que Happousai también acosara a la niña - completa Ranma ante la risa generalizada que surge. Obviamente, a Happousai no le causó ninguna gracia, pero se quedó callado para no oponerse a la mayoría. Esa misma noche empacaron sus cosas y viajaron al día siguiente en tren hacia Yokohama. Era una cuidad muy cercana de Tokio que no quedaba a más de una hora de viaje. En el tren los asientos eran para tres personas, así que se distribuían de esta forma: Genma, Tendo y Kasumi; al frente iban Nabiki, Ranma y Akane. El señor Tendo leía el periódico del domingo, Genma tomaba una siesta (para variar), Kasumi tejía una linda bufanda para el próximo invierno, Nabiki escuchaba música en su “personal estéreo”, Ranma miraba lo que hacían los demás y Akane miraba por la ventana el paisaje que le ofrecía la naturaleza en esta oportunidad. Pero, ¿y dónde está Happousai?... - Akane, yo quería ir al lado de la ventana. ¿Por qué no eres más comprensiva y me dejas ganarme allí - dice Ranma algo sentido. - Ay, Ranma, déjame aquí, es tan hermoso el paisaje. - Sí, cómo no, admirando el paisaje. ¡Qué ridículo!. - Mejor cierra la boca, Ranma - le contesta Akane de mala manera -. Y agradece que no te hicimos lo de Happousai - responde Akane mirando el paisaje. El poco espacio sin civilización entre Tokio y Yokohama era realmente hermoso: enormes árboles, inmensas praderas donde los animales salvajes podían correr y divertirse, arroyos, sauces, y el monte Fuji de fondo hacían de este paraje un verdadero paraíso. De pronto, arriba de ellos, donde se guarda el equipaje, del interior de un bolso Happousai asoma la cabeza algo furioso. - ¿¡Por qué me hicieron esto!?. ¡No pueden tratar así a uno de los grandes maestros de las artes marciales de todos los...!. - Shhhhh... Maestro, guarde silencio - le murmura Nabiki. - Maestro, entienda, por muy grande que sea en las artes marciales, usted es el único suficientemente pequeño para caber en un bolso - le dice Tendo muy comprensivo, casi llorando -. Acuérdese que nuestros ahorros no dan para más. - Está bien, está bien. No tienes que repetirlo... ¡Pero a la vuelta se viene Ranma!. Así me voy al lado de mi Akane - expone el picarón y degenerado maestro. - ¡Hmmm!. Será mejor que deje de soñar y se calle que cualquier persona lo puede descubrir - le dice Ranma no muy de acuerdo con lo que había propuesto anteriormente el maestro. Y pasó lo que a Ranma más le disgusta de Happousai: se puso a llorar y diciendo “¿Por qué nadie me comprende?. Sólo soy un pobre viejecito que necesita cariño y afecto”. Ranma se estaba parando de su asiento para ir a golpearlo para que se callara, pero Akane lo detiene y le dice que “No vale la pena. Deja que se le pase solo. Si se ponen a pelear nos van a descubrir”. Él le obedece y se queda sentado, esperando que el lloriqueo del maestro termine. Al llegar a la estación de trenes de Yokohama, dejan salir al maestro de la maleta, y todos juntos van en busca de la casa del tío Takino y la tía Obe. El calor los azotaba mientras iban en el autobús, y lo fue más cuando bajaron de él con todo el equipaje. Al fin llegan. Era una casa parecida a la de los Tendo, hasta un dojo tenía, con un amplio antejardín y patio con hermosos árboles y un pequeño estanque. Mientras se adentraban en el antejardín, a Ranma le cayó una pelota de playa en la cabeza que venía con mucha fuerza. - ¡Disculpa, no quería pegarte!. Una hermosa niña de pelo corto y medio ondulado, de color oscuro, y unos hermosos y brillante ojos café se les apareció enfrente. Tenía un increíble parecido a Akane cuando era niña. Se denotaba su rostro sonriente. - No importa - responde Ranma. - Tú debes ser Nakita, ¿no? - le pregunta Akane. - Sí - responde sonriendo -. Ustedes deben ser los Tendo, pasen. Entran todos a la casa. Los tíos los esperaban con té frío por el calor. Pasaron todos al comedor. - ¡Qué delicioso está el té, tía! - comenta Kasumi. - Gracias, Kasumi. Hmmm... veo que trajeron invitados. - ¡Ah, sí!. Él es mi maestro, el señor Happousai, él es mi amigo, Genma Saotome, y éste es su hijo, Ranma, el prometido de Akane. - No tenías que haberlo dicho - dicen Ranma y Akane. - Mucho gusto - contestan los presentados, inclinándose levemente. - Así que tú eres Ranma - dice el tío Takino -. Hemos oído hablar mucho de tu reputación como luchador de artes marciales. - ¿En serio?. No sabía que era tan famoso. - Seguramente el tío Takino tiene que haber leído un aviso de “Se busca a este fenómeno, ofrezco recompensa” - dice Akane provocando una risa general, menos la de Ranma. Nakita escucha la conversación muy atenta. - Supongo que ya conocieron a mi hija Nakita, ¿no? - pregunta la tía Obe. - Claro que sí. Es una niña muy hermosa y encantadora - comenta Ranma sacándole celos a Akane a propósito. - ¿De verdad lo crees, Ranma? - le dice Nabiki riéndose -. A mí me parece que es igualita a Akane cuando era niña. Todos se rieron, y Ranma y Akane se avergonzaron poniéndose rojos. Pero él no se iba a quedar así como así. - Pues no sé qué le habrá pasado a Akane que ha cambiado tanto. Todos la toman como una broma muy graciosa. Akane se limita a aguantarse la ira y decirle al oído a Ranma “Ésta me la vas a pagar”. Nakita ríe en silencio, pues le parecía muy graciosa la relación que ellos tienen como una supuesta pareja. Más rato, Akane y sus hermanas desempacan sus cosas en una habitación que les pasó la tía Obe. A pesar de ser una pieza de alojados, era bastante amplia y se acomodaron perfectamente, pues habían justo tres camas. Sin embargo, Akane hacía todo de mal humor y se urgió mucho cuando la maleta no le quería abrir. Kasumi le dijo que se calmara y Nabiki le preguntó si se trataba de Ranma. Obviamente, Akane respondió negativa y malhumoradamente, pero en su interior sabía perfectamente lo que sintió cuando Ranma le dijo eso. En la otra habitación de alojados no había camas, así que dormirán en sacos, pero al desempacar, se dieron cuenta que sólo habían tres. No eran suficientes, los hombres eran cuatro. Desempacaban Happousai, Genma y Tendo. - Vaya, creo que alguien tendrá que dormir acompañado - dice Tendo -. ¿Por qué no usted con su hijo, Saotome? - No, cómo se le ocurre, Tendo. ¿No ve que los sacos son muy angostos? - rehuye Genma. - ¡Qué bueno!. En ese caso, yo dormiré con Ranma, no hay ningún problema - decía muy contento Happousai, pensando en que en la noche le echaría agua fría a Ranma convirtiéndolo en chica. - Pero aún así tendríamos que preguntarle. ¿En dónde está su hijo, Saotome?. - Creo que se quedó conversando con su sobrina en el salón. Entre tanto, conversaban los dos anteriormente mencionados. La campanilla que está colgada en el techo saliendo al patio no sonaba pues no corría ninguna brisa. - Es una casa muy agradable, además, es muy similar a la casa de los Tendo en Nerima. Es como si estuviera allá. - Sí, hasta tenemos un dojo. - Sí, me di cuenta. Quizás después vaya a verlo. - ¿Oye, siempre se llevan así?. - ¿Quién?. - Tú y mi prima. - Yo y tu... - ahí se dio cuenta que se refería a Akane y se puso algo nervioso -. Ah, no... sólo a veces... - Te gusta, te gusta, te gusta... Ante la imprudencia de la niña y su nerviosismo obvio, decide cortar la conversación. - Bueno, creo que será mejor que no hablemos más de esto. Voy a desempacar. - Nos vemos en el dojo entonces. - Claro - se levanta de la mesa. “Qué niña, realmente se parece a Akane por lo entrometida”, piensa asombrado. Iba a salir del comedor cuando... -. Oye, Nakita, ¿dónde queda mi habitación?. - Qué tonto, yo te llevo. Después de desempacar sus cosas, Ranma y Akane acompañaron a Nakita a jugar al dojo Heichi, que por cierto, tenía un increíble parecido con el dojo Tendo. Jugaron a la mímica. Mientras Nakita la hacía, Ranma y Akane tenían que adivinar. La dificultad era que tenían que dar una sola respuesta, y Nakita se divertía mucho porque nunca se ponían de acuerdo y discutían como dos niñitos chicos. Después de dejar de pelear y junto con Kasumi y Nabiki, van a la playa a disfrutar de las tan esperadas vacaciones de verano. La única obligación que tenían era cuidarla, pero no era problema. Aparte que Kasumi estaba con ella, Nakita nadaba excelente, lo que Ranma aprovechaba para molestar a Akane. - ¿Quién iba a pensar que una niña tan pequeña pudiera nadar tan bien, no es cierto Akane? - se burlaba mientras jugaba con ella y Nabiki con una pelota de voleibol. - ¡Cierra la boca, fenómeno de mierda!. - ¡¿Qué me dijiste?! - exclama exaltado perdiendo de vista a la pelota, cayéndole en toda la cara. - No te distraigas, Ranma - le reprime Nabiki, quien le había lanzado la pelota. Nakita se ríe desde el mar junto con Kasumi.
Mientras la niña se seguía divirtiendo con su prima mayor en el mar y Nabiki fue a dar un paseo por la orilla para ver si conocía a alguien interesante, Ranma se queda con Akane. Él miraba cómo Nakita se divertía en el agua. - ¡Oye, Ranma, mira esto! - le grita la niña para que él le ponga atención. Se para encima de los hombros de Kasumi y se tira un piquero. Ranma la ovaciona. - Parece que Nakita te ha tomado cariño - le comenta Akane. - Creo que sí. Si fuera un poco mayor, no me disgustaría que fuese mi novia. Akane reacciona de tan mala forma que sus ojos parecieran que echaban fuego de rabia por la actitud de él, no de celos, porque a pesar de todo, es irreal que Ranma se enamore de una niña de nueve años. - ¡Y si es así, por qué sigues viviendo en mi casa si no te agrado!. - Sólo era una broma... ¿no me digas que estás celosa de una niña? - pregunta irónicamente. - ¡¡¡Claro que no!!!. - ¡Oye, Akane, deja de gritar que hasta acá se escuchan! - le reprime Kasumi desde el mar. Akane se molesta aún más cuando Ranma se empezó a reír. Más tarde, casi atardeciendo, Nakita estaba sentada mirando el mar desde la orilla de la playa mientras los demás arreglaban las cosas para irse a casa de los tíos. Al mirar a dos gaviotas en pleno vuelo, la niña analizaba la situación de Ranma y Akane como pareja: “Debió ser difícil para ellos lo que les pasó cuando los juntaron. Me gustaría hacer algo por ellos...”. Luego, Nabiki la llama para irse a casa. Eran como las siete y Ranma con los adultos estaban en el dojo. Él se enfrentaba a Takino en un duelo de práctica, mientras Genma y Sound observaban. Aunque sólo era eso, una práctica, Ranma luchaba con todas sus fuerzas dejando impresionado a Takino, especialmente por su decisión y velocidad. - Estoy realmente impresionado con este muchacho. Me he enfrentado a muchos maestros de las artes marciales y este chico no tiene nada que envidiarles. - Gracias y eso que no he entrenado últimamente. Usted también es muy bueno... Mucho mejor que mi papá - comenta Ranma burlescamente. - Oye, chiquillo insolente. Sólo estoy fuera de práctica - se excusa Genma. - Ya lo creo Saotome. El problema es que siempre está fuera de práctica - se burla Tendo y las risas se extienden por todo el gimnasio Heichi. Luego, toda la familia reunida, es decir, los Heichi, los Tendo y los Saotome, se acomodan en el comedor para cenar. Aunque se sentaron al lado, Ranma y Akane no se dirigieron la palabra durante la comida y esto lo notó Nakita. Más tarde, como a las diez de la estrellada noche, Nakita sale a la terraza de su habitación y ve a su izquierda que Ranma también estaba en la terraza de la otra habitación. Estaba mirando hacia el cielo, cómo buscando la explicación de algo y, al parecer, no la encontraba. De pronto, aparece Akane y se pone al lado de Ranma. - ¿Qué quieres Akane? - pregunta un poco agresivo sin dejar de mirar el cielo. - ¿Yo?. Nada - responde muy nerviosa -. En realidad, sólo quería ver las estrellas. Están hermosas esta noche. - Si sólo quieres verlas, podrías ir a la terraza de tu habitación. - ¿No entiendes, verdad? - dice Akane algo disgustada -. Lo que quiero es que me digas qué demonios te pasa conmigo. - ¿A mí?. Nada, siempre he sido de la misma forma. No sé por qué te quejas ahora - contesta indiferente mirando el cielo fijamente. - Eso es lo que me molesta: siempre eres así de frío y antipático conmigo. ¿Por qué no eres así con los demás como con Kasumi, con Nabiki, con Ukyou o incluso con Shampoo?. Ranma al fin deja de mirar el cielo y su mirada se desvía hacia el enojado rostro de Akane. - Quizás no soy yo el que estoy fallando. Date cuenta como me tratas y quizás encuentres la respuesta. Por mí parte, me da lo mismo, estoy bien así. Nakita no se convencía del tremendo orgullo de Ranma y de la excesiva agresividad de Akane. De repente, y de la nada, cruzó una estrella fugaz. Esto llamó su atención. - Mira, Ranma, una estrella fugaz. Pediré un deseo. - Vaya, ¿no me digas que crees en esas cosas?. Te creo que Nakita crea en esas cosas pero tú ya no eres una niña. - ¡Óyeme, no tiene nada de malo, estúpido! - exclama Akane en tono fuerte. - ¡¡¡Pues a mí me parece una ridiculez!!!. Mientras, Nakita pensaba: “Ranma es muy orgulloso. Desearía que, aunque sea por un sólo día, la mirara con otros ojos y se diera cuenta de lo contrario. Desearía que dejara de mentir”. Sin embargo, y sin quererlo, le pidió un deseo a la estrella fugaz, mientras el par seguían discutiendo. - ¡Lo ves, Ranma, por tu culpa no pude pedir el deseo!. - ¡Oh, qué pena!. En medio de la pelea, el reloj marcaba las diez y media, y Nakita prefiere ir a acostarse en vez de seguir escuchando tanto griterío. Ranma despierta a las nueve de la mañana con mucho sueño, por supuesto. El motivo de despertar tan temprano era el pie de Happousai en su cara, pero al tener tanto sueño, espera a que él lo saque. De pronto, el maestro comienza a moverse y recorre el cuerpo del afectado. Se detiene en un lugar sobresaliente del pecho de Ranma y éste reacciona de forma inmediata, lanzándolo lejos, exclamando “¡qué asco!”. Ya bien despierto, Ranma se da cuenta que estaba como mujer y que había dormido con el viejo. Con el escándalo, Sound y Genma se despiertan con mucho sueño también. - ¿Qué escándalo es ese, hijo?. - Ranma, ¿tienes idea de qué hora es?. Queremos dormir. - ¡Y yo quiero saber de quién fue la brillante idea de que yo durmiera con el viejo apestoso del maestro!. Sound le echó la culpa a Genma y viceversa, así que a ambos les llegó la furia de Ranko, que es el nombre que se puso cuando no quería que su madre descubriera sobre la maldición. Luego de la paliza, con una tetera con agua caliente vuelve a la normalidad. Ve la hora y se da cuenta que ha pasado ya un cuarto de hora y estaba sudando, así que saca una toalla y va al baño a ducharse. Tenía la mente en blanco mientras se dirigía al baño. Al llegar a la puerta la toca y de adentro una voz dice “estoy duchándome”. Ranma reconoce la voz, era Akane y su corazón empieza a latir muy rápido y, por un lado, comenzó a sentir el deseo de entrar para verla; pero, por otro lado, su conciencia le decía que no lo hiciera. Su mano estaba que tocaba la cerradura de la puerta para abrirla. No entendía nada, sólo se dejó llevar y entra al baño sin medir las consecuencias. La chica ve a través de las cortinas el contorno de un hombre y una trenza, con lo que deduce que era Ranma, así que toma rápidamente una toalla para cubrirse y le da un golpe en el rostro sacándolo del baño. - ¡Y ojalá no te atrevas a hacerlo de nuevo o te irá peor!. Ambos se preguntaron qué podría haber pasado, ni el propio Ranma encontraba la respuesta de “¿por qué sentí ese tipo de deseo si ni siquiera me gusta?”, se preguntaba extrañado, pero se confió de que nunca más iría a pasar. En el desayuno, Kasumi dijo que los escuchó discutir y preguntó el motivo. Akane respondió que “no había sido importante” y Ranma dijo que “las diferencias ya estaban arregladas”, pasando su brazo por las espaldas de ella llegando al hombro. Akane reacciona instintivamente alejando a Ranma con un leve empujón. Quizás en otras circunstancias no se hubiera sentido tan incómoda, pero con el problema del baño quedó muy quisquillosa. Ya a solas, Ranma piensa qué diablos puede estar pasando: “Qué raro... En el desayuno cuando abracé a Akane, sentí que mi corazón latía rápidamente, como en el baño... ¿Qué significará?... Quizás me estoy... - lo dice como si fuera la cosa más terrible del mundo, pero se detiene al darse cuenta que no era tan malo. Ya casi en la hora del almuerzo, Akane trataba de hacer el postre, pero no le salía nada bien y se había puesto a llorar. Ranma pasaba por afuera de la cocina cuando ella se estaba lamentando. Echa una ojeada y decide entrar. Ella le dice que saliera, que no quería que la molestara por no saber cocinar. Él responde que no la molestaría y que más encima la iba a ayudar. Akane se seca las lágrimas y le contesta con una sonrisa aceptando; por supuesto, le extrañó un poco pero prefirió la ayuda ya que no siempre está de ánimos para estas cosas. Todos disfrutaron el almuerzo y el postre. - Qué sabroso está esto - comenta Happousai. - Hace tiempo que no comía tarta de arándanos - decía la tía Obe. - Los hizo Akane - dijo Ranma. - ¿¿¿¿¿En serio????? - se extrañan todos. - Sí, pero Ranma me dio algunos consejos, ojalá no se me olviden. - ¿Cómo cuál? - pregunta Nabiki. - En los postres, nunca echar más sal que azúcar. La reacción de los demás fue sujetarse la cabeza y murmurar “cómo es que no lo sabía”. A las cuatro de la tarde, Akane estaba jugando solitario con las cartas y tarareando una canción en su habitación. La expresión en su rostro reflejaba algo que hace tiempo no lo hacía: felicidad. Se aparece Nabiki con una revista y unas galletas, se recuesta en una cama a leer. Al escuchar a Akane y ver su cara: - Creo que sé por qué estás tan contenta. - ¿Ah, sí? - se pregunta sin dejar de tararear la canción. - Bueno, yo creo que Ranma está tratando de acercarse a ti de alguna manera. - ¿Tú crees? - le pregunta algo sorprendida. - Claro, qué más va a hacer si lo tratas tan mal. - No lo sé, Nabiki. Para mí que hay algo extraño en todo esto. Por otro lado, Ranma estaba tomando la siesta y tocan la puerta de la habitación. Ranma despierta y dice “pase”. Era Nakita. - Ah, eres tú... Si quieres jugar espérame una hora más... uhhh*, que no dormí bien anoche, ¿sí? - balbuceó medio dormido. (*uhhh: onomatopeya de bostezo) - No venía a eso. Vengo a confesarte algo, pero antes prométeme que no te enojarás. - ¿Enojarme?... - bostezó -. ¿Pero qué puede haber hecho una niña como tú para molestarme? - decía medio dormido aún. - Ayer en la noche, pasó una estrella fugaz y le pedí que miraras a Akane de otra manera por un día aunque fuera, que dejaras de mentir, pero te prometo que no fue con la intención de que se cumpliera... - Ah, era eso... ¡¿Ah!? - exclama despertando totalmente -. ¿Qué estás diciendo?. - ¿Por qué crees que has estado actuando así hoy día?. - Bueno, no lo sé... Pero, cualquiera que sea el motivo, lo que tú estás diciendo no puede ser. ¿Cómo es posible que todavía la gente crea en esas tonteras?. - No son tonteras. Te haré una prueba. Trata de negar que quieres a Akane. - ¿Qué cosa?. - Niega que quieres a Akane. - Claro que lo... - pero no puede seguir -... lo... lo... - Ves que no puedes, yo sabía que eso era... - ¡Basta! - exclama Ranma liberando tensiones -. Quién iba a creer que me iban a convencer de una ridiculez como esa - dice Ranma ante la mirada irónica de la niña -. Así que esa era la razón por la que tenía deseos de... - ¿Deseos de qué?. Ranma la mira con pena pues le muestra esa carita que nadie puede resistir, pero no se deja engañar y le acaricia el cabello. - No... eres muy niña para saberlo. Es increíble que esas tonterías sirvan, si fuera así podría pedir lo que fuera. ¿Cuánto dura el efecto del deseo? - le pregunta todavía no muy convencido. - Un día. - ¡¡¡UN DÍA!!!. - Exactamente hasta las diez y media. Concluyó que debería tener más cuidado y estar lo más lejos de Akane, por lo menos hasta que se termine el efecto del deseo. Un rato más tarde, Ranma y Nakita estaban jugando a las escondidas en el patio. Akane llega y pregunta si puede jugar. La intención de Akane era acercarse a Ranma para que él no se sienta tan distanciado de ella. Ranma estaba consciente de que no podía acercarse a ella, pero tampoco le podía decir que no, pues el efecto del deseo le impedía. La base del deseo de Nakita es la “honestidad”, así que Ranma no podrá decir mentiras. Por lo tanto, tenía que buscar una excusa que realmente sea verdadera. - Sabes, juega con Nakita que yo tengo que ir de compras a la tienda de la esquina - dice mientras se retira. - ¿A la tienda?. ¿Y qué es lo que tienes que comprar?. - Una goma de mascar para mantener la boca ocupada y no decir tantas bobadas. Ante la extraña respuesta de Ranma, Akane decide jugar con Nakita, pero no se rendiría tan fácilmente. En el negocio, Ranma hacía la cola para pagar la goma de mascar (un chicle). Mientras lo hacía, vio como un hombre inmenso, como uno noventa de estatura, exuberantemente gordo, con muchos músculos, vestido de negro, cabello largo, del estilo metalero con cadenas y todo, sacaba sospechosamente dulces, cigarros y otras cosas pequeñas que se las guardaba en los bolsillos. Ranma no aguanta y su consciencia lo obliga a delatarlo al cajero. - Señor, señor. Ese hombre de allí está robando - decía con voz de niño indicándolo con el dedo. El robusto hombre se acerca y dice “¿hay algún problema?”. El cajero temblando de miedo le contesta “no, s-señor, tome lo que guste”. - Oiga, cajero, cómo puede dejarse dominar por una bola de grasa como ésta - dice Ranma olvidando que está el metalero allí, además, lo dice porque lo siente, pues el deseo le hace ser el hombre más honesto del mundo. Más encima, lo dice como si se estuviera burlando de él, pues la actitud es de un niño, es como si hubiera vuelto a la época de la infancia. - Oye, chico. No te entrometas - presumía el metalero. Se veía hasta gracioso la diferencia de estatura: los uno noventa del metalero y los casi uno setenta de Ranma. Lo toma de la ropa a la altura del pecho con fuerza -... ¿o quieres que te dé una paliza, enano de mierda?. - ¡Qué palabrotas!. Mira, para ser honesto contigo, me hace falta una golpiza porque, ¿sabes?, soy un pobre diablo y lo único que hago es decir idioteces, así que me gustaría que... El gigante metalero estaba harto y creía que se estaba burlando, pero lo que decía Ranma era lo que él pensaba. - ¡¡¡Ya basta, lo vas a lamentar, pendejo imbécil!!! - exclama alterado levantando el brazo y cerrando el puño para darle un golpe. - ... Pero, por otro lado, no quiero tener un ojo morado. Qué dirá mi padre si me ve así. No perderé más tiempo contigo, así que por qué no me dejas. Pero ya era demasiado tarde, el metalero ya no se podía detener y el puño ya estaba cerca del rostro de Ranma y venía con una fuerza increíble. Todos los presentes se taparon la cara para no mirar. - Tú lo pediste. Y Ranma con un rápido movimiento, utilizó toda esa fuerza para aplicarle el “dragón volador”, truco que utiliza la fuerza destructiva del oponente para ser devuelto mucho más fuerte, lanzando lejos al metalero. Después, Ranma va hacia donde el cajero y le deja el valor de la goma de mascar. El reloj marcaba las diez veinticinco de la noche, Ranma estaba comiendo la goma de mascar con muchas ganas y arreglando sus cosas pues al día siguiente se irían de vuelta a Nerima. Llega Akane a la habitación, siguiendo con las mismas intenciones que antes. Se sienta enfrente de él. - Oye, ¿te ayudo?. - No, no creo que sea prudente, aunque me gustaría, pero va en contra de lo que dije en la tarde... ¡¡¡AY!!!... ¡¡¡Por qué tienes que confundirme de ese modo!!!. - Calma, sólo quise ayudarte y... ¿Yo te confundo?. - Bueno, para no confundirme, entonces será mejor que... - pero Ranma no podía seguir pues su consciencia se lo impedía. - ¡Qué te pasa, Ranma! - exclama enojada -. Primero me tratas mal, luego me espías en el baño, después tratas de acercarte y nuevamente te distancias. ¡No te entiendo!. En ese momento suena el reloj a las diez y media. - ¡¡¡Y cómo vas a entenderme si eres tan... tan... tan... - y nuevamente le pasa lo mismo, pero desea completar la oración y no se atreve -... bonita. - ¿¿¿¿¿Eh, qué fue lo que dijiste?????. Pero Ranma no responde. A Akane le brillaban los ojos como nunca y Ranma se acerca poco a poco. Sus corazones laten más fuerte y rápido que nunca. Se acercaba más y más y más... pero se abre la puerta y caen de hocico al suelo el maestro, Sound Tendo, Genma, Nabiki, Kasumi, la tía Obe, el tío Takino y Nakita. - Me lo imaginaba - comenta Ranma. - Oye, Ranma. Ya son más de las diez y media, el efecto del deseo ya pasó - le dice Nakita. Ranma sorprendido, traga saliva y al mirar a Akane, ella le pregunta “¿qué deseo?” y él se desmaya. - Qué lástima. Se desmayó - dice Genma. - Estuvo a punto - complementa Tendo. Al día siguiente, se despiden y prometen volver en otras vacaciones. La despedida entre Ranma y Nakita fue diferente, pues ella le agradece mucho a Ranma por pasar los mejores días de verano de su vida, y él... bueno, le promete ya no ser tan mentiroso como antes. En el tren, Ranma estaba sentado con Akane nuevamente. No se habían dirigido la palabra desde anoche, hasta que... - Oye, Ranma. ¿A qué deseo se refería mi prima anoche?. - Ah, qué. No... ninguno en especial. Mientras Akane todavía no tenía las cosas claras, para Ranma había algo muy cierto: de la niña y el deseo nunca se va a olvidar.Un fanfic de LG
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