RANMA1/2
"Atrévete a Aceptarlo 2000"
Capítulo #11:
“November Rain"
parte 2
"Todos hemos cambiado..."
Original de Rumiko Takahashi
Fanfic escrito por Felipe Torres entre junio, julio y agosto del 2001
y editado en agosto del 2001
Ranchan yacía dormido (dormida en este caso) en una cama vestido. Despierta de súbito mirando a todos lados. Estaba sudando, respiraba agitadamente con la vista extraviada al darse cuenta que estaba en un lugar cerrado y no en el cementerio, el último lugar que recuerda. - Fue una pesadilla... Estoy seguro de eso... una maldita pesadilla... Ya todo acabó... Su murmullo se perdía entre las paredes de la habitación. Seguía respirando con dificultad aunque le había encontrado una explicación lógica a esta confusa situación: la trágica muerte de Akane; la extraña desaparición de Ryouga que al final descubrió que acompaña a su amiga en el más allá; y por último, despierta en una habitación que debería ser un cementerio, pues nadie estaba con él, ya todos se habían marchado. Sin duda, todo había sido un mal sueño y por fin había despertado, pero su corazón aún seguía confundido. Sin embargo, como por reflejo, Ranchan mete la mano al bolsillo de su pantalón y para su desgracia encuentra un hermoso prendedor en forma de flor, el único recuerdo material que le quedó de Akane, pues sin duda en su corazón dejó una herida que nunca podrá sanar, igual que el recuerdo de Ryouga. - No puede ser... fue real - las lágrimas comenzaban a brotar, cayendo sobre las frazadas de la cama -. No fue una pesadilla... ¡¡¡Mierda!!!. Deja caer sus puños en la cama. El prendedor aún seguía aferrado en la mano de Ranchan que lloraba como una nena, ya no le importaba si lo estuvieran mirando o si estuviera convertido en hombre, lloraría hasta que ya no le quedaran más lágrimas que derramar, más tristezas por las cuales sufrir. De pronto, escuchó una voz desde afuera de la habitación que lo hizo parar en seco, una voz muy familiar que no escuchaba hace mucho tiempo pero la reconoció en el acto: la voz de su madre. Se escondió bajo las sábanas cuando la señora Nodoka entra en la habitación. - ¿Qué pasa, por qué te ocultas? - pregunta dulcemente. Ranma aún tenía los ojos llorosos y la garganta resentida, pero ya no tenía escapatoria y se destapa completamente. - ¿A mí?. Nada, señora - contesta agrandando sus brillantes ojos con una postura sumamente angelical. - Qué bueno que ya estés mejor, Ranko... Pero ya es hora que te levantes. Has pasado toda la tarde durmiendo... Ranma. - ¡¿QUÉ, CÓMO ME DIJO, SEÑORA?! - exclama asustadísimo. - Te encontramos con tu padre tirado en el cementerio bajo la lluvia - dice con una sonrisa en el rostro -. Ya me contó lo de Jusenkyou. - Pero... y el juramento... y la espada... Pero en vez de sacar su espada, Nodoka le ofrece sus brazos para un hermoso reencuentro de madre e hijo. Ranchan se acercó con temor, pero cuando estaba a unos pocos centímetros se abalanzó, abrazándola fuertemente, llorando como una nena. - No te preocupes, vivirás con tu padre y conmigo aquí, en nuestra casa y nunca más nadie nos separará. - ¿Esta es nuestra casa... mamá? - preguntó entre lágrimas. - Así es, hijo. Te trajimos aquí con tu padre después de encontrarte desmayado. Ya llamamos al dojo Tendo y tu padre fue a buscar las cosas para traerlas. Ya no hay nada que te ligue a vivir en esa casa. - Pero... ¿puedo ir a visitarlos... de vez en cuando?... Después de todo, ellos también son parte de mi familia. - Claro que sí, hijo. Todas las veces que quieras, pero primero debes recuperar el ánimo. Dejarás de ir a la escuela por un tiempo. Quiero que lleves una sonrisa en tu rostro, pues ellos ya tienen suficiente desazón, ¿no lo crees?. Ranchan afirma con la cabeza, que estaba oculta en el pecho de Nodoka. Ella le acariciaba el cabello, quizás ella sabía lo que sentía, el que un ser querido no esté a su lado. - Te quiero mucho, Ranma. - Y yo a ti... mamá. El abrazo se extendió durante mucho rato. Ranma entendió el mensaje que le quiso dar su madre: tenía que ser fuerte ahora más que nunca, y así, entregar mucho más a los demás. Se ve a una hermosa chica caminando por las viejas calles de Nerima. Un hermoso suéter rojo, vestido azul claro y un detalle en el cabello: un prendedor con forma de flor que lo amarraba dejándolo caer en una cascada ardientemente roja. Llevaba una sonrisa encantadora, pero el pasado retumbaba en su mente y no podía sentirse completamente bien. El frío se dejaba sentir. - Brrrr... La Navidad ya está muy cerca, tendré que ir pensando en los regalos. Le diré a mi mamá que me regale un abrigo, porque mi papá de seguro que no comprará nada, con lo tacaño que es. En ese aspecto se parece un poco a Nabiki. Era Ranchan y volvía a pisar terrenos nostálgicos después de una semana de vivir en casa de su madre. Sin duda, muchos recuerdos tenían estas angostas calles: duras peleas con Ryouga y dolorosas e inolvidables discusiones con Akane, entre muchas otras cosas. Pero Ranchan no caería nuevamente en sentimentalismos, se había propuesto algo, una promesa: no volver a llorar nunca más por Ryouga o por Akane, debía ser fuerte. De pronto se detiene al llegar a su destino. En frente de él estaba el dojo Tendo, hogar de su segunda familia. Decide entrar en el acto. En la entrada, trata de respirar profundo, de relajarse. - ¿Hay alguien en casa?. La respuesta fue inmediata. Un alma angelical sonriente deslizó la puerta dándole la pasada a la chica pelirroja. - Ranma, qué bueno que estés aquí. Pasa por favor, hace tiempo que no te veía. - Gracias Kasumi. Yo también me alegro de verte. Se dan un cálido abrazo. - Te ves muy bien. Estás muy bonita. - Sí, mi madre me ayudó en elegir la ropa, pero el peinado me lo hice yo. - Te quedó precioso. Pero pasa, por favor. Mi papá estará muy feliz de verte. Ranchan se adentraba lentamente en esa casa que alguna vez fue su hogar. Aparentemente, nada había cambiado, todo seguía igual a como él la recordaba. En el salón de té, encontró a Sound Tendo fumando un cigarro, leyendo el periódico y tomando una taza de té, por supuesto. - Ranma, hijo. Qué bueno verte por aquí. Siéntate, por favor. - Gracias, yo también me alegro de verlo tío. - ¿Cómo están Genma y la señora Nodoka?. - Muy bien, gracias. Ellos les envían saludos. - Ranma, ¿quieres una taza de té?. - Sí, gracias Kasumi. Mientras Kasumi estaba en la cocina, Sound conversa con Ranchan. - ¿Así que decidiste no volver a tu forma original?. - Créame que me fue muy difícil aceptarlo, pero ya me estoy acostumbrando a ser mujer. - Bueno, es tu decisión y debemos aceptarla. ¿Volverás a la escuela?. - Creo que sí, pero no como Ranma Saotome hombre. Además, ya todos saben sobre la maldición, el único que no se ha dado cuenta todavía es el bobo de Kuno. Creo que me divertiré mucho con él - comenta soltando una sonrisa. Pero Sound lo miraba con tristeza. Obviamente ya no era el mismo Ranma, su aspecto había cambiado; pero no sólo eso, sintió que definitivamente ya no quería volver a ser hombre. Fue una noticia inesperada. - ¿Supongo que te quedarás a comer con nosotros?. Sería muy agradable para mí que estuvieras en nuestra mesa compartiendo la cena con nosotros nuevamente. - Claro que sí, tío. Me quedaré... ¡Ah!. Quería preguntarle si usted vio ayer la noticia de Ryouga en la televisión. - Sí, ya sabíamos que Ryoga había muerto, pero no sabíamos que había sido en el derrumbe que ocurrió en las montañas ese día del tifón. - Pobre Ryouga. Ni siquiera me pude despedir de él... - se lamenta profundamente, resistiendo con fuerza la necesidad de desahogarse. - Pero no te sientas así. Piensa que ahora está en un lugar mejor, cuidando a mi pequeña hija - lo alienta sonriéndole. - Eso es lo único que me deja más tranquilo - contesta tratando de sonreírle al señor Tendo. - Así me gusta, hijo. Debes ser fuerte. Kasumi llega con el té y le sirve al instante. Ranchan le da las gracias y comienza a beber. Una lágrima se desliza por su mejilla. - ¿Sucede algo malo, Ranma?. - No es nada, Kasumi. No me hagas caso - contesta secándose el rostro con su antebrazo -. Es sólo que el sabor de tu té me hace recordar muchas cosas que viví aquí en esta casa. - Ojalá nos visites más a menudo, te extrañábamos mucho - le dice Tendo. - Yo también los echaba de menos - de pronto mira hacia a todos lados como buscando a alguien -. ¿Nabiki está en casa?. - Claro que sí. Debe estar en su habitación estudiando para los exámenes. Si quieres, puedes subir a verla. - Claro, pero primero beberé mi té. A penas terminó su té, Ranchan sube al segundo piso. En las escaleras siente algo de nostalgia. En realidad, estaba sintiendo mucha nostalgia desde que llegó al barrio de Nerima, pero al subir a ese segundo piso se le notó. Y fue aún más cuando camino a la pieza de Nabiki, divisó la habitación de Akane. Lo pensó dos veces, pero sus ganas vencieron a la cordura. Temeroso, abrió la puerta y cerró los ojos por reflejo. Tenía miedo de abrirlos, tenía miedo que al ver no podría contener las lágrimas y echarse a llorar allí mismo. Poco a poco empezó a abrirlos. Al tenerlos completamente abiertos, se dio cuenta que al igual que el resto de la casa, esa habitación estaba intacta, idéntica, como la recordaba. Lentamente se adentraba mirando hacia todos lados para no perderse ningún detalle y cerciorar que todo estaba en su lugar. En efecto, todo estaba en perfecto orden. La cama estaba perfectamente tendida, el escritorio daba la sensación que no había sido ocupado por nadie más en este tiempo. Estaba al borde de la emoción. En eso, divisa una singular fotografía enmarcada en un hermoso portarretratos transparente*. Ese había sido uno de los únicos regalos que Ranma le había hecho a Akane en vida. (*Ranma le regaló el portarretratos en el OVA “Desperately seeking Shampoo” [Las Navidades movidas de la familia Tendo]) - Qué bueno, hasta esto sigue aquí aún. Veo que lo cuidó muy bien - murmura tomándolo y palpándolo -. No lo puedo creer, está intacto. No tiene ningún rasguño. - ¿Aún sigues dudando de mi hermana?. Ranchan se voltea al escuchar esa voz que le era bastante familiar. - ¿Qué quisiste decir con eso, Nabiki?. Pero ella no le contesta y, sin embargo, se acerca a él y lo abraza. Por supuesto, Ranchan le devuelve el abrazo, pero no entendía su actitud. - Veo que estás de vuelta, pero creo que deberías enfrentar la realidad con más hombría, ¿no crees?. - Ya me lo temía. Todo estaba saliendo demasiado perfecto. No me imaginaba que me guardaras tanto rencor por lo que pasó. - Y cómo no iba a guardarte rencor si por tu culpa Akane se... - ¡No lo digas, por favor!. ¡Ni se te ocurra siquiera mencionarlo!. - ¿Y por qué, se puede saber? - le pregunta sarcásticamente mientras Ranchan se arrodillaba tapándose las orejas -. ¿Acaso te da miedo escuchar la realidad?. ¿Escuchar que por tu culpa Akane se murió?. ¡Eres patético, Ranma Saotome!. - ¡No, no fue así, ya cállate!. - Y más encima, te da vergüenza dar la cara. ¿Realmente creíste que al ser mujer tu conciencia te dejaría tranquila?. La hiciste sufrir más que nadie, ¿sabías?. - ¡¿Y qué me dices tú, Nabiki?!. ¡¿Crees que no me daba cuenta que deseabas que Akane saliera de tu camino?!. Siempre querías lo mejor para ella como hermana, pero en el fondo de tu corazón, deseabas que desapareciera. - ¡¿Qué?!. ¡No tengo por qué escucharte!. Ranchan se pone de pie y con los ojos llorosos se dirige nuevamente a ella. - Te sientes frustrada desde que te arrepentiste cuando me rechazaste como tu prometido cuando llegué por primera vez a esta casa, sólo porque no aceptaste tener un novio que se volvía mujer. Cuando creíste que podías encontrar a otra persona, te diste cuenta que todos los de la escuela se fijaban en Akane y sólo tenías su atención vendiendo fotografías de ella. Te diste cuenta que yo era la única posibilidad de tener una pareja, pero ya era demasiado tarde. - ¡Eso no es cierto!. - Claro que lo es. Parece que la que no quiere aceptar la realidad eres tú. - Sólo lo dices para librarte de culpa. - No es así. Me di cuenta de eso cuando fuiste mi prometida aquella vez que Akane se enojó con nosotros. Nunca te había visto más feliz, no te dabas cuenta pero observaba cada movimiento, cada palabra que decías. Disimulabas muy bien con eso de venderme a un precio módico a Akane, pero ella nunca aceptó. Te sentías tan mal que quisiste arreglar las cosas e hiciste que Akane y yo nos arregláramos. Sin embargo, yo vi cómo te fuiste esa vez al vernos reconciliados, estabas más que arrepentida. - ¡¿Para eso regresaste a nuestra casa, para seguir destruyéndome así como lo hiciste con Akane?! - dice reprochándolo. - Claro que no - contesta calmado -. No creas que es fácil llevar esta cruz, pero no me parece justo que yo solo la lleve sólo porque los demás se niegan a asumir su parte en esto. Todos tenemos algo de culpa: tu padre y el mío la obligaron a comprometerse sin pensar en sus sentimientos, Shampoo y Kodachi le hicieron la vida imposible, Ryouga siempre le mintió aunque ella nunca lo supo, Ukyou y tú no sabían si estar de su lado o en contra, Kasumi nunca hizo algo para que las cosas mejoraran, y yo nunca la hice sentir feliz cuando estaba conmigo. Ranchan fue muy sensato, aunque algo directo. Nabiki había bajado la cabeza. Sentía vergüenza, mucha vergüenza. - Oye, Ranma... - ¿Sí?. Nabiki levanta la cabeza y deja ver sus ojos llorosos y sus mejillas empapadas de lágrimas. - Perdóname... Y lo abraza nuevamente, pero esta vez era en serio. Ranchan la sostiene fuertemente. Pero no puede evitar en pensar algo: “no creas que sólo tú estás sufriendo por esto Nabiki. Yo también estoy arrepentido de muchas cosas que hice... y que no hice”. La tarde había pasado volando. Los cuatro estaban sentados alrededor de la mesa esperando que Kasumi les sirviera sus tazones con arroz. Inesperadamente, a Kasumi se le suelta de las manos un tazón y se rompe en mil pedazos en el piso. - Oh, dios mío. Lo siento. - Cada vez estás más despistada, Kasumi. Es el sexto tazón que rompes en esta semana - le reprime Nabiki. “¿Sexto?”, murmuró Ranchan en silencio asombrado. - No importa, hija. Trae otro tazón de la cocina y sirve la cena - le ordena Tendo. Kasumi parte a la cocina a buscar otro tazón. Ranchan no puede evitar preguntar, muy preocupado por ella: - ¿Qué le pasa a Kasumi?. La noto algo diferente. - Todos hemos cambiado, Ranma - dice Nabiki. - Ya no es lo mismo sin ella - continúa Tendo muy triste -. Sólo mírate y date cuenta en lo que te has convertido. - Es verdad - se lamenta Ranchan bajando la cabeza. - Hasta el maestro ya no es el mismo. - ¡Es cierto, tío!. ¿Dónde está el maestro?. Es raro que no venga a cenar. Quizás está retrazado como siempre. - Está más que eso. Hace tres días que no viene a dormir. No lo hemos vuelto a ver. Kasumi llega con un nuevo tazón y comenzó a servir. Durante la cena, no se tocó nungún tema de conversación. Ranchan se disponía a marcharse. Se estaba oscureciendo y el clima amenazaba lluvia o nieve. En la entrada de la casa, los tres van a despedir a su invitado. - Fue un gusto tenerte por aquí Ranma - le dice Kasumi. - Ojalá que vuelvas pronto con tu familia - dice Tendo. - Así lo haré, tío. Me dio mucho gusto volver a verlos. Pero Ranchan se dio cuenta que Nabiki estaba muy apenada, como toda la tarde. Le sonríe. - Adiós, Nabiki, y recuerda lo que hablamos. - Eso haré... Nos vemos en la escuela, Ranma. Ranchan da media vuelta y toma el camino de regreso a casa. En el camino, no podía evitar reflexionar sobre su visita a la casa Tendo: “Yo creí que todo seguía igual, pero solamente era una débil fachada que no dejaba ver dura la realidad... Todo ha cambiado... todos hemos cambiado...”.
Ranchan no irá directamente a casa, sino que visitará a algunos conocidos y viejos amigos que tiene en Nerima. Caminaba por una oscura y angosta calle, que seguramente conducía hacia uno de sus primeros destinos. - Primero iré a echar un vistazo al restaurante de Ukyou. Qué contenta se pondrá al verme. Pero, impensadamente, se equivocó. Es más, ni siquiera pudo verla pues su restaurante estaba cerrado... y bien cerrado. - Qué raro - murmura acercándose a la entrada -. ¿Estará enferma?. Pero se da cuenta que estaban clavados en la puerta dos pedazos de madera formando una X. - ¿Estará de viaje?. - Más que eso, ex-yerno. Ranchan voltea para ver quién le había dirigido la palabra. - Ya sabía que era usted, abuela. Parada en su viejo bastón, la bisabuela de Shampoo estaba a espaldas de la pelirroja. - Tu nuevo atuendo casi me engaña, pero tu aura no ha cambiado en lo absoluto, a pesar de todo lo que ha pasado. - ¿Eso quiere decir que ya sabe lo de Ryouga?. - Claro que sí lo sabemos, Ranma Saotome. Una persona sale de las sombras de la oscuridad y se acerca a la pelirroja. - Mousse, ¿tú sabes dónde está Ukyou?. - Se fue, al igual que mi Shampoo - responde el cegatón. - ¿Cómo que se fueron?. ¿Y adónde?. - Si te refieres a la chica de la gran espátula, volvió a su pueblo natal - responde la vieja -. Por otro lado, mi nietecita volvió a China. - ¿A China?. ¿Y por qué no se fueron con ella?. - Veo que aún no entiendes, Ranma Saotome - musita el chino ajustándose los anteojos -. Yo creí que con lo que pasó cambiarías, pero veo que sigues igual de insensible. - ¿Pero qué quieres decir?. Abuela, ¿tú sabes lo que quiere decir este miope?. - ¡¿Cómo que aún no te das cuenta?! - exclama agresivamente otra persona que llega al lugar. - ¿Maestro, qué hace aquí?. ¿Dónde había estado?. En casa de los Tendo no saben nada de usted. - Por suerte, salí vivo de esa casa. Kasumi está peligrosa, Nabiki está histérica y Sound no para de llorar - contesta agresivo acercándose a Ranchan. "¿El maestro no se tirará encima mío a acosarme?. ¿Qué le pasará?. Está muy extraño", pensaba Ranchan algo sorprendido. - ¡¿Y cómo voy a entender si no me dicen nada?!. ¡¡¡Hablen de una buena vez!!!. - Como quieras - murmura Mousse notoriamente enojado -. Dime algo, ¿qué pasó contigo después de la muerte de Akane y de saber de la muerte de Ryouga?. ¿Adónde te fuiste, eh?. - Qué pregunta es esa. A la casa de mi mamá, por supuesto. - ¿Y por qué?. - ¡¿Qué es esto, Mousse?!. ¡¿Un interrogatorio?!. - ¡Responde la maldita pregunta!. ¿Por qué te fuiste?. - Bueno, porque según mi mamá ya no tenía ninguna razón para seguir viviendo aquí. ¿Pero eso qué tiene que ver?. Aún no entiendo. - Acabas de decir la respuesta y no te diste cuenta - interrumpe la vieja -. Ukyou y Shampoo ya no tenían nada más que hacer aquí. Al no estar Ranma Saotome, no hay razón para que ellas siguieran viviendo en este lugar. Ranchan por fin entiende. Calló por unos segundo. - Pero aún no sé por qué ustedes dos no la acompañaron. - Eso es muy sencillo de entender, ex-yerno. Por la misma razón que la familia Tendo no se fue a vivir contigo. Ellos ya no pertenecen a tu nueva vida. Igual que nosotros, ya no pertenecemos a la vida de Shampoo. - ¡Pero qué dicen si ustedes son chinos, igual que ella!. ¡Usted es su bisabuela!. ¡Y tú, Mousse... tú la quieres!. - ¡¡¡Y que gano yo con quererla si ella siempre te quiso a ti!!!. ¡Estaba obsesionada contigo!. ¡Ella se fue, dejándome aquí en Japón!. Si algún día vuelvo a China, será para estar con mi madre. - Por mi parte, ex-yerno, Shampoo ya no me necesita. Allá, en China, ella tiene a su padre. Ya no es necesario que siga a su lado. - ¡No puedo creer lo que estoy escuchando!. ¡Ustedes son los insensibles, no yo..! - exclama Ranchan pero Happousai lo detiene. - Es mejor que no te metas. Debes respetar las decisiones de los demás. Ranma recordó las sabias palabras de Sound Tendo: "Bueno, es tu decisión y debemos respetarla". - Tiene razón, maestro... Abuela, Mousse, discúlpenme. La pelirroja estaba apenado ante la sorpresa del trío. Pero nadie sospechaba que otra persona había observado esta situación. Habían llevado a Ranchan al Nekohanten. La pelirroja tomaba una taza de té. Happousai, Cologne y Mousse le hacían compañía. - ¿Te sientes mejor, ex-yerno?. - Sí, gracias. Y hágame el favor de no llamarme más así, ¿quiere?. Suena ridículo. - Ey, Ranma. ¿Cómo están todos en la casa? - pregunta el maestro. - Al principio, creí que estaban bien, pero después me di cuenta que están bastante afectados por todo esto. En todo caso, los entiendo perfectamente... ¿Pero por qué se marchó de allí, maestro?. - Te aseguro que si no salía de esa casa, quizás qué me hubiera pasado. Sólo te diré una cosa, Ranma: lo mejor que has hecho es haberte ido de esa casa de locos. - No sea así, maestro. Póngase en el lugar de ellos. Es muy duro perder a un ser querido y asumir la dura realidad, créame - plantea bajando la cabeza, sintiendo en carne propia sus propias palabras. - Qué pasa contigo, Ranma Saotome. Te desconozco - musita Mousse -. Si hasta pareces una verdadera chica. Ya ni garabatos se te escuchan. - Todos hemos cambiado, eso salta a la vista - responde la pelirroja -. Además, así no se comporta una señorita. - ¡¿Pero qué locuras estás diciendo?!. ¡Tú siempre decías que eras más hombre que Ryouga y yo juntos, y ahora estás diciendo que eres una señorita!. ¡No lo puedo creer!. - Es mi decisión, Mousse. Así como respeté la tuya, respeta la mía también. - Ranma tiene razón, Mousse - apoya la vieja Cologne -. ¿Y qué harás ahora?. - Por lo pronto, iré de regreso a casa. Mis padres ya deben haberse preocupado. Sin embargo, tengo el deseo de ir a un lugar antes de partir. - ¿No estarás pensando ir al cementerio a esta hora o sí? - pregunta el maestro. - Sí, ¿por qué?. A mí no me asustan esas tonterías de los fantasmas. Sólo son cuentos de gente ignorante. - Como quieras, pero no digas después que no te lo advertí, Ranma. Nos vemos - se despide Happousai y se retira hacia adentro de la casa. - Bueno, ya tengo que irme, o sino, se me hará muy tarde. Gracias por el té y la compañía, abuela - se despide inclinándose. - De nada, querida Ranchan. Vuelve cuando quieras por acá - se despide Cologne. - ¿Ranchan?. Suena bien - reflexiona sonriendo -... mejor que ex-yerno, por supuesto. Adiós, Mousse. Qué te vaya bien. - Claro, adiós - se despide el chino sonriéndole. Ranchan ya se había ido cuando Cologne buscaba a Happousai en la casa. Entra en una habitación y él estaba ahí, reflexionando, muy concentrado. - ¿Qué pasó, Happy?. ¿Por qué te comportaste así con Ranma cuando dijo que iba al cementerio?. Happousai tenía los ojos completamente cerrados. Estaba incado en el suelo y no se movió en ningún momento. - No sé si sea una buena idea que Ranma vaya a ese lugar. - ¿Pero por qué? - pregunta la abuela extrañada por el raro comportamiento de Happy. Sin embargo, él no resaponde. Ranchan tomó un tren expreso que lo llevó al cementerio, lugar donde yace sus amigos Ryouga y Akane. Disimulaba bien, pero por dentro estaba muerto del miedo. Por alguna razón desconocida para él, estaba demasiado nervioso. En todo caso, no es la primera vez que tiene esta inexplicable, extraña y envolvente sensación, pero no recordaba cuando fue esa vez que la sintió. Se sentía observado, como si alguien lo hubiera estado siguiendo todo este tiempo. No sólo el día de hoy, sino de hace tiempo. Hace días que sentía algo raro, pero justo hoy, en este oscuro cementerio, se le presenta con más fuerza. Efectivamente, alguien lo había estado siguiendo todo este tiempo sin notarlo. Este extraño no sabía por qué estaba haciendo lo que hacía, con qué propósito, con qué fin. Sólo sabía que estaba viendo la triste nueva vida de Ranma Saotome y, la verdad, desearía no verla. - ¿Por qué?... ¿Por qué estoy haciendo esto?... ¿Por qué estás tan triste, Ranma? - se preguntaba el extraño una y otra vez sin encontrar respuesta alguna en su interior. Posiblemente, eran cerca de las ocho de la noche. Ranchan se sentía bajo presión por el tiempo; debía apurarse para que sus padres no se preocuparan. Pero deseaba tanto visitar este lugar que no desperdiciaría una ocasión como ésta. La chica del cabello de fuego se acercaba a una tumba que estaba decorada delicadamente con hermosas flores. El extraño no le sacaba la vista de encima. Ranchan se inca muy cerca de la tumba. - Hola, Akane. ¿Cómo has estado?. Yo, gracias a Dios, me he sentido mejor que la útlima vez que estuve aquí... El extraño no entendía lo que veía. - Parece que Ranma está hablando con alguien, pero no veo a nadie cerca. ¿Se habrá vuelto loco?. - Acércate un poco más y entenderás mejor. Una voz inmensamente ronca y envolvente se escuchó detrás del extraño. Al voltear, se encuentra con un extraño sujeto; lejos de sorprenderse o asustarse, le hace caso acercándose con él al lugar de los hechos. - ¿Quién será este tipo?. Es muy extraño - se preguntó. - ¿Eres Hibiki Ryouga, verdad?. - ¡¿Eh?!. ¿Cómo sabe mi nombre?. ¿Quién es usted?. El tipo no le respondió a Ryouga y siguió acercándose hacia donde estaba Ranchan. Ryouga no entendía nada. De partida, no sabía por qué está haciendo lo qué hacía, no sabía cómo había llegado hasta aquí, ni tampoco sabía por qué su amigo Ranma estaba tan triste. No entendía por qué estaba disfrutando tanto verlo así. Pero el chico no se quedó más tiempo parado pensando en estas difíciles interrogante y siguió al extraño. Llegaron a estar muy cerca del lugar en cuestión. El chico se esconde detrás de una lápida para no ser descubierto, pero ve con sumo asombro que el ser seguía acercándose. - Ey, usted - trata de hablarle despacio -. No se acerque, que no conoce a Ranma cuando se enoja. - Tranquilo, muchacho. Él no puede vernos ni escucharnos. Ryouga cada vez entendía menos. "Cómo que no puede vernos ni escucharnos. Este tipo está loco". De pronto, reflexionó algo que lo sorprendió. - Un momento. ¿Dijo "él"?. ¿Cómo sabe que Ranma es él y no ella?. ¿Acaso usted lo conoce?. Nuevamente no le responde y sigue avanzando. Ante esto, el chico decide seguirlo sin reclamar. Ryouga no se convencía que la chica pelirroja no lo pudiera ver ni escuchar. Junto con el extraño, quedan a unos cuantos metros de Ranchan. Estaban frente a frente, pero Ranchan no sintió su presencia en absoluto. Ranchan estaba envuelto en lágrimas. - ¡Akane, Akane!... ¡¿Por qué tú?!... - murmuró. Ranchan se retira de ese lugar. Ryouga queda estupefacto. - ¿Qué le pasa a Ranma?. ¿Por qué está llorando por Akane?. El tipo se dirige a la lápida y le indica a Ryouga que lo lea. El chico acude al lugar indicado y al leer lo que decía la lápida queda paralizado. - Sorprendido, ¿no?. - Akane... no puede estar - unas lágrimas caen desde sus ojos -... ¿En qué mundo estoy?. ¿Qué lugar es este?. - Este es un mundo del cual tú ya no perteneces. - ¡¿Qué quiere decir?!. ¡¿Quién es usted?!. El extraño indica con su dedo a Ranchan que estaba dejando unas flores en otra tumba; luego, la chica pelirroja se va del cementerio. Ryouga, curioso, va de inmediato a esa tumba y lee lo que dice allí. - ¿Hibiki... Ryouga?... ¡¿Qué mierda significa esto?! - murmura perplejo. No logra hacer coincidir los hechos, estaba muy confundido, empezaba a desesperarse. La única persona que le podía aclarar esto era un perfecto extraño. - No te engañes más. Sabes prefectamente lo qué pasó... ¿O acaso ya lo olvidaste?. Un relámpago de imágenes se suceden en la mente de Ryouga: él bajaba por una montaña, fuertes vientos, un derrumbe; de ahí, sólo oscuridad. - Ya lo recuerdo... Ahora sé por qué ya no pertenezco a este mundo - murmuró muy triste. Sin embargo, algo le llamó la atención -. Pero también recuerdo haberme encontrado con Ranma en el parque muchos días después del derrumbe. Y ahora, estoy aquí. - Te responderé que sólo tú tienes la respuesta para esa interrogante. Ryouga se hunde en sus pensamientos y logra armar el tan confuso rompecabezas. - Arg... Es verdad. Nunca creí que deseara tanto ver sufrir a Ranma. El extraño lo miraba fijamente. Sentía algo de compasión por el chico, se puso en su lugar, se imaginó lo que podía estar sintiendo. - Sólo te queda una cosa por hacer. Pero debes saber que después de esto, ya no podrás volver atrás. Debes decidir ahora. Ryouga levanta la vista. Estaba empapado en lágrimas, pero sabía que tenía que tomar una decisión. Ranchan caminaba por un sendero oscuro. Seguía derramando lágrimas, pero hizo algo que temía mucho no ser capaz de poder hacerlo. Eso lo hacía sentir algo satisfecho, pero nada comparado con el gran dolor que sentía. Y para rematar, empezó a llover torrencialmente - Lo único que me faltaba. ¡Rayos, no traje paraguas!... Maldito noviembre y su lluvia infernal... De pronto, se dio cuenta que el firmamento se empezó a aclarar. Una luz muy brillante se hizo dueña de la noche, cegando por completo a la pelirroja. Pudo sentirse parte de ese brillo. Se entregó por completo. En ese momento, no pudo evitar pensar en Ryouga y Akane... Akane... Akane... Akane... Él abre los ojos. Estaba acostado en un lugar inhóspito y pequeño. Logró escuchar el sonido de la fuerte lluvia y el viento. Ranma estaba como hombre y tenía puesta su ropa habitual, no sus nuevos atuendos femeninos. En su regazo, descansaba una chica y un pequeño cerdo de color negro. - Ryouga... Akane... Las lágrimas brotaban de felicidad. "Fue una pesadilla, una maldita pesadilla", pensaba alegre sin cesar. En eso, Akane despierta. Ranma lo advierte y los abraza con todas sus fuerzas. Se veía más tranquilo. - ¡Hey, qué pasa! - se sorprende Akane. - Akane, Pchan, están bien... Qué alegría. - Claro que estamos bien. Este lugar soportó muy bien el tifón - Ranma vuelve a la realidad y la suelta sonrojándose. En eso, Akane advierte a Pchan en las manos de Ranma y lo trae a las suyas -. Pchan, ¿qué haces en este lugar?... No importa, descansa, mi pequeño amiguito. Ryouga aún no despertaba. Por ahora, descansaba en manos de Akane. - ¿En qué lugar estamos, Akane?. No recuerdo muy bien lo qué pasó. - Antes que empezara a llover, nos escondimos en estos escombros. ¿De verdad no recuerdas nada?. - ¿Quieres decir que hoy es el día que ocurrió ese terrible tifón?. - ¿Por qué hablas como si ya hubiera pasado?. Parece que la siesta te afectó demasiado. "Vaya... la pesadilla fue tan real que aún siento que viví todo eso", pensó Ranma. Miró nuevamente a Akane con Pchan en sus brazos y aún no lo podía creer. Pero sonrió aliviado. Un gran peso se había sacado, pero aún quedaban algunas interrogantes en su mente...Un fanfic de LG
Ya saben, mátenme escribiéndome un mail por cualquier reclamo o sugerencia.