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Cristianópolis
Johann Valentin Andreae
Nació el 17 de agosto de 1586 en Herrenberg, Alemania, actualmente en el Estado federado de Baden-Württemberg, fallece el 27 de junio de 1654 en Stuttgart, fue un escritor, matemático, teólogo, místico y reformador social alemán
Andreae "durante mucho tiempo y aún hoy en día para muchos fue sospechoso de ser, si no el divulgador, al menos el inspirador de los manifiestos rosacrucianos"
Umberto Eco, "En búsqueda de la lengua perfecta", Editorial Crítica, Barcelona, 1994, capítulo 8, p. 165
Primera utopía redactada en el ámbito de la incipiente cultura protestante, de carácter masónico (Rosacruz) y cristiano reformista. Redactado en latín, es un texto completamente original que refleja con gran fidelidad las aspiraciones religiosas y sociales de la Reforma temprana.
Fragmento
DIÁCONO EN VAIHINGEN (1614-1620)
EL «LABORATORIO»
Cuando Johann Valentín toma posesión de su cargo de diácono (coadjutor o
párroco segundo) en la ciudad de Vaihingen tenía veintiocho años. En su
autobiografía hace un saldo de lo que había sido su vida hasta entonces: Debo
a Dios las más grandes gracias, pues mediante los sufrimientos corporales me
impuso moderación, mediante la dulzura de unos afectos puros guardó
incólume mi castidad al mismo tiempo que me libró de las ataduras del
matrimonio, que por cuatro veces me quisieron poner, mediante la escasez
ahogó todo exceso, mezcló amargura a mi curiosidad y me salvó de los muchos
peligros de la vida y de la fortuna 17. Agradece también estos buenos
resultados a las piadosas y ardientes oraciones de su madre. Aunque había
sabido mantenerse fiel a sus fervientes ideales, nuestro biografiado cree que
esta fase de su vida había estado marcada por una búsqueda demasiado
apasionada de la verdad, que le había llevado a invadir peligrosamente los
campos de las ciencias humanas y a confiarse excesivamente en ellas.
Equipara esta pasión suya a la demanda fáustica del saber y escribe sobre ella
una sátira teatral, Turbo (Torbellino), en la que ilustra la inutilidad de los
esfuerzos humanos por alcanzar la sabiduría a la vez que propugna, no
obstante, la conveniencia de estudiar las ciencias humanas y cultivarlas con devoción. Los orígenes de esta obra están en las conversaciones habidas a la
mesa durante su estancia (1611-12) en la casa de Hafenreffer 18, quien le
animó a que les diera cuerpo y las pusiera por escrito.
Publicada en 1616, pertenece a la tradición literaria del «Fausto», tradición que
tiene sus raíces precisamente en esta región wurttembergense 19 y que logra
su desarrollo más brillante en las versiones teatrales de Christopher Marlowe
en Inglaterra (1594) y en la de Góthe en Alemania (1808, primera parte).
Cuatro meses después de su llegada a Vaihingen se casó con Agnes Elisabeth
Grüninger, hermana de la esposa de Johannes Andreae, hermano menor de
Johann Valentín que ejercía por entonces de decano en Waiblingen, e hija del
párroco de la vecina Ludwigsburg, pequeña población al norte de Stuttgart. El
matrimonio, que vivió siempre contento 20, tuvo un total de nueve hijos, de los
que sólo sobrevivieron tres. Durante el poco tiempo que residió en Vaihingen
fueron muchas sus desgracias, de las que no deja de lamentarse larga y
puntualmente: murieron dos de sus hijos, se sucedieron las noticias sobre la
muerte de otros familiares y, para colmo, la ciudad fue presa del fuego por dos
veces, la primera de ellas muy violenta, afectando a la iglesia y a la casa de
Johann Valentín, que sufrió, según él dice, grandes pérdidas.
Con esta
ocasión escribió sendos informes en que fustiga las malas costumbres de sus
feligreses, que se habían atraído la cólera de Dios, reprocha el comportamiento
que habían mostrado durante el incendio, más propio de ladrones que de
cristianos, y arremete contra las autoridades del lugar, culpables de desidia y
violencia. El estilo de estas requisitorias y lamentaciones, muy próximo al de
los escritores bíblicos, y el lenguaje en que están escritas, el latín, hacen
pensar que lo que pretende es ante todo componer una pieza literaria para los
humanistas de su tiempo, únicos que podían leerla, y no una crónica sobre las
pérdidas y desgracias sufridas por la población 21. Su actitud recriminatoria le
ganó la animosidad de muchos, de modo que nuestro pastor se dio trazas para
conseguir cuanto antes su promoción al decanato y poder así abandonar una
parroquia en la que no contaba como persona grata. Solicitó, pues, su traslado a Ensingen, donde se había producido una vacante, pero por segunda vez
hubo de pasar por la amarga experiencia de ver cómo su valía y sus méritos
eran ignorados a favor de otro pretendiente más cualificado, si bien nuestro
clérigo comenta con acidez que el otro había logrado ese puesto gracias a las
diligencias de su madre 22. En este mismo año de 1619, invitado por algunos
barones, realiza un viaje a Austria para inspeccionar las comunidades
luteranas de aquel país y ampararlas frente a la Iglesia reformada.
En el
transcurso de esta misión se da por seguro que visitó a Kepler. Después de
una ausencia de seis semanas volví el 12 de noviembre para contento de los
míos y disgusto de los envidiosos 23-
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