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021025


Carpe Diem


Principios
Luis Figueroa
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Si a las personas les preguntamos si estar�an dispuestas a renunciar a su libertad individual, a su esfera de acci�n privada, o a su derechos, seguramente nos dir�an que no.  Empero, si la pegunta es formulada en otros t�rminos, digamos �estar�a usted a favor de prohibir la tenencia, crianza y el comercio de perros pitbull?, entonces la respuesta posiblemente ser�a que s�.  Aunque ello implique una mengua en sus derechos y en los alcances de su esfera de acci�n privada.

Algo como esto ocurri� una vez en un reportaje que presentaron en Antena 3 de Espa�a.  A un grupo de paseantes les preguntaban si eran racistas, o no.  Y todos contestaron en la segunda direcci�n.  Acto seguido los productores presentaron a los mismos entrevistados, s�lo que esta vez las preguntas eran m�s espec�ficas.  Por ejemplo, al cuestionamiento de si aprobar�an que sus hijas se casaran con un negro, los entrevistados siempre encontraban argumentos para objetar tal enlace.  

El punto del reportaje era el mismo que el de esta columna.  En general las personas dicen sostener principios, pero en cuanto estos los afectan directamente, pueden encontrar argumentos ingeniosos para renunciar a ellos. 

Como se vio despu�s del 9/11, la seguridad es una de las razones por las cuales las personas est�n dispuestas a encajonar su amor a la libertad.  Es curioso, entonces, como algunos que dicen ser defensores de la libertad, pueden justificar acciones como la prohibici�n de la tenencia de armas defensivas, y en busca de una pretendida seguridad, olvidan que �los delincuentes prefieren v�ctimas desarmadas�.

Las objeciones contra la consistencia en los principios suelen originarse en deseos de buena fe. Muchas pretensiones de buena causa quisieran ser una objeci�n a la aplicaci�n general del respeto a los derechos a la vida, la libertad y la propiedad.  Algunos conservacionistas quisieran que fuera absolutamente prohibido comprar y vender ciertas plantas y animales, y muchos de ellos promueven leyes para imponer sus criterios.   Algunas personas devotas quisieran que fuera erradicada la celebraci�n del Halloween y m�s de alguno so�ar� con impulsar una ley que acabe con la presunta brujer�a. 

Yo creo que las peleas de perros son una salvajada.  Creo que tengo derecho a defenderme de los criminales.   Creo que uno tiene derecho a casarse, o a no casarse, con quien le de la gana.  Creo que ser�a bueno que no se extingan las orqu�deas ni las guacamayas y me gusta disfrazarme en Halloween.  

Pero no creo que tenga derecho a imponer mis creencias por medio de la ley.   Creo que si un perro mal adiestrado ataca a personas inocentes, su due�o debe hacerse responsable.   Creo que si alguien comete un crimen con un arma de fuego, debe ser castigado.  Del mismo modo en que creo que se debe penalizar con dureza a los conductores ebrios que causan accidentes, en vez de prohibir la tenencia y el comercio de veh�culos automotores.


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