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021115


Carpe Diem


Por si las moscas
Luis Figueroa
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Por andar metido en c�cteles se entera uno de todo.  Debido a la baja del precio del d�lar, muchos exportadores andan de capa ca�da.   Los m�s aguerridos, y lamentablemente muchos de los m�s j�venes, claman porque el Banco de Guatemala compre d�lares y detenga el deslizamiento.

Alegan, los presuntos implicados, que las p�rdidas son tales que en el corto plazo se podr�an cerrar  cientos de empresas.   Se�alan, tambi�n, que en consecuencia aumentar�a el desempleo. 

A simple vista la propuesta de aquel grupo podr�a evitar que ocurran las desgracias anunciadas.  Sin embargo, hay que preguntarse, a qu� costo y en perjuicio de qui�n.

Para ello no est� de m�s recordar que el tipo de cambio es un precio y que la funci�n de los precios es la de comunicar informaci�n.   Los precios nos dicen cu�ndo comprar y cu�ndo vender; nos dicen si hay escasez, o abundancia; nos dicen si es conveniente invertir los recursos, o es mejor guardarlos; nos indican si es mejor dejarlos aqu�, o si nos conviene llevarlos a otro lado.  Nos indican cu�les son las prioridades y qu� es prescindible.    

En realidad no se pueden tomar decisiones acertadas (y es imposible el c�lculo econ�mico) sin precios confiables.  El equivalente a tomar decisiones sin precios confiables es el de tomarlas a ciegas y en la ignorancia.

De este modo, cuando los exportadores piden que el banco central intervenga para mantener un precio artificial del d�lar, que les sea favorable, en realidad solicitan que se altere la informaci�n que contiene el tipo de cambio.  Y en consecuencia se genera una confusi�n entre los agentes econ�micos.

De paso, hacen uso de su influencia pol�tica para beneficiarse a costas de los importadores, los consumidores, los que pagan alquileres en d�lares, los que estudian en el extranjero y otros grupos que prefieren un d�lar barato.

Todav�a no se ve claro que los exportadores est�n pidiendo p�blicamente la intervenci�n del Banguat; pero por si las moscas aqu� va esta voz de alerta.   En una Guatemala que ha regresado 20 a�os en su historia, no es extra�o que los lecheros y los maiceros pidan protecci�n arancelaria (o no arancelaria) y que la b�squeda de privilegios est� a la orden del d�a.

Por otro lado no nos enga�emos, parte de la
culpa por la baja del d�lar la tiene el mism�simo gobierno, cuyos instrumentos financieros pagan tan altos intereses (de forma artificial y a costa de un est�ril endeudamiento), que algunos inversionistas han movido hacia ac� sus capitales en d�lares, haci�ndolos abundantes. A eso hay que sumarle las remesas familiares generan una gran actividad en el mercado informal (como la construcci�n de viviendas en el interior del pa�s); y por �ltimo no nos olvidemos de los narcod�lares que corrompen todo lo que tocan.

Eso si, nada de esto es justificaci�n para que el poder de la banca central sea utilizado para beneficiar a unos, a costas de otros.   El tipo de cambio, como precio que es, debe ser real y confiable para que cumpla su funci�n econ�mica de mensajero.


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