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021219

Carpe Diem

Los señores de la pobreza

Luis Figueroa
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La situación de Guatemala es catastrófica.  La Unión Europea decidirá, en 60 días, si suspende la ayuda que le da al país.  Este es el mejor de los tiempos para leer un libro que se llama
Lords of Poverty (Los señores de la pobreza), cuyo autor, Graham Hancock, prueba que la ayuda exterior ha sido muy cara y perjudicial para los países que la reciben...y ciertamente que para los contribuyentes de los países que la otorgan.

Dice el libro: "Aunque es sujeto de literatura piadosa, y se le atribuyen santidad y motivos humanitarios, la ayuda exterior frecuentemente mantiene acompañantes extraños y brutales.  En México y Zaire, en las Filipinas y Haití, ladrones y asesinos, psicópatas y tramposos han estado entre sus socios.  En otras partes, constantemente, ha repartido sus favores entre los grandes batallones.  Grandes corporaciones, proyectos grandes y desperdicios grandes, Planes de desarrollo grandes, ambiciosos y absurdos, grandes ideas y grandes burocracias han florecido gracias a la ayuda exterior.  Mientras tanto iniciativas locales, estrategias relevantes y realistas, así como la energía y el espíritu empresarial de los pobres del Tercer Mundo han sido ignorados".

El libro es de 1989, pero lo que describe es una verdad intemporal que nos pone a pensar.  ¿No sería mejor que en vez de ayudarnos con limosnas, los países ricos nos compraran nuestras arvejas chinas, nuestro pollo, nuestras camisas y otros productos, en un mercado libre?   O bien, ¿no sería mejor que, en lugar de promover el socialismo, o impulsar la inmoral guerra contra las drogas, los países amigos nos  permitieran fundar nuestra república, nuestro estado de derecho, y nuestra propia democracia?

Hancock abunda en pruebas y ejemplos para ilustrar que "Justificada en el nombre de los pobres y los vulnerables, la principal función de la ayuda internacional, en el medio siglo pasado, ha sido la de crear y afianzar una nueva clase de ricos y privilegiados.  En ese notorio club de parásitos, constituido por las Naciones Unidas, el Banco Mundial y las agencias bilaterales, es la ayuda –y nada más que eso- lo que ha provisto de cientos de miles de
trabajos para los muchachos y lo que ha permitido romper el record de los estándares en conductas arrogantes, paternalistas, de cobardía moral y de mendacidad".

Como un instrumento para cortarle el oxígeno a un régimen venal y sinvergüenza, el recorte de la ayuda exterior es de mucha utilidad.  Claramente es un mensaje directo, en el sentido de que los contribuyentes de los países amigos ya no están dispuestos a seguir financiando la ambición de funcionarios corruptos.   Sin embargo, a la larga, trade is
better than aid; porque como dice Hancock, Aid is not help.

Si a usted le interesa este tema,
Lords of Poverty lo puede comprar en Laissez Faire Books Además, el Cato Institute, en su sección de Desarrollo Económico, tiene excelentes artículos sobre los señores de la pobreza.


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