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030922

Carpe Diem


La mano del muerto
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A veces, cuando mi abuela y sus amigas se juntaban a jugar Canasta, no estaban las parejas completas; y entonces alguna de ellas ten�a que jugar
la mano del muerto. Esta era la de una jugadora que en realidad no estaba ah�, pero que influ�a en el resultado del juego.

Ese es el caso de algunos de los candidatos y partidos denominados peque�os. Toman parte en el juego e influyen en �l; pero si no estuvieran nadie los extra�ar�a.  Est�n, pero es como si no estuvieran.  Son como
la mano del muerto, que hay que tomarla en cuenta, pero es una ficci�n.  Me recuerdan, tambi�n, el caso de aquellos candidatos que, en tiempos de la elecci�n de Ar�valo, no sacaban ni los votos de sus esposas e hijos.

Ahora bien.  Aquello de peque�os hay que tomarlo con calma, ya que en realidad, como partidos, aqu� no tenemos partidos grandes.

El partido oficial tiende a parecer grande porque la inmensa cantidad de intereses que giran alrededor del gobierno y del grupo en el poder hacen que miles de empleados y funcionarios engorden las filas del oficialismo.  Pero eso es s�lo una circunstancia temporal.  Ni la DC, ni el MAS, ni el PAN sobrevivieron,
qua partidos, al ejercicio del poder y a su derrota posterior.

Aqu�, a estas alturas del comentario, vale la pena aclarar que un verdadero partido pol�tico es m�s que una asociaci�n electorera, o una maquinaria dise�ada para llevar a un fulano a la presidencia.  Un partido es una instituci�n de derecho p�blico que sirve de intermediario entre gobernantes y gobernados.  En su seno, deber�an discutirse principios y programas, nos s�lo para pasar el aguacero electoral, sino todo el tiempo. Dicho aquello, est� claro por qu� no duran los partidos en Guatemala.

El siguiente grande es la Gana, que en realidad es una coalici�n de tres partidos peque�os, alrededor de Berger, que fue candidato del PAN.  Sin �l, ninguna de las tres organizaciones ser�a significativa. 

Luego est�n la UNE, formada alrededor de Colom, que fue candidato de la URNG; y el PAN, que hasta hace poco algunos confund�an con Berger y cre�an que era el partido de oposici�n, en realidad est� fragmentado.  Uno no sabe qu� qued� del PAN, ni cu�les de sus restos son Unionistas, o cuales de ellos son de la Gana.

Lo que tenemos, eso s�, son candidatos m�s preferidos por los votantes y candidatos menos preferidos. Hay candidatos con m�s posibilidades de ganar la elecci�n y candidatos con menos posibilidades; pero partidos grandes y partidos chicos, eso es muy relativo.

Muchos se quejan de que haya tantos candidatos; pero yo prefiero eso, al disparate de promover el bipartidismo.  Cualquiera que conozca los entresijos del sistema estadounidense, o del sistema brit�nico, sabe que cuando esto ocurre, los dos partidos dominantes cierran filas alrededor del
establishment y asfixian cualquier posibilidad diferente.

Por otro lado, es mejor que la demanda electoral vaya depurando al
folklore de la oferta electoral.  Poco a poco ir�n sobreviviendo las verdaderas organizaciones con principios, planteamientos y propuestas coherentes y consistentes; y lo dem�s se lo llevar� el viento.  As� ha ocurrido con candidaturas y organizaciones como las de Flor de Sol�s, Jos� Mar�a Ruiz, Hortensia Armas, y otros que, en sus tiempos, pon�an la nota simp�tica que ahora ponen personajes como Rodolfo Rosales, Manuel Conde, Jos� Angel Lee y Rodrigo Asturias, entre otros.

No hay que olvidar, tampoco, que desde que est� en vigencia esta Constituci�n, nadie ha ganado una elecci�n sin haber perdido antes.  De modo que el perdedor de hoy, puede ser el ganador de ma�ana.  Serrano y Arz� perdieron una elecci�n antes de llegar a la Presidencia.  As� que uno nunca sabe, talvez el payaso de hoy sea el Presidente ma�ana, tal y como pas� con Portillo.

M�s importante que si hay muchos peque�os, o no, es que la demanda pol�tica pueda hacer valer su voto.  Que en el proceso de elecci�n, el sufragio tenga el mayor valor posible.  Que haya libertad de entrar y salir, sin que se forme una rosca de partidos inamovibles.  As�, talvez haya
mano del muerto de vez en cuando; pero se podr� ir descremando la oferta pol�tica.

Para ello, por supuesto, la demanda pol�tica necesita estar informada.  Necesita ver encuestas objetivas, leer planes de gobierno, escuchar a los candidatos, y todo eso que ocurre durante una buena campa�a electoral.


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