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031006


Carpe Diem


No, a la privatización
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Voy a levantar mi voz, o mi pluma, para protestar enérgica y vehementemente contra la privatización.  Digo, contra la privatización arbitraria (y muchas veces violenta) de bienes de uso público por parte de individuos y grupo de interés.

¿A qué se refiere este, dirá usted? Pues vea. Me han contado que en algunas pasarelas hay grupos de delincuentes que les cobran a los usuarios por “seguridad” al atravesarlas. Estos sinvergüenzas se apoderaron de un bien de uso público y extorsionan a los peatones.  Al modo de la mafia siciliana, los beneficiarios de esta “privatización de hecho” les venden seguridad a las personas que deberían atravesar las pasarelas sin necesidad de hacer un pago ominoso.

Miles de vendedores han “privatizado”, por medio de la fuerza y el chantaje, las calles y las aceras citadinas.  Muchos de ellos ni siquiera son lo sencillo que aparentan. Son la punta del iceberg, de una extensa red de contrabando y evasión de impuestos.  Aún así, no sólo se les permite bloquear calles y aceras en lugares como los alrededores del Mercado del Guarda, o la Sexta avenida del Centro Histórico; sino que se les deja paralizar la ciudad a su antojo.

Las aceras y las calles del la ciudad son la propiedad de facto de sus ocupantes.  Y contra ellos no hay autoridad ni ley alguna que valga.  Total, se dice que la ocupación es el 95 por ciento de la propiedad, así que qué fregados.

Por eso es que muchos comerciantes de la Quinta y Sexta avenida de la zona 1 tienen que aguantar a los indigentes que “privatizaron” para sí mismos las aceras frente a sus negocios. Por eso es que a los comerciantes de los alrededores de la Sexta avenida y 12 calle de la zona 9 no les queda más que compartir el área con las meretrices que se recetaron la “privatización” del sector.

Si un grupo de colegios, o uno de organizaciones no gubernamentales con cualquier propósito, dispone efectuar un desfile para conmemorar cualquier cosa, “privatiza” las calles de la ciudad, y sin pensarlo dos veces, sin miramiento alguno, se apropia de ellas.   Y ahí está usted detenido en su automóvil o en la camioneta, con prisa para cumplir una cita de trabajo, o con necesidad de llegar a su cita con el médico, a merced del desfile; a cuyos organizadores les importa un bledo otra cosa que no sea su desfile pueblerino.

Unos de mis lugares favoritos en Guatemala son Panajachel y el lago de Atitlán.  Desafortunadamente la Calle de Santander, y la playa de aquella población, han sido “privatizadas” (para su uso, goce y disfrute)  por decenas y decenas de ventas sucias y desordenadas, así como por comedores.  Ahí se instalaron por la fuerza y no hay quien los mueva.  Lastimosamente, eso ha hecho que Pana, que es la meca de la arquitectura de mal gusto, sea un pueblo cada vez más feo.

Los cuidadores de carros, en la zona 10, también son hábiles “privatizadores”; y si usted no les paga lo que le exigen a cambio de la seguridad de su vehículo, vaya a ver si no lo encuentra dañado cuando regresa a él.  La sed “privatizadora” ha despertado, también, el ingenio torcido de aquellos que con burros, o con cajas de gaseosas, se apoderan de estacionamientos en la vía pública y luego le alquilan a los contribuyentes necesitados. 

A ellos se suman Llort que “privatizó” los recursos del CHN, Barrientos que “privatizó” los de Gobernación, Herrera y cómplices que “privatizaron” los fondos del IGSS, Alvarado que se “privatizó” los fondos con los que su amigo Portillo le rescató los bancos, y el “privatizador” mayor: el FRG, que se recetó la “privatización” violenta de Guatemala.

Yo protesto, pues, contra la privatización.

Doble diez: Este viernes 10 de octubre (por eso es Doble diez) la República de China celebra su aniversario número 92.  Me gusta recordar esa fecha por dos razones: primera, porque Taiwán (como prefieren llamar al país las generaciones más jóvenes), junto a Tibet, son símbolos de la resistencia contra el régimen totalitario y comunista de la China continental; y segunda, porque Taiwán ha sido un amigo leal y consistente de Guatemala. 

Aparte de eso, en aquella isla, gobernantes y líderes con visión, así como una sociedad trabajadora, han colocado a Taiwán en el 16° lugar entre los países con mayor economía a nivel mundial, en el 15° lugar como país con mayor volumen de comercio del mundo, en el 3° como país exportador de productos de tecnología informática y en igual lugar como país que ha acumulado mayor volumen de reservas de divisas del mundo.

Cosas así nunca hubieran ocurrido en Alemania Oriental ni en Corea del Norte. Ni ocurren en la China popular.

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