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031013

Carpe Diem

Rabia y tristeza
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Prepárese para sentir rabia y tristeza, luego de leer una historia ejemplar.

Carlos Jordán se graduó de Perito Contador con notas sobresalientes; pero además lo movía un grado altísimo de motivación personal.  El mismo se compraba sus libros y materiales de estudio. Si a eso se le suma su don de gentes, uno se explica por qué es que para personas como él es más fácil triunfar en la vida.  

En aquel momento de su juventud, Carlos sólo enfrentaba dos obstáculos para remontar su pobreza y la falta de incentivos para superarse, de modo que pudiera llevar su carrera incipiente hasta dónde él quisiera: vivía en Poptún y no tenía recursos para venirse a la capital a inscribirse en la universidad.  En ninguna universidad.

Claro que para alguien con las virtudes de Carlos aquellos eran obstáculos, pero no impedimentos.  Primero, porque su carácter no le permitiría resignarse a su suerte, ni desperdiciar su vida sin hacer la lucha; y segundo, porque un maestro de Poptún  le contó del programa de Impulso al Talento Académico (ITA) en la Universidad Francisco Marroquín.

Así que un día, en noviembre de 1998,  cogió una camioneta con dinero prestado y agarró camino rumbo a Guatemala.  Su intención era llegar a la capital, tomar el examen de aptitud en la UFM y optar a la beca que ofrece el programa ITA.  Esta beca es para personas con capacidades intelectuales extraordinarias, muy motivadas, orientadas hacia la excelencia y con recursos insuficientes para inscribirse en la Universidad.  Quienes disfrutan de ellas son una elite en la UFM.

Lo que no sabía Carlos es que en su viaje hacia la capital, en busca de sus objetivos,  la furia del huracán Mitch le iba a cortar el paso en Zacapa.  Estaba anocheciendo, los exámenes de aptitud eran al día siguiente y Carlos tuvo un dilema: Podía olvidarse del examen y quedarse donde estaba, o podía atravesar el río crecido.   Por supuesto que hizo lo segundo y completamente mojado, con arena hasta entre las orejas, según sus propias palabras, y llegó al otro lado para continuar su camino. A riesgo de su propia vida, y empapado, llegó a tiempo para hacer el examen. 

Luego de aprobar el examen de aptitud se inscribió y se incorporó al programa ITA (sólo tres, de 40 aspirantes lo lograron); y durante  los cinco años que duraron sus estudios, Carlos fue un estudiante y un compañero ejemplar.   Antes de cerrar
curriculum en la Facultad de Ciencias Económicas, tuvo la oportunidad de hacer parte de sus estudios en la Universidad Católica de Chile donde puso muy en alto el nombre de Guatemala.  Era profesor auxiliar de Proceso Económico. Hace poco participó con sus compañeros Steve Brito y Luis García, en el programa radial Todo a Pulmón; y a finales de septiembre pasado fue entrevistado por El Periódico.

Esto es natural porque el espíritu luchador de Carlos lo hizo un estudiante ejemplar, un líder y un modelo de excelencia para todos sus compañeros, tanto del programa ITA, como para todos los estudiantes de su facultad.

Su éxito no lo endureció ni lo hizo arrogante.  A pesar de sus limitaciones y de la presión de ser estudiante de tiempo completo, hijo de una familia disfuncional, desde hace tres años Carlos trajo a sus hermanas a la capital y las ayudó a seguir sus estudios.

Cuando compró su carro, lo primero que quiso hacer fue enseñárselo a su abuela, así que el fin de semana pasado agarró camino para Petén.  Y ahí fue cuando la vida se volvió contra Carlos.  En la carretera lo embistió un trailer, conducido por un piloto que presuntamente iba borracho.

Muy mal herido, pero vivo, Carlos pasó por un hospital en Zacapa y por otro hospital en la ciudad capital.  Ante la gravedad de su caso, su familia intentó conducirlo a un centro hospitalario mejor equipado.  Pero fue tarde e inútil.  Carlos se murió.

Se murió, en parte, porque una de las fracturas en el fémur le desprendió una partícula de grasa que le ocasionó una embolia.  Y para más infamia, esto es más frecuente en personas que han padecido desnutrición en su infancia.

Y yo digo: ¡¿Qué jodida necesidad había de que un joven como este perdiera la vida a causa de un bolo irresponsable?!  ¡¿Qué fregada necesidad había de que una vida prometedora terminara por la pobreza y desnutrición que padeció en su infancia?!


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