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031020


Carpe Diem

El voto
Luis Figueroa
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No quedan más que dos domingos antes de las elecciones generales; y lo que me tiene molesto es no poder cumplir con lo que me había propuesto hace cuatro años: votar por principios.  Una vez más, como en las últimas tres, tendré que votar en contra.

Esto es porque lo único que me fastidia más que los políticos reptiles, los buscadores de rentas, los populistas y los socialistas, es que el FRG y el general Efraín Ríos Montt continúen en el poder.

Ya lo dije antes, y lo repito: lo peor que le pudo haber pasado a Guatemala es que un general senil, adulado por los fascistas, se aliara con un homicida rodeado de mafiosos al amparo de la izquierda oportunista.  Este cóctel nefasto no sólo secuestró el gobierno, sino que saqueó las finanzas del país y corrompió las incipientes instituciones del Estado. 

A la Corte de Constitucionalidad, por ejemplo, sólo le falta irse a parar a la 17 calle en las noches.  Al Tribunal Supremo Electoral parece estársele desvaneciendo el lustre que le diera don Arturo Herbruger. La Corte Suprema de Justicia está siendo asfixiada.  Y así, sucesivamente…

Dicho lo anterior, no me queda más que prepararme para ejercer el voto.  No sin antes reflexionar un poco.  Primero: hay que ir a votar y hay que animar a otros para que vayan a sufragar, también.  Segundo: hay que dividir el voto; si usted vota por A en la elección presidencial, vote por los candidatos de B en la papeleta para el Congreso, por favor, evitemos las aplanadoras.  Tercero: siendo que los comicios se celebrarán envueltos en la amenaza de fraude y violencia, es menester que nos preparemos para defender el voto. 

Mis cuates de Todo a pulmón, en Infinita, me han invitado a acompañarlos en la cobertura y comentarios del día de las elecciones.  Otros amigos y parientes participarán en mesas receptoras de votos. Esas son formas de velar porque no haya fraude ni desmanes; pero si es necesario salir a la calle, como en 1982, ¡me apunto!  Y usted, ¿qué hará si hay fraude?

La cuestión más peliaguda es por quién votar; pero yo ya voy decidiéndome. 

En la boleta de diputados para el Parlamento Centroamericano colocaré la siguiente frase: ¡Cierren esa vaina!

En la boleta de alcalde capitalino mi primer instinto es votar por Alvaro Arzú.  En parte porque para limpiar la comuna y hacer obras es bueno.  Y claro, ahí no tiene oportunidad de influir en la política monetaria, ni de firmar acuerdos inconstitucionales, ni de entorpecer cosas importantes.  En 16 años, ni él ni sus correligionarios sucesores pudieron resolver de fondo los problemas de transporte, agua, basura y contaminación en la ciudad; pero más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer.

Un amigo y excorreligionario me recomendó votar para presidente y para alcalde por el mismo partido; pero yo creo, honradamente, que es mejor que todos los votos estén divididos.  Así evitamos los encubrimientos, y otros vicios, que se dan hasta en las mejores administraciones.

En la boleta para diputados puedo votar por Julio Lowenthal y Ricardo de la Torre;  y si viviera en La Antigua votaría por Mario David García.  Si embargo me preocupa que mis votos pudieran ir a parar a gentes como Oliverio García Rodas, o Alejandro Maldonado Aguirre.  Y ciertamente que no votaría por Maco Quiroa ni por los ex guerrilleros. Es una lata que uno no tenga más opción que votar por planillas, en lugar de hacerlo por candidatos individuales.

Por último está la papeleta presidencial. ¡Aaaaaah, la Presidencia!  Aquí es dónde se me ha puesto más difícil la opción.  De verdad me gustaría anular mi voto, en señal de que no comparto principios con ninguno de los aspirantes; sin embargo votaré contra el FRG.  Eso me pone en la incómoda posición de tener que elegir a Oscar Berger, candidato que, según un cuate, “va a ganar porque los guatemaltecos tienen goma moral por haber preferido a Portillo la vez pasada”.  Pero peor aún, tendré que darle mi voto a Eduardo Stein, lo cual es una píldora difícil de tragar. 

Al final de cuentas, en las circunstancias actuales, la cosa es impedir que el FRG continúe medrando en el gobierno.

Elecciones en Ciencias de la Comunicación: Hablando de elecciones me parece buenísimo que Héctor Salvatierra sea candidato a dirigir la Escuela de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de San Carlos.  Si él gana, sin duda llevará muchas cosas buenas e innovaciones a la Escuela.  En el periodismo real, Héctor es riguroso en la investigación y en el uso del lenguaje; además de ser una persona muy disciplinada


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