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Carpe Diem


Ojo al Cristo…
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Durante el reciente referendo en Colombia, la guerrilla lanzó ataques para obstaculizar la votación.  Según reportes de prensa, los incidentes no disminuyeron el flujo de votantes; pero era evidente que ese era el objetivo de los terroristas.

El uso de la violencia por parte de grupos políticos, durante eventos electorales y referendos, no es nuevo.  Lo practicaron Manuel Noriega, en Panamá; y Daniel Ortega, en Nicaragua, que por medio de las turbas divinas y del ejército sandinista, intentó boicotear las elecciones mediante actos violentos.

Aquí en Guatemala, el Frente Republicano Guatemalteco y sus funcionarios en el gobierno estuvieron involucrados en ominosos actos de violencia y de intimidación durante el nefasto
Jueves Negro de junio pasado.  Hace sólo unos días, grupos de ex patrulleros de auto defensa civil, secuestraron a cuatro periodistas guatemaltecos. Para el observador superficial, uno y otros actos no tienen relación; pero bajo una mirada más cuidadosa sí están vinculados.

Si no, ¿por qué es que, durante el secuestro, las autoridades actuaron con permisivas paciencia e indiferencia? Igual que durante el
Jueves Negro. ¿Por qué se ofreció el pago que exigen los ex PACs para el día 6 de noviembre? ¿Qué pasará durante el fin de semana del 8 y 9 si el gobierno no paga? ¿Quién se beneficiará si hay bochinches durante los comicios? ¿Qué hay detrás del sospechoso y absurdo asueto decretado por la aplanadora del FRG?

Desde la ventana de mi estudio he visto que la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos trabaja hasta en días festivos; y a veces hasta las 11:30 de la noche.  Sin embargo, ellos y cualquier otro observador electoral deben tener en cuenta que sobre estas elecciones se ciernen peligros no tradicionales. 

¡Ojo al Cristo, que es de plata! Si los observadores van a hacer su trabajo by the book y atenidos sólo a la forma, sin examinar el fondo de los hechos, estamos perdidos.  Esta es una voz de alerta para que no se dejen engañar por las apariencias y para que sean en extremo suspicaces. 

En el contexto de los casos citados arriba, me llama mucho la atención una foto que vi publicada hace unos días.  Esta era la de un funcionario que estaba organizando reuniones sigilosas con grupos de maestros.  Y si a ello le agregamos que hay grupos de personas con apariencia de pandilleros recibiendo no se qué clase de adiestramiento, por parte de otros funcionarios, es muy alarmante lo que podría ocurrir durante el fin de semana de las elecciones.

Yo no creo que vaya a haber un fraude burdo como en los años 70; pero sí creo que Efraín Ríos Montt y el Frente Republicano Guatemalteco tienen tanto que perder, que, dados los antecedentes, son capaces de jugárselo todo con tal de imponerse durante los comicios.  Ríos no puede perder la elección, porque si es derrotado, pierde la inmunidad.  Eso es como para asustarlos, ¡hasta el pánico y la irracionalidad!, a él, a su familia y a sus cómplices más inescrupulosos.

Este llamado de alerta no es para que los guatemaltecos buenos se intimiden.  Al contrario, es para que, como ocurrió durante las jornadas de
Viernes de Luto, en junio-septiembre de 2001, nos unamos todos para combatir el abuso, la mentira y la violencia.  Es para que vayamos todos a votar.  Para que nos comprometamos, ¡todos!, a defender nuestro voto. 

Eso sí, habrá que estar alerta.  Habrá que estar listos para denunciar ante los medios de comunicación y ante los observadores cualquier movimiento sospechoso. 

Esta cautela y el ánimo de defender el voto deberían estar presentes en todos los guatemaltecos buenos a lo largo y ancho de la república; pero especialmente en aquellas áreas de difícil acceso.  Los observadores, visitantes y ciudadanos comprometidos harán bien en no desatender el interior del país, en donde los activistas y agitadores del FRG parecen estar trabajando con intensidad. 

Recordemos que en la dirigencia del FRG hay maestros del funesto arte de negar la evidencia; y en el de hacer énfasis en los formalismos para ocultar lo que hay en el fondo.

Lo importante, sin embargo, es que todos votemos.  De esa forma, de hoy en ocho estaremos celebrando la victoria del civismo, del Estado de Derecho, y de la responsabilidad individual, sobre la arrogancia, el abuso, la demencia y la mafia.

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