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031117


Goma electoral
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La próxima vez que cruce por mi cabeza la idea de que los chapines son apáticos me trago mis pensamientos. 

Hace ocho días amanecimos celebrando la victoria de la participación ciudadana, gracias a que personas de todas edades y condiciones acudieron a las urnas en una jornada memorable. Si de mi dependiera, pondría el 9 de noviembre de 2003, junto al 15 de septiembre de 1821 en la efemérides cívica guatemalteca.

Es evidente que en la medida en que crece una clase media que tiene mucho que perder cuando hay gobiernos populistas, desperdiciadores y abusivos, en esa medida hay más ciudadanos que entienden la verdadera naturaleza de la democracia y de la vida republicana.  De ahí el éxito de fenómenos como los
Viernes de Luto en El Obelisco, y la amplísima participación en estas elecciones.

El 9 se juntaron dos eventos curiosamente relacionados.  El primero es el principio del derrumbe del gigante con pies de barro, el general vesánico y representante del fascismo, arrastrado por la inmundicia que dejó tras de sí el régimen que, según los planes de hace seis años, tenía la misión de allanar el camino para que Efraín
el ungido alcanzara el poder. 

En aquel entonces parecía razonable que el partido sin candidato (FRG) se uniera con el candidato sin partido (Alfonso Portillo); y que aunque no hubiera comunidad de principios, ambos se usaran mutuamente para alcanzar sus objetivos.  Lástima grande, ¡para ellos!, que ninguno de los dos diera la altura, a pesar de que secuestraron la institucionalidad y la corrompieron hasta la médula para servir a sus intereses.

El segundo evento es que después de 36 años de guerra y terrorismo, así como de miles de muertos y cientos de secuestrados para imponer la dictadura del proletariado, la URNG hizo
¡Cataplum! con un miserable 2.6% de los votos válidos.  Y el hijo del soldado de la revolución, aliado con Vinicio Cerezo, el Alfonso Portillo de los 80, a duras penas arañó el 1.6% de los sufragios.

Eso sí, no nos engañemos, el ideal revolucionario, socialista y en muchos casos hasta marxista-leninista, vive gracias a la condescendencia y la falta de principios de los grupos conservadores y de los empresarios
progres. Un ideal que no vale ni 5% de los votos, respira artificialmente, gracias a la political correctness y a la inconsistencia de los grupos de poder.

En otro orden de ideas, ¿ya se dio cuenta de que las encuestas supuestamente viciadas, manoseadas y defectuosas de los diarios sí coincidieron con los resultados de los comicios?  No se usted, pero la próxima vez que un politicastro me diga que sus propias mediciones son más creíbles que La Encuesta, me voy a decir a mí mismo: ¡He aquí a un sinvergüenza y mentiroso manipulador!

Ojalá que para los próximos comicios no se nos olvide esta lección, que ya deberíamos tener aprendida desde hace más de 15 años.  Período en el cual las encuestas independientes han sido confirmadas por los resultados de la elección, una y otra vez.

¿Sabe sobre qué más deberíamos reflexionar?  Sobre la necesidad de partidos políticos de verdad.  A mi me gusta que haya diversidad de oferta electoral.  Ya vemos que la demanda electoral no se tontea fácilmente y que al final,
sube la nata. Sin embargo, nos iría mejor si en lugar de roscas y maquinarias electoreras tuviéramos partidos políticos con plataformas.  Que se constituyeran en ambientes abiertos para la discusión de valores y programas.  Que fueran canales de comunicación eficaces entre gobernados y gobernantes. Partidos sin dueño, pero con principios.

A mi no me importa la improvisación de algunos, pero nuestra democracia sería mejor construida si ellos fueran la minoría.  Que nos alegren las elecciones, que nos entretengan; pero que tengamos, también, organizaciones políticas en serio.  Para eso, por supuesto, hay que empezar ahora mismo.

Un último detalle para pensar es la cantidad de votos nulos que recibió la elección de diputados para al Parlamento Centroamericano.  Si este hubiera sido un
referendum esa vaina tendría que estar cerrada al finalizar el presente período de sesiones.  ¡Cueva de impunidad y de desperdicio de recursos!

Protesta y solicitud: ¿Quién fue el de la idea de usar la tinta que había en las mesas electorales?  Es la cosa más sucia y perjudicial que pudieron haber elegido.  ¿Será que para la segunda vuelta podemos volver a la vieja y confiable tinta de antes? Digo, en lugar de ampollarnos los dedos con este menjurje infernal.

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