190_28_09_KK4 Manuel C. Martínez M.
Sadelas
Sociedad Amigos de la Salud
ORGASMÁTICAS PROTESTAS POPULARES
En nuestros coetáneos y contemporáneos, y a manera de histórico reciclaje, es lugar común la protesta contra el gobierno de turno con color que este revista, contra la carestía, contra la maldad humana, contra los pecadores de la religión A, de la B, de la C y de la Che; contra la infancia abandonada, contra las suegras desconsideradas, contra las ratas y demás alimañas, contra la corrupción burocrática, los dictadores vitalicios, contra las malamadres, contra la paternidad irresponsable, contra los hijos malagradecidos, contra el patrono hambreador esclavista, feudal o industrial; contra el imperio de norte, contra la desigualdad social, contra las películas de tercera, la cantante destemplada; contra la tierra erial y contra la sequía, la antiecología, la especulación, las diabluras de Satanás y hasta contra la paciencia divina.
Llama la atención que esas debilidades humanas, además del permanente lloriqueo, chillido, reclamos convencionales orales y majaderos y quejas de conocido reciclaje, no concluyen haciéndose nada para agotar la fuente de semejantes desacuerdos y protestas de ayer, de hoy muy probablemente de más luego.
Se colige entonces que tales protestas son la expresión más acabada, más globalizada, más histórica, de mayor vieja data y más concordante con el máximo grado de excitación orgánica que los seres humanos solemos experimentar como anzuelo poderoso y eficaz y garantía de la reproducción de nuestra especie. Digamos que así como las féminas dan sonora y efusiva rienda suelta sus más escondidos secretos románticos cuando hace el amor, así mismo, el ser humano suele desahogarse con protestas en una suerte de fenotípico orgasmo social, que lejos de buscar resolverlo inmanentemente desea que que no terminara nunca, como nunca termina la protesta contra el gobierno, contra el pecado, contra la desigualdad, contra la oscuridad, y contra la excesiva luminosidad.
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