Marrakech. La Capital del Sur.

Situada a los pies de la cordillera del Atlas, Marrakech es por definición el destino turístico de mayor renombre de todo Marruecos, (al margen de Agadir). Su importancia fue tanta en el pasado, que dio nombre al país: Marruecos es la corrupción de la palabra que en árabe se utiliza para la ciudad de Marrakech: "Marrakush". Porque el país se llama en árabe Al-Magrib: "el país más occidental".

Si el día es claro, tras la Menara se pueden ver las cumbres nevadas del Atlas.

El palacete de la Menara y su estanque forman un escenario exquisito, rematado como telón de fondo por las cimas nevadas del Atlas. En las inmediaciones de la Menara, los paisanos se relajan bajo la sombra de los olivos centenarios de Bab el Yedid.

Pero la vida en Marrakech gira en torno a su famosa plaza: Yemaa-el-Fna.

Hablar de Marrakech es hacerlo de su famosa plaza: Yemaa-el-Fna. Desde que va cayendo la tarde, tras la última oración que se realiza con los rayos del sol, la plaza va transformándose, va cobrando vida propia. En este maravilloso caos ordenado que es la plaza, una miríada de vendedores ambulantes, puestos de zumos de naranja, restaurantes de calle, y un sinfín de contadores de historias, astrólogos, malabaristas, tragafuegos, encantadores de serpientes... van adueñándose del espacio.

Cuando la noche está cerrada, la Plaza de Yemaa-el-Fna luce en todo su esplendor.

Es difícil pensar que este solar que se derrite a 45º C por el día, bulla por la noche.

El minarete de la mezquita de la Kutubiya es uno de los más bellos de todo el país. En su tiempo de mayor esplendor, parece que estuvo recubierto de mármol blanco, lo que le debió de dar una imagen imponente gracias a sus 70 metros de altura.

El nombre de la mezquita se debe a que en las inmediaciones de la misma, se concentraban los libreros de la ciudad. En árabe, kutub significa libros. 

La Kutubiya.

Tumbas Saadíes

El interior del complejo palaciego que alberga las Tumbas Saadíes en Marrakech, bien merece una visita. Las salas decoradas con mocárabes, y los patios que nos recuerdan a la Alhambra, son de una exquisitez oriental inigualable.

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