Palabras pronunciadas por Bernardo Pedro Lozier Almazán en Madrid, el 19 de septiembre de 1996, ante las autoridades nacionales de la Hermandad Monárquica del Maestrazgo, del Reino de España, y los representantes de numerosas Delegaciones Regionales e invitados especiales.

 

Este tan cálido recibimiento - más que cálido, afectuoso recibimiento – que me han brindado todos ustedes ha logrado conmover en manera especial mi muy castellana cepa materna, originaria de la soriana villa de Almazán.

Sin lugar a dudas, el atavismo de la sangre se nutre en ocasiones como esta, cuando desde tan lejos se regresa al solar de la raza para abrevar en estas fuentes ancestrales.

Cuando mi buen amigo, don José María de Domingo-Arnau y Rovira, me sorprendió con la propuesta de fundar una Delegación Nacional en la República Argentina, de esta Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo, del Reino de España, me sumió en profundas meditaciones, tal vez, difíciles de comprender por quienes , como ustedes, están tan íntimamente vinculados a la gesta Carlista.

No es fácil comprender el Carlismo desde tierras adonde quedaron tan lejanos los días en que las carabelas nos ligaban a la España Católica, a la España que conquistaba con la espada y con la Cruz, a la España Imperial. Mucho menos fácil lo es desde una óptica republicana, para peor alterada por la bastarda prédica liberal y marxista que, desde los albores de nuestra emancipación, intenta cortar el cordón umbilical de nuestra verdadera Tradición.

Creo que fueron estas conclusiones las que me acicatearon para aceptar tan honrosa propuesta y asumir, ante ustedes y nosotros, la responsabilidad de sumarnos a esta Cruzada para rescatar y difundir las buenas tradiciones hispánicas, del pensamiento Carlista, de su ideario socio-político, basado en la doctrina de sus grandes pensadores e ideólogos del derecho cristiano, que no es otro que el pensamiento Católico Tradicional.

En fin, se trata de volver a los temas reales, a los asuntos eternos, para no extraviarnos en la sempiterna lucha entablada por las Dos Ciudades, anunciada por San Agustín y confirmada por el mismo demonio progresista disfrazado con atractivos ropajes modernistas.

Decía aquel gran embajador español , que estuvo en Buenos Aires por el año 28, que el hispanismo "solo podía ser fructífero mediante afirmaciones y exaltaciones de valores. "

Que diría, el luego martirizado, don Ramiro de Maeztu si hubiera presenciado la conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, exenta de todo sentido auténtico en menoscabo de la formidable epopeya de la evangelización y los valores que nos aportaba la madre Patria.

Consecuentemente, iniciamos junto a ustedes esta tarea verdaderamente oportuna y necesaria, cuando, parafraseando los conceptos siempre actuales de don Juan Vázquez de Mella, "hay una señal infalible para conocer las catástrofes, y es aquel momento en que la confusión de los entendimientos, desfallecen las virtudes ". Fue en aquel entonces que el genial pensador lanzó su grito de !! Aún vive el Carlismo !!.

Nosotros le respondemos a Vázquez de Mella respondiendo al llamado de ustedes, por ello hoy me encuentro aquí presente para sellar esta unión de las Españas verdaderas y levantar las viejas y gloriosas banderas del Tradicionalismo Español para hacerlas flamear en nuestra Patria, la que tuvo el raro privilegio de tener como ilustre huésped, allá por el año de 1887,a Don Carlos María de los Dolores de Borbón y Austria-Este, Carlos VII de la dinastía Carlista.

Así, junto a ustedes, nos ponemos en la brega para revitalizar las raíces de la espiritualidad tradicional, con el sano propósito de rescatar los principios de la moral cristiana , que lo demás vendrá por añadidura.

Brava lucha nos toca, si pensamos que debemos librar batalla en tan distintos frentes - medios escritos, orales y televisivos - para contrarrestar la constante y bien solventada ofensiva de los enemigos - de adentro y de afuera - que intentan destruir las verdaderas tradiciones, cimiento de la Patria hispana y católica, para trocarla por otra liberal y atea.

Sin duda, es una feliz y oportuna propuesta la que nos han formulado, que la aceptamos en toda su magnitud para librar batalla al grito de !! Santiago, Santiago !!

Excmo.Señor don Ramón Forcadell y Prats, digno e ilustre Presidente de la Hermandad Nacional Monárquica del Maestrazgo, genuino representante del carlismo en España, reciba mi testimonio de compromiso y el profundo agradecimiento por la confianza que se nos confía. De todos ustedes me llevo un grato recuerdo que será imborrable por el resto de mis días.

Muchas gracias.

De izquierda a derecha: El Excmo.Señor don Ramón Forcadell Prats, Presidente de la Hermandad Monárquica del Maestrazgo, Bernardo P.Lozier Almazán, Sara Rosa Costa Hoevel de Lozier Almazán y el Excmo. Señor doctor José María de Domingo-Arnau y Rovira, Vicepresidente de la Hermandad Monárquica del Maestrazgo. Madrid, jueves 19 de septiembre de 1996.

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