Del 9 al 15 de septiembre
FIESTA DEL "MILAGRO"*

Salta, República Argentina

   

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   Son las fiestas del Milagro de Salta, fiestas católicas por excelencia, fiestas en que toda Salta y la multitud de peregrinos llegados tras largas jornadas desde los pueblitos de la montaña o desde la llanura, y aun desde lejanos lugares de la Patria o desde más allá de los Andes, viven en la gracia de Dios una especie de retiro espiritual rezando y cantando a Nuestro Señor Crucificado y a Su Inmaculada Madre.

   Ya desde cuarenta días antes toda Salta vuelve sus ojos a la Virgen y al Señor de sus amores, tornan sus corazones y se renuevan las escenas de Galilea y de Judea en que las muchedumbres acudían a buscar la bendición y el consuelo de Nuestro Señor. Dos imponentes tronos se levantan para las Sagradas Imágenes y éstas son engalanadas con el mayor esplendor. A los pies de esos tronos las gentes de toda la Provincia van llegando día a día para dejar sus penas y alegrías de rodillas ante Dios, para recibir lo Santos Sacramentos con especial unción. No hay ciudad, ni pueblo, ni institución salteña que no llegue a estos tronos de la Divina Misericordia. Y esos tronos son colmados con flores y velas, y cuidados por almas predilectas de Jesús y María, muchas de ellas descendientes de largas generaciones de estirpe católica. Gobernantes, nobles señores y distinguidas damas, militares, y todo el pueblo fiel, hasta los indiecitos de los pueblos más alejados, todos, unidos en un mismo fervor mantienen este Culto, presididos por sus Pastores, fieles todos a un juramento inviolable. Antes caerán las montañas que renegar de él.

   La novena precedente a la gran celebración es seguida por todos, mientras van arribando al Santuario. El triduo solemnísimo comienza el 13 de septiembre, fiesta de la Virgen del Milagro. Durante esos tres días todo Salta hace un alto en sus tareas para que sea dado mayor brillo a las celebraciones. Y llega el 15, el gran día en que Salta renueva su juramento de sacar al Señor y a la Inmaculada en Procesión solemnísima. Salta no ha dormido, toda la noche la multitud de fieles ha orado si cesar en la Catedral; amanece mientras se ruega, y se sigue rogando hasta el comienzo de la Procesión. Dos impresionantes coronas de 120 docenas de claveles cada una son puestas a los pies de las Milagrosas Imágenes; rojos para el Señor, blancos para la Virgen. Y en medio de un pueblo que vibra de gozo comienza la imponente Procesión que durará cinco horas.

   A los pies del cerro San Bernardo se detiene la multitud para renovar el Sagrado pacto: "Este pueblo es del Señor y el Señor es de este pueblo". Pero no es solamente Salta quien se postra reverente, son también peregrinos de lejanas ciudades los que traen la ofrenda de sus corazones a los Reyes de Cielos y Tierra. Por ello con toda certeza se ha dicho que esta Procesión es la más célebre que se conoce en la República y se cuenta entre las más célebres del orbe católico.

   Esta Procesión es realmente una manifestación triunfal de la Realeza de Nuestro Señor y de Su Santísima Madre y de la piedad y fervor de un pueblo que no renegará jamás de sus más puras tradiciones.

   Es por toda esta grandeza que los peregrinos llegados de muy distintos lugares sienten un verdadero gozo porque sus almas, naturalmente cristianas, encuentran en estas fiestas un rayo de cielo, una pequeñita muestra de la felicidad que habrá en la Patria Celestial, pero también la tristeza cuando comparan este gozo con los días de pecado y desolación que se viven en el mundo actual(1), reina la iniquidad, donde ya no se alaba a Dios ni a su Madre.

   Y aquí recordamos un hecho muy reciente(2): la jornada que vivió nuestra Patria el miércoles 23 de noviembre de 1977. Ese día todo el país fue sacudido por un violento terremoto, al que siguieron otros temblores. En las grandes ciudades se suceden escenas de consternación y miedo. ¿Qué hacen entonces los hombres? ¿Acaso advierten en esto un aviso de la ira de Dios? ¿Acaso piensan en convertir sus vidas, renunciando al pecado? ¿Acaso como en aquel 13 de septiembre de 1692 en Salta se postran ante la Madre de Dios, o como en el 15 de septiembre sacan al Divino Redentor Crucificado pidiendo misericordia?

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  • * Tomado de la Revista "REGINA ANGELORUM", Pascua 1978.

  • 1. Pensemos en el estado de postración moral que estamos viviendo en nuestra Patria: la Ciudad de Buenos Aires conocida mundialmente como "la Capital Homosexual", fallos de la Corte autorizando abortos, educación sexual pervetida, etc., y elevemos nuestras súplicas implorando misericordia, ofreciendo penitencia para aplacar la ira Celestial.

  • 2. Téngase en cuenta que este artículo fue escrito en 1978.

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