Posadas. Lamentablemete Misiones no pudo prolongar su buen momento en el juego, y víctima de una desconcentración fatal e increíble, perdió ayer en Concepción del Uruguay un partido imposible ante Chaco por 88-85 en tiempo suplementario: salió último en el grupo A y descendió de categoría, cuando tenía todo servido para
quedarse.
El equipo de Bidarra estaba haciendo un gran partido, con un marca muy dura y prolija y efectiva en el ataque. Pero su minuto final fue fatal, y perdió. Por eso se vuelve a casa con una sensación de bronca, amargura e impotencia, por haber tenido todo servido y no haber sabido aprovecharlo.
Misiones, que había perdido los cuatro primeros partidos, tenía ayer la chance histórica de mantener la categoría con ganar un solo encuentro: con vencer a los chaqueños -que también había perdido todo- se salvaba. Y hasta el minuto final nuestra selección había hecho casi todo bien, porque controló a los chaqueños con mucho equilibrio y prácticamente no los dejó jugar.
Pero no, mil veces
no. Cuando faltaba un poco más de un minuto para el final, la ventaja era clara y tranquilizadora: 10 puntos de diferencia, algo no imposible, pero muy difícil de descontar en el básquet, sobre todo cuando son dos equipos parejos.Sin embargo, imprevistamente al equipo le afloró el miedo escénico, se desconcentró, aflojo la presión y para colmo allí hizo todo mal: falló en la marca, no acertó los lanzamientos y encima perdió un par de bolas fatales.
Cuando restaban 26 segundos Matías Caramuto falló dos libres y eso Misiones lo terminó pagando muy caro: en el avance siguiente los chaqueños convirtieron dos tiros desde la línea y a nuestro equipo le quedaban 20 segundos como para gastarlo y ganar el juego.
Pero no, otra vez no: la perdieron a cuatro segundos del final y allí se temía lo peor: luego del minuto muerto, increíblemente lo dejaron tirar de tres a Gabriel Álvarez, que empató el juego sobre la chichara, 72-72.
Un baldazo de agua fría. Una puñalada al corazón. Ahí ya se presumía que Misiones no tendría respuestas físicas, basquetbolísticas y mucho menos psicológicas para seguir jugando. Encima habían salido por cinco faltas Raúl Tarnowyk y Nicolás Fulquet. Por eso, ni siquiera el triple Caramuto motivó la ilusión. Los chaqueños se hicieron dueños del aspecto anímico y ganaron con cierta comodidad, más allá del intento desesperado del final de Fabio y Zandomeni.
Misiones ahora deberá ir a Paraná para tratar de ganar un partido y no salir último: pero el principal objetivo, que era seguir en Primera no se logró.
Por eso el equipo fracasó. No se preparó bien y lo terminó pagando caro. Un triunfo ayer no hubiera cambiado mucho la realidad de nuestro básquet.
Córdoba fue la frustración del certamen
Paraná. El seleccionado cordobés llegó al 68vo. Campeonato Argentino de Básquetbol con las ilusiones de conseguir el tricampeonato y se fue el martes con las manos vacías, en medio de una crisis de juego y de identidad como equipo.
Su paso por la zona A, que se desarrolló en Concepción del Uruguay, no dejó nada positivo, ya que desde el primer partido con Chaco, al que venció recién sobre el final, demostró ser un equipo anárquico, con muchas figuras de renombre pero que nunca funcionó colectivamente.El amplio triunfo conseguido ante el equipo más débil del torneo, Misiones, hizo alentar algunas esperanzas de recuperación, pero la 'paliza' que le dio Buenos Aires, a pesar de que finalmente lo superó por sólo cinco puntos, desnudó totalmente que Córdoba no era un equipo sólido, conformado por grandes nombres.
Pero como ellos solamente no se ganan partidos y campeonatos, sino que también hay que adosarle una cuota de sacrificio, de esfuerzo y de protagonismo, los cordobeses viajaron rápidamente.
Debacle total. La debacle total sobrevino
contra WL representativo santafesino que jugando con mucha inteligencia y con un Javier Bulfoni imparable, sacó a relucir todas las miserias de los cordobeses, que fueron superados totalmente y cayeron en reiteradas protestas hacia los árbitros.
El triste epilógo a tanto desatinos se produjo con la intempestiva reacción del ala pivote internacional, Leonardo Gutiérrez, quien al serle cobrado un técnico por Darío Rodríguez, pechó al juez y fue necesario que lo tomaron entre seis compañeros para que no consumará una agresión.
Córdoba vino como el gran favorito, el candidato de todos, el equipo al que muchos tenían como invencible, y se va de Entre Ríos con las manos vacías, en medio de una crisis de juego y de identidad como equipo. Quizás para muchos de los que conformaron este plantel haya sido la despedida de los argentinos, porque varios emigrarán al exterior y otros como Héctor Campana, Luis Villar y Gustavo Fernández ya se despidieron.No siempre el tener a los mejores jugadores es sinónimo de superioridad. Córdoba vino con una constelación de estrellas, pero que nunca tuvieron humildad. |