CURIOSIDADES |
EL FUEGO DE SAN TELMO Y LAS DEVOCIONES
Publicado en Revista �EL SEXTANTE� Año
9 � Nº 29 de agosto de 2005
Autor: Carlos Eduardo Rucci
La devoción de la gente de mar,
que como manifestación general confirma el extendido adagio: �Si quieres
aprender a orar, métete en el mar�, se ha convertido en una rica serie
de advocaciones locales o regionales, especialmente en las costas atlánticas
y mediterráneas de Europa, como son las de San Pedro Pescador, o San
Pedro Apóstol, San Vicente, San Nicolás de Bari y otros.
Algunos fenómenos de la naturaleza contribuyeron a enriquecer la variada
serie de devociones marineras, como ocurrió con San Pedro González,
patrón de marineros y pescadores, domínico que vivió en
el siglo XIII, confesor del rey Fernando III y cuyo nombre se ha bautizado al
�Fuego de San Telmo�.
Esta manifestación
lumínica, producida por electricidad estática, y que se manifiesta
en el tope de los palos en forma de llama de coloración azul pálido,
ya era conocida en la antigüedad con el nombre de Cástor y Pollux,
de acuerdo con una tradición según la cual, durante la expedición
de los argonautas y en el transcurso de una tempestad, unas llamas revolotearon
sobre las cabezas de ambos hermanos al tiempo que se calmaba el viento y se
aplacaba el mar.
Este fenómeno recibe denominaciones varias, más o menos
justificadas, en diferentes países, como son las de corpo santo entre
los portugueses, San Erasmo, Fuego de la Helena, Saint Elmo´s fire, etc,
y las interpretaciones de la superstición son diversas: en algunos casos
su aparición es mal signo y en otros el propósito es favorable
para el buque y la tripulación en conjunto.
Recuerdo que en mis
años de oficial joven, tuve una oportunidad de ver el Fuego de San Telmo.
Ocurrió una noche, navegando en formación y cubriendo la guardia
de 00:00 a 04:00 horas a bordo del viejo destructor ENTRE RÍOS, guardia
que se cubría en el puente alto, a la intemperie, sin ningún reparo
y a merced de las inclemencias del tiempo, lo que hacía sumamente
incómoda esta obligación.
Esa noche, sin embargo, la situación era muy distinta. Había
una calma chicha, sin viento y mar planchado, pero con un pronóstico
meteorológico que auguraba desmejora del tiempo.
Yo estaba ocupado tratando de ubicar la presencia de un faro que me permitiera
actualizar la situación de estima del buque, cuando el señalero
de guardia exclamó ¡Fuego, fuego!. Esta inesperada advertencia
provocó que rápidamente, y tal vez por la arraigada costumbre,
dirigiera mi atención a la proa del buque y entonces, a escasos dos metros
de donde me encontraba, vi una llamarada azulada, de unos 30 cm de alto, que
chisporroteaba en la punta de un tubo metálico, donde habitualmente se
colocaba un pequeño banderín para apreciar la dirección
del viento. Este fenómeno habrá durado aproximadamente un
minuto y medio y cesó abruptamente como había comenzado.
Demás está decir que no asenté este acontecimiento
en el �Libro de Guardia en el Puente� ni lo comenté en las conversaciones
de Cámara, ya que si lo hacía supuse que, a partir de entonces,
cualquier hecho desafortunado que sufriera el buque, me sería endilgado
a mi.
Es probable que yo haya sido uno de los pocos afortunados de ver un �Fuego
de San Telmo� en un buque relativamente moderno y por suerte no recuerdo que
hayamos sufrido ningún contratiempo.
Nota del Autor: La actual Escuela
Nacional de Náutica �Manuel Belgrano� se encuentra bajo el patronazgo
de San Pedro González Telmo.
Esta advocación nació con la creación , por parte
del Dr. Manuel Belgrano, de la Escuela de Náutica, figurando en las Actas
del Consulado de Buenos Aires que: �en la reunión del 12 de septiembre
de 1799 se nombró de unánime acuerdo para Santo Patrono de la
Escuela a San Pedro González Telmo�.
Nota: si usted visita la ciudad de Buenos Aires y concurre a la famosa plaza San Telmo en el barrio del mismo nombre a escasos 50 m. de ella se encuentra la Iglesia San Pedro González Telmo. En esta Iglesia está el Acta de Defunción de nuestro máximo prócer naval, el Almirante GUILLERMO BROWN y existen placas en su exterior, en homenaje al Santo y Protector de los �hombres de mar�.