MISCELANEAS NAVALES

 


LOS SUBMARINOS PORTAAVIONES
(Ultima parte)

Resumen de una nota extraida del boletín 807 del Centro Naval cuyo autor es Oscar Jorge Calandra


 Francia también se muestra interesada en el desarrollo de grandes submarinos - portaaviones y en 1929 se produce la botadura del �Surcouf� de 121 metros de eslora, 2880/4.300 toneladas y una autonomía de 10.000 millas a 10 nudos, fué el submarino mas grande del mundo hasta la aparición de los gigantescos I-400 japoneses. Diseñado como corsario para incursionar contra el tráfico mercante y con dos cañones de 8�, su mayor desventaja residía en que era muy grande y muy lento para sumergirse. El avión era transportado en un hangar cilíndrico que formaba parte de la torreta a popa. Para su decolaje, lo depositaba en el agua con una pequeña grúa instalada en cubierta. Las experiencias continuaron hasta que en 1942 el �Surcouf�, en ruta hacia el canal de Panamá, tuvo una colisión con un carguero americano y se hundió, sin que hubiera sobrevivientes.

 Varias marinas experimentaban con submarinos portaaviones pero sólo los japoneses realizaron un diseño específico; su idea era extender el limitado alcance de avistaje del submarino, tanto para la exploración estratégica como para el ataque a buques mercantes. Es así que en 1933 se bota el I-5, quinto submarino de la clase I-1, con sus mismas características. Tenía capacidad para transportar y operar con dos hidroaviones, que llevaba en dos hangares ubicados uno a estribor y otro a babor del submarino, a popa de la torreta y debajo de la cubierta, en lugar del segundo cañón, en uno estibaban los fuselajes y los flotadores, y en el otro las alas. Estaba equipado también con una catapulta de aire comprimido y una grúa para recuperar el avión. El tiempo de armado de los aviones era tan prolongado que el submarino bien podía ser hundido en la mitad de la operación. Los que siguieron al I-5 fueron perfeccionados de manera tal que podían lanzar los aviones sin detener su marcha, es decir desde proa.
 En el período 1938/40, con su avanzada experiencia en aviones de exploración Japón vuelve su atención a la construcción de grandes submarinos-portaaviones y así surge la clase I-15 de 106 metros de eslora y 2.180 toneladas de desplazamiento, que fueron equipados con el primer monoplano desmontable para ser lanzado desde submarinos, el E14Y1 Glen, con el cual se realizaron vuelos de reconocimiento sobre Pearl Harbor antes del ataque japonés.


  Pero los japoneses desarrollaron en secreto un arma tan poderosa y con tan exitoso silencio que  los americanos no la descubrieron hasta la rendición del Imperio. Se trataba de los submarinos portaaviones  de la clase I-400, de la cual se habían ordenado 18 unidades para construir.
 Con los submarinos I-400 Japón planeaba realizar ataques contra el Canal de Panamá, pero las incursiones de los Estados Unidos en el Pacífico y la posterior pérdida de territorio de los nipones hizo descartar la idea original.

 Botados en 1943, con una eslora de 122 metros y un desplazamiento de 3.500 toneladas y una autonomía de 37.000 millas, los I-400 fueron los submarinos mas grandes construidos hasta la aparición de los balísticos nucleares.

 Inicialmente fueron diseñados para transportar dos hidroaviones bombarderos pero finalmente fueron tres los que llevarían en el hangar. Tenía a proa una catapulta ligeramente inclinada y una grúa. El hangar, grande y pasante desde proa a popa de la torreta de estribor pero adosada a ella, obligó a que ésta fuera desplazada hacia babor, con lo cual los I-400 ofrecían una extraña silueta.

 A  estribor del hangar y por debajo del nivel de cubierta, tenían un gran tubo para estiba de los flotadores de los aviones. Por encima del hangar se extendía una cubierta de artillería de casi 40 metros de longitud. Para mantener su silueta los mas baja posible su casco, recubierto con una capa gomosa con el fin de absorber los pulsos de Asdic como los de radar, estaba compuesto por dos cilindros, uno al lado de otro.

La creciente escasez de material para la construcción naval, por parte de Japón, producto del deterioro de la situación militar, llevó a que de las 18 unidades programadas inicialmente, sólo de autorizaran 5. Para 1945 se habían completado tres unidades, otra fue desguazada aún en gradas y una última fue destruida en una incursión aeronaval americana.

El submarino fue el primer sistema de armas �silente� y su gran valor reside en su invisibilidad. Si durante las dos grandes guerras los submarinos operaban mas tiempo en superficie que sumergidos  la necesidad de operar en superficie para lanzar el avión, mas aún si debía parar sus máquinas, los dejaban sumamente expuestos a la posibilidad de ser descubiertos y hundidos. Poco fue lo que pudieron hacer aquellas gigantescas naves japonesas, a pesar de todo el tiempo y el esfuerzo económico gastado en ellas. Fueron en realidad poco mas que una curiosidad en la Guerra del Pacífico. Así, se puso punto final a las experiencias con submarinos portaaviones.

 

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