5 de febrero de 1969

Son las doce de la noche, y nuestro tétrico personaje, desde el campanario de su capilla, hace un llamado a las tempestades... Mirando el mar, recuerda una historia, la más hermosa y delicada de todas las que conoce... ¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo!... La verdad en el increíble, en el pavoroso caso de... "El Regreso de la Señora Pain". Pónganse cómodos, y escuchen atentamente, porque lo que voy a contarles es algo delicioso...

Una historia de fantasmas clásica con todos los elementos que pueden componer una auténtica narración de horror. El Monje Loco se divierte con saña llevándonos por los oscuros pasadizos de una casona edificada a orillas del mar, guardiana de un secreto horrible, en busca de ser descubierto y revelado.

Rogelio Kent, un bibliotecario cansado de su monótona vida, recibe una misiva de Eduardo, un antiguo compañero de Universidad, quien le invita a pasar una temporada en su mansión a fin de recrear viejos tiempos de estudiantes. Esta llamada a salir de su grisácea vida anima a éste para preparar con ansia el viaje que estima será a lo menos de dos semanas. Después de un cansador trayecto en tren, Rogelio, tal como había sido planeado, es esperado en un coche por Alfred, un viejo criado de Eduardo, quien le lleva por intrincados caminos hacia el hogar de éste, ubicado muy cerca de la playa. Hombre y vehículo denotan un pasar siniestro y desesperanzador. Desde ese momento el ánimo del bibliotecario se sume en un angustioso recelo. Se maldice de haber venido y planea un rápido regreso. Quizás un día o dos. Siente un frío intenso al pasar por un jardín umbrío y se acrecienta al cruzar la puerta de entrada. Su amigo ha envejecido ostensiblemente pero su rostro se ilumina al advertir la presencia de Kent. El hielo permanece en su cuerpo pese al calor de una cuidada lumbre, y la cena se comparte animadamente. Pasada media hora, tras cenar, Rogelio se halla en una cómoda cama esperando la llegada del sueño que pronto llega. De pronto se despierta sintiendo que un fuerte olor hiere su olfato. Escudriña en la oscuridad y advierte, ente sombras, un blanco brazo que parece venir desde el muro y sobre su cabeza. No es un sueño, y desde ese momento la vida del visitante se transformará en una vertiginosa montaña rusa de la cual tiene pocas posibilidades de escapar. Una gema terrorífica.

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