2 de abril de 1969
El hombre ha tenido siempre la obsesión de conocer el futuro. La superstición, el temor a lo desconocido, domina a sabios y a incultos, a ricos y a pobres. El hombre acude en busca de quienes pretenden ser poseedores de dotes y medios para divinar el porvenir. Y en su loco delirio, cree haber descubierto la forma de comunicarse con los muertos. Y para dominar a sus semejantes, busca filtros de amor, de sabiduría o de muerte. Al pensar en estas cosas, el Monje Loco se acerca, fiel a su cita, y su macabra carcajada resuena en la vieja capilla... ¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo! La verdad en el extraño caso de... "UN ENGENDRO DEL AVERNO". Es una historia maravillosa que ocurrió en un pequeño pueblo a las orillas del Pacífico, cerca de San Francisco, California, y que les va a proporcionar un sueño reparador, esta noche.

Esta vertiginosa historia de horror del Monje Loco no da tiempo para que el lector se distraiga en alguna pausa de la misma. Al pueblo ha arribado un extraño sujeto que responde al nombre de S. Morton. Su presencia ha conmocionado a los habitantes de la costa de San Francisco. Sus papeles señalan que es Médico pero sus iguales no aceptan su inclusión en la sociedad profesional, aunque prohibirle ejercer no les es permitido. Al mismo tiempo, el Dr. Blair, Jefe de la Sociedad Médica del condado y además Forense, hace una investigación del sujeto en la mira, comprobando que el nombramiento de Morton es legal y aunque no le produce ninguna simpatía es deber de todos dejarlo en paz. La situación toma otro cariz cuando Morton pretende conquistar a Margaret, novia del Forense, lo que provoca un airado entrevero entre ambos. La situación queda aclarada, pero un resentimiento odioso invade a los dos hombres. Meses después Blair recibe una llamada de Morton quien le informa que Cuang Le, su empleado chino, acaba de morir, y debido a que éste pertenecía a la dinastía de los Tong, en el oriente, su cadáver debía ser trasladado a su país de origen. Siendo ésta gente muy suspicaz, lo más conveniente era que un Médico Forense extendiera el Certificado de Defunción, evitando así cualquier sospecha sobre su deceso. A regañadientes Blair acepta efectuar la autopsia y para ello, elementos en mano, se dirige con desgano a la casa de su par. Dentro, todo le resulta extraño. Muebles, figuras, cuadros y sobre todo una camilla de autopsias en la cual descansa la figura sin vida de un hombre de ascendencia oriental de importante porte y figura. Una vez calmado el Médico da comienzo a la operación iniciándola por el cerebro, dando un certero corte de oreja a oreja. Cada víscera del cuerpo de Le se va depositando dentro de una vasija preparada para ello y en un tiempo corto la intervención debería llegar a su fin. Pero un hecho curioso y aterrador hiela la sangre del Forense. El cadáver cobra vida. De allí en adelante la acción se torna apasionadamente siniestra. El cuerpo es solo un envoltorio, desprovisto de todo órgano y sin embargo cobra una horrorosa existencia.

Hosted by www.Geocities.ws

1