La carátula es gentileza de nuestro amigo mexicano Horacio Villamil

16 de julio de 1969
Son las doce de la noche en la capilla del Monje Loco, donde se escuchan las historias más horribles de todos los países y de todos los tiempos.
¡Buenos noches! Veo brillar un par de ojillos en ese rincón... ¡Una graciosa ratita! ¡Ah! Me recuerdas un relato muy alegre y tranquilizador. ¡Afuera asqueroso animal! Confieso que las ratas me dan asco y... temor, como a Walter Delapore.
Walter Delapore vivía en Virginia, pero cierta vez se le ocurrió emigrar a Inglaterra, de donde procedían sus antepasados... Quería restaurar un castillo en ruinas que le había legado su padre en Exham Priory, un valle del pueblo de Anchester, muy visitado por los arquitectos pero aborrecido por los lugareños. ¿Por qué? Más tarde sabremos por qué. ¡Y también por qué los de la Poer, barones de Exham, cambiaron su apellido por Delapore y huyeron a América!

El pasado siempre vuelve y bien lo sabe nuestro querido personaje, quien se basó en la clásica narración “Las Ratas Detrás de las Paredes” magistralmente escrita por Howard Phillips Lovecraft, para recordarnos esta premisa. Walter Delapore, residente en Virginia, Estados Unidos, decide viajar a Inglaterra con el propósito de restaurar completamente el castillo que su padre le ha legado en herencia. El ruinoso edificio se hallaba enclavado en Exham Priory, Anchester, lugar en que han reinado los Barones de La Poer desde tiempos inmemoriales. El mismo Walter, que originalmente llevaba ese apellido, debió reemplazarlo por la mala fama que acompañaba a quien lo poseía. Innumerables eran los crímenes que se atribuía a los de La Poer. Uno de ellos, el más cruel, involucraba a Edgar de La Poer en el crimen de su padre y sus cinco hermanos, entre ellos dos mujeres. Sin embargo la policía le dejó evadirse hacia Norteamérica considerando que esos atroces asesinatos tenían una clara justificación. Llegado a su lugar de destino, Walter notó la hostilidad de los lugareños y gracias a la intervención de su amigo John Norrys consiguió personal de ingenieros, arquitectos y especialistas en construcción y reparaciones para llevar a efecto la restauración del edificio. Por boca de su amigo se fue enterando de algunas actividades de sus parientes que el desconocía y otras que si bien eran de su conocimiento le causaban ciertas dudas. Meses más tarde el castillo quedó remodelado y Walter Delapore tomo posesión de él. Pero algunos hechos le causaban cierta conmoción. Se sentía angustiado y por las noches un ruido semejante a pequeños roedores que corrían desesperados detrás de las paredes no le permitían conciliar el sueño. Posteriormente llegaron las pesadillas. Soñaba que buscaba ansiosamente el lugar donde las ratas se desplazaban y encontraba una especie de entrada a una caverna. Dentro de ella, un demonio de aspecto porquerizo porfiaba con un rebaño de bestias de aspecto blando y repulsivo. Esta situación se fue haciendo insoportable y decidió, junto a Norrys y algunos arqueólogos y científicos, realizar una batida a fondo en los sótanos de la mansión. El grupo no se sintió decepcionado, descubrieron ratas, cadáveres y… algo más. Macabra descripción del maestro Lovecraft, con una magistral escenografía desarrollada por El Monje Loco.

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