EL AGUIJÓN DE LA MUERTE 

Según las Sagradas Escrituras, en el jardín de edén todo era maravilloso, todo estaba bien, hasta que el hombre desobedeció a Dios y comió del fruto de la ciencia del bien y del mal (no dice de ninguna manera que fuera manzana, tampoco que se le haya quedado en la garganta). 

Dios le había advertido al hombre:

“De todo árbol que hay en le huerto podrás comer, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal, no comerás de él, porque el día que de él comieres, morirás”. Génesis 2: 16, 17. 

Y así sucedió. Adán murió instantáneamente al comer del fruto. 

Primero murió en su alma y su mente fue distorsionada: Y esto se verifica en que inmediatamente se percató que estaba desnudo y se avergonzaba. También vemos que en lugar de comer del árbol de la vida para vivir eternamente, ocupó tontamente su tiempo en fabricarse delantales con hojas de higuera, es como poner un parche a un pantalón teniendo para ponerse todos los pantalones que quiera. Las hojas se secan y se hacen polvo.

También murió en su espíritu y eso se nota en que oyendo la voz de Dios tuvo miedo y se trató de esconder de él, lo cual es imposible. Pero lo más terrible es que al ser requerido por Dios en su responsabilidad, no admitió su culpa sino señaló a su compañera y responsabilizó al mismo Dios por sus actos, Dijo: “La mujer que me diste por compañera, ella me dio y yo comí” 

Y su cuerpo comenzó a morir lentamente, porque la vejez es parte de la muerte. El cuerpo empieza a envejecer, cuando las células dejan de renovarse. 

Adán vivió 930 años (Génesis 5: 5). Cerca de mil años. Y murió. 

En los días de Noé, Dios estableció que el promedio de vida del hombre se reduciría a 120 años, por haberse multiplicado la maldad. Génesis 6:3 

Posteriormente el rey David escribe que el promedio de vida de los hombres es de 70 años y en los más robustos 80 años. Salmo 90:10. 

En el Perú el promedio de vida es de 60 años.  Aunque hay algunos casos raros de longevidad , ahora han aumentado grandemente el número de los que se suicidan, porque ya no quieren seguir viviendo. 

Pero al principio, Dios creó al hombre para que viviera eternamente, la muerte es una maldición que entró por causa del pecado. “El pecado es la trasgresión de la ley de Dios”. 1 Juan 3: 4 

Por eso dice: “El pecado es el agujón de la muerte, y el poder del pecado es la ley”

1 Corintios 15: 56 

Y  “L a paga del pecado es muerte” Romanos 6: 23 

“El pecado entró en el mundo, por un hombre y por el pecado  la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”  Romanos 5: 12 

La enfermedad también es parte de la muerte, es una maldición. Ninguna enfermedad procede de Dios. Las plagas, los desastres naturales son también consecuencia de la maldición por causa del pecado. 

Por eso era necesario que venga Cristo, en semejanza de hombre, en carne, siendo puro y sin mancha, cumpliendo toda la ley, para llevar en sí mismo nuestros pecados, enfermedades y dolencias. Su sangre, más valiosa que todo el oro del mundo fue el precio que pagó por nuestro rescate. 

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, sufrió nuestra dolencias... y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53: 5 

Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda mas tenga vida eterna” . Juan 3: 16 

Cuando Cristo murió en la cruz atrapó el aguijón de la muerte. La muerte se quedó sin aguijón. Cuando Cristo resucitó volvió victorioso. 

Por eso Jesús dijo: 

“El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”

“Y no os maravilléis de esto, porque vendrá la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron el bien, saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron el mal, a resurrección de condenación”. Juan 5: 24 – 29. 

La decisión es nuestra y es ahora, porque después de la muerte ya no hay oportunidad para arrepentirse, 

¿Qué sucede con los que ya están muertos? 

Están en un lugar de espera, hasta que llegue el día del juicio. Jesús le dijo al delincuente que murió con él en la cruz: “De cierto te digo que HOY estarás conmigo en el paraíso”. Luc. 23: 43

También dijo:

 “Si tu ojo te fuera ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos , ser echado en la Gehenna; donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga”.  Marcos 9: 47,48 

¿Podrán ayudarnos en alguna manera nuestros parientes muertos? 

Lamentablemente NO. Los muertos ya no tienen ninguna comunicación con los vivos. No nos pueden escuchar, tampoco nos pueden hablar. El único que puede oírnos e interceder por nosotros es Cristo porque él vive, nos conoce y nos ama. Él dijo:  

 “Si algo pidieres en mi nombre yo lo haré”. Juan 16: 14 

Cuando invocamos a los muertos, los demonios se aprovechan para confundirnos y así lograr que los adoremos. Rezar a los muertos equivale al espiritismo y al brujería y eso es algo que Dios aborrece grandemente. 

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