ALGO DE MI
Mollendo 1950
Algo de Mollendo, es como mucho de mi. Se que cada día que peco de no escribir algo, me hundo en pesares y cuando lo hago, lo hago mal. Por lo menos ese es mi sentir. Aun cuando escriba con el corazón. Mucho
antes de ya no ver el mar en Mollendo que me atrapo para siempre
entre sus “tumbos mentales”, ya estaba fascinado en el recuerdo,
por el reflejo nocturno en el agua y su fuerza que se quebraba
en las rocas. Me sentaba para ello, en las tardes sabatinas, en
esos peñascos adyacentes a la vieja piscina municipal, en la
primera playa. Ahí también los desgarbados pescadores que
tiraban y perseveraban con su infinito cordel y la carnada para
los “cholos” o “pecesillos” que atrapaban.
Piscina Municipal de Mollendo Pero
también recuerdo en mi infancia, la fijación que tenia con los
trenes cerca del mar, como que algún día se los podría tragar
con pasajeros y todo, con sus fauces estruendosas. Mi
pueblo, seria mejor decir Puerto, pero se me traba debajo en el
disparo de la palabra , esta asentado en una ladera con una
profunda pendiente que podría servir de resbaladero, como en las
faldas de matrona señera, baste decir que si a sus calles le
pusieran grasa o cera liquida, seria parecido a una pista de
patinaje infinito, hasta el fondo del mar. Como decía mi puerto
se encuentra encerrado por el mar y cerros poblados (Las Cruces
y el Inclán) y las Lomas con una gran hondonada o quebrada
separadora (en quechua la Lloclla) y otros no cerros que se
fueron haciendo humanos con el tiempo. Así lo veo a Mollendo en
mi infancia, como digo y repito. Pero lo
también hermoso de mi pueblo, es lo que rodea el casco urbano,
del Centro, viejas hermosas casas de madera que son un poema del
tiempo y que algunas a lo lejos podrían simular ser barcos con
grandes chimeneas pintadas de azul y blanco. Como no recordar las clases en el Colegio del Centro (ahicito en la Calle Las Huertas) era difícil cuando uno despertaba a la vida, las travesuras a la profesora, los duros castigos de los inspectores que trataban de disuadir a los débiles y fuertes de corazón. También recuerdo que me iba al viejo malecón Ratti y cercano amigo intimo del mar, veía los atardeceres con la luz roja del sol poniente que iba recreando espejos ondulados en el agua como colorcitos dibujados , minutos después perdido el sol, venia la oscuridad llena de presagios en la noche mas mollendina que nunca. Por supuesto que al regresar a casa, me caía la clásica “cuera” que las mamas dan a sus niños, “Vas a ver cuando tu papá venga del trabajo”, amenazas fallidas que se iban agregando una a una y deshaciendo en el éter de la imaginación que como siempre ahí va quedando como preocupaciones innecesarias que no se cumplen.
Vestuarios de la playa 1955 Pase de
quinto de primaria de frente al primero de media, contra las
opiniones valederas de muchos otros compañeros que estaba en
sexto de primaria y que algunos se quedaron. Me acuerdo del
fraile preso Luís de León de las clases de Castellano en
Secundaria del famoso Colegio “Dean Valdivia” del “chuncho”
Chávez Quintana, profesor originario de la selva baja, el fraile
era Luís de León, y su inmortal frase “Como decíamos Ayer”, esas
son clases que te sellan como tampón invisible en los todos los
espíritus débiles y poderosos. En este mi colegio, les cuento
que se acrisolaban todas las sangres y las economías, pero era
tan bueno el Colegio que no sentía diferencia alguna, ¡¡¡ que
bueno que esto fuera así !!! Como
olvidar los terrales eventos que transitaban como traumas en el
alma y en el tiempo, eran tan duros y fuertes que traían abajo
los muros y paredes que se le enfrentaban a su paso, era la
furia del mismo Eolo, pero lo mas importante era que no
derribaba los muros internos del valor, de la actitud frontal,
pues el manejo del miedo, estaba al alcance. Se que pocas veces
escribo de este modo y no pretendo dármelas de escritor.
Parque Rotary 1959
Recordar es vivir, tantos personajes, entre ellos mencionare
algunos de los mas populares como el ciego Guillén, con sus
lentes oscuros, un señor de edad que no solo paseaba en Mollendo
sino en el mismísimo Arequipa, con su poderoso bastón.
Igualmente el papa de Galo Rivera, dueño del camioncito “Asi es
la vida” y ni que que decir del Sr. Arozena dueño del “A ti que
te importa” y los clásicos mollendinos de la fori-fay muy cerca
de la Capilla de San francisco, el chino chen wa yen de las
raspadillas de verano, cerca del corazón de mis pies (Cine
Mundial, el de arriba) y porque digo así, cuantos palazos
cayeron en mis extremidades mas cercanas al suelo, por estar
cómodamente sentado en el filo de la galería, viendo las
seriales de los sábados de Flash Gordon, Fu-man-chu , Magua, Roy
Rogers, Hopalong Cassidy. Mis respetos a todos los importantes
personajes vinculados con la Historia casi-oficial de Mollendo.
Solo reseño a los que recuerdo de mi infancia mollendina.
Los
domingos, ni que decir, el dueño Sr. Carpio, dueño del Cine
Teatro, presentaba una películas cinemascope en technicolor de
estreno, en esa etapa de mi vida, no tenia idea de cuantas
moléculas tenia una gota de agua o cuantas estrellas en el
firmamento. Es decir me sentía bonito con mi cha-cha nuevo, era
lindo sentir el domingo llegar por todo lo que significaba para
mi alma.
Malecón Ratti 1945 Son
como chollonquitos que trinan y que aun no entiendo, Las
mañanas son las infinitas que aploman mi mente, consigo
conciliar mis emociones y positivamente mis pensamientos se
enrumban, curando mis recuerdos, vendándolos o curándolos uno a
uno, el de los terrales, el de mi choque con el “tombo”, cuando
jugaba fulbito nocturno en el viejo malecón Ratti. Gozar
de la alegría después del medio día, saliendo de mi pozo y
pidiendo a Dios, que acelere mi trayectoria de bólido pensante
con mis chollonquitos mentales que siguen trinando y ahora si
los entiendo. Gracias Dios mío, por este nuevo día de recuerdos
que me das y que si puedo compartir. Mollendino de nacimiento y corazón Lima, 03/12/2006
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