Muy interesante...
MIS RESPETOS POR CHILE POR TENER UNA PERSONA COMO MARCEL CLAUDE QUE
ESCRIBE ESTE BRILLANTE ARTICULO.
Muy interesante el
articulo, ahora habría que atar lo expresado sobre Luksic y Lagos con
el aterrizaje de Fujimori en Santiago y podrían salir cosas
interesantes (que piensen nuestros analistas de la DIN), estoy
convencido que a Fujimori le prometieron "ocultarlo" mientras
preparaba su ingreso al Perú, pero le falló medir adecuadamente el
peso, que el movimiento de los derechos humanos tiene en el mundo y que
le torció el brazo a Lagos, el mismo que estoy seguro había autorizado
esta operación, pero, al final sus convicciones marxistas se
impusieron. Creo que Fujimori y sus asesores se equivocan, cuando hablan
de la "independencia de poderes que existe en Chile", porque
está claro que a Pinochet lo están molestando en los últimos años de
su vida y justamente, en el gobierno del delfín de Allende hace treinta
años. Les adjunto un artículo
aparecido en la revista "Clarín" de Chile. Por favor leerlo con
detenimiento y meditarlo. Podemos sacar conclusiones sobre
influencias gubernamentales y políticas vs. Opinión legal de pueblo. Nacho CRISIS CHILE-PERÚ ¿ESTÁN SUS PUEBLOS
INVOLUCRADOS? Por Marcel Claude, Director
Oceana, Oficina para América del Sur y Antártica
En
cuanto a la crisis con Perú, una vez más y como en muchas materias, la
posición del gobierno chileno resulta irritante e inaceptable. En
primer lugar, porque tal como se encargara
de decirlo el ministro Vidal, en estos casos la "tradición
republicana chilena" mira cualquier discrepancia o matiz como una
suerte de traición a la patria. En
segundo lugar, porque las verdaderas razones que explican la posición
del gobierno son invisibles para la opinión pública, mientras se
arguyen razones de Estado para exigir actos de fe a los ciudadanos. Sin
embargo, a partir de antecedentes que son de público conocimiento, es
razonable postular que este conflicto no es un mero asunto de soberanía
limítrofe. Lo
que sabemos es que Perú basa su demanda en una recomendación de la
Convención del Mar, la CONVEMAR, marco jurídico internacional que
Chile suscribió y ratificó y que recomienda resolver los límites marítimos
en base a "líneas equidistantes" desde el límite terrestre. Dado
el ángulo que se forma en la zona fronteriza Chile-Perú, el vecino país
sostiene, en concordancia con la CONVEMAR, que la línea divisoria es
una diagonal y no la actual línea paralela que hoy está vigente. La
tesis peruana, por lo tanto, no puede ser considerada descabellada o una
arbitrariedad, en la medida que está fijando la línea base que se
requiere previamente para suscribir la CONVEMAR, y, en segundo lugar,
porque Chile ratificó y suscribió dicha convención que es posterior a
los acuerdos que establecen la línea paralela y, por lo tanto, el
gobierno chileno debe asumir que la firma de dicha convención, le abre
una puerta de legitimidad a Perú para redefinir la frontera marítima
con Chile. Además,
es curioso que el gobierno chileno haya impugnado sólo ahora y con
tanta virulencia el proyecto de ley presentado por el presidente Toledo
al Parlamento peruano. Debería nuestro gobierno
informar a la ciudadanía
que ya a principios de febrero de este año una delegación peruana
informó a las autoridades de la chancillería chilena sobre la
existencia de una comisión técnica que se encontraba elaborando el
sistema de líneas de base y su proyección sobre el espacio marítimo.
Incluso, en versión del canciller peruano, se había advertido de la
decisión política de que el asunto se definiría a través del
Congreso Peruano. Si el problema es de la gravedad que plantean las
autoridades chilenas, entonces cabe preguntarse por qué no se
utilizaron desde esa fecha las herramientas diplomáticas y políticas
que pudieran haber evitado llegar a la actual situación. La
acción desproporcionada del presidente Lagos -que incluyó misiones
internacionales, reuniones con el Consejo de Seguridad Nacional tipo
"ejercicios de enlace", declaraciones aparatosas y el
ceremonioso voto político del Parlamento- no sólo dista mucho de la
altura de miras y el sentido de la responsabilidad que debe tener un
estadista, lo que tanto gusta a Ricardo Lagos, sino que también nos
habla de que hay verdades que no se dicen y que están más allá de las
resonantes declaraciones de las autoridades chilenas. Una
primera verdad oculta dice relación con la cuestión electoral. El
gobierno chileno sabe que la posibilidad de una segunda vuelta crece y
que es necesario revertir el desangre de votos lento pero sistemático
que ha experimentado Michelle Bachelet en los últimos meses. Como se
sabe, en Chile el chauvinismo se despierta fácil y violentamente con
este tipo de conflictos. Lagos, bien asesorado, explota dicha tendencia
irracional para mostrarse como un líder a la cabeza de un conglomerado
que sabe defender la soberanía chilena de la "agresión
peruana". No es posible dejar pasar la reunión privada que
sostiene Lagos con la candidata de la Concertación para tratar el
conflicto con Perú. No fue ni un error ni una liviandad, sino un acto
de clara intencionalidad política para favorecer a Bachelet. Algo
más sofisticado pero no menos importante a la hora de recurrir a la
defensa de la soberanía marítima, es el asunto, siempre poco
transparente, de la propiedad de los recursos marinos que pertenecían a
todos los chilenos y que fueron entregados por el gobierno de Lagos, en
propiedad privada, a los grandes grupos económicos que operan en el
sector pesquero, sin costo alguno para éstos, al impulsar una ley de
Pesca que le ha incrementado enormemente las ganancias a grupos económicos
como COPEC, perteneciente al empresario Anacleto Angelini. En ese
momento, cuando el Parlamento chileno aprueba abrumadoramente dicha Ley,
no hubo ningún glorioso civil ni militar que se pusiera a tocar los
tambores de guerra, como ahora sí lo han hecho. En
la misma dirección y claramente vinculado al asunto de la propiedad de
los recursos marinos, no debe dejarse al margen que este conflicto por
la soberanía, esconde poderosos intereses económicos, detrás de los
cuales están el grupo Angelini y el desarrollo de la industria
salmonera. El territorio en disputa abarca unos 35 mil kilómetros cuadrados de mar donde se explota entre el 30 y el 40% de los 4,5 millones de toneladas de pescado que es la materia prima para la industria chilena de la harina de pescado, una de las más grandes a nivel mundial. Desde esa zona, a lo largo de toda la Primera Región –donde opera el grupo Angelini beneficiado con cerca del 80% de las cuotas de captura por la Ley de Pesca- se extrae cerca de un millón de toneladas de anchoveta, usada principalmente para elaborar harina y aceite de pescado que se utiliza para alimentar a los salmones. Chile
es el segundo mayor productor de harina de pescado y también segundo
productor mundial de salmones, mientras Perú es el primer productor
mundial de harina de pescado. En consecuencia, habría que preguntarle
al Presidente Lagos acerca de cual es soberanía que está defendiendo
¿la de Chile o la de Angelini y las salmoneras? No pueden pasar
inadvertidas las declaraciones de un alto ejecutivo de Corpesca, el
consorcio pesquero de Angelini, Felipe Zaldívar Larraín, hermano de
Adolfo y Andrés, quien alertó preocupado sobre el efecto que el
conflicto tendría para la industria pesquera, debido a que el 40 por
ciento de las capturas a nivel nacional está en la zona en litigio. Finalmente,
para las mentes siempre alertas y reticentes a comulgar con ruedas de
carreta, como el babeado asunto de la soberanía, este conflicto no
puede ser más funcional a los intereses del señor Andrónico Luksic,
otro jerarca y cabeza del grupo económico más cercano a Lagos, quien
ha sido aplaudido de pie por el Presidente, invitado reiteradamente a
giras presidenciales y nominado por Lagos la figura empresarial central
en la Cumbre de la APEC, realizada en Chile en el 2004. Como
se sabe, la justicia peruana le sigue un juicio por corrupción al señor
Luksic y ha dictado orden de captura internacional en su contra,
iniciando a su vez los trámites para solicitar la extradición al
gobierno Chile. Como
era de esperar, el gobierno de nuestro país asumió como un asunto de
Estado la defensa de Luksic, involucrando a la propia Cancillería y a
altos funcionarios del Estado. Es impensable que en este contexto de
crisis y amenazas veladas de conflictos mayores, la justicia peruana
encuentre la buena disposición de la justicia chilena, su gobierno y su
pueblo para entregarles a Luksic ¿qué se creen estos peruanos, nos
quitan el mar y ahora quieren llevarse a esta lumbrera que tanto bien le
hace a Chile? La
posición peruana también tiene sus explicaciones políticas y de
distinta naturaleza y no necesariamente es más justa su posición que
la chilena. Pero,
de allí a salir a exacerbar los chovinismos y despertar viejas
odiosidades, para esconder intereses privados, no es responsable, es
ruin y mediocre. Menos aún favorece la integración de los pueblos de
la América Latina. |
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