cuaderno de un intruso

evolución 1997-2001


La poesía no necesita justificación, la poesía se justifica por sí sola.



Miguel, septiembre 1998


I

Buscando la salida
del laberinto urbano,
donde el pavimento
no da cabida al barro
mas que donde pisan los infelices,
he aprendido a nadar entre las lluvias
de este Marzo, que presto enseña
el sol entre las nubes
-sin dejarme ver el arco iris-
en el eterno lunes,
ya sin resaca,
ya sin sabor
del último domingo vivido
del que sólo queda
una tremenda zozobra.


II

Creo que debo llegar
a sentirme turista en mi ciudad,
que es la única forma de admirar
las obras de arte
que se esconden en los museos,
el atasco en torno a Cibeles,
o los viejos vendedores del rastro.

Pienso que merece la pena,
sino ¿por qué se iban a molestar los japoneses
en venir desde tan lejos?

Mañana, pondré un carrete a mi vieja Minolta,
y me levantaré temprano,
con ansia por descubrir.

Quizás me duerma en el Metro.

Siempre queda soñar
que viajaste mil kilómetros,
o más.


III

han pasado muchos años desde
que la casualidad no nos reúne
maldita casualidad
maldita fidelidad
como el banco del barrio
la nicotina el silencio
la verdad

un día al volver a casa
puedes darte cuenta como todo se apaga
al ver el viejo tocadiscos
ocupando un lugar
junto al contenedor de basura

no sabes como me gustaría volver a verte
-aún conservo aquellos elepés-


 

IV

Un amable inscripción en la solapa
muestra humanidad en el centro comercial
la Srta. Yolanda me atiende
y amablemente me ayuda a embolsar
la fabada y demás comidas preparadas
de buena calidad, a juzgar
por los anuncios en televisión.

¿Qué tiene la ciudad
si la virginidad de la nieve
se pierde solo con pisarla
y los que la moramos
empujamos un carro repleto de felicidad?

al final del periplo comercial
dejaremos educadamente el carro
(con asiento para niño)
en su ubicación inicial,
para liberar la moneda que nos surte
de tan urbana educación.

¡ABUELA! ¡ESTO ESTÁ TREMENDO!

Pues si probaras las torrijas.


 

V

Después de descubrir
la tan llevada y traída aldea global,
y sus habitantes,
tener al alcance de mi mano
ingentes cantidades de información
que me abruman y no soy capaz retener
-y fascinarme por ello,-

poder intercambiar impresiones
incluso poéticas
con gente de cualquier lugar del globo,
ha llegado la hora de abandonar
el edificio inteligente de IBM.

La frescura de la noche
consigue liberarme del paseo virtual,
intento localizar el infatigable Chrysler
donde quedó interrumpido un tema de Sabina
que reanudo con satisfacción,

en la M-30, un gran panel luminoso me informa:
RETENCIONES HASTA EL PUENTE DE VENTAS.
falta un pulsador,
para dar las gracias por el aviso
al operador de turno.
PISO DESLIZANTE, CIRCULE CON PRECAUCIÓN.


VI


con matemática precisión de un engranaje
se instalan los silencios y los muros
con cielos de tormenta abovedada
-duele la distancia-

bailamos con vestido de domingo
buscando las verdades en los libros
que ingratos con sus pastas amarillas
enmudecen el estante del olvido

la verdad no quiere dar la cara
se finge entre las puertas del otoño
medias tintas de sabor a mandarina
repite de nuevo
repite de nuevo y cansa

la multitud se atasca
en minúsculos paseos por el puente
y el frío se acantona en las miradas

funciona de nuevo la ciudad
con arrítmicos empujes sobre el tráfico
vibra Madrid urgente
y el telex agudiza su campana
que ahogándose en el hueco de la línea
pide
confirmación

así en horario de oficina
releo de nuevo mi pasaje:

BILLETE SENCILLO
Fecha: 01-09-98
Hora: 07:55
Consérvese a disposición
de los empleados que lo soliciten.

en mi viaje a ninguna parte
apuro los cafés
-me duele
la distancia-
espero con paciencia al revisor


 

VII

Días azules,
como en el tren,
con descuento por la vida,
rebaja del 30% sobre el precio del billete,

días de ida y vuelta, pasan
y no dejan
nada,
mas que una cruz
de monotonía en el calendario,

luego espera inquieta
PASIÓN
días que marcamos con tiempo suficiente,
por
presumir
algo
-especial,-

vienen con recargo
y se tachan con el rojo
decepción
de tus labios.


VIII

Si en la noche
-suelto el verso-
Fobia, en Chueca al humo
(el ataúd)
Dos Rombos, pasan, por Alonso
Martínez, Cristina
apaga el televisor,
y cuéntame tu vida
pon el canal 7
en Ventura de Vega y
NO, No se lo digas a nadie
que a la vuelta
el taxista, miraba en el espejo
tus medias.



IX


me reconcilio con el tiempo
que no encuentro en los álbumes de fotos
me propone jugar al escondite
cuento treinta
y le veo

sabe esconderse entre el vinilo
encogerme la boca del estómago
al oír viejas canciones

pero él no es culpable de la histeria
de que fume cigarrillos
a medias con mi sombra
de que espere demasiado
de quien nada ha prometido


cuento treinta y no hago trampas
no te veo
no has venido
nadie hace tratos en silencio


 

X



De mi colección de momentos
solo tú conoces
-el llanto de un obrero-
a través de una llamada,

solo tú sabes,
a través de sus ojos
de porcelana fina,
de su boca sabor canela,
el amargor de la lágrima escondida
entre maquinaria industrial,
escupiendo moderna felicidad
y llenando de confort
estanterías en grandes almacenes.

Y en el recuerdo
el barro que pisamos,
y en el olvido
no sé,
pues ya lo he olvidado.


XI


Las lunas de tus ojos
han venido a verme
en una yegua blanca
han venido a verme

y me encontraron dormido
ya no volveré a verte

y me encontraron soñando
que habían venido a verme
las lunas de tus ojos
que habían venido a verme



XII

Hay tardes,
que el viento y la ventana
se la juegan al pasado,
oigo tu nombre que pasa con sigilo
por el borde la cama,

junto al sol
apagando el horizonte
aún cantan Bordón 4 por la calle,
aún llega el aroma de esas tardes,
con paseos que cruzan junto al río,
ilusiones tras los escaparates,
besos
con espuma de cerveza,
mil historias
repetidas que contarte,
sin saber que la vida deparaba
el destino separados,

RECORDARTE
velada por el paso de la vida,
como un libro leído y olvidado
abierto por las páginas centrales
después de soplar
para quitar el polvo.


XIII


Del brocal
al fondo
no hay tanto
como del fondo
al brocal.


XIV

No sé si te dije que el sabor de tu sexo es
dulce al amanecer (no, nunca te lo dije),
y que el de las otras amarga con el alba y
la luz diurna, esto sí, verás que sigo, una
vez que lo menté en el desayuno, me respon-
dió, de mala gana: NO HAY NADA QUE HACER,
tienes lleno el parking de tu corazón.
d u d a s; juro que plaza sí hay y un mar-
tillo de pilón que clave y saque tu clavo,
NECESITO. Me dejó sin café y me fui, como
se fueron los negros de la Bobia -igual que
te fuiste tú- dejando tristes los domingos
de rastro, no se hable más del tema aquí a
todos y ya me callo, y bajo la Rivera y
busco el martillo en la calle del Gasómetro
y veo que aún sigue ahí la chimenea, sin
humo, como tantas otras cosas.


XV

Has venido sin saberlo,
a guardar mi insomnio
y que no me quede sólo
cuando todos se vayan.

No había en el menú de esta noche
postre de vainilla y caramelo,
y has venido tú
a traerlo.

Dejaré buena propina al camarero,
para que mañana
vuelvas,
-pero a mis sueños.-


XVI

He buscado en el mercado
mermelada de besos,

había de portal,
de parada de autobús,
de caramelo,
y la amarga
de    
adiós    
te   quiero.
No encontré tu marca    
-besos con cielo.-    

 

XVII

Que raro es todo esto
he visto niños asesinados por la guerra
bien tapados con su manta de hojas secas
no recuerdo dónde era
fuera quizás Sarajevo
o Zagreb
no sé, no puedo
recordar dónde,
salió en televisión
eso es todo
niños muertos en televisión
al lado de sus muertas madres
manchada de rojo la cara,
seguro que era sangre,
porque sí, era roja tirando a marrón
igual que esa sangre seca de cuando
me hago una herida
igual
mi televisor es en color
para eso, para ver
la sangre roja de los niños muertos
con sus madres ya
no recuerdo dónde.


 

XVIII

la rienda del fracaso a tu favor
AGUA
al hilo de tu vida distinguir
LLUVIA
hacia donde gira el mundo y no saber
HIELO
de marionetas e ignorar
HIEL
si gira de verdad y desconocer
SANGRE
nuestra propia borrachera
LÁGRIMAS
y seguir
bebiendo
ron
de caña


HAVANA CLUB


XIX

tiene el domingo resaca
de vacaciones por terminar
con vermout blanco paella
algo de noche nupcial
tiene el domingo enemigo
es el lunes
que está por llegar


XX

me quedo con el silencio
las noches serenas
los juegos infantiles

la ciudad sigue siendo
museo de objetos imposibles
esconde arañas con ojeras
círculos de látex
reservas de derecho de admisión
otros los ojos desconfío
porque soy niño y aún me quedan

amables vecinas
que te besan con cariño en la escalera
y te dejan una ausencia en la mejilla
con sabor a bocadillo de foie-gras
las noches serenas
los juegos infantiles

la divina ceguera de la infancia
se perdió en el reparto de papeles
-fin al teatro de guiñol-

pisemos el escenario
en la estrechez del Teatro Maravillas

SILENCIO

Buero
nos enseña
la función

TELÓN el reo aplaude
el drama disuelve noches
serenas juegos
infantiles
el reloj de cuco puntual
se atreve
con el silencio

porque soy niño, desconfío


XXI

Las piedras del río admiran los bloques de la catedral
observan desde abajo la cúpula redonda
bien se ve el universo
en la distancia
mascada por la luna
-que recorta soledad en la saliva,-
la espera atiza las hormigas
del estómago.


Los húmedos empedrados de adoquín
a media noche susurran secretos
en las alcantarillas
y el eco se confunde con el rojo
de los semáforos.

Se corta la mitad de la flor,
nada más si arrastra la corriente,
la piedra del río admira los bloques de la catedral
sube y voltea las campanas
de la torre
-todos escuchan en silencio,-
las piedras de los muros se erosionan con el aire
están quietas
cubren sus huecos
con el musgo.


XXII

Mil novecientos sesenta y siete
como la hoja virgen, de poema,
está la vida al ver luz
de la tinta que escribe en el camino
suma y sigue, y no escribe en borrador

y con los años contamos cicatrices
que dejan huellas que no vamos a borrar,
vamos dejando el grito aparte, y en silencio
tiembla
la mirada de los ojos
que dejan fondo y nombrada soledad

como en otoño caen las hojas de los árboles
para posar sobre la hierba sus poemas,
suma y sigue, y no escribe en borrador.


XXIII

se presentará sin llamar
sin prolegómenos ni anuncios
dejará la piel morada
como el hábito de nazareno
vendrán cuatro médicos
con cuatro maletines
y te llevará con ella
con luces y con sirenas
abriendo paso en el atasco
para llegar donde ya no hay prisa
donde ya no hay vuelta
que triste quedó la tarde
el cielo te está llorando
que triste a veces la vida
¡qué solo el cielo te llora!
que triste que ahí se queda
tu sangre sobre la arena
y a nadie le importe verla


XXIV

Me habría arrancado los ojos por no ver
trinar el sol
en los tuyos resultones entre el pelo
caoba de peluquería, una cara
moldeada por el barro, por el frío
y el silencio que suena a Camarón.

Viejos tiempos, todo pasa
entre pellas a las ocho la mañana,
partidas eternas al cinquillo
novias rubias sin tener tu aprobación,
todo pasa y ya se encarga
el tiempo
de poner las cosas en su sitio
y robarnos la eterna juventud,

quizá seamos adultos ya,
nadie pide ahora
cuentas de nada.


XXV

También hay poema
cuando todo se derrumba
y caen montañas
de basura
del cielo de Madrid,

y no hay luz en los faroles
de la calle,
mientras lo bueno
que pasa en un instante,
siempre forma
parte del pasado,

marca amargo aliento
-de despedida-
y marcha y deja
correr el semen
por la calle de las putas.


XXVI


Tiemblo
al manantial de arte
y luz,
furia en pecho de mujer
IMPOTENCIA

oda de amistad
PASIÓN
sin motivo de luz
-ya se cierra en lo oscuro,-
desnuda en el agua,
cara blanca a los ojos
gris tu sombra rodeada
por huecos
motivos
de triangular geometría,

sueño
virado a sepia, mar
de fondo,
genio claridad,
genio poesía,
luces de jardín
mediterráneo.



XXVII

Tres tablitas encoladas
con unos barrotes de alambre,
tienen un grillito dentro
con su raja de tomate.

Con un clavo en la pared
resalta sobre la cal,
la grillera
el grillo dentro,
y un niño
con unos ojos
como dos olivas pardas,
que son delicia de su madre.


XXVIII


Si yo tuviera las palabras
que devuelvan tu sonrisa,
-si las tuviera-
aquí las pondría, no una
sino mil veces, las pondría


todas juntas
en una caja de cartón
con gusanitos de seda
que a las preguntas se vuelvan
mariposa,
aquí las pondría,


si supiera dónde queda la morera
amiga de los niños
en sus ramas, esa
que da sombra al carro
y recoge rocío,
con palabras repetidas,
repetidas,
aquí lo pondría

así, espero ser niño
que ingenuo agita vocabulario y aprende
a unir en el papel
la eme con la a,
sincero pregunta y canjea
palabras por sonrisa
errante.


XXIX



La comida rápida
puede tomarse despacio
si se disfruta
de buena compañía.


XXX


No sé cuándo fue, cuando
deje de ser niño,
si es que algún día dejé de serlo,
no sé como se sabe,
ni quiero saberlo.



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