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El pasado 13 de Mayo se llevaron a cabo las elecciones al parlamento
del País Vasco. Esto fue consecuencia de la enorme presión
social que se ejerció en torno al lehendakari Ibarretxe, fruto del
recrudecimiento de la violencia y una postura ambigua en ciertos aspectos
del PNV, el partido en el poder respecto a ella.
Las anteriores elecciones, dos años atrás, dieron el gobierno
a una coalición nacionalista, la formada por el PNV (Partido Nacionalista
Vasco), EA (Eusko Alkartasuna) y EH (Euskal Heritarrok). Por aquel entonces,
la banda terrorista ETA había ofrecido una tregua, quizás
como consecuencia del principio de desarme alcanzado en Irlanda del Norte
entre el gobierno y el IRA. Sin embargo, continuaba por aquel entonces
lo que se conoce como terrorismo de baja intensidad, esto es, acciones
de violencia callejera perpetradas por grupos afines a la banda.
En realidad la tregua fue utilizada por ETA para reestablecer su organización,
que en los últimos tiempos había sufrido severos golpes policiales.
Y el poco tiempo volvió a cometer atentados.
Su brazo político, EH, formaba parte del gobierno. Cuando llegaron
los primeros atentados, fueron condenados por todas las fuerzas políticas
menos ésta. Sin embargo, siguieron formando parte del gobierno.
Los partidos no nacionalistas, fundamentalmente PP (Partido Popular)
y PSOE (Partido Socialista Obrero Español) criticaron a PNV y EA
por seguir junto a quienes no rechazaban los asesinatos. La situación
se mantuvo por unos meses hasta que EH abandonó el parlamento. Esto
provocó que los no nacionalistas tuvieran mayoría, por lo
que podían bloquear casi todas las medidas que propusiera el gobierno
(ahora formado por PNV-EA).
El nivel de crispación fue aumentando al mismo ritmo que los
atentados. PP y PSOE forzaron la convocatoria de nuevas elecciones al sentir
que el País Vasco veía con mejores ojos un rechazo rotundo
a la violencia.
Pero optaron por apretar demasiado las tuercas, y vertieron
críticas muy duras (en parte justificadas) contra la posición
del PNV. En gran medida, estaban alimentadas por las declaraciones de Xabier
Arzallus, presidente del susodicho partido, y que en ocasiones dejaba intuir
que la nación vasca podía estar por encima de ciertos derechos.
Esto era un brutal escándalo que aprovechó el PP para hacer
comprender el sin sentido del discurso nacionalista. La presión
fue en aumento y hasta los atentados (que por desgracia continuaban salpicando
de sangre la campaña) eran utilizados frecuentemente para hacer
campaña.
Tanto PP como PSOE esperaban obtener ungran resultado (y poner un lehendakari
no nacionalista) como consecuencia de las ideas de Arzallus. Sin embargo,
el candidato del PNV, Ibarretxe, al que se le consideraba un mero hombre
de paja, cambió el discurso de su partido. En las últimas
semanas podimos escucharle hacer un rechazo absoluto de la violencia. Y
al mismo tiempo, invitar a EH a gobernar si abandona a ETA (a sabiendas
de que esto no ocurriría). Llamaron al diálogo a las formaciones
nacionalistas, que se estaban enfrentando a ellos. Y propusieron un modelo
de Euskadi movido por el diálogo y fruto de la colaboración
de filosofías muy dispares. Todo lo que, a fin de cuentas, había
ayudado a gobernar desde la instauración de la democracia. Unas
ideas que parecían más bien poco creíbles. Y que sin
embargo han seducido al electorado.
Se dijo que una alta participación beneficiaba a PP y PSOE.
Pues han mantenido el mismo número de escaños. El gran varapalo
ha sido para EH. Desde las anteriores elecciones, durante la tregua, hasta
las actuales, en plena violencia, ha perdido la mitad de sus escaños
(de 14 a 7). Esto es una gran noticia, que sin duda hará reflexionar
a los dirigentes de la izquierda abertzale.
El gran vencedor ha sidlo la coalición PNV-EA que ha ganado
seis escaños, muy posiblemente los desengañados por la defensa
de la violencia de EH. Esto ha mostrado a los partidos no nacionalistas
que el País Vasco prefiere, aunque por una escasa diferencia, un
gobierno nacionalista. Que otra cosa muy distinta es que deseen la independencia.
En fin, felicitar al PNV por su victoria electoral y por su giro hacia
el diálogo y la tolerancia a las ideas contrarias. Mucho ánimo,
y que PP y PSOE se comprometan a colaborar para la formación de
un País Vasco mejor, donde cualquier ciudadano pueda vivir en paz.
Y sin miedo.
Pero felicitar sobre todo al pueblo vasco por el rechazo claro y rotundo
que ha hecho de la violencia. No hay camino para la paz, la paz es el
camino, según decía Gandhi. Ojalá que el camino
iniciado el domingo 13 lleve a un final feliz. |