XVIII

Es el tiempo el que nos lleva,

que nos empuja y que nos quiebra.

Es eso que tratamos de alargar

y que cada vez se acorta más.

En el cielo una estrella nos mira,

nos observa y nos hace temblar.

Y en el alma nos clava su ciencia,

y nos deja mudos, sin más por hablar.

Y la luna pálida y fría nos tienta

a largar esa furia que fuerte nos lleva.

Y entre la oscuridad de la noche amiga

oculta su manto gris, dulce estela.

Y ese cuento de amor enterrado en el fondo,

ese cuento que un día el viento llevó,

vuelve y nos ataca como puñal que hiere.

Y nos derriba y mata, aunque no quiere.

Y la muerte, despacio, nos lleva a su cueva,

hoyo de amor y dolor que a todos nos tiene.

Pero, escucha, no es demasiado tarde.

Salta, ríe, canta y llora.

Porque hay algo que te llama,

es la vida que te espera.

Y que vuelve hacia tus manos heridas

y libra de ellas el duro dolor.

Y que poco a poco une las piezas

de aquel viejo y roto corazón.

¡Sí!. Todavía estás a tiempo...

Confía en tu gente, confía en el mundo,

aunque a veces parezca que no valga la pena.

Porque siempre hay alguien esperando,

alguien llevando la luz de una estrella,

guiándote en tu largo camino,

aunque en este momento no lo creas.

Entonces, ¡levántate!. ¡Ríe, canta!.

¡Llora, salta!. ¡Besa, abraza!.

Porque aunque es difícil de creer

siempre hay una esperanza.

Y aunque este mundo siga girando

y no espere ni pida perdón...

Sé que hay alguien esperando

a ofrecer su corazón.

 

Noelia Soledad Demichelli.

San Justo, buenos Aires.

Miércoles 25 de Noviembre de 1998, 03:45 A.M.

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